=Día a día lo que ocurrió en Malvinas y en el mundo durante el conflicto armado =Otras actividades operacionales =La Compañía que engañó a los ingleses en Malvinas con caños de PVC que simulaban cañones =La voladura del puente Fitz Roy =¿Para qué quiere Londres las islas? =Comunicados del Estado Mayor Conjunto
– Combates, resolución y fracaso: Las gestiones de paz de la ONU, volvieron a fracasar. Avanzadas británicas se encuentran a 20 kilómetros de Puerto Argentino y el Consejo de Seguridad de la ONU, aprueba la resolución 505, que designa mediador a Pérez de Cuéllar. Tropas británicas toman Monte Kent.
– Naciones Unidas: El Subsecretario Argentino de Relaciones Exteriores Enrique Ros, advirtió hoy al Consejo de Seguridad que no aceptará que Estados Unidos instale una base militar en las islas.
El delegado argentino instó al gobierno norteamericano a desechar el “aventurado ofrecimiento” de los británicos, que pretenden un sistema “internacional” de seguridad para las islas del Atlántico Sur con la participación de fuerzas de Estados Unidos.
– Londres: El Presidente Norteamericano Ronald Reagan solicitó a la Primera Ministra Británica, en una conversación telefónica, que demorase el asalto final a la capital malvinense, para dar una posibilidad más a las fuerzas argentinas, para que se retirasen, afirmó la BBC.
– El Ministerio de Defensa británico anunció que un accidente acaecido en Pradera del Ganso, causado por explosivos provocó víctimas entre las fuerzas de intervención y los prisioneros argentinos. De acuerdo con la Convención de Ginebra se constituyó una comisión para investigar el episodio, del que se informó al gobierno argentino a través de Brasil.
– El periodista Brian Hanrahan de la BBC, dijo que los prisioneros argentinos eran obligados a trasladar y clasificar las municiones.
– Buenos Aires: El canciller Costa Méndez aseguró que la Argentina “no solicitará ayuda militar a la Unión Soviética”.
– La tripulación del Buque Pesquero Argentino “Narwal”, hundido el 9 de mayo del corriente año, por el ataque de aviones ingleses mientras desarrollaba tareas normales de pesca, será trasladada a Buenos Aires a bordo del Buque Argentino “Piloto Alsina”.
– Bahía Blanca: Un vocero de la aviación naval, con sede en la Base Comandante Espora dijo que desde el desembarco de San Carlos se han detectado que los aviones Sea Harrier británicos utilizan misiles aire-aire de procedencia norteamericana.
– El Papa Juan Pablo II culminó hoy su visita de seis días a Gran Bretaña. Celebró una misa ante 100.000 personas, en Cardiff (Gales), en la que se lamentó por “los sangrientos conflictos que se están produciendo” en el Atlántico Sur.
– El día 02 de junio, continúan los movimientos de helicópteros al Oeste de los Montes Challenger y Wall. La Artillería británica bate intermitentemente las posiciones de los Regimientos de Infantería 4 y 7.
La Artillería argentina bate los cerros Kent y Wall y los espacios entre ambos.

Desfavorables condiciones meteorológicas impiden a la Fuerza Aérea Argentina atacar a los efectivos británicos que se encuentran en una hondonada al Noroeste de Monte Kent. Durante la noche se efectúa un control entre los pobladores locales ante indicios de que podrían haberse infiltrado elementos de comandos ingleses.
– El buque Canberra llega a San Carlos con los soldados de la 5ª Brigada y desembarca los dos Batallones de infantería de la Guardia (galeses y escoceses).
– Elementos de la Compañía B del 2º Para son helitransportados en tres Scout, con otros dos armados con misiles, del 656º AAC a Swan Inlet. Cuatro misiles SS11 son disparados por uno de los Scout, solamente uno es efectivo. Allí llaman por teléfono a Fitzroy, descubriendo que está libre de tropas argentinas. Por la tarde comienzan a ocupar Bluff Cove y Fitzroy, siendo trasladados por el único Chinook disponible.
– En la madrugada, en la zona de Teal Inlet, se produce un incidente de fuego amigo entre una patrulla del SAS y otra del SBS. Un suboficial del SBS resulta muerto.
Teal Inlet. Un destacamento de lanzadores Rapier de la Batería T (cuatro lanzadores) es helitransportado a Teal Inlet desde el Sir Galahad, para proteger el nuevo puesto de mando de la Brigada de Infantería 3, que progresaba por el este de la Isla Soledad. La Brigada 5 tenía su eje de avance por el oeste de la isla.
Puerto Argentino. Los dos Grupos de ACA argentinos baten la zona de Monte Kent, Monte Wall y el terreno entre ambos, para dificultar el despliegue británico que amenaza las colinas que rodean la capital.

– El campamento británico de Woody Brook fue sometido a un intenso cañoneo. Los invasores estaban esperando refuerzos provenientes de Darwin v Pradera del Ganso para intentar el asalto final.
Otras actividades operacionales
Han continuado los choques entre fracciones menores propias y del enemigo, sin llegar a concretar acciones bélicas importantes que impliquen variaciones en el cuadro de situación actual.
Es importante tener en cuenta que a partir del 28 de mayo los británicos habían intensificado las actividades de exploración y reconocimiento, con efectivos de Fuerzas Especiales procurando la conquista del Monte Kent como una posición dominante del terreno que, por su altura, les permitiría conducir y controlar el desarrollo de futuras operaciones. Este objetivo es concretado el 31 de mayo.

Con motivo del desembarco de San Carlos y el resultado adverso del Combate de Darwin- Goose Green, el Comandante de la Agrupación Puerto Argentino resolvió reacondicionar el dispositivo defensivo reforzando el sector Oeste de la posición mediante el desplazamiento del Regimiento de Infantería 4, la Compañía B del Regimiento de Infantería 6, el Regimiento de Infantería 7, el Batallón de Infantería de Marina 5 y la Batería B del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 101.
La Compañía que engañó a los ingleses en Malvinas con caños de PVC que simulaban cañones
La increíble estrategia permitió que no se produjeran bajas en un regimiento de más de 200 soldados. Según se supo al terminar la guerra, sufrieron más de 3.000 cañonazos y, gracias a los blancos simulados, volvieron sin bajas.

Compañía de Ingenieros 9: engañó a los ingleses con cañones de PVC como cañones
La historia es relatada por el coronel retirado Oscar Minorini Lima, que estuvo a cargo de la Compañía de Ingenieros 9, integrada en un primer momento por unos 130 hombres, entre jefes, suboficiales y soldados, que desembarcaron el 2 de abril de 1982 en Bahía Fox, en la isla Gran Malvina.

Al veterano, master en sensores remotos y especialista en interpretación de imágenes, se le ocurrió una idea durante la guerra que protegió del fuego inglés a sus subordinados.
«Todas las mañanas un avión fotográfico de exploración inglés nos tomaba imágenes.

Como soy fotointérprete, yo sabía lo que buscaban. En la estancia donde estábamos alojados había un galpón lleno de caños de cloacas de PVC negros y se me ocurrió utilizarlos para simular cañones ya que no contaba con artillería», recuerda el militar retirado.
De esta manera, armaron una posición de defensa con piezas de artillería simuladas que, todas las noches, era bombardeada por los ingleses, mientras los integrantes de la compañía se encontraban a resguardo, muy lejos de ese lugar.
Cada mañana, reparaban los daños de la noche, reponían las piezas de artillería, rellenaban los tambores con combustible para que explotaran ante las bombas inglesas, cambiaban las posiciones de los tubos de PVC y cubrían todo con redes de enmascaramiento. «Eso nos salvó la vida», asevera con convicción.

«Según datos ingleses, recibimos más de 3.000 cañonazos y, gracias a los blancos simulados, volvimos sin bajas, solo con dos heridos», señala orgulloso de su regimiento que, en un principio, contaba con 130 hombres, pero se fue incrementando hasta llegar a más de 200, con sobrevivientes que llegaban de otras posiciones.
Sobre el día de la rendición, recuerda: «Me llamaron por radio desde Puerto Argentino y me dijeron que al día siguiente debía presentarme en una fragata inglesa para coordinar el regreso al continente, con todo nuestro equipo y armamento».
Cuando se presentó ante los militares ingleses, le preguntaron si tenía heridos entre sus filas para enviarle apoyo sanitario. «Cuando les dije que no, se sorprendieron y me dijeron: ‘¿los bombardeamos durante todas las noches y no tienen heridos?’. No lo podían creer», recuerda.
Minorini Lima continúa el relato: «Entonces, el militar inglés me pregunta: ¿pero al menos le destruí los cañones? Cuando le conté que no tenía artillería y que eran cañones simulados, puso una cara de asombro increíble, y enseguida llamó al oficial de artillería a cargo del bombardeo de todas las noches para que le contara».
«¡Lo que le costaron a la Reina esos cañones!», le dijo el oficial, entre risas y el asombro de los militares ingleses por la picardía de los argentinos.

Entre los integrantes está el también coronel retirado Ricardo Jaureguiberry, quien recuperó su sable que había quedado en Bahía Fox, tras la rendición argentina del 14 de junio de 1982, y fue conservado por un oficial inglés durante 37 años
«Fueron soldados de fierro. Se aguantaron 3.000 cañonazos y no aflojó ninguno», remarca Minorini Lima, en un aniversario «doloroso y especial» mientras revisa fotos de los días en las islas que lo marcaron para siempre.
Clarín, Miércoles 2 de junio de 1982, Buenos Aires, Argentina
La voladura del puente Fitz Roy
“El puente, de unos 3,5 m de ancho por más de 100 m de largo, era un paso estratégico. A través de él, se acortaba el camino desde Darwin a Puerto Argentino. Sin el puente, había que dar un enorme rodeo de más de 20 km.”
Testimonio del suboficial mayor “VGM” Juan José Martín, por ese entonces cabo del Arma de Ingenieros.

El texto que sigue, contiene la narración de los pormenores de una acción, cuyo objetivo consistió en la voladura de un puente en la campaña de Malvinas. Sin embargo, y de manera indirecta, esta acción permitió a la propia tropa, la obtención de resultados mucho más significativos y operacionalmente trascendentes.
Al respecto, conviene señalar que en la obra La batalla por las Malvinas de L. Hasting y S. Jenkins, la crítica inglesa expresa: «La guardia galesa tenía órdenes de sumarse al resto de su batallón en ensenada Bluff.
El buque que los trasladaba no podía penetrar en el estrecho canal, dado que el puente que vinculaba a las dos aldeas vecinas había sido volado por los argentinos. Los ingleses, con dos buques de transporte de tropas, tuvieron que permanecer entonces anclados en el estuario de Fitz Roy. El Sir Galahad y el Sir Tristam no desembarcaron a los guardias galeses, porque así deberían caminar 32 kilómetros rodeando el estuario. Entonces, estos efectivos permanecieron a bordo esperando las lanchas de desembarco para ser trasladados a Bluff Cove.
Esto permitió que el ataque de la Fuerza Aérea Argentina, con sus bombas, causara graves daños materiales y personales. Murieron 33 soldados de la guardia galesa, 5 tripulantes de los buques, 2 ingenieros de la armada, 4 ingenieros del ejército, 2 soldados, 2 sanitarios y 1 comandante del Real Cuerpo de Sanidad y hubo más de un centenar de heridos».
Por su parte, el libro de P. Eddy y M. Linklater, La otra cara de la Moneda, expresa: «Fue, con mucho, el siniestro más grande infligido a los británicos».
Corría el mes de abril de 1982, y me encontraba destinado en la Escuela de Ingenieros, integrando la Compañía Demostración. El día 8 de ese mes, nos reunió el jefe de compañía, para impartirnos una orden preparatoria relativa a nuestro traslado a las Islas Malvinas. Allí supimos que integraríamos la Compañía de Ingenieros de Combate 601 (Ca Ing Comb 601), organizada sobre la base de personal, armamento, materiales y equipos del Instituto.
Inmediatamente, todos nos sentimos electrizados, al punto que cuando escuchábamos nuestros nombres integrando el rol de combate, nos invadía una extraña sensación de euforia y preocupación. Y cada uno quería ser de la partida. Fueron 48 horas de intensos preparativos e incertidumbres, que aprovechamos para completar nuestro equipo y armamento. Además, dispusimos de un pequeño franco para despedirnos de nuestras familias. Estábamos todos inflamados de patriotismo y preparados para afrontar las arduas exigencias que, según suponíamos, nos esperaban. Por fin, el 11 de abril pisamos suelo malvinense…
El 18 de mayo de 1982, me encontraba como jefe del tercer grupo, integrante de la tercera sección de la Ca Ing Comb 601. Ese día, debí instalar un trecho de faja minada, ubicado al Sur de Puerto Argentino, delante de las posiciones defensivas del RI 6.
El segundo jefe de compañía nos puso en situación: debíamos trasladarnos a la zona de Fitz Roy, para reemplazar a personal de ingenieros de la Infantería de Marina. También hasta ese día, dicho personal había dado la seguridad al puente, ubicado en las cercanías de un establecimiento rural. Luego, comenzaron a replegarse a Puerto Argentino, sin poder dar fuego a las cargas instaladas en el puente. El mismo día se impartió la orden de traslado hasta el lugar del puente.
El grupo fue integrado por el jefe de la sección, Teniente Darío Horacio Blanco, los Cabos Juan José Martín y Luis Ernesto Fernández y los soldados Mastrulli, Marcilese, David, Orellano, Peralta, Condori, González y Palavecino.
Hoy creo que no alcancé entonces a darme cuenta de que estaba por participar en una de las misiones más importantes y significativas de mi carrera: la voladura del puente Fitz Roy.
Este puente se encontraba ubicado en un estuario, al Sudoeste de Puerto Argentino. La acción sería muy relevante, no solamente desde el punto de vista táctico, sino, fundamentalmente, por el esfuerzo continuado que realizaríamos, la precariedad de los medios de que disponíamos, y la incertidumbre y el agotamiento en que nos encontrábamos. Sin embargo, este hecho no constituye un mal recuerdo; por el contrario, creo que todo contribuyó a que nos uniésemos fraternal y solidariamente, y que compartiéramos momentos de especiales alegrías y emociones. Unos a otros, supimos tranquilizarnos y contenernos, acciones éstas muy importantes para superar la difícil situación que vivíamos en ese lugar, alejados de todo.

Una vez llegados a la zona de Fitz Roy, observamos un profundo estuario, cruzado por un puente que comunicaba las localidades de Fitz Roy, donde se encontraba un pequeño establecimiento rural y Puerto Argentino. La obra de arte era de unos 100 metros de largo, con calzada de madera y gruesos pilotes de hormigón (Ver mapa adjunto). En síntesis, nuestra misión consistía en reemplazar a un grupo de ingenieros de la Infantería de Marina que había dado la seguridad al puente hasta ese día, y proceder a volarlo. Circunstancias técnicas que desconocíamos se lo habían impedido al grupo mencionado, quizá porque habían sufrido el hostigamiento de un fuerte fuego naval.
En pocas horas preparamos nuestro armamento, el equipo individual, unos 40 Kg de trotyl, el cordón detonante, y los pocos materiales de ingenieros que nuestra sección disponía.
Nos trasladamos en helicóptero hasta el lugar; el vuelo de combate duró, aproximadamente, 20 minutos -la situación requería un traslado rápido-.
Como desconocíamos si el enemigo había tomado el puente, desembarcamos con la aeronave en movimiento y revisamos el lugar, instalando de inmediato un dispositivo de seguridad. Asimismo, se controló si había trampas explosivas. Existía un vivac ya abandonado con equipos y munición; por otra parte, los infantes de marina, al replegarse, habían dejado todas sus pertenencias. Aún conservo en mi poder, como recuerdo, una pequeña Biblia que hallé en el lugar.
Recuerdo, también, que al acercarnos al puente para establecer las causas que motivaron la falla, encontramos un circuito pirotécnico muy bien instalado, pero que no había funcionado, a raíz de que sus mechas estaban humedecidas. Se notaba, empero, cuánto esfuerzo habían realizado los infantes de marina para intentar encender esas cargas. En general, el dispositivo constaba de cargas colocadas en cada uno de los pilotes, con uniones de cordón detonante.
El trabajo inmediato -aun cuando no se contaba con los medios adecuados- fue dejar listas las cargas, dado que el enemigo podía atacar el puente en cualquier momento. Para volar la totalidad de la obra de arte se necesitaba mucho explosivo, ya que dicho puente tenía una longitud cercana a los 100 metros.
Antes del anochecer, ubicamos la totalidad de los 40 Kg de trotyl en el estribo de primera orilla, para lograr un efecto de carga rápida, ya que así lo exigía la situación que vivíamos en ese momento. Al día siguiente, mejoramos la distribución de las cargas. Una parte del explosivo lo dejamos en primera orilla, y el resto lo distribuimos en los primeros pilotes; colocamos, también, un doble sistema de encendido -pirotécnico y eléctrico-, porque ya teníamos la experiencia del anterior grupo, cuya única instalación pirotécnica les había fallado.

Asimismo, aseguramos el correcto funcionamiento de los sistemas con una central de fuego, en un lugar donde tanto de día como de noche, había un hombre alistado para dar fuego, en caso de un ataque enemigo. Por último, instalamos, a cubierto, una central de fuego, en proximidades del puente.
Cabe aclarar, que nunca pudimos establecer un sistema de seguridad correcto, ya que no había vegetación para cubrir el sector. A continuación, en una hondonada que se encontraba a unos 300 metros del puente, dispusimos de las pequeñas carpas que habían dejado los infantes de marina, donde nos guarecimos del frío y del viento, realmente muy difíciles de soportar.
Durante el día, nos turnábamos para la custodia del puente, y al caer la noche -que por esa época del año comenzaba muy temprano- nos intercambiábamos dicha custodia con el jefe de sección, Teniente Blanco -media noche cada uno, junto con un soldado, para dar la seguridad-.
Personalmente, instalé luego granadas de mano, a modo de trampas explosivas, en los 360° del improvisado vivac. Tuve en cuenta, al respecto, dejar calles que todos reconocíamos. Esa era la única alerta temprana que poseíamos, ya que, en las noches sin luna, había poca visibilidad.
Cada tres o cuatro días cambiábamos los detonadores, porque no sabíamos si con el frío intenso funcionarían correctamente. Para ello, les dábamos fuego reemplazándolos por otros, con lo que nos asegurábamos el buen funcionamiento del circuito eléctrico. Por suerte, disponíamos de una abundante dotación de ellos.
En tanto, los días transcurrían en medio de gran incertidumbre, mientras que las comunicaciones con el puesto comando eran muy escasas y dificultosas.

Recuerdo que el 25 de mayo, a la salida del sol, nos reunimos todos, y como teníamos una pequeña bandera argentina, la fijamos a una rama que el mar había arrastrado hasta la costa. Precisamente sobre esa rama, que funcionó como mástil, nuestra bandera tremoló con la fuerza del viento imperante, y en improvisada formación, todos nosotros cantamos el himno. La emoción que nos embargaba en ese momento era inmensa. Dejamos izada la bandera sólo unos minutos, ante el peligro que, aun a gran distancia, nos delatara la posición.
» … Aquí el Ejército Británico -anunció Morris, integrante de una fracción SAS-. ¿Puede usted hablar con libertad?
– Sí -repuso Binney, administrador de la aldea de Fitz Roy.
-¿Hay argentinos cerca de ustedes en este momento?
– No, acaban de volar el puente que comunicaba con Ensenada Bluff y se han retirado.»
M. Hasting y s. Jenkins, la batalla por las Malvinas.*
Llegados a los últimos días de mayo, la situación empeoró. Los ingleses habían ocupado el monte Kent, razón por la cual nuestra posición había quedado sobrepasada. El Cabo de comunicaciones Fernández, que estaba con nosotros, había sufrido una herida en su pierna, provocada por esquirlas de granada. El incidente se produjo cuando unos desconocidos con uniforme mimético se acercaron al vivac. Apresuradamente tomamos posiciones. Creíamos que se trataba de una patrulla inglesa.
Fue entonces, cuando el cabo tropezó con una trampa explosiva y sufrió esa herida en la pierna. El temor había sido vano: la fracción desconocida que se acercaba estaba integrada por personal de la Compañía de Comandos 601, que regresaba de una misión.
Las noches del 30 de mayo y del 1º de junio, los helicópteros ingleses volaron sobre las proximidades de nuestra posición, desde donde podíamos escuchar los motores.
La orden de voladura fue impartida el 2 junio, aproximadamente a las 14,30 horas. El Teniente Blanco dio fuego a las cargas. Con el resto de los soldados, a cubierto, vi cómo una gran columna de humo, trozos de hormigón y agua del mar volaban sobre el horizonte. Fue algo realmente espectacular.
Luego de ver los efectos, y de constatar que habían quedado inutilizados los primeros apoyos y todo un estribo, sólo nos quedaba retirarnos hasta las posiciones de propia tropa. Ignorando la situación -doce días sin saber qué pasaba- esperábamos que nos replegaran de la misma manera como habíamos llegado hasta el lugar: en helicóptero.

Al comunicarnos con el jefe de compañía, le dimos la novedad referida a que el puente ya había sido destruido. Fue entonces, cuando nos comunicó que sería imposible regresar en helicóptero a Puerto Argentino. La razón se basaba en la superioridad aérea enemiga. Por lo tanto, teníamos que llegar a destino como pudiéramos.
Luego de seleccionar y aligerar cuidadosamente el equipo, comenzó la marcha a pie hacia Puerto Argentino, que se hallaba a 34 Km. Lo más pesado que portábamos era la munición; pero dada esa situación, la munición era el elemento más importante, ante el peligro de que tuviésemos contacto con el enemigo. A pocas horas de haber partido, se hizo de noche. Fue una experiencia importante, ya que los soldados clase `63 no habían tenido ninguna instrucción de marcha. Sin embargo, todos realizaron un gran esfuerzo para mantener el ritmo. Y cumplieron la marcha como los más experimentados.
Mientras hacíamos camino, encontramos un campo minado, por lo cual tratamos de encontrar un pasaje, hasta que, por casualidad, vimos el alambre y los piquetes que lo delimitaban hacia propia tropa. Seguimos el sentido del alambre hasta llegar al vértice, y logramos, milagrosamente, salir del obstáculo en medio de la oscuridad. La marcha se tornaba cada vez más pesada.
Cansancio, frío, incertidumbre, y por qué no decirlo, también temor… Además, el cabo de comunicaciones sufría un fuerte dolor en su pierna herida. A raíz de ello, paramos para descansar, dejamos nuestro equipo, y extenuados, nos tiramos sobre la turba, dentro de las bolsas de dormir. La noche que pasamos fue muy fría.
Después de unas horas, agotados y sudorosos por la larga caminata, nos dormimos a cielo abierto, a pesar de la baja temperatura reinante ¡Nos podríamos haber congelado!. A los pocos minutos de haber parado hubo, empero, un fuerte bombardeo naval, muy cerca del lugar, sobre las posiciones del RI 4.

Al amanecer pudimos ver, desde nuestra ubicación, el camino a Puerto Argentino. Continuamos entonces la marcha, y a unos pocos kilómetros nos estaban esperando, para trasladarnos a nuestras posiciones. La misión había sido cumplida.

Ingenieros reales reparando el Puente Fitzroy
Las fuerzas británicas se movilizan en torno a Puerto Argentino

2 de junio de 1982. Luego de los combates en Goose Green, han avanzado durante el día de hoy los movimientos británicos para cercar la capital de las Islas. Las condiciones meteorológicas han dificultado las operaciones de la Fuerza Aérea Argentina en el área donde ya se encuentran operando fuerzas británicas de la 5ta. Brigada y el 3 Para.
Frente Puerto Argentino

Sin dudas la logística es uno de los mayores problemas que se vienen visualizando durante todo el conflicto con el Reino Unido. Las dificultades para brindar pertrechos de combate y otros insumos necesarios vienen haciendo estragos en las fuerzas argentinas. Sin embargo, durante el día de hoy, en una misión muy particular, el ARA Bahía Paraíso pudo terminar de descargar unas 300 toneladas de víveres para las tropas argentinas y unos 30 mil litros de combustible. Al este buque se le otorgó luego la misión de rastrear el área donde se derribo al C-130 TIZA de la Fuerza Aérea Argentina.
En el ámbito aéreo logístico, dos aeronaves de la Aviación Naval pudieron hacer transporte de personal y de carga a Puerto Argentino en horas nocturnas. La cercanía del enemigo comienza a hacer estragos en las operaciones de transporte de carga hacia las Islas.
Por el lado de movimientos argentinos, la importancia de defender la capital ha llevado a reposicionar algunas unidades. En este sentido, las unidades que se encontraban en la zona de Fitzroy y en Bluff Cove han sido redesplegadas.
Para el día de hoy las fuerzas argentinas que combatieron en Goose Green y Darwin se encuentran divididas en tres grupos, una parte se mantiene en Goose Green, otra ha sido trasladado al buque Nordland y otra parte ha sido enviada a San Carlos.
La defensa del cerco de Puerto Argentino por su lado, ha llevado a que artillería propia haya comenzado a batir posiciones enemigas en los cerros Kent y Wall. Sobre estas posiciones, donde se sostiene que se encuentran tropas del 45 Commando, se le pide a la Fuerza Aérea Argentina que realice un ataque de apoyo aéreo cercano, cuestión que va a ser imposibilitada por condiciones meteorológicas complicadas para la operación de aeronaves.
Por su parte, las posiciones argentinas en la Base Aeronaval Calderón, sufrieron el fuego de morteros enemigos durante la madrugada y por el termino de dos horas.
Movimientos británicos de cara a la capital de las Islas

Asumido el mando de las tropas británicas por parte del Mayor General Jeremy Moore, el dispositivo de ataque comienza a planificar nuevos movimientos para avanzar sobre Puerto Argentino. En este sentido, y pese a las dificultades para desplazarse por vía aérea luego del exitoso ataque al Atlantic Conveyor que dejó una importante cantidad de helicópteros Chinooks destruidos, se analiza desplazar a la 5ta. Brigada en un movimiento envolvente por el sur. De todas maneras, existen serias dudas sobre las capacidades tanto de guardias galeses y escoceses para desplazarse por tierra. A efectos, en el día de hoy el 2 Para ha avanzado con el plan de utilizar cinco helicópteros Scout para desplazar una pequeña unidad a Swan Inlet House a efectos de relevar posiciones argentinas desde esa locación.
Desembarcada una sección del 2 Para en ese lugar, desplazamiento realizado por 3 del total de Scouts asignados, se informa que las tropas argentinas no se encuentran en la zona de Fitzroy, lo que motiva una nueva orden de desplazamiento de 2 compañías enteras desde Goose Green hacia la posición. La cantidad de tropas británicas en el flanco sur asciende a, por lo menos, 156 soldados.
Por el lado norte, la 3era. Brigada británica ha sido establecida en una serie de alturas próximas a las lineas defensivas argentinas cerca de Puerto Argentino, llevando a fortalecer la estructura ofensiva británica. Por su parte, el 3 Para ya terminado de consolidar su avance en los Montes Estancia y Vernet, sin presencia argentina. El 45 Commando, ha hecho lo propio ocupando alturas en los montes Kent y Challenger, desde donde han comenzado a atacar con artillería las posiciones argentinas.
Por otro lado, establecida la cabeza de playa en San Carlos, los británicos han terminado en el día de hoy la construcción de una improvisada pista aérea para facilitar la operación de los Harrier. Se informa que la longitud de la pista es de unos 260 metros para el despegue, y un área de unos 20 metros cuadrados para los aterrizajes. De todas maneras, por la perdida del Atlantic Conveyor que portaba planchas de aluminio, la posibilidad de construir una zona para operar al menos 12 aviones se ha reducido a un espacio para 4. La Fuerza Aérea Argentina ha reportado que dos aeronaves han operado desde allí en el día de hoy.
A su vez, se ha reportado el despliegue de unidades navales sobre la costa de Dos Hermanas, hacia donde comenzaron fuego naval durante varias horas sobre el dispositivo de defensa argentino.
Misiones de reconocimiento

Hoy, pese a la meteorología, pudieron ser desplegadas varias misiones con la intención de realizar misiones de observación y reconocimiento. Es así que ya desde la mañana se obtuvieron contactos al norte de la isla Borbón, que condice con un paso estratégico para la entrada y salida de buques desde San Carlos. Lo mismo ha sucedido en posiciones sur oeste, donde tanto aeronaves Embraer 111 y S2E de la Armada Argentina, captaron señales de unidades medianas y pequeñas.
La Fuerza Aérea Argentina, pese a las condiciones meteorológicas muy complicadas, realizó misiones de reconocimiento, exploración, diversión y transporte durante toda la jornada, desplegando dos Learjet del Escuadrón Fénix, aeronaves F27 y C-130.
En el continente

La intrépida misión del pesquero Narwal, buque que realizó importantes tareas de inteligencia sobre la flota británica, tuvo su desenlace en el día de hoy con la llegada de su tripulación a la Argentina vía Montevideo, luego de haber sido capturada.
Fuente: https://www.zona-militar.com/
¿Para qué quiere Londres las islas?
Por Rodolfo H. Terragno
¿Cuál sería la situación si Gran Bretaña reconquistara las islas? El domingo 23 de mayo, el “Sunday Times” respondió de este modo a su propia pregunta: “Ahora que una guerra a gran escala ha dejado atrás las negociaciones, sería muy difícil considerar una transferencia de soberanía a la Argentina en el futuro previsible. Pero retener las Falklands (Malvinas) requerirá un esfuerzo militar, administrativo y financiero que no guarda proporción con las necesidades y posibilidades británicas. Esta es una suprema ironía: esas islas no están vinculadas al interés nacional de Gran Bretaña”.

Este tema ha sido objeto de comentarios y especulaciones desde el comienzo de la crisis. Christopher Roper, uno de los periodistas ingleses que mejor conoce América latina, advirtió que -en caso de reconquista- las islas podrían convertirse en “el Sinaí de Gran Bretaña”. Según Roper, Londres debería destinar recursos extraordinarios a la defensa y desarrollo de las islas, “una estrategia que siguió Israel en el desierto del Sinaí, con el resultado conocido”.
En una entrevista que concedió a la cadena norteamericana ABC, el canciller Francis Pym dio la clave para interpretar las intenciones del gobierno británico y -posiblemente- los términos de un arreglo secreto con Estados Unidos. Pym anunció, en efecto, que Gran Bretaña solicitaría a “otros países” que cooperasen en la defensa de las islas.
Está claro que, si Gran Bretaña recupera las Malvinas, no será para entregárselas luego a la Argentina. Tampoco para conservarlas indefinidamente, lo cual le resultaría a la vez costoso e inútil.
En 1975, la OTAN consideró la posibilidad de extender su jurisdicción al Atlántico sur. La clausura del canal de Suez (1967-1975) había convertido al Atlántico sur -vía cabo Buena Esperanza- en una ruta vital para Occidente, que transportaba a través de ella el petróleo de Oriente Medio. En 1975, la situación del canal de Panamá era todavía objeto de disputas, y la posibilidad de que también esa vía fuera cerrada en algún momento agregaba un motivo para prestar atención al Atlántico sur. Allí, además, la Unión Soviética comenzaba a consolidarse, luego de la sucesiva incorporación de Guinea Bissau y Angola al bloque comunista.
En aquella oportunidad, circularon versiones sobre la posibilidad de que Gran Bretaña ofreciera las islas Malvinas como base naval: un modo de aliviar la carga que representaba un archipiélago tan distante y conflictivo; a la vez, un modo de consolidar su soberanía allí.
Fue entonces cuando la Marina Argentina comenzó a sentir la urgencia y a analizar las posibilidades de recuperar las islas. En primer lugar, trató de desactivar el plan discutido en la OTAN. Apenas instalada la Junta Militar, a comienzo de 1976, la Argentina celebró contactos con Brasil y con Sudáfrica para hacer causa común contra el proyecto de extender la jurisdicción de la OTAN. A la vez, discutió con esos países y con Estados Unidos la posibilidad de formar una OTAS (Organización del Tratado del Atlántico Sur).
En mayo de aquel año, la revista argentina “Cuestionario” citó a un alto jefe naval en estos términos: “Si las potencias occidentales decidieran que el Atlántico sur pasara a ser controlado par la OTAN Gran Bretaña podría ofrecer las Malvinas como base operativa, y ello consolidaría la presencia británica en las islas. En cambio, si la Argentina se anticipara a cualquier decisión externa y lograse la formación de un sistema defensivo regional -con Brasil, o con Brasil y Sudáfrica- contando con la cooperación de Estados Unidos pero sin su participación formal- Occidente pasaría a interesarse activamente en la solución del diferendo argentino-británico. y Estados Unidos podría utilizar su ascendiente para lograr que, por fin, Londres reconociera los derechos argentinos sobre las Malvinas.
Si las islas son recuperadas, es una decisión que la Armada Nacional instalará allí una base. Por supuesto, si la Argentina integra un organismo dedicado a la defensa del Atlántico Sur, esa base naval serviría al mismo propósito. Pero como base argentina, instalada en territorio nacional.
Ese proyecto estaba vigente aún a fines del año pasado, cuando Leopoldo Fortunato Galtieri participó en Washington de la Conferencia de Comandantes en Jefe de Ejércitos Americanos. En esa oportunidad Galtieri anticipó a altos funcionarios de la administración Reagan que asumiría la presidencia de la Nación. Se habló entonces de la posibilidad de que Washington presionara a Londres para acelerar la transferencia de las Malvinas a la Argentina. Galtieri ya vislumbraba que la recuperación de las islas era una forma de ensanchar las bases del gobierno militar.
Para completar la cadena que conduce a la situación actual falta un eslabón: ¿qué fue lo que decidió a Galtieri a intentar la recuperación por la vía finalmente elegida?
El hecho es que, desatado el conflicto el 2 de abril, Estados Unidos intentó disuadir a Galtieri, luego medió entre la Argentina y Gran Bretaña, y finalmente decidió apoyar a Londres, incluso en el plano militar. En este ejercicio, Washington puso en juego sus relaciones con América latina. Sería ilógico que no hubiera previsto obtener un rédito. Las ventajas y desventajas que representaba la alianza con Gran Bretaña debieron ser discutidas en detalle por el secretario de Estado, Alexander Haig, con el canciller Francis Pym.
Si ofrecer las islas como base de la OTAN era una idea atractiva para Gran Bretaña en 1975, ahora debería resultarle verdaderamente seductora. Desde el punto de vista norteamericano, el triángulo Ascensión-Malvinas-Diego García (esta última isla en el océano Indico) ofrecería una perspectiva de asegurar el control naval de un área donde, hasta ahora, la Unión Soviética parecía estar en condiciones de establecer un predominio.
Comunicados del Estado Mayor Conjunto
Comunicado n° 121: El Estado Mayor Conjunto comunica, a efectos de responder a la preocupación de la ciudadanía, que la política informativa que se está desarrollando responde cabalmente a:
1º Una objetividad total en la información a fin de lograr que el público que la recibe pueda tomar la misma en todo su contexto para sacar sus propias conclusiones.
2º Un profundo respeto por la opinión pública, a la que en circunstancias como las que vivimos debe informarse pero no influenciarse para convertirla en exitista, pesimista o canalizarla hacia determinada orientación.
3º En no explotar esta situación bélica con otros fines que no sean los que la justifican en sí misma.
4º Finalmente se afirma que esta política, que podrá no satisfacer todas las expectativas, es no sólo la consecuencia de lo expresado anteriormente, sino una actitud profundamente meditada sustentada por verdadero respeto y consideración hacia quienes en las islas Malvinas están llevando el mayor esfuerzo de la contienda incluyendo en este sentir a todo el entorno social y afectivo que ellos generan.
Comunicado n° 122: El Estado Mayor Conjunto comunica que la tripulación del Buque Pesquero Argentino Narwal, hundido el 9 de mayo del corriente año, por el ataque de aviones ingleses mientras desarrollaba tareas normales de pesca, será trasladada a Buenos Aires a bordo del Buque Argentino Piloto Alsina.
Esta unidad tiene previsto su arribo al Puerto de Buenos Aires, Dársena Norte, Sección 7° mañana, 3 de junio de 1982. a partir de las ocho de la mañana.
Comunicado n° 123: El Estado Mayor Conjunto comunica que en el día de la fecha, 2 de junio de 1982, han continuado los choques entre fracciones menores propias y del enemigo, sin llegar a concretar acciones bélicas importantes que impliquen variaciones en el cuadro de situación actual.
La posición de nuestras fuerzas en Puerto Argentino está consolidada de acuerdo a lo previsto y sus hombres esperarán la batalla con el ánimo retemplado por la arenga de su Gobernador militar, cuando dijo: No sólo debemos derrotarlos, sino que debemos hacerlo de manera tal que su derrota sea tan aplastante que nunca más vuelvan a tener esa atrevida idea de invadir nuestra tierra.