9 DE ABRIL

– El 09 de Abril, el Gobierno Argentino estableció las “Bases para la negociación a ser expuestas ante el Secretario de Estado, General Haig” a saber:

a. La soberanía no sería negociada.
b. La Resolución 502 constituía un todo y su cumplimiento no se realizaría por etapas.
c. Se resguardarían y garantizarían los intereses de los isleños.

Para estos puntos se tuvo en cuenta la siguiente conclusión “La brusca reversión de la situación, las pérdidas significativas que ella representa para Gran Bretaña y su honor nacional herido, hacen que deba considerarse algún tipo de concesiones a otorgar por parte de Argentina

En las últimas horas de 9 de abril el General Haig arribo a Buenos Aires para reunirse al día siguiente con las autoridades Argentinas.

La idea de Haig se apoyaba en los siguientes puntos:

a. Detener la flota británica
b. Desafectar las tropas argentinas en las Islas
c. ir a una administración transitoria.

– A las 21:57 hs llegó al aeropuerto de Ezeiza el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Alexander Haig. Lo acompaña una comitiva de 20 personas entre las que se encuentran el subsecretario para Asuntos Interamericanos, Tomas Enders, el embajador viajero, general Vernon Walters, y su vocero, Dean Fischer. Fueron recibidos por el embajador norteamericano Harry Schlaudeman.

Haig, acercándose a un micrófono preparado especialmente, declaró: “Es mi deseo que yo pueda ser una ayuda en la base de la resolución de las Naciones Unidas para encontrar una solución diplomática en mi primera visita a Buenos Aires. Yo tuve oportunidad en esta semana de enterarme por intermedio del canciller Costa Méndez; como ustedes saben la Argentina y Estados Unidos son compañeros hemisféricos, con muchos años de estrecha cooperación. Esta relación es más cordial todavía en tiempos recientes y conserva una excelente base. También tendré discusiones importantes con vuestro presidente y con el doctor Costa Méndez. Gracias”.

– El doctor Costa Méndez declaró que “si la tozudez británica persiste y quiere atacarnos, nos vamos a defender como sabemos hacerlo”.

– Informe del mediador Alexander Haig al Presidente Reagan sobre su encuentro con Margaret Thatcher: reunión de cinco horas acompañada en distintos momentos por Francis Pym y el Secretario de Estado para la Defensa, John Nott. La Primer Ministro se mostró preparada a utilizar la fuerza, a pesar de preferir la diplomacia; es intransigente cuanto a volver al status quo ante bellum.

– Naciones Unidas: La Argentina notificó ayer al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que la declaración británica que establece una “zona de exclusión marítima” en torno de las Islas Malvinas constituye “un acto de agresión” ante el cual “hará uso del derecho de legítima defensa“.

– Londres: Esta noche partió de Southampton hacia las islas Malvinas el trasatlántico SS “Canberra” llevando el 3 Para y los 40, 42 y 45 Commandos de la infantería de la Royal Navy para unirse a la fuerza especial que ya navega rumbo al Atlántico Sur.

– De acuerdo con las cláusulas de la OTAN, satélites espías de Estados Unidos brindan información sobre los movimientos del “enemigo” a las unidades de los países que la integran. Las naves de la flota británica tienen información sobre los movimientos navales argentinos por medio de esos satélites.

– La Fuerza Aérea Argentina informó que “ha completado el despliegue de sus comandos operacionales” ante un “eventual intento de desembarco y ataque de cualquier invasor que pretenda impedir el libre ejercicio de nuestra soberanía“.

– Comodoro Rivadavia: Una imponente manifestación de solidaridad dio ayer el pueblo de esta ciudad en el sepelio del conscripto de la Armada, Mario Almonacid, fallecido en combate en las Georgias del Sur.

– El arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, Cardenal Juan Carlos Aramburu, dijo en su homilía del Viernes Santo que ha “surgido en el país entero una histórica hora de unanimidad de sentimientos, de objetivos y de adhesión a nuestras Fuerzas Armadas”.

– Moscú: El envío de una flota británica para recuperar las islas Malvinas es “absurdo” y crea “una amenaza inmediata a la paz y seguridad internacionales”, afirmó la Unión Soviética. “Los intentos británicos por establecer su dominio sobre las Malvinas mediante el uso de la fuerza, intentos que cuentan claramente con el apoyo de Washington, contradicen las decisiones de la ONU respecto de la descolonización de ese territorio”, afirmó la agencia TASS.

– Hacia el 9 de abril, el Reino Unido había logrado el pleno apoyo de la Comunidad Económica Europea (ahora Unión Europea), la OTAN, la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) y la ONU. Surgieron entonces propuestas de paz por parte del Secretario General de las Naciones Unidas, el peruano Javier Pérez de Cuéllar, y del Presidente Peruano Fernando Belaúnde Terry.

– La guerra estaba en marcha y Gran Bretaña no esperaría para actuar.

– Un informe de inteligencia de la CIA presenta la posibilidad de que en los próximos días ocurran enfrentamientos militares entre ambos países.  

Reporta la extensión de la pista del aeropuerto de Puerto Argentino por parte de los argentinos para reforzar sus posiciones y la incapacidad de las aeronaves británicas en transportar cargas entre Ascensión y las Malvinas, lo que los hace considerar el uso de rotas aéreas alternativas por aeródromos estadunidenses.

– La «Opción 13»: el plan secreto de los ingleses para bombardear Buenos Aires durante la Guerra de Malvinas. Telegrama Secreto n° 89 del 9 de abril de 1982 del embajador británico en Santiago de Chile. “La FACH se encuentra ansiosa por ayudarnos y expectante de tener que recibir aeronaves británicas en emergencia, por ejemplo, dañadas en combate”.

El 9 de abril en la primera plana del diario Clarín se rescataban las palabras del presidente: “Si nos atacan daremos batalla, dijo Galtieri”, y dos días después: “No hubo solución, pero sigue el diálogo. Masiva adhesión al acto por las Islas”.


Malvinas: el día que un grupo de marinos civiles sin los equipos adecuados rescató a una dotación militar a la deriva

Por Fernando Morales
Fuente: Infobae
El 9 de abril de 1982 una embarcación de la Armada Argentina había prestado asistencia a un buque mercante pero en medio de un fuerte temporal se declaró en emergencia. Un puñado de hombres se transformaron inesperadamente en los salvadores

El buque Mercante “Río Cincel” de la empresa estatal ELMA, construido en 1979 en Rio Santiago
La mañana del 1 de abril de 1982 sorprendió al buque carguero “Río Cincel” amarrado en uno de los muelles de la dársena “B” del puerto metropolitano (en lo que hoy es parte del coqueto barrio de Puerto Madero).

La nave se encontraba en plena operación de embarque de carga general que comprendía desde madera de quebracho y tambores de miel hasta carne congelada y maquinaria industrial. Los puertos de destino se ubicaban a lo largo de toda la “Costa Este de Estados Unidos” ya que la embarcación unía regularmente el Puerto de Buenos Aires con terminales marítimas de Brasil y EEUU.

A primera hora del 2 de abril el Capitán Juan Carlos Trivelín, comandante del buque, recibió la orden de descargarlo y proceder a embarcar un cargamento militar ordenado por la Fuerza Aérea Argentina. En el mismo acto se le informó que el destino de su barco no sería el puerto estadounidense de Baltimore sino Puerto “Gaucho Rivero” (luego Puerto Argentino). Él, su buque y su tripulación quedaban a ordenes del Comando de Operaciones Navales de la Armada Argentina. Oficiales y tripulantes deberían presentarse a bordo a las 21 horas de ese mismo día.

En el mismo momento, y fruto del desconocimiento sobre la situación, quien escribe esta crónica se aprestaba a celebrar su cumpleaños número 23 en familia ya que se encontraba franco de guardia.

El festejo no podía esperar ya que un par de días más tarde el Río Cincel lo llevaría a surcar el Océano Atlántico por primera vez como Oficial de la Marina Mercante Argentina (su promoción había egresado el 17 de marzo). También lo haría estrenando su jerarquía de guardiamarina de la Reserva de la Armada Argentina, aunque esto último era algo más bien formal ya que tal condición solo le sería invocada para prestar servicios militares en el hipotético e improbable caso de que el país afrontara una guerra. Algo que obviamente resultaba imposible.

El Capitán Juan Carlos Trivelín (centro) junto al Jefe de Máquinas Héctor Pagani y la cadete de la Escuela de Náutica, Marcia Marchesotti. La torta lleva las iniciales de este cronista, cuyo cumpleaños se celebró a bordo el 2 de abril de 1982
Sin embargo la vida de este cronista junto con la de otros 37 marinos profesionales y cinco cadetes de la Escuela Nacional de Náutica “Manuel Belgrano”, entre ellos dos mujeres, tuvo un giro inesperado. Uno a uno fueron convocados por las autoridades navales a presentarse a bordo para ser parte de un acontecimiento que obviamente no estaba previsto en sus respectivos planes de vida. Lo que el Capitán Trivelín ya sabía desde muy temprano, era ahora puesto en conocimiento de la tripulación.

Tal vez fruto de la urgencia o la improvisación de la mayoría de las operaciones logísticas y de apoyo a las fuerzas militares desplegadas, el decreto de movilización de la reserva naval nunca se emitió por lo cual la tripulación del Rio Cincel al igual que la de al menos otros 30 buques civiles zarpó bajo el mismo régimen legal que ampara el funcionamiento de las naves mercantes en tiempo de paz. Nadie tomó ni tan solo la simple medida de desembarcar a los tripulantes extranjeros ni a los cadetes que cursaban su práctica final a bordo.

Sin armas, sin escolta de buques militares y sin entrenamiento. Sin hacer preguntas y con la única convicción que la Patria los convocaba para ser parte de una historia con final abierto, se hicieron a la mar casi mil marinos civiles. No hubo dilaciones ni deserciones. Tampoco hubo una banda militar ni autoridades de uniforme despidiendo al primer buque mercante que partía hacia las islas, solo un puñado de familiares que ya sobre el filo de la media noche vio la silueta del “Río Cincel” adentrarse en el Río de la Plata para alcanzar el mar.

Rumbo a lo desconocido

El Capitán Trivelín no solo era un marino experimentado, tenía la gran ventaja de haber navegado muchas veces rumbo a Malvinas, conocía el puerto y las maniobras de aproximación necesarias.

Lo que no conocía tanto el como su tripulación era demasiado sobre como navegar en condición de guerra. Silencio de radiocomunicaciones, ojos de buey y ventanas empapeladas para no dejar filtrar la luz hacía el exterior, sobres con claves militares que se debían poner en uso y desechar en días y horas preestablecidas las que a pocas horas de navegar fueron reemplazadas por diálogos en lunfardo o con modismos irreconocibles para eventuales oídos indiscretos durante la escasas comunicaciones radiales con por el entonces Comando en Jefe de la Armada. Tampoco sabía Trivelín lo que lo esperaría al llegar al corazón mismo de las operaciones militares. Precisamente Puerto Argentino.

El buque ARA “Isla de los Estados” aproximándose al Río Cincel para retirar su carga frente a Puerto Argentino

Un arribo complicado

El Río Cincel fondeo a casi dos millas de Puerto Argentino a las 07.10 horas del 7 de abril. Prismáticos mediante desde el puente de mando la tripulación pudo apreciar en parte el ir y venir de centenares de uniformados que realizaban todo tipo de tareas sobre la línea de costa. La orden recibida había sido muy clara. “No emitir palabra alguna hasta que desde el Apostadero Naval Puerto Argentino se les diera instrucciones”.

No obstante con el paso de las horas y un creciente temporal que hacía peligroso mantener la nave fondeada balanceándose según el capricho del mar, el capitán Trivelín se comunicó por intermedio del equipo de radio VHF con el apostadero militar pidiendo instrucciones. Grande fue su sorpresa cuando comprendió que quien operaba la radio desde tierra no tenía instrucciones para darle ya que por una de las tantas descoordinaciones entre las operaciones de las tres fuerzas armadas, tratándose de una carga para la Fuerza Aérea, el personal naval no estaba al tanto de que había que hacer.

No obstante, en relativamente poco tiempo, las indicaciones llegaron. Según la orden recibida, el buque ARA “Isla de los Estados” procedería al encuentro del Río Cincel para alijar -traspasar- la carga a sus bodegas. Por las dimensiones del carguero civil, no era posible amarrarlo en el muelle local.

Olga Cáceres, Marcia Marchesotti, Aníbal Orquiguil y Enrique Marti, todos cadetes en formación que en ningún caso ejercieron su derecho de abandonar el buque antes de la zarpada hacia Malvinas
Ya sobre el mediodía un fuerte temporal se desarrollaba sobre las inmediaciones de Puerto Argentino. A pesar de estar fondeado el Cincel comenzó a desplazarse -garrear-, proyectándose sobre la proa del pesquero de bandera polaca “Goplo”. A pesar de poner en marcha su poderoso motor principal, nada pudo impedir que la cadena del ancla de este último se enrollara en la hélice del carguero argentino dejándolo en la peor situación posible, sin máquinas junto a otra nave y en medio de una tempestad.

El pedido de ayuda

Pretender que desde el precario Apostadero Naval Malvinas se contara con una dotación de buzos experimentados en soldadura submarina con el equipo necesario y un medio de transporte apto para llegar al mercante, sumergirse, y cortar los gruesos grilletes que aprisionaban la hélice dejando al buque inutilizado, sonaba amenazadoramente imposible.

Faltaban apenas horas para el inicio del bloqueo naval anunciado por Londres y ni civiles ni militares tenían la más remota idea de si el primer ataque acontecería horas, días o semanas después de ese momento.

Una de las EDPV que la Armada destacó en Malvinas para servicios de apoyo. La que llevaba el número 43 fue la rescatada por la dotación civil del Río Cincel
Si bien todo jugaba en contra, las profundas falencias del planeamiento estratégico del conflicto se vieron en parte contrarrestadas por la formidable voluntad e ingenio de los cuadros tácticos destacados al teatro de operaciones.

Fue así que luego de lidiar con la falta de equipos de buceo aptos, carencia de oxígeno, inexperiencia en la tarea específica y otras dificultades que sería tedioso enumerar, la embarcación naval EDPV 43 pudo amarrarse al casco del Cincel con cuatro buzos (dos de la Fuerza Aérea y dos de la Armada) más una dotación de ocho suboficiales y marineros del apostadero naval.

Diversas y sucesivas inmersiones permitieron liberar la hélice y de esta manera el “Río Cincel” recuperó el único medio de defensa con el que contaba. Su capacidad desplazamiento en el mar. “Nos salvaron muchachos”. Fue la frase que resumió el agradecimiento de la tripulación para con los uniformados. Eran las 11 de la mañana del 9 de abril.

De salvados a salvadores

Sin más trámites ni ceremonias, los buzos junto al resto de la tripulación de la embarcación militar emprendieron el viaje de regreso hacía Puerto Argentino.

Las condiciones meteorológicas eran francamente malas y excedían el marco de seguridad con el que una EDPV podía navegar. A poco de iniciar el regreso a tierra firme la nave emitió un desesperado e imprevisto pedio de auxilio. “May Day… May Day… EDPV 43 solicita ayuda urgente, perdimos el control de la embarcación, el motor no responde, probablemente perdimos la hélice”.

El pedido de auxilio emitido por el patrón de la lancha de la Armada Argentina emitido por el canal 16, la frecuencia de socorro en VHF, fue recibido tanto en el muelle de Puerto Argentino como a bordo del Cincel.

La situación era crítica. Una embarcación de ese tipo sin propulsión en medio de una mar gruesa tenía dos destinos posibles: ser arrastrada mar adentro o dar vuelta de campana (180°) poniendo en serio riesgo de supervivencia a quienes la tripulaban. Ningún buque apto para un rescate seguro se hallaba en las proximidades del lugar, y los pedidos de auxilio se reiteraban con pocos minutos de diferencia.

Rumbo al rescate. Los oficiales Placenti y Morales, los cadetes Orquiguil y Marti y los tripulantes Carim y Brantiuk (con salvavidas) junto al primer oficial de máquinas Alberto Paladino
Tanto Trivelín como sus oficiales debieron tomar una rápida decisión. Lo único que se podía hacer era arriar un bote salvavidas con una tripulación de rescate e ir en procura de la nave militar con dos intenciones. La primera darles remolque y llevarlos a puerto. La segunda intentar rescatarlos si ya hubieran naufragado y decidir sobre la marcha si llevarlos a tierra o al buque.

El panorama era desalentador. En primer lugar los marinos mercantes reciben capacitación en el arriado y abandono del buque que tripulan, la misma se hace normalmente en instalaciones terrestres y con prácticas en mares o ríos tranquilos (las prácticas que hacía el Río Cincel se realizaban habitualmente en el Mar Caribe). Ningún tripulante tenía experiencia en arriado de botes con mar gruesa, menos en rescate de embarcaciones a la deriva y muchísimo menos en retornar con el bote al buque y realizar en pleno temporal la maniobra de reizado del mismo hasta su lugar de estiba. La existencia de botes a bordo de un mercante es para escapar de la nave en caso de siniestro, no está previsto el regreso salvo durante las prácticas.

Trivelín solo podía hacer una cosa para salvar a sus salvadores, pedir voluntarios. Los oficiales Placenti y Morales, los cadetes Martí y Orquiguil y los tripulantes Brantiuk, Carim y Gioia se destacaron para cumplir con la misión. Considerando que la tripulación se había alistado para un viaje al verano estadounidense, la ropa de abrigo no era precisamente lo que abundaba a bordo. El frío y el mar serían implacables con aquellos hombres.

El rescate

El arriado del bote con los siete tripulantes a bordo del mismo fue supervisado en persona por el capitán Trivelín y el resto de la oficialidad del buque. A pesar del mal tiempo todo se desarrolló conforme a los procedimientos establecidos.

Una vez en el mar la tarea no resultó sencilla pues no se trataba solo de alejarse del buque madre en resguardo de la propia vida, sino que había que poner proa a la embarcación en peligro a pesar de que la corriente no era la más favorable.

Las instalaciones del Apostadero Naval Malvinas fueron el destino de la operación de rescate. Los rescatistas fueron recibidos por el Teniente de Fragata Pereyra
Ninguno de los siete tripulantes recuerdan exactamente el tiempo transcurrido desde la zarpada hasta el avistaje del lanchón naval. Lo que si tienen presente es que una vez que se consiguió pasarle un cabo de remolque fueron al menos tres horas de navegación durante las cuales rescatistas y rescatados compartieron la misma incertidumbre sobre el resultado de esa verdadera “aventura marítima”.

Si bien se navegó a vista de costa, la sensación de todos era la de estar en presencia de una mano invisible que la alejaba cada vez más. Los golpes de mar sobre el bote y la lancha se incrementaban conforme el clima empeoraba, hasta que una señal efectuada por un marinero permitió enfilar la proa del bote hacía el punto de amarre que nadie obviamente había tenido tiempo de consultar.

Rescatistas y rescatados arribaron a Puerto Argentino sobre las 18 horas de aquel 9 de abril. El Jefe del Apostadero Naval, Capitán de Fragata Adolfo Gaffoglio, no se encontraba allí. Quien sí estaba era el Teniente de Fragata Pereyra, que hacía las veces de ayudante del oficial naval a cargo.

Ante la falta de posibilidades que el joven oficial tenía de brindar alguna bebida caliente a todos sus inesperados visitantes, la dotación de rescate se apersonó hasta un hotel próximo al apostadero en procura de al menos un té. En esa circunstancias este cronista recibió una fuerte reprimenda de parte del mismísimo gobernador militar Mario Benjamín Menéndez por no estar adecuadamente vestido. Nada sabía el general de lo que aquellos mal ataviados marinos acababan de hacer por sus camaradas de armas.

El regreso

Terminada la fugaz estadía en el suelo patrio recuperado y a punto de disponerse a regresar, los marinos del Cincel fueron convocados al interior del apostadero. Una vez en el lugar, personal de inteligencia naval entregó un cofre lacrado con destino a la base naval Mar del Plata. Supuestamente el contenido a transportar incluía material de inteligencia sobre actividad de miembros de la resistencia Kelper e hipótesis de atentados tipo guerra de guerrillas. Pero eso jamás pudo ser comprobado por los tripulantes del Cincel.

Volver fue una tarea ciclópea con el mar en contra. Literalmente el bote no avanzaba. El frio y el viento parecían haber alcanzado su máxima expresión y tanto el tramo final de la aproximación al buque como los reiterados intentos de volver a enganchar la proa y la popa del bote salvavidas a los cables de acero que permitirían izarlo fueron un cúmulo de fracasos.

Afortunadamente, cuando fruto de los reiterados golpes que el frágil bote se autopropinaba con el sólido casco de chapa naval del Cincel comenzaban a hacerlo colapsar, proa y popa se acoplaron a sus respectivos cables. Así comenzó el izado con el milagroso saldo de doce tripulantes a salvo en tierra y siete marinos mercantes de regreso al buque sin mayores novedades que algunos golpes sin importancia.

El Río Cincel, prosiguió con sus tareas, entre ellas hubo de cumplir con escalas en Puerto Madryn y Mar del Plata y hasta pudo realizar parte de su viaje a EEUU donde incluso se especuló con la recepción de material táctico, miras nocturnas, que un proveedor del mercado negro de armas había vendido a la junta militar.

La nave regresó al puerto de Buenos Aires el 14 de junio, el mismo día de la rendición. Antes que las familias de los tripulantes, abordó el buque personal de inteligencia naval que “recomendó” a todos y cada uno no divulgar nada de lo visto, hecho o escuchado en el Atlántico Sur.

El plano de distribución de bodegas del “Rio Cincel”. La nave poseía cuatro bodegas a proa y una a popa
En reiteradas ocasiones, alguno de los improvisados rescatistas intentó obtener información sobre la suerte corrida por aquellos hombres a los que savlaron de la voracidad del mar. Nunca tuvieron éxito. La historia desapareció de los registros navales y solo parecen recordarla sus protagonistas y algún escritor que ha volcado en un par de libros la epopeya de los buques tanque, cargueros y pesqueros que cumplieron distintas tareas durante las operaciones militares en el archipiélago malvinense.

Más allá de las condecoraciones y demás honores que la legislación vigente les otorgara a los civiles y militares que se han ganado el reconocimiento de la condición de Veteranos de Guerra, esta historia -una de las tantas que dejó la guerra- fue en los hechos ignorada por distintos mandos navales en los últimos 40 años.

Solo el Reino de España a través de la organización conocida como Patrulla Auxiliar Marítima al tomar conocimiento de los hechos, distinguió a alguno de los rescatistas civiles del Cincel por el sagrado cumplimento del deber marítimo más sagrado, la salvaguarda de la vida humana en el mar.

Ellos no esperaron jamás una medalla, un aplauso ni una banda militar tocando marchas en su honor. Solo esperan no abandonar esta tierra sin saber que suerte corrieron sus rescatadores-rescatados de la EDPV 43, una simple embarcación en peligro que les permitió cumplir precisamente el ya mencionado juramento profesional de todo marino: “Defender la vida humana en el mar aún a costa de poner la propia en peligro”.



Zarpa el crucero Canberra desde el Reino Unido y Haig arriba a Buenos Aires

Mientras las Fuerzas Armadas Argentinas continúan los aprestos en el continente para reforzar sus posiciones en las islas Malvinas, los esfuerzos diplomáticos de terceros países continúan a los fines de evitar lo que parece una inminente confrontación armada. En este sentido, en la Argentina ha generado expectativas el arribo del Secretario de Estado de los Estados Unidos, General Alexander Haig. El funcionario, enviado por el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, ha completado recientemente una reunión con la Primer Ministro del Reino Unido, Margaret Thatcher, celebrada en Londres el 8 de abril.

La llegada del funcionario se produjo aproximadamente a las 21:57 horas de Buenos Aires, a bordo de un Boing 707 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF). En su gestión de buenos oficios entre la República Argentina y el Reino Unido se espera que en el día de mañana, 10 de abril, tenga lugar un encuentro con el Presidente, Leopoldo Fortunato Galtieri, en la casa Rosada. 

Por su parte, entre las últimas novedades provenientes de Europa, el Mercado Común Europeo ha confirmado la aprobación de sanciones económicas con la República Argentina; a la par que el Ejército Argentino prosigue con el refuerzo, a través de mayor cantidad de efectivos, equipamientos y medios, de diversas posiciones en las Islas Malvinas, haciendo foco en Puerto Argentino. Los últimos reportes confirman el arribo de nuevas unidades militares a las islas Malvinas, mientras otras se alistan en el continente.

Como fuera informado en jornadas previas, el zarpe de ambos portaviones de la Royal Navy con destino al Teatro de Operaciones ha provocado un aumento en la velocidad de despliegue de varias unidades apostadas en diversas ubicaciones del país, las cuales serán enviadas próximamente a las Malvinas.

Frente: Continente

Desde el Ejército Argentino se estaría alistando a la X Brigada Mecanizada, al mando del General Joffre, para su despliegue en las Islas Malvinas. El jefe de la unidad habría sido notificado de la orden en horas de la madrugada. En base a lo consultado, se espera que la unidad se encuentre en las islas durante las próximas 36 horas; mientras se reporta que desde la Brigada han convocado a reservistas para complementar a los soldados conscriptos que posee.

Además de la Xª Brigada Mecanizada, unidades de la X Brigada de Infantería también serán movilizadas a las Islas Malvinas. Entre ellas se encuentran dentro de la orgánica de la unidad: Regimiento de Infantería Mecanizado 3, El Regimiento de Infantería Mecanizado 6, el Regimiento de Infantería Mecanizado 7, el Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10, la Compañía de Comunicaciones 10 y la Compañía de Ingenieros 10.

Frente: Islas Malvinas – Puerto Argentino

En base a uno de los últimos reportes, una de las últimas unidades del Ejército Argentino en arribar a las Islas Malvinas es el Regimiento de Infantería 8 (RI8). En base a lo expresado, la llegada de esta unidad representa el primer refuerzo organizado que arriba a las islas desde la finalización de la Operación Rosario.

Entre los últimos informes que pueden destacarse del RI8, es que al 25 de marzo la unidad completa el subperiodo de instrucción de los soldados clase 1963 (arribados el 1 de febrero), y manteniendo el 50% de los soldados incorporados de la clase 1962. El comandante designado al frente de la unidad es el teniente coronel Ernesto Repossi.

Bahía Fox – Créditos Eduardo Frecha
El transporte aéreo de la unidad, conformada por las Compañías A, B y parte de la de Servicios, comenzó el 6 de abril. Al día de la fecha, 9 de abril, el traslado a las Islas Malvinas de esta unidad se ha completado. En base a fuentes consultadas, se espera que comiencen su traslado con destino a Bahía Fox, ubicada en la costa sudeste de la isla Gran Malvina, por medio del empleo de helicópteros y el ARA Isla de los Estados. Una vez en esta posición su misión y tarea, junto a parte de la Compañía de Ingenieros 9 (Ca Ing 9) será la defensa del acceso al puerto de esta localización.

Por su parte, en lo referido a la Compañía de Ingenieros 9; la misma se encuentra en Bahía Fox desde el 5 de abril. Desde entonces viene cumpliendo las siguientes tareas y misiones: ocupación, reconocimiento y establecimiento de comunicaciones desde la posición designada, junto al control de la población local y requisa de cualquier tipo de armamento que posea.

Por su parte, desde la Fuerza Aérea Argentina continúan fortificando las posiciones alrededor del Base Aérea Militar Malvinas. El aeropuerto es de vital importancia para el esfuerzo logístico argentino, frente a la imposibilidad de enviar por mar hombres y pertrechos. A su vez desde la Institución informan que prosigue el reconocimiento de la zona, incluyendo el faro. En este sentido la falta de cartografía precisa de la ubicación que rodea al aeropuerto ha sido suplida gracias a la Secretaria General de Gobierno la cual ha provisto cartas planimétricas de origen británico.

Imagen ilustrativa de la actividad de la BAM Malvinas.

Frente: Reino Unido

Como sucediera el 5 de abril con los portaviones HMS Invencible y Hermes, se ha reportado que en el día de la fecha partió desde el puerto de Southampton el crucero transatlántico Canberra. El crucero ha sido recientemente requisado por el gobierno británico, a los fines de fortalecer las capacidades para el traslado de personal. Para este fin, y en tiempo récord, el Canberra ha sido modificado para alojar a tropas en su travesía. Los últimos informes indican que también fueron instaladas dos plataformas, en proa y popa respectivamente, para operar helicópteros.

Según los reportes el Canberra transporta a 2.400 hombres pertenecientes al Batallón Para 3 y la Brigada de Comando 3. Junto al crucero también partieron otros buques de transporte como el Elk, que lleva en sus bodegas 2.000 toneladas de munición y otros pertrechos.

La última información sobre el Crucero Canberra es que podría efectuar una escala en su paso hacía el Atlántico Sur. Más precisamente en el puerto de la ciudad Freetown, Sierra Leona.

Fuente: https://www.zona-militar.com/



Comunicados de la Junta Militar

Comunicado de la Junta Militar nº 20: La Junta Militar comunica a la Nación que, coherente con su actitud de respeto a la libertad individual de los residentes en las Islas Malvinas, facilitó el 07 de abril el traslado por vía aérea, al aeroparque de la ciudad de Buenos Aires, de 8 personas, a saber:

Señor Gregor Piorkovski, quien permanecerá en Buenos Aires para ser intervenido quirúrgicamente.

Señores Nicholas Napier Ford y Allan Watson, quienes regresan a Londres luego de haber finalizado sus respectivos contratos de trabajo.

Señora Jennifer Felton y su hijo John, que siguen hacia Londres por razones familiares.

Señora Rosa Calisto Barcia de Betts y sus hijas Dawn y Magaly, quienes se trasladan a Santiago de Chile por razones de familia, haciéndose cargo de ellas el Señor Cónsul de Chile.

Las personas mencionadas fueron recibidas por autoridades de migraciones, quienes facilitaron sus trámites de ingreso y salida.

Comunicado de la Junta Militar nº 21: La Junta Militar comunica, ante versiones no oficiales que han tomado estado público a través de distintos órganos periodísticos, referidos a la situación actual de los 22 miembros militares del Royal Marine Corp y los 13 civiles británicos que se encontraban en las Islas Georgias del Sur; que el citado personal militar y civil es trasladado en este momento por modo naval.

Comunicado de la Junta Militar nº 22: La Junta Militar, en conocimiento de distintas versiones circulantes con respecto al tenor de las negociaciones que se llevan a cabo con Gran Bretaña, comunica a la opinión pública que las únicas informaciones valederas y responsables son la remitidas en forma oficial.

Los conceptos básicos referentes a este tema, fueron entregados al señor Secretario de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, General Alexander Haig, por el Señor Canciller Nicanor Costa Mendez antes de su partida para Londres, y los mismos mantienen plena vigencia y no han sido modificados.

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