A las 12,57 hs, la flota cortó las comunicaciones con el continente, cambió el curso poniendo proa al rumbo 90° de navegación y se dirigió a Puerto Stanley,

cambió el nombre de código: de “Operación Azul” pasó a “Operación Rosario”.
El día 30, Gran Bretaña se enteró a través de su oficina de Inteligencia que Argentina estaría en condiciones de desembarcar en las islas, el 2 de abril por la mañana. Desde Londres se notificó al gobernador Rex Hunt que se trataba de una amenaza real y que se esperaba la acción militar para el día 2 de abril a la mañana. Hunt reunió a sus pocas tropas y les encomendó la defensa de las islas.
Como Gran Bretaña ya conocía los movimientos gracias a la ayuda norteamericana, Argentina pensó que la recuperación se complicaría ya que la operación denominada “Operación Virgen del Rosario”, debía ser sorpresiva, rápida e incruenta, perdiendo como vemos, su primer objetivo y sabiendo que los ingleses los esperarían.
El 31 de marzo el comandante de la FT 40 dispuso una reunión en su buque insignia para analizar la situación en función de las últimas informaciones recibidas como resultado de la escucha que fuera realizada al sistema de radiodifusión británico que se utilizaba en las Islas, donde se advirtió que el Gobernador de Malvinas impartía a su población, una serie de medidas preventivas y defensivas en relación con la operación que las Fuerzas Armadas Argentinas estaban desarrollando, circunstancia que dejó en evidencia a que se había perdido el factor sorpresa.
Este hecho permitió constatar también que el aeropuerto se encontraba defendido con emplazamientos de ametralladoras y obstáculos varios que imposibilitaban el descenso sorpresivo de aeronaves, razón por la cual se impuso la necesidad de conquistarlo para tomar su control. A las 18,00 hs, se impartieron directivas particulares a personal de la Armada y del Ejército Argentino, a bordo del ARA Cabo San Antonio, la misión que debían cumplir para asegurar el objetivo y los riesgos de la misma.

Ante la inminencia del ataque, una de las primeras decisiones de Margaret Thatcher fue enviarle un mensaje a su amigo Ronald Reagan para que intentara convencer a Galtieri de que no invadiera las islas.
Luego, Gran Bretaña pidió una urgente reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El mismo día, se le envió un largo cable “S” al embajador Eduardo Roca, instruyéndolo a solicitar el 1° de abril, “en hora que será determinada a vuestra excelencia telefónicamente”, “a fin de llamar la atención del Consejo de Seguridad la situación de grave tensión existente entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte”.
En el mismo texto “Secreto” y “Muy Urgente” -cable 697- se le ordena a Roca que “simultáneamente con presentación nota a Consejo de Seguridad, sugiérese a V.E. entrevistar a representantes permanentes de China y de Unión Soviética fin de imponerlos situación. V.E. les señalará que Argentina confía en seguir contando con tradicional apoyo sus países sobre cuestión Malvinas”. China y la URSS no votaron por la Argentina.
Este 31 de marzo el diario La Nación tituló: “Georgias del Sur. Podría plantearse el tema en la ONU. Frigoli confía en obtener una solución diplomática”.