3 DE MAYO

=Día a día lo que ocurrió en Malvinas y en el mundo durante el conflicto armado =Ataque al Aviso ARA Sobral =Se inicia el ataque =El crítico regreso a casa =El aviso es descubierto y se inician las tareas de rescate =Los DAGGER golpean a la Task Force =Comunicados del Estado Mayor Conjunto =Comunicados de Gran Bretaña

– Alrededor de las 23,00 hs fue difundido el siguiente comunicado dirigido por el Comandante en Jefe de la Armada, almirante Jorge Anaya, a todos los integrantes de dicha fuerza, con motivo del hundimiento del crucero ARA General Belgrano: “Hago llegar a todos los integrantes de la institución las seguridades de que esta pérdida, que integra la cuota de sacrificios que la Armada ofrece a la Patria en las duras circunstancias históricas que atraviesa, fortalecerá la decisión de continuar la lucha hasta el logro total del objetivo propuesto en defensa de nuestra soberanía”.

– Puerto Belgrano: Médicos y enfermeras de Bahía Blanca fueron citados de urgencia al hospital de la Base Naval de Puerto Belgrano, para estar preparados para atender a los heridos del Crucero General Belgrano.

– Santa Fe: El Comandante de la III Brigada Aérea, brigadier José Apolo González, confirmó aquí que un avión IA-58 Pucará, de esta unidad, que estaba operando en Malvinas, fue el que localizó el portaaviones “Hermes” y descargó sobre él todas las bombas y municiones”. “Uno de nuestros pilotos, el teniente Daniel Jucki -manifestó- realizó una acción heroica”.

– Naciones Unidas: El embajador de Panamá ante la ONU, Carlos Ozores, informó que el secretario general del organismo, Javier Pérez de Cuellar, había presentado a la Argentina y a Gran Bretaña un plan de paz que incluye la cesación de las acciones bélicas. El representante argentino, Eduardo Roca, prefirió llamarlas “ideas procesales” y no propuestas, pero confirmó que están en poder de nuestro gobierno.

– Jerusalén: El primer ministro israelí, Menajem Beguin, consideró que “el conflicto por las Malvinas entre la Argentina e Inglaterra es superfluo”, y que debiera solucionarse diplomáticamente. Beguin definió a la crisis como “un conflicto extraño por el cual no se justifica el derramamiento de sangre”.

– Lima: El primer ministro y el canciller del Perú justificaron el rechazo argentino del último plan de paz debido al ataque británico contra el crucero General Belgrano. El canciller Javier Arias Stella, declaró que “teníamos la esperanza de que estas gestiones, que habían motivado continuos contactos a lo largo de las últimas horas, pudieran tener algún éxito”. Sin embargo, tales conversaciones no pudieron prosperar “después que, lamentablemente y cuando se estaba avanzando en la parte final del planteamiento, se tuvo la noticia del torpedeamiento del crucero Belgrano”, concluyó Arias Stella.

– Madrid: El canciller español, José Pedro Pérez Llorca, partió hacia Estados Unidos donde se entrevistará con el Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, y con su colega norteamericano, Alexander Haig. Dijo el ministro que no lleva una “propuesta concreta” de mediación española y se mostró pesimista por el desarrollo de los acontecimientos en el Atlántico Sur.

– Moscú: La agencia oficial soviética TASS criticó a Estados Unidos y a Gran Bretaña por las repercusiones de su “política imperialista” en el plano mundial. “La Unión Soviética se opone al colonialismo, cualquiera sea su forma -expresó TASS- y está convencida de que la restauración del estatuto colonial en las Malvinas es inadmisible”. Las islas son argentinas, afirma, y la URSS es contraria a la actitud agresiva y colonialista de Londres expresada en la aventura militarista de Margaret Thatcher y su gobierno conservador.

– Naciones Unidas: Gran Bretaña continuará aplicando “una presión inexorable sobre la Argentina en los campos militar, político y económico”, hasta que se retire de las islas Malvinas, expresó el secretario del Foreign Office, Francis Pym. Consultado sobre si Gran Bretaña no estaba usando demasiado el recurso militar con el riesgo de dañar a tal punto el honor argentino que este país no pueda volver a la mesa de negociaciones, Pym respondió: “Realmente me importa muy poco lo que pase con el gobierno argentino. Se trata de un gobierno que se ha instalado a sí mismo y no representa la voluntad popular”.

– París: Los embajadores en Francia de 17 países latinoamericanos aprobaron en París un comunicado en el que muestran su apoyo a la soberanía argentina sobre las Malvinas y urgen el cese inmediato de las hostilidades.

– Río de Janeiro: El apoyo de los Estados Unidos a Gran Bretaña “es un hecho peligroso, pues puede crear un sentimiento antinorteamericano en América Latina” advirtió aquí el teniente brigadier Delio Jardim de Mattos. Luego agregó que “habría preferido que Estados Unidos hubiese permanecido neutral para que, como una superpotencia, pudiese ayudar a la paz entre los dos países en confrontación por las islas Malvinas”, pero que “al asumir una posición francamente pro-inglesa, los norteamericanos dieron la impresión de que, al intentar negociar la paz, el secretario de Estado, Alexander Haig, ya tenía una idea preconcebida”.

Conocida la noticia del hundimiento del Crucero General Belgrano, participaron del rescate las siguientes unidades:

  • 2 Aviones Neptune
  • 1 Avión Focker
  • 1 Avión Electra
  • Los Buques GurruchagaBahía ParaísoBouchard Piedra Buena y Pesquero Belokamensk

En el marco de una fuerte tempestad, uno de los buques escoltas (el Destructor Piedra Buena) regresó a toda máquina al lugar, mientras el Destructor Bouchard que había sido averiado, se encontraba más distante porque había tenido que superar el asedio del Submarino Conqueror.

A las 09,00 hs el avión Neptune de la Armada Argentina, avisto una gran mancha de aceite y a las 13,15 hs descubre las primeras balsas, ejecutando diferentes maniobras sobre las mismas para darle ánimo y esperanza a los sobrevivientes. Esta operación la hizo a riesgo de quedarse sin combustible para su regreso al Continente.

El Destructor Piedra Buena era el que se encontraba más próximo a las balsas iniciando las primeras operaciones de rescate.

A las 20,00hs, el aviso ARA Gurruchaga arribó al lugar de rescate. Su capacidad era para 70 tripulantes, embarco a 365 hombres.

Ataque al Aviso ARA Sobral

En la noche del 2 de Mayo de 1982, el aviso ARA Sobral que se hallaba en medio del Atlántico Sur en misión de búsqueda de los tripulantes de un avión Canberra de la Fuerza Aérea Argentina, abatido el día anterior, fue atacado con misiles por un helicóptero de la Royal Navy. La epopeya del combate en desiguales condiciones, que le costó la vida al comandante del buque, Capitán Gómez Roca y otros siete tripulantes, concluyó con su increíble regreso a puerto en condiciones extremas.

Una de las situaciones más criticadas y angustiosas en el mar las vivió el aviso Alférez Sobral, un buque pequeño, que no tiene misiles ni es un destructor. Se trata de un remolcador al que la Armada Argentina alistó con una mínima artillería: Un cañón de 40 mm y dos ametralladoras de 20 mm. Por lo general cumple tareas múltiples: de balizamiento, de apoyo, de salvamento. No es, en sí, un buque de guerra.

El 27 de marzo de 1982, el aviso ARA A-9 “Alférez Sobral” parte desde Puerto Belgrano hacia el Sur, hasta ese momento ninguno de sus tripulantes había sido informado de su misión, por lo que asumían que se trataba de una misión de rutina El buque llega a Río Gallegos donde debía esperar órdenes, siendo sorprendidos por la noticia de la recuperación de Malvinas el día 2 de abril.

Una semana después, tras reabastecerse en Puerto Deseado, su capitán recibe nuevas órdenes, debía iniciar misiones de patrulla, rescate y salvamento en conjunto con su gemelo, el ARA A-10 “Comodoro Somerella”. Inicialmente recibió la orden de actuar al Sudoeste de Malvinas, poco después se cambió su área de patrulla hacia el Noroeste. Por su lado, el “Comodoro Somerella” debería mantener su área de patrulla al Sudoeste de Malvinas.

El 1º de mayo, para cuando los británicos iniciaron la guerra abierta con el bombardeo a Puerto Argentino, el aviso “Alférez Sobral” se encontraba justo al Noroeste de las islas Malvinas. Recibió la orden de auxiliar a los tripulantes de un avión Canberra B.Mk.62 de la Fuerza Aérea Argentina, que fue derribado por cazas “Sea Harrier” británicos aproximadamente a 100 millas marinas al Norte de Malvinas, dentro de la “Zona de Exclusión Total” (ZET) de 100 millas, la cual los británicos hicieron efectiva unos pocos días antes.

Ante la situación, el comandante del buque, el capitán de corbeta (CC) Sergio Gómez Roca puso proa hacia la zona de búsqueda. El CC Gómez Roca sabía muy bien los riesgos que asumía él y su tripulación al ingresar a la ZET británica. El mar, esa tarde del 1º de mayo, estaba tempestuoso. Las posibilidades de que el Sobral fuera interceptado por el enemigo eran muy grandes.

El Comandante del buque, Capitán de corbeta Sergio Gómez Roca tenía plena conciencia de los riesgos que corrían él, su buque y su tripulación: 60 hombres en total, contando al personal de buceo para la tarea de salvamento. Su armamento estaba compuesto por un cañón de 40 mm y dos cañones de 20 mm, mientras que su electrónica era mínima, por lo que la posibilidad de hacer frente a cualquier amenaza británica era prácticamente nula.

El Sobral navegó durante toda la noche del 1º y el día 2 de mayo hacia el lugar donde debería iniciar las misiones de búsqueda y rescate de la tripulación del bombardero argentino. Sin embargo, por la tarde la tripulación es informada de la amarga noticia del día: el crucero “General Belgrano” había sido torpedeado. El dolor de los tripulantes del pequeño aviso se hizo notar, sin embargo, debían seguir con su misión, y así lo hicieron.

Aproximadamente a las 22,00 horas, el Sobral ingresa a la zona donde debería iniciar la búsqueda y el rescate de la tripulación del bombardero Canberra derribado por los británicos. Sin embargo, en la zona se encontraba de patrulla un helicóptero, que en principio no fue reconocido, que los había descubierto e intentaba identificar al pequeño buque.

Era una noche muy cerrada. Según la descripción del oficial de guardia y de los señaleros, se supo abordo que era un helicóptero tipo Sea King. Se dedujo que era británico porque en la zona no había aeronaves argentinas de ese tipo. Rápidamente se da la alarma, el peligro resultó evidente.

El Capitán Gómez Roca ordenó que tomaran sus puestos de combate. Pronto el cañón de 40 mm de proa y los dos de 20 mm, ubicados uno a cada banda detrás del puente de mando, se alistaron para hacer frente a un eventual ataque. Paralelamente, el capitán dio la orden de retirarse rápidamente del lugar, aunque la situación no era para nada favorable para el buque, el estado del mar y las prestaciones del aviso hacían imposible superar los 10 nudos de velocidad (18 Km./h), de noche, sin sistemas de detección o dirección de tiro y con armamento ligero sus posibilidades de hacer frente a un ataque eran mínimas. A pesar de ello, se decidió enfrentar la amenaza.

Se inicia el ataque

Mientras el pequeño buque iniciaba el zafarrancho de combate, el helicóptero británico solicitó refuerzos, de inmediato dos helicópteros Lynx HAS.Mk.2, cada uno equipado con dos misiles ligeros antibuques Sea Skua, fueron despachados desde los destructores HMS “Coventry” y HMS “Glasgow”. Durante el vuelo, el aparato del “Coventry” sufrió fallas en sus comunicaciones UHF y se mantuvo en espera, mientras que el Lynx del “Coventry” fue guiado por el Sea King, que mantenía contacto de radar con el aviso argentino.

A las 00,20 horas, aproximadamente, el Lynx HAS.Mk.2 pronto enganchó el blanco con su radar y se acercó hasta unas ocho millas de distancia (15 Km.), de inmediato disparó sus dos misiles en rápida sucesión.

Con una tensión evidente y a la espera de cualquier señal, el CC Gómez Roca se encontraba en el puente de mando junto con el teniente de navío (TN) Sergio Bazán cuando son informados de un avistamiento de luces por la banda de estribor. El puente de señales había informado del suceso y pronto se comprobó que no se trataba de bengalas.


“Eran misiles que se estaban aproximando. Yo recuerdo -dice el Tte. de Navío Bazán- que vimos una luz con cierto movimiento rotatorio. En segundos, por supuesto, un misil impactó en la lancha, en la banda de estribor; otro pasó sobre el buque, sin dar en el blanco, ante lo cual el operador de la ametralladora de la banda contraria abrió fuego, en una reacción instantánea.” El misil se perdió en la noche oscura del mar.

Este primer ataque inglés con misiles a un aviso argentino dejó una lancha de salvamento destruida y algunos heridos: los operadores de la ametralladora de estribor y el segundo comandante Bazán, alcanzado por una esquirla en una pierna. Quedó destruido el sistema de comunicaciones, lo cual fue constatado por el mismo Bazán instantes después. Aún herido, había bajado hasta la radio para informar acerca del ataque. No pudo.

El CC Gómez Roca entonces decidió invertir el rumbo para estabilizar el buque y permitir que las armas que quedaban operativas pudieran seguir siendo empleadas de una manera más eficaz. La alarma se mantenía, todos permanecieron en sus puestos, se estaba esperando un segundo ataque. Los británicos habían visto la explosión y pronto el helicóptero Sea King HAS.Mk.5 (ZA129) perdió el contacto con el pequeño buque, presumiblemente las condiciones del mar dificultaron su detección.

Pocos minutos después, el helicóptero británico vuelve a obtener contacto e informa, de inmediato de la presencia del buque, rápidamente, el destructor HMS “Coventry” despachó a su Lynx HAS.Mk.2 que estaba en espera.

Fueron veinte interminables minutos de nervios hasta que nuevamente el pequeño buque fue atacado. El segundo ataque fue mortífero, terrible, realizado también con misiles desde los destructores Coventry Glasgow, según se comprobó después. El misil impactó de lleno en el puente de mando, destruyéndolo completamente y provocando un incendio.

“Yo me dirigía al puente -recuerda Bazán- cuando encontré al médico y empezó a revisarme la pierna. En ese momento hizo impacto el misil en el puente. Subí de todos modos y como pude, hasta la cubierta superior. Vi que salía de la radio el único sobreviviente, el cabo Enríquez, muy herido. Lo bajé. Subí de nuevo. Cuando llegué al puente la impresión fue de desolación total. No había nadie. Todo estaba destruido. En un sector vi fuego, sólo fuego. Entonces me di cuenta de que todos los que estaban en el lugar habían fallecido.

Si bien el buque no había sido herido de muerte, la tripulación había sufrido graves bajas, en el puente de mando murieron el CC Gómez Roca, el guardiamarina Olivieri y otros seis tripulantes más, los heridos ahora sumaban un total de ocho entre los dos ataques.

Me hice cargo del buque. El jefe de máquinas me informa que no podíamos gobernar el Sobral. Me preguntaba qué había ocurrido arriba. Le conté. Inmediatamente se organizó la lucha contra el incendio, que estaba quemando toda la superestructura del barco.

Los grupos de control de averías lograron apagarlo, tras un gran trabajo. En tanto, el personal de máquinas reparó el sistema de gobierno en forma precaria. Al rato estuvimos en condiciones de navegar, aunque sin ningún tipo de elemento de navegación. Había una única manera de orientarse: la dirección de las olas, que venían del norte antes del segundo ataque. Decidimos emprender el camino más largo, pero más seguro.

El crítico regreso a casa

Aunque sabíamos que el enemigo podía aparecer de nuevo, en cualquier momento. Después de un día de navegación con rumbo Norte, se siguió hacia el Oeste.

Se podía apreciar la velocidad en base a las vueltas del eje de la hélice, y se hacía una estima sobre una única carta de navegación, cuya escala no era apta para navegar allí, pero era algo. Al tercer día se pudo rescatar, de entre los derechos del puente, la rosa del compás magnético, que inexplicablemente estaba entera. La pusimos en proa, entre las dos cadenas de anclas, con lo que pensamos que podía obtenerse una cierta compensación a los desvíos propios del magnetismo. Con eso y dos brújulas de infantería de marina, el Sobral se acercaba al continente.

Recuerdo que hubo varios incendios por problemas de cableado. Se combatía, se apagaba, volvía a resurgir, se volvía a combatir … Todos colaboraban en esto. El cocinero atendiendo a los heridos; los maquinistas preguntando que podían hacer… Llegó un momento de tal incertidumbre y tan inciertas posibilidades de sobrevivir, que el teniente Juan Carlos Casal y tres tripulantes me pidieron permiso para retirar la bandera de guerra e izarla en la pluma. Así se hizo. Fue un momento que jamás olvidaré. Muy emotivo, muy profundo, muy entero. Ante la formación de todos los que sobrevivieron, rendimos homenaje a nuestra bandera nacional. Fue como un acto de despedida, pero ente nosotros mismos, porque quizás nadie lo supiera nunca.”

Al quinto día de navegación se llegó a pensar que estaban en realidad en una posición muy diferente a la buscada, muy lejos del continente. Navegaron al garete cuatro o cinco horas, tiempo durante el cual trataron de impedir nuevos incendios. También se llegó a temer el hundimiento del buque, dadas sus tan precarias condiciones. Lo pero era que podía irse a pique a sólo 1 km de la costa.

El aviso es descubierto y se inician las tareas de rescate

El 4 de mayo, la ARA informa de la desaparición del pequeño aviso, de inmediato todos los elementos disponibles inician las tareas de búsqueda y rescate. Barcos pesqueros y otros barcos civiles se unen a la búsqueda del buque desaparecido, se esperaba que solo tuviese problemas con su equipo de comunicación, sin embargo, la búsqueda aérea de largo alcance se mantuvo hasta poco después de las 1900 horas de ese día.

En las primeras horas del 5 de mayo, aviones del COAN y la FAA despegan para iniciar la búsqueda. A las 0845 horas, un Fokker F-27 de la FAA descubre al aviso, el cual no responde los llamados de radio. De inmediato se dio parte a un helicóptero S-61N civil al servicio de la FAA, al mando del primer teniente (1º Tte.) Miguel Lucero, el cual había realizado una infructuosa búsqueda el día anterior.

El impacto del tercer misil lanzado contra el aviso fue en el puente de mando produjo la muerte del CC Gomez Roca, el guardiamarina Oliveri y otros seis tripulantes más, provocando incendios y dejando al buque en situación crítica, aunque sin que se afectara su navegación.
Pasado el mediodía, y después de sobrevolar gran cantidad de buques destinados a la búsqueda del pequeño buque desaparecido, el 1º Tte. Lucero detecta un punto en el horizonte. A medida que se acercaban el punto tomaba forma y finalmente fue identificado como el aviso “Alférez Sobral”. La identificación fue simultánea, desde el aviso se dispararon dos bengalas, tan pronto como el helicóptero pudo aproximarse al buque se constató el grave estado en el que se encontraba.

Tan pronto como estuvieron sobre el buque, el 1º Tte. Lucero se comunica con el Centro de Búsqueda y Salvamento de Puerto Deseado para comunicar a los superiores el estado del buque y su posición geográfica para que se iniciara su inmediato auxilio por medios navales. Debido a que la nave más próxima se encontraba a unas 70 millas del lugar, el 1º Tte. Lucero inició el procedimiento de rescate, el miembro de rescate del helicóptero descendió utilizando la grúa y éste comunicó que había ocho muertos y nueve heridos entre los tripulantes, incluyendo el oficial que comandaba el buque, el TN Bazán. En total habían sobrevivido 52 tripulantes.

Finalmente, ante la dificultad de establecer la superioridad aérea, la guerra se facilitó para las fuerzas británicas. La FAA había mostrado que sus pilotos de caza no tenían un buen entrenamiento para el combate aéreo, en tanto que su armamento para esas misiones ya era obsoleto, en el caso de los Shafrir Mk.IV, o se tenía poca experiencia en su empleo, como en el caso de los R.550 “Magic”. En lo que al R.530 se refiere, se sabe muy poco de su empleo, aunque algunos cazas del primer lote realizaron patrullas con un único misil en el pilón central del fuselaje, mientras que los aviones del segundo lote lo utilizaron en conjunción con los R.550 “Magic” en algunos casos.

El 1º Tte. Lucero fue informado que los muertos no podrían ser evacuados debido al estado en el que se encontraban, pero se procedió a evacuar a tres heridos graves, entre ellos al Cabo Primero Enrique Hernández, que integraba la dotación del buque como elemento de la Prefectura Naval Argentina, los cuáles fueron internados en el hospital de Puerto Deseado.

Por la tarde, el buque fue auxiliado por el buque de desembarco de tanques Q-42 “Cabo San Antonio”, quién procedió a la asistencia inmediata de los heridos restantes, así como a evacuar a los muertos. El Q-42 de inmediato inició el remolque del buque, permitiendo que alcanzara Puerto Deseado ya avanzada la tarde.

Al ingreso al puerto, la tripulación se formó ceremonialmente, dejando ver el grave estado en el que había quedado el buque. La travesía de dos días a la deriva había terminado y los supervivientes ahora estaban en tierra nuevamente, permitiendo dar sepultura a sus muertos.

Tiempo después de la guerra, el aviso ingresó a los talleres navales de Puerto Belgrano, donde fue reconstruido en su totalidad, reemplazando su puente destruido por otro nuevo. Posteriormente, el A-9 “Alférez Sobral” presto servicio en el Comando Área Naval Austral, con base en el puerto de Ushuaia, hasta su última navegación y puesta fuera de servicio.


Guerra de Malvinas: los escalofriantes testimonios de dos sobrevivientes del ataque al Aviso Alférez Sobral

Por Adrián Pignatelli

EL ARA Aviso Alférez Sobral sufrió dos ataques cuando iba a rescatar a dos pilotos que se habían eyectado muy cerca de la flota británica
“Estaba como oficial de guardia en el Aviso Alférez Sobral, y nos ordenan zarpar. Un compañero mío me lleva al camarote, para hablarme en reserva. Me dice: ‘Vamos a tomar las Malvinas’.

–¿¿¿Qué???

–Vamos tomar las Malvinas.

Quedé petrificado. Lo primero que se me ocurrió fue llamar a mi familia porque dije ‘no los veo más’. Hablé con mi madre y con mi novia, mi actual esposa. Con un nudo en la garganta, no sabía cómo aguantarme. ‘Es una navegación normal, son sólo unos días, no se hagan problema…’, y no pude decir nada más. Eso fue el 27 de marzo”.

Con el testimonio del actual vicealmirante VGM Eduardo Alberto Fondevila Sancet -actual subjefe del Estado Mayor General de la Armada– comienza un relato por momentos electrizante, por otros dramático, del ataque al Aviso Alférez Sobral, ocurrido el 2 de mayo de 1982. Junto al capitán de navío (R) VGM Sergio Bazán, por entonces teniente de navío y segundo comandante de la nave, reconstruyeron para Infobae un relato único de una situación límite que vivieron durante la guerra de Malvinas.

Así fue la historia

En la navegación hacia el sur, el comandante de la nave, el capitán de corbeta Sergio Gómez Roca informó a la tripulación sobre la recuperación de las islas y de la misión asignada al Sobral: situarse en un punto entre el continente y las islas y estar preparados para misiones de búsqueda y rescate.

Construido en 1944 en Estados Unidos, esta nave de 43,6 metros de eslora y 10,3 de manga, había participado en tareas auxiliares en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial bajo el nombre de USS Salish. En 1972, fue entregado a la Armada Argentina. Lleva el nombre del Alférez José María Sobral, un destacado explorador militar y geólogo, de importante trayectoria en la Antártida.

La primera misión en la guerra de Malvinas para este buque no demoraría en llegar.

“Fue un momento muy fuerte”

A la noche de ese día, había sido derribado el Canberra MK-62, número 110 por un misil supersónico Sidewinder que impactó en su turbina derecha. Los pilotos, teniente Eduardo de Ibáñez y el primer teniente Mario González debieron eyectarse.

El Alférez Sobral recibió la orden de ir a su rescate, a un punto situado a 180 km al norte del Estrecho de San Carlos.

El mapa que muestra el lugar del ataque
Fondevila Sancet, por entonces un joven guardiamarina, recibido en diciembre del año anterior y que el Sobral era su primer destino, acota que “cuando llega la orden de ir a buscar a los dos pilotos, el comandante reúne a todos los oficiales en la cámara. Y mirando una carta donde estaba ploteada toda la flota inglesa, señala un punto 90 millas al norte de Malvinas. Era el lugar donde debíamos dirigirnos. Estaríamos al lado de la flota inglesa. Hubo un silencio total. No me olvido las miradas de cada uno entre nosotros. Nadie dijo nada. Fue un momento muy fuerte”.

Luego de un reabastecimiento en Puerto Deseado, el buque llegó al lugar asignado casi a la medianoche del 2 de mayo.

Sentía que me estaba quemando. Atiné a ponerme el casco sobre la cara, porque pensé que todo lo que estaba a mi alrededor se estaba quemando. Había alaridos, gritos
 

Al llegar, el Sobral fue sobrevolado por un helicóptero británico Sea King que luego se alejó.”Cubrimos los puestos de combate, esperando un ataque inglés. Luego de unos cuantos minutos, apareció un segundo helicóptero, un Sea Lynx y abrimos fuego con el cañón de 40 mm y las ametralladoras de 20 mm, provocando que se alejara. Era un armamento elemental, porque un aviso no era un buque estrictamente de combate”, explicó Bazán.

El comandante del buque, Sergio Gómez Roca
Fondevila, que estaba descansando luego de haber hecho la guardia de 16 a 20 horas, saltó de la cama al oír la alarma de combate. Le preguntó al teniente Alemán qué ocurría: “Nos divisó un helicóptero inglés”. Mientras tanto, Bazán estaba en la radio enviando un mensaje al comando de tierra.

La pregunta surge natural: ¿Por qué abrir fuego si el Sobral estaba en una misión de búsqueda y rescate? “El nuestro no era un buque de la Cruz Roja y no estaba exento de la acción del enemigo. En ese momento éramos dos unidades enemigas enfrentadas. Gómez Roca cumplió con su deber como comandante de un buque de guerra con las órdenes que tenía de abrir fuego ante la presencia del enemigo, ante la amenaza de que si no lo hacía, el buque podría ser abordado por los ingleses”, explicaron los marinos.

“Ahora entramos en la realidad”

Bazán recuerda que “había mar gruesa, el buque navegaba lentamente. Había que prepararse para repeler el ataque. Pasan unos cuantos minutos, vemos una luces en un sector, creemos que son las bengalas que arrojaron los pilotos a rescatar. Pero eran misiles”.

En el primer ataque, un misil Sea Skua destrozó la lancha que el buque llevaba, y se hundió parcialmente el baño del personal. Hubo heridos. Bazán fue alcanzado por una esquirla en su pierna y la onda expansiva lo arrojó hacia el centro del comando. Sólo sentía ruidos y veía mucho humo. Mientras tanto, Fondevila Sancet pensaba “Ahora entramos en la realidad”. Era el bautismo de fuego de un guardiamarina recién egresado de la Escuela Naval.

“En el segundo ataque un misil impactó de lleno en el puente de comando que, junto al puesto de radio ubicado debajo, quedaron destruidos. Mató a toda la gente que estaba allí menos a un cabo, que quedó herido”, recordó Bazán
“Como no sabíamos dónde había pegado –relata el entonces guardiamarina- me ordenan verificar el sector de proa. Cada puerta que abría, el corazón dejaba de latir, porque no sabía con lo que me iba a encontrar, si se estaba incendiando o qué. Afortunadamente, no encontré nada y ahí se produce el segundo ataque”.

Años después, Bazán se enteraría de fuentes inglesas que los helicópteros provenían de los destructores Coventry Glasgow. En el trayecto hacia el Sobral, uno de ellos acusó una avería y regresó a la nave. El otro siguió y es el que llevó adelante el primer ataque. Y cuando regresó a su barco, despegó el helicóptero que había tenido la avería. “Ellos siempre creyeron que habían atacado a dos barcos”, comentó Bazán.

Fondevila vio caer en llamas al cabo Enríquez, que se desplomó por la escala. Bazán lo cubrió con una manta y lo corrieron hacia un costado
“En el segundo ataque un misil impactó de lleno en el puente de comando que, junto al puesto de radio ubicado debajo, quedaron destruidos. Mató a toda la gente que estaba allí menos a un cabo, que quedó herido. No hubo más víctimas gracias al comandante Gómez Roca que, luego del primer ataque, había ordenado que permaneciera en el puente de mando sólo la dotación indispensable; el resto quedó bajo cubierta”, relató Bazán que, desde ese momento, se convertía en el comandante de la nave. “La decisión de Gómez Roca salvó muchas vidas”.

Se desató un gran incendio, que pudo ser controlado.

Fondevila, que al momento del ataque estaba recorriendo el pasillo de oficiales viendo cómo estaban los heridos alojados en los camarotes, salió impulsado hacia atrás. “Sentía que me estaba quemando. Atiné a ponerme el casco sobre la cara, porque pensé que todo lo que estaba a mi alrededor se estaba quemando. Había alaridos, gritos”.

“Primero muevo los brazos y las piernas para cerciorarme de que los tenía. Alumbro. Lo primero que veo es al conscripto Roberto D’Errico totalmente bañado en sangre, agonizando. Había sido herido en el primer ataque y una esquirla lo había atravesado en el segundo. Al momento de la explosión, estaba a un metro delante mío. Las esquirlas habían perforado el cielo y el piso. ¿Por qué no me tocó a mi? Preguntale al de arriba”.

Todo pasaba en cuestión de segundos. Fondevila vio caer en llamas al cabo Enríquez, que se desplomó por la escala. Bazán lo cubrió con una manta y lo corrieron hacia un costado.

El cuarto de la radio destrozado: “Transmití en morse, en radiotelegrafía y en radiotelefonía. “Mayday, Mayday”, sin decir quiénes éramos, y S.O.S. en morse. Estuve 15 minutos transmitiendo”, recuerda Fondevila
“Yo estaba totalmente aturdido y shockeado”, explica Fondevila. “No sabíamos si nos estábamos hundiendo. Bajo a máquinas, estaban funcionando, no había inundación. Me senté en la línea de eje en el cojinete para ordenar mi cabeza. Me venían los flashes de lo que había visto. Luego, me levanté y salí. Bazán me ordenó conseguir la radio de emergencia, guardada en el cuarto de radio, que se estaba incendiando. Agarrado a la escala, subí; me encuentro con el cuerpo del cabo Tonina, que estaba colgando porque el piso del puente se había perforado. Me empecé ahogar y bajé. Me acordé de lo aprendido en la Escuela Naval, donde nos hiperoxigenábamos antes para aguantar la respiración, y volví subir. Corrí los restos del cabo Alancay, totalmente destrozado, y encontré la radio. Transmití en morse, en radiotelegrafía y en radiotelefonía. “Mayday, Mayday”, sin decir quiénes éramos, y S.O.S. en morse. Estuve 15 minutos transmitiendo”.

Segundos antes del segundo ataque, Bazán se disponía a subir al puente. “Me crucé con el médico, que me preguntó por mi herida de la pierna. Y ahí se produce el impacto en el puente. Si el médico no me hubiera parado, hubiese estado en el lugar de la explosión. Voy al puente, no veo a nadie con vida, asumí que había muerto el comandante –sus restos los encontraríamos después- y nos abocamos a apagar los incendios, mientras esperábamos un nuevo ataque”, recuerda con precisión Bazán.

“Hubo que detener las máquinas por un problema en el timón. Una hora después, el jefe de máquinas solucionó el problema y volvimos a navegar. No se produjo un nuevo ataque; los ingleses veían las llamas”, dijo.

¿Hacia dónde ir?

La disyuntiva fue hacia dónde ir: a Malvinas o hacia el continente. Primó la segunda opción, ya que la explosión había destruido todas las cartas náuticas y los sistemas de navegación. Ir hacia las islas suponía estar a merced de otro ataque inglés o desviarse y tal vez terminar en la Antártida. Sólo contaban con un vigía en cubierta y con una brújula terrestre que se confundía con los hierros de la nave. De algo estaban seguros: que las olas venían del norte y hacia allá se dirigieron.

El Sobral tardó tres días en regresar al continente, sabían que si se desataba una tormenta el buque no aguantaría
La navegación fue trabajosa. Hubo reiterados incendios, y se debió cortar cables para evitar nuevos porque los matafuegos ya estaban descargados. Así transcurrieron los días 3, 4 y 5, sin avistar la costa. Para Bazán, “esos tres días no fueron nada fáciles. No sabíamos si se podía desatar una tormenta, y el buque no aguantaría. Teníamos ocho heridos, uno muy grave, los muertos, las medicinas estaban escaseando. Era una situación muy precaria. Esa dotación fue extraordinaria, nadie flaqueó”.

“Llegamos al continente sin que nadie nos ubicara. Porque nos estaban buscando un poco más al norte de donde realmente estábamos. Luego de varias horas de haber avistado la costa, hizo contacto un helicóptero de la Fuerza Aérea. Esto fue al sur de Puerto Deseado”, explicó Fondevila Sancet.

“Hemos recibido su mensaje”

“Hubo un momento un poco emocionante”, remarcó. “Empezamos a transmitir por la red de emergencia. ‘para todas las estaciones que nos escuchan’, cada cinco minutos. Un cabo, en su Spika escucha que un locutor dice ‘para el señor Gómez Roca, hemos recibido su mensaje’. Sabían que estábamos. De pronto, el teniente de corbeta Casal cayó en la cuenta de que no teníamos bandera, que se había perdido con el mástil en el ataque. Pidió autorización para izar la bandera de guerra, que se ató a la pluma del buque”.

Eduardo Fondevila y Sergio Bazán en Infobae. Los dos sobrevivientes de los ataques británicos al Sobral relataron sus escalofriantes vivencias durante la guerra de Malvinas (Santiago Saferstein)
“Llegamos justo. Cuando el helicóptero se aproxima, lanzamos dos bengalas. La nave pensó que le estábamos abriendo fuego y se alejó, para aproximarse muy lentamente. Bajaron una camilla por los heridos. Luego un avión, con pasadas rasantes, nos indicó hacia dónde dirigirnos. Pasamos junto al buque Cabo San Antonio. Formamos en puesto de honores, demostrando que estábamos en un buque que seguía navegando”, relata Fondevila Sancet.

“Tuvimos ocho muertos, comenzando con el capitán de corbeta Sergio Gómez Roca, que con su ejemplo impulsó a toda esa dotación. Su decisión de ir a una zona de extremo peligro pero con la intención de tratar de rescatar a los pilotos –la premisa de todo marino es de no dejar a nadie en el mar- eso se transmitió a toda la dotación”, remarcó Bazán.

El día 5 de mayo de 1982, cuando se encontró el ARA Sobral
Los otros caídos fueron el guardiamarina Claudio Olivieri; el cabo principal Mario Alancay; el cabo segundo Sergio Medina; el cabo segundo Elvio Tonina; el cabo segundo Ernesto Del Monte; el marinero de 1ª Héctor Dufrechou y el conscripto Roberto D’Errico.

“Otro punto emocionante fue cuando volvimos”, recuerda Fondevila. “Repararon el buque, se improvisó un nuevo puente y nos dirigimos a Puerto Belgrano. A los tres meses volvimos a zarpar hacia Ushuaia. Y ahí a fin de año los conscriptos se iban de baja. Despedirnos de ellos fue tremendo”.

Homenaje inglés

Pasaron los años. En una oportunidad en que el Alferez Sobral estaba anclado en Ushuaia, y era posible visitarlo, un inglés subió a bordo. Antes de descender, dejó escrito en el libro de visitas: “Me complació visitar esta hermosa nave con un espíritu de amistad y como señal de respeto a los valientes hombres que tan bien sirvieron a su país en el ARA Alférez Sobral en 1982”.

Paul Hoddinott, el comandante de la HMS Glasgow rindió homenaje al buque cuando lo visitó en Ushuaia: “Mi respeto a los valientes hombres que tan bien sirvieron a su país en el ARA Alférez Sobral en 1982”, escribió
El visitante era el almirante, ya retirado, Paul Hoddinott, quien en la guerra de Malvinas era el comandante del destructor Glasgow, de donde despegaron los helicópteros que habían protagonizado el ataque.

El puente original del Sobral se exhibe en el Museo Naval de Tigre y el barco, luego de tantos años de servicio, fue reclamado por la provincia de Santa Fe para que sea museo, como un merecido homenaje de su participación en la guerra de Malvinas y a aquella tripulación que también hizo historia en el Atlántico sur.

Fuente: Infobae


Los Dagger golpean a la Task Force

Tres Dagger recibieron la orden de atacar a última hora de la tarde a cuatro buques de guerra británicos que habían sido vistos al norte de Puerto Argentino. Cada uno llevaría dos bombas de 500 libras, con 3 depósitos suplementarios de 1.300 litros, así como los cañones DEFA que serían utilizados ofensivamente durante el ataque.

La escuadrilla debía ser escoltada por otro par de Dagger armados con 2 Shafrir y cañones. Salieron 2 escuadrillas, la “Torno” y la “Fortín”.

La escuadrilla “torno” cruzó sin problemas hacia las Malvinas. Los 3 Dagger giraron al sur para rodear el cabo Pembroke y ahí, ante ellos, retirándose después de bombardear Puerto Argentino, estaban la “Alacrity“, “Arrow” y “Glamorgan“. Los buques británicos no esperaban un ataque y cada Dagger tuvo tiempo para seleccionar un blanco y efectuar una cuidadosamente calculada corrida de entrada antes de lanzar sus bombas. Como ocurriría muchas veces en los días posteriores, las naves de la Royal Navy estuvieron al borde de la catástrofe.

La “Glamorgan” resultó afectada por dos bombas que cayeron a sus lados y le causaron algunas averías por debajo de la línea de flotación, la “Alacrity” tuvo daños similares y una vía de agua, mientras que la “Arrow” fue la que mostró más daños por proyectiles de cañón que dibujaron una línea de perforaciones en su chimenea y la estructura adyacente.

El retorno resulto un tema cargado de tensión ya que los Dagger no pudieron mantener el perfil de vuelo rasante que les permitía eludir la detección del radar por estar escasos de combustible. Obligados a subir, los tres aviones mantuvieron niveles separados de vuelo a 45.000 pies, 23.000 y 33.000 para complicar cualquier intento de intercepción por los Sea Harrier.

En realidad una PAC (Patrulla Aérea de Combate) se acercó a cinco millas del número dos pero desistió cuando su propio nivel de combustible alcanzó un nivel crítico y la sección “Fortín” de escolta se aproximaba por su lado a los Sea Harrier.


La operación de submarinos nucleares británicos en la Guerra de las Malvinas

Por Alexandre Galante

Los submarinos de ataque nuclear de la Royal Navy fueron las primeras unidades de combate enviadas a la crisis de las Malvinas en 1982, cuando la inteligencia británica descubrió que una recuperación argentina era inminente.

Años antes, en 1977, cuando se sospechaba que se preparaban para una recuperación argentina, la Royal Navy ya había despachado al submarino nuclear HMS Dreadnought con fondos de guerra para una misión de vigilancia que duraría 9 semanas en las cercanías del archipiélago.

El HMS Dreadnought tenía órdenes muy claras de “establecer una presencia en el área de las Islas Malvinas y sus dependencias para proteger vidas y propiedades británicas, previniendo o combatiendo la agresión argentina”.

En 1977 no hubo combates, pero cinco años después los submarinos nucleares británicos jugarían un papel decisivo en el conflicto con las fuerzas navales argentinas.

HMS Dreadnought, primer submarino británico de propulsión nuclear

Operación Corporate

Ya en 1967, la Royal Navy previó la posibilidad de utilizar submarinos en un escenario en el que los argentinos recuperaran las Malvinas. Este escenario se incluyó en estudios para determinar el tamaño de la flota de submarinos nucleares en el futuro.

El 26 de marzo de 1982, se informó ampliamente en la prensa británica que el HMS Superb , bajo el mando de James Perowne, había abandonado Gibraltar. La prensa argentina asumió que el HMS Superb había partido hacia el Atlántico Sur en respuesta a la recuperación argentina de Georgia del Sur y el MOD británico no confirmó ni negó la veracidad de los informes.

De hecho, el HMS Superb se dirigía al norte en una misión para localizar un submarino soviético.

Sin embargo, en la mente de la junta militar argentina, la percepción de enviar un submarino nuclear de la Royal Navy al Atlántico Sur confirmó la necesidad de proceder con la recuperación lo antes posible.

El 29 de marzo, con las fuerzas argentinas preparándose para recuperar las Islas Malvinas, el Secretario de Estado de Defensa, John Nott, informó a la Primera Ministra Margaret Thatcher que estaba enviando el submarino nuclear HMS Spartan al Atlántico Sur y que se enviaría un segundo submarino a continuación.

El HMS Spartan se estaba ejercitando frente a Portugal cuando se le ordenó que se dirigiera a la base de Gibraltar para recibir torpedos y suministros y luego partir hacia el Atlántico Sur.

Según el comandante James Taylor del HMS Spartan, el submarino “partió hacia el Atlántico Sur a 28 y 29 nudos de velocidad, completamente sordo y ciego, como una bala”.

Las fuerzas argentinas desembarcaron en Malvinas el 2 de abril.

El segundo submarino nuclear, HMS Splendid , que estaba en busca de un submarino nuclear soviético, también recibió la orden de abandonar los aviones de combate y dirigirse a Faslane, donde recibiría su dotación de guerra y partiría hacia el Atlántico Sur.

El tercero, el HMS Conqueror, partió de Faslane en la tarde del 4 de abril, se sumergió en el mar de Irlanda y se dirigió al sur con toda su fuerza. Con tres submarinos ahora acelerando hacia el Atlántico sur, Submarinos de oficiales de bandera, el vicealmirante Peter Herbert, conocido oficialmente como Commander Task Group (CTG) 324.3, ha redactado una política para las operaciones submarinas en el Atlántico Sur.

Los objetivos de los submarinos serían primero crear barreras para que el portaaviones argentino 25 de Mayo y el crucero General Belgrano pudieran ser detectados si intentaran llegar a la Task Force británica centrada en los portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible . Y segundo, los submarinos actuarían como actualizaciones de inteligencia.

El plan de Herbert consistía en desplegar tres SSN para cubrir la posible salida de la Armada Argentina de sus bases en el continente argentino, con un cuarto SSN operando en la retaguardia, escaneando para brindar defensa en profundidad.

El 5 de abril, con tres submarinos ya en ruta hacia el Atlántico Sur, los portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible , los barcos principales de una Fuerza de Tarea de la Royal Navy compuesta por 115 barcos, zarparon de Portsmouth en Operation Corporate.

Portaaviones HMS Hermes partiendo de Inglaterra hacia las Malvinas / Malvinas el 5 de abril de 1982

En el área de operaciones

El comandante general de la Operación Corporativa era el Comandante en Jefe de Flota (CINCFLEET), el almirante Sir John Fieldhouse, un submarinista de profesión. Su cuartel general de mando estaba ubicado en Northwood, donde trabajó junto a los Submarinos de oficiales de la bandera, el vicealmirante Peter Herbert, quien comandaba la Fuerza de Tarea 324, los SSN desplegados al sur. A nivel operativo, el oficial superior y comandante de la Fuerza de Tarea era el contralmirante Sandy Woodward, otro submarinista.

Las órdenes iniciales a los submarinos nucleares fueron que tan pronto llegaran a las cercanías de las Islas Malvinas, debían vigilar a las fuerzas argentinas y recabar información sobre los movimientos navales. Se les permitió utilizar un mínimo de fuerza en autodefensa, y si las fuerzas argentinas atacaban el barco patrullero de hielo HMS Endurance, se suponía que debían “devolver el fuego en la medida mínima necesaria para evitar nuevos ataques”.

Con la llegada del HMS Spartan al área de operaciones el 11 de abril, se anunció una Zona de Exclusión Marítima de 200 millas náuticas alrededor de las Islas Malvinas desde la medianoche del 11 al 12 de abril.

Los submarinos nucleares de la Royal Navy permitieron al gobierno británico establecer una Zona de Exclusión Marítima de 200 millas alrededor de las Islas Malvinas solo diez días después de que fueran recuperadas.

A partir del momento indicado, los buques de guerra argentinos y los buques auxiliares argentinos que se encuentren en esta zona serían tratados como hostiles y estarían sujetos al ataque de las fuerzas británicas. También se dijo que esta medida se entendía sin perjuicio del derecho del Reino Unido a tomar las medidas adicionales que fueran necesarias para ejercer su derecho de legítima defensa en virtud del Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

Había una preocupación particular por parte del comando británico sobre cómo actuarían sus submarinos nucleares cuando se encontraran con submarinos argentinos o submarinos nucleares rusos en la zona y también sobre la posibilidad de fuego amigo.

Es por eso que los submarinos nucleares británicos se desplegaron en áreas alejadas entre sí.

Se advirtió a los países soviéticos y sudamericanos que mantuvieran sus submarinos alejados de las Malvinas.

El HMS Splendid llegó a la Zona de Exclusión el 15 de abril y asumió una posición en el noroeste, entre los principales puertos argentinos y las Islas Malvinas.

Tras el anuncio de la Zona de Exclusión, prácticamente cesaron las operaciones navales argentinas en el área inmediata de Malvinas y sus alrededores. Los argentinos sabían, como dijo más tarde un submarinista, que “la única forma de saber con certeza si hay un submarino es cuando empiezas a perder barcos, y esa es una forma muy cara de averiguarlo”.

Cazando barcos argentinos

Spartan HMS – S105
El HMS Spartan operó en Port Stanley, realizando un reconocimiento visual de los movimientos argentinos, tomando fotografías a través del periscopio de aviones argentinos que despegaban y aterrizaban en la pista de aterrizaje cercana. La información vital se incorporó al plan de la Fuerza de Tarea para volver a ocupar las islas.

Según el Alto Mando británico, los argentinos no tenían capacidad minera. Sin embargo, el 15 de abril, el HMS Spartan observó dos barcos argentinos, uno de ellos, el buque de desembarco Cabo San Antonio , instalando dos campos de minas cerca de la entrada a Port Stanley. El comandante del HMS Spartan quería atacar los dos barcos, pero no pudo hundirlos debido a las restrictivas reglas de enfrentamiento.

HMS Splendid – S106
Los comandantes de HMS Splendid y HMS Spartan continuaron preocupados por los submarinos de la Armada Argentina. Si bien las evaluaciones de inteligencia sugirieron que al menos uno de los submarinos de la clase ‘Guppy’ de Argentina había estado en el puerto durante algún tiempo y probablemente no estaba operativo, otras evaluaciones indicaron que al 18 de abril, los tres submarinos restantes de Argentina habían estado en el mar durante algún tiempo. una semana, y aunque había indicios de que ambos submarinos Tipo 209 tenían problemas con sus periscopios y tubos de torpedos, se sospechaba que al menos uno operaba dentro de la Zona de Exclusión, aunque había alguna evidencia de que el ARA Santa Fe había sido enviado a Georgia del Sur.

El submarino argentino ARA San Luis sale a la superficie
La tripulación del HMS Splendid comenzó a prepararse para un posible enfrentamiento con ARA San Luis o ARA Santa Fe apenas arribaron a la Zona de Exclusión Marítima. Se cargaron dos torpedos Tigerfish Mark.24 en los tubos 3 y 4, que luego se igualaron y se abrieron los puertos.

El siguiente submarino nuclear de la Royal Navy en llegar a la zona de operaciones fue el HMS Conqueror, quien ingresó a la Zona de Exclusión Marítima de 200 millas náuticas el 18 de abril de 1982, según las Islas Georgias del Sur. Allí llegó el HMS Conqueror detectando el El submarino argentino ARA Santa Fe, pero terminó perdiendo contacto.

El ARA Santa Fe eventualmente sería atacado y neutralizado saliendo a la superficie por helicópteros de la Royal Navy el 25 de abril.

Poco antes, el 21 de abril, se pudo identificar la ubicación de una fuerza naval argentina, incluido el portaaviones ARA 25 de Mayo , que navegaba en un área de patrulla entre la costa argentina y la Zona de Exclusión Marítima. Los servicios de inteligencia indicaron que el portaaviones operaba a pocos kilómetros de la costa argentina, un poco al sur de su base en Puerto Belgrano.

Se ordenó al HMS Splendid que abandonara la Zona de Exclusión Marítima y se dirigiera hacia la zona donde patrullaba la fuerza naval argentina, con el fin de reducir el tiempo que tardaría el submarino en realizar un ataque si el Alto Mando Británico decidiera que sería necesario.

El HMS Splendid tardaría unos dos días en llegar al portaaviones y, dado que el barco navegaba fuera de la Zona de Exclusión Marítima, estaría sujeto a las Reglas de Compromiso de “alta mar”, lo que significaba que el HMS Splendid no podía atacarlo, excepto en defensa propia. El alto mando propuso que cualquier submarino detectado por Splendid y no clasificado como nuclear debería ser considerado argentino y atacado. La primera ministra Margareth Thatcher estuvo de acuerdo.

ARA Hercules D28, destructor argentino Tipo 42, armado con misiles de defensa de área Sea Dart. Él y su hermano ARA Santísima Trinidad participaron en la Guerra Malvinas / Malvinas escoltando al portaaviones 25 de Mayo.

Corbeta argentina ARA Guerrico, clase francesa A69, armada con cuatro misiles Exocet MM38
El 29 de abril, después de días de apuntar sin éxito, el comandante del HMS Splendid avistó por periscopio a 14.000 yardas los dos destructores Tipo 42 y tres corbetas A69 de la Armada Argentina, todos navegando fuera del límite de las 12 millas.

Los barcos argentinos no usaban sonar activo, era una situación extraordinaria, según el comandante del submarino británico, pero los barcos no podían ser atacados por las reglas de enfrentamiento.

El HMS Splendid continuó rastreando los tres A69 y los persiguió hacia el suroeste, y en el proceso descubrió que los destructores ARA Comodoro Py y ARA Hercules patrullaban cerca.

Pero la principal preocupación del Alto Mando británico era el portaaviones ARA 25 de Mayo.

El jefe de Estado Mayor de la Defensa, el almirante Terence Lewin, dijo al Gabinete de Guerra que “el portaaviones argentino podría representar una amenaza militar desde prácticamente cualquier posición en alta mar; su posición no siempre sería conocida, era capaz de cubrir 500 millas en un día, podía transportar aviones con un radio operativo de otras 500 millas y amenazar la línea de suministro para las fuerzas británicas establecidas entre la Isla Ascensión y las Malvinas”.

Portaaviones ARA 25 de Mayo
Después de considerar las cuestiones militares, legales y políticas involucradas, el Gabinete de Guerra acordó que “las fuerzas británicas deben poder atacar el portaaviones argentino lo más rápido posible, donde sea que esté en alta mar”. No es necesario dar más advertencias, pero solo si el portaaviones estaba situado al norte de la latitud 35 ° S y al oeste de la longitud 48 ° W. ‘Mar adentro’ se definió como estar fuera del límite de las aguas territoriales reconocidas internacionalmente de 12 millas náuticas ” .

La Zona de Exclusión Marítima de 200 millas náuticas fue redefinida como Zona de Exclusión Total y se informó a Argentina que “cualquier buque y cualquier aeronave, militar o civil, que se encuentre en esta zona sin la debida autorización del Ministerio de Defensa en Londres será considerado operando en apoyo de la ocupación ilegal y, por lo tanto, será considerado hostil “.

En ese momento, la inteligencia indicó que el portaaviones argentino no se dirigía hacia la posición del HMS Splendid , sino que en realidad operaba más al sur. El Alto Mando pidió al comandante del HMS Splendid que dejara de acompañar a las escoltas argentinas y fuera a buscar el portaaviones.

Pero el portaaviones argentino estaba, de hecho, mucho más al noreste de lo esperado. A las 2307Z del 1 de mayo, el comandante de operaciones argentino, contralmirante Jorge Allara, ordenó al portaaviones que se preparara para un ataque total.

Ordenó al grupo de portaaviones que se posicionaran en un área segura, ubicaran la Fuerza de Tarea Británica y lanzaran un ataque aéreo con la primera luz del día. También ordenó a su segundo grupo de trabajo que se posicionara al sur de la Zona de Exclusión, en condiciones de atacar cualquier buque de guerra británico que intentara evadir el ataque del portaaviones.

El tercer grupo de trabajo, que consiste en el crucero ARA General Belgrano y dos destructores, recibió la orden al sur de Burdwood Bank para manejar cualquier barco británico que opere al sur de las Malvinas usando los misiles Exocet.

A las 0113Z del 2 de mayo, el Jefe de Operaciones Navales de Argentina, Vicealmirante Juan José Lombardo, envió otro mensaje a las unidades argentinas ordenándoles que se acercaran a la Fuerza de Tarea Británica y la atacaran.

Esta información finalmente se comunicó al HMS Spartan y Splendid , pero cuando la recibieron, estaban a más de 100 millas de la supuesta ubicación del transportista.

Los submarinos británicos se movieron rápidamente para intentar interceptar el portaaviones argentino, pero no pudieron localizarlo porque el barco ya se había retirado a aguas costeras.

El 29 de abril, el comandante Chris Wreford-Brown del HMS Conqueror recibió órdenes de localizar al grupo ARA General Belgrano y fue informado de su posible ubicación y navegó hasta allí.

Al día siguiente, el almirante Woodward recibió permiso para avanzar dentro de la Zona de Exclusión Total y comenzar el proceso de recuperación de las Islas Malvinas.

El mismo día, HMS Conqueror recibió permiso para atacar al grupo del Belgrano , pero solo si estaba dentro de la Zona de Exclusión Total.

El 1 de mayo, el HMS Conqueror localizó al Belgrano y sus escoltas. Pero el Belgrano estaba fuera de la Zona de Exclusión y el HMS Conqueror no pudo atacarlo debido a las Reglas de Enfrentamiento.

HMS Conqueror
El comandante de la Fuerza de Tarea Británica, el almirante Woodward, ahora tenía un problema: “Al norte se le permitió atacar el portaaviones pero sin contacto, mientras que al sur tenía un contacto al que no se le permitió atacar”. Woodward estaba convencido de que sus portaaviones estaban a punto de convertirse en víctimas de un movimiento de pinza clásico.

Con los dos submarinos nucleares británicos luchando por encontrar el portaaviones argentino, Woodward lanzó sus aviones Sea Harrier para investigar informes de que las señales de radar de un avión patrullero S-2E Tracker argentino proveniente del noroeste habían sido detectadas por el portaaviones HMS Invincible y por el destructor HMS Coventry.

A las 3:30 am del 2 de mayo, uno de los pilotos del Sea Harrier informó que había encontrado varios contactos de radar, lo que indica un grupo de cuatro o cinco barcos, incluido el que podría ser el portaaviones, a 200 millas al noroeste.

Woodward concluyó que los portaaviones británicos podrían ser atacados por cazabombarderos y aviones Super Étendard armados con Exocet.

Una vez que Belgrano fue incluido en la ecuación, Woodward rápidamente concluyó que “el peor caso posible… El Belgrano y sus escoltas ahora podrían partir hacia nosotros y, navegando en la oscuridad, lanzar un ataque Exocet contra nosotros desde una dirección, tal como estábamos. Preparándonos. recibir un misil y un atentado con bomba del otro ”.

Ataque a ARA Belgrano

ARA General Belgrano
Woodward sabía que el Belgrano se estaba acercando a Burdwood Bank, un área de aguas poco profundas que dificultaría que el submarino Conqueror lo siguiera.

Sin un cambio en las Reglas de combate, Woodward no podría ordenar al Conqueror que hunda al Belgrano . Para provocar una rápida decisión del gobierno, Woodward excedió su autoridad designada y ordenó directamente al Conqueror que hundiera el crucero argentino.

El crucero argentino ARA General Belgrano navegaba en zigzag a 13 nudos, con sus escoltas con el sonar apagado.

El HMS Conqueror llegó a una solución de disparo y disparó tres viejos torpedos Mk.8 de la Segunda Guerra Mundial a intervalos de 3 segundos desde 1.400 yardas de distancia.

El comandante británico prefirió usar torpedos Mk.8 de fuego directo debido a la poca confiabilidad de los torpedos guiados por alambre Tigerfish Mk.24 modernos en ese momento.

Foto tomada por un sobreviviente en una balsa salvavidas, momentos antes de que el crucero General Belgrano se hundiera en las gélidas aguas del Atlántico Sur.
El primer torpedo golpeó la proa y el segundo explotó en la popa del crucero, en la sala de máquinas.

Veinte minutos después del ataque, el comandante del crucero ordenó a la tripulación que abandonara el barco en balsas salvavidas inflables.

Buques argentinos y chilenos rescataron del mar a 793 tripulantes del General Belgrano (23 murieron tras ser rescatados), entre el 3 y el 5 de mayo. 323 hombres murieron en el ataque.

Después de la guerra, con la reconquista de las Malvinas por parte de las fuerzas británicas, hubo mucha discusión sobre si Belgrano realmente sería una amenaza para la Task Force británica, ya que el barco había cambiado de dirección y se alejaba hacia el continente. cuando estaba al por mayor.

Al regresar a Inglaterra, el submarino nuclear HMS Conqueror izó la bandera “Jolly Roger” en conmemoración del hundimiento del crucero Belgrano
Posteriormente, en 2003, el comandante del Belgrano, capitán Héctor Bonzo, puso fin a treinta años de silencio y admitió que el cambio de rumbo del Belgrano fue una maniobra temporal. “’Nuestra misión en el sur no era solo patrullar sino atacar’, dijo. “Cuando nos dieron permiso para usar nuestras armas si era necesario, sabíamos que teníamos que estar preparados para atacar, así como para ser atacados. Nuestro personal ha sido completamente capacitado. Incluso diría que estábamos ansiosos por apretar el gatillo”.

Tras el hundimiento del Belgrano , la Armada Argentina se retiró hasta el límite de aguas territoriales de 12 millas.

Los submarinos HMS Spartan y HMS Splendid continuaron la búsqueda del portaaviones argentino, que el 3 de mayo, según inteligencia, se encontraba a unas sesenta millas al sur de Puerto Deseado en el continente argentino.

En los días siguientes, hasta el final de la campaña, los submarinos nucleares británicos detectaron y siguieron contactos de supuestos buques de guerra argentinos, pero como estos se encontraban dentro del límite de las 12 millas, no pudieron ser atacados.

Fuente / Gráficos : Libro The Silent Deep – The Royal Navy Submarine Service desde 1945, Peter Hennessy y James Jinks
Publicado por: Poder Naval de Brasil – https://www.naval.com.br/


Al rescate de los náufragos del “Belgrano”

Fue una ardua y dolorosa operación en la que participaron buques y aeronaves, con la consigna de no dejar a ningún marino atrás.

La operación en sí misma fue una gran proeza, pero también significó un gran dolor. En un mar de incertidumbre por no saber qué había pasado con el buque, pero con la sospecha de lo peor, a 6 horas del naufragio se ordenó la operación de búsqueda y rescate de posibles sobrevivientes.

Desde Río Grande, la Escuadrilla Aeronaval de Exploración desplegó sus aeronaves Neptune. El primero de ellos fue el 2P-112 al mando del entonces Capitán de Corbeta Ernesto Proni Leston, que voló unas 9 horas arriesgándose al hacerlo a muy baja altitud, pero sin lograr detectar indicios del crucero. Se fueron sumando los destructores ARA “Piedrabuena” y ARA “Bouchard”, que patrullaban el área, más el aviso ARA “Gurruchaga” y el buque polar convertido a hospital ARA “Bahía Paraíso”, que contaba con un helicóptero.

El Neptune retornó a su base a las 6.30 del día siguiente y su relevo fue el 2P-111 al mando del Capitán de Corbeta Julio Pérez Roca. El mal tiempo, la poca visibilidad, las bajas temperaturas y un fuerte temporal entorpecían la exploración aérea, sumado a que las balsas a la deriva se habían alejado unos 80 kilómetros al sureste del lugar del hundimiento.

Recién pudieron ser divisadas al mediodía siguiente por el otro Neptune de la Aviación Naval que, a punto de quedarse sin combustible suficiente para su regreso al continente, decidió “hacer una pasada más” en busca de sus camaradas.

A esto se sumó la determinación de los tripulantes a bordo del “Gurruchaga”, del “Bouchard”, del “Piedrabuena” y del “Bahía Paraíso”, que fueron quienes rescataron a los náufragos. Ninguno claudicó ni escatimó esfuerzos por salvar a sus pares, y esa actitud de compromiso quedó plasmada con una frase del Comandante del “Gurruchaga”, Capitán de Corbeta Álvaro Vásquez: “Hasta la última balsa”.

Habían transcurrido más de 20 horas desde el hundimiento. El “Gurruchaga” rescató 3 balsas con 40 sobrevivientes; el “Bouchard” dos con 41 sobrevivientes; y el “Piedrabuena” rescató 5 balsas (una vacía), con 42 sobrevivientes. Por información de aeronaves se estimaban 30 balsas más a flote, informaron a las 17.50 desde el “Piedrabuena”, el primer buque en tomar contacto con los náufragos. Luego encontrarían decenas más de balsas contando con apoyo aéreo reforzado por un avión BE 200 (4G 44), un L-188 (5-T-1) y un F-28 (5-T-21). A esta tarea humanitaria de salvataje también ofrecieron su ayuda el buque antártico chileno “Piloto Pardo” y el pesquero soviético “Belokámensk”.

La dolorosa y abnegada proeza de los tripulantes de estos buques y aeronaves que participaron de la operación se vio reflejada en incontables actos de coraje, muestras de solidaridad y espíritu de sacrificio, día y noche, sin descanso y en condiciones hostiles. Tal es el caso del aviso “Gurruchaga”, una embarcación pequeña que rescató a 360 náufragos, más de 4 veces su dotación. O del “Piedrabuena”, con 300 tripulantes pudo salvar alrededor de 270 del crucero. También el “Bouchard”, que siguió rescatando náufragos a pesar de sufrir una avería en sus máquinas.


Al mediodía del 4 de mayo, el ARA “Bahía Paraíso” recogía a los últimos 18 tripulantes vivos del crucero. Estaban a unos 100 km del punto del hundimiento y habían transcurrido 43 horas.

El 5 de mayo, el “Piedrabuena”, el “Bouchard” y el “Gurruchaga” arribaron a Ushuaia para desembarcar a los centenares de náufragos. En total, se rescataron 793 tripulantes. Para el mediodía del 4 de mayo ya se habían recuperado a los 770 sobrevivientes. Hasta el 9 de mayo se continuó recuperando balsas vacías o con tripulantes fallecidos. El “Bahía Paraíso” encontró las últimas balsas con cuerpos sin vida.
 

Fuente: gacetamarinera.com.ar



Ataque al Aviso Alférez Sobral y búsqueda de sobrevivientes del General Belgrano

3 de mayo de 1982. Aisladas precipitaciones, ráfagas de viento y un fuerte frío azotaban las Islas Malvinas, reduciendo la visibilidad del área. La noticia del hundimiento del Belgrano comenzaba a resonar más allá del continente americano; múltiples aviones y buques salen a terreno en rescate de posibles sobrevivientes.

En la búsqueda y rescate de sobrevivientes del ARA General Belgrano

En las primeras horas del día 3 de mayo comenzaron las operaciones de búsqueda y rescate de los sobrevivientes del crucero ARA General Belgrano. A cargo se encontraban el ARA Piedrabuena y el ARA Bouchard junto al avión de patrulla marítima Neptune 2-P-111, y posteriormente un Electra L 188 de transporte. Luego se sumaron otras unidades, como el buque hospital Bahía Paraíso y el buque polar chileno Piloto Pardo (ofrecido por el gobierno vecino). 

Neptune 2-P-111 en Malvinas. Créditos de la foto: Rober DiGiorge
Temprano por la madrugada, el Piedrabuena y el Bouchard comienzan a barrer el área, afectados por la baja visibilidad y malas condiciones climáticas. Media hora después, a las 02:35 de la mañana, el Bahía Paraíso captó una señal de emergencia en su posición, al Norte de Malvinas, aunque el mensaje fue tomado como un “engaño británico”. Tiempo después se descubriría la verdad sobre su aviso.

Cuatro horas más tarde, las operaciones continuaron. Dos balsas del ARA General Belgrano con sobrevivientes emiten señales, dando así la ubicación del hundimiento del buque. La señal la reciben el Aviso Gurruchaga, el Piedrabuena y el avión Neptune. 

Hundimiento del ARA General Belgrano.
Aproximadamente a las 9 de la mañana, el Neptune avistó una gran mancha de aceite y captó una señal de socorro, dirigiéndose así al origen de la misma. Media hora después, su radar mostró contacto, pero al acercarse y lanzar sonoboyas no logra tener indicios claros, por lo que abandona la búsqueda.

El Neptune avistó las primeras balsas pasadas las 13 horas, a 25 millas de donde se encontraban los destructores (que estaban por emprender su regreso a otra marca). Luego de que el Piedrabuena avistara otras balsas tiempo después, a las 16:30 comienza el rescate del personal a través de balsas que bajaban del buque. Para las 22 horas, el Piedrabuena había rescatado más de nueve balsas, algunas pocas con personal ya fallecido a consecuencia de la exposición al frío. Para las doce de la noche, el aviso Gurruchada parte rumbo a Ushuaia, luego de que el Piedrabuena contabilizara doce balsas rescatadas.

El ataque al ARA Alférez Sobral

El ARA Alferéz Sobral había arribado a un punto dentro de la zona de exclusión el 2 de mayo, y tiempo después un helicóptero Sea King sobrevoló la nave para luego retirarse. La madrugada del 3 de mayo, el ARA Bahía Paraíso había captado una señal de emergencia, mensaje que no se repitió y tiempo después se supo que se trataba del ataque al Alférez Sobral. 

ARA Alférez Sobral
El ARA Alférez Sobral había sido destacado para explorar la zona marítima y así localizar sobrevivientes del bombardero Canberra derribado el día anterior. Al recibir la orden el 2 de mayo, logró reabastecerse en Puerto Deseado y llegar al lugar asignado a la medianoche, un punto situado a 180 km del Estrecho de San Carlos. Al llegar fue sobrevolado por un helicóptero británico Sea King y luego por un Sea Lynx, que abrió fuego con su cañón de 40 mm y ametralladoras de 20 mm. Un misil Sea Skua fue el que destrozó la lancha que el buque llevaba dejando varios heridos, y luego un segundo ataque impactó en el puente de comando, en el cual fallecieron ocho tripulantes incluyendo el Capitán de Corbeta Sergio Gomez Roca.

Nuevas misiones para la Fuerza de Tareas 79 y el Grupo de Tareas 17.3

Los buques pesqueros tuvieron diversas contribuciones a lo largo del conflicto de Malvinas. Su participación se organizó en diversos grupos operativos: por un lado, el Narwal, el Constanza, el Invierno y el María Alejandra; por el otro, el Usurbil, María Luisa y María Azul conformando el GT 17.3.

Aquel 3 de mayo, se le ordenó a los pesqueros del GT 17.3 dar por terminada su misión y regresar, aunque fueron consultados sobre si estaban en condiciones de continuar operando. Al tener una respuesta afirmativa, el buque Usurbil ordenó el desembarco de los tripulantes españoles y se reemplazó al María Luisa por el Mar Azul. Sin embargo, el Narwal fue el que dio aviso a las autoridades argentinas sobre el ingreso de la flota inglesa e intentaron rescatar a los heridos, aunque luego los helicópteros ingleses atacaron el ARA Alférez Sobral.

Por su parte, el comandante del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur ordena a la FT 79 navegar en aguas poco profundas, con aprobación de la Junta Militar. La directiva fue emitida como forma de protección contra ataques de submarinos nucleares.

Aquel día también se ordenó al remolcador Yehuin zarpar rumbo a Puerto Argentino. El Yehuin fue uno de los buques mercantes que participaron en el conflicto de Malvinas. Luego del mediodía y ya en el área, fue alertado sobre la presencia de un avión, que terminó tratándose de un Skyvan de la Prefectura en misión de reconocimiento.

Frente diplomático y la participación de Perú

Luego de que la noticia del hundimiento del ARA General Belgrano comenzara a resonar más allá del Atlántico, el apoyo al Reino Unido comenzó a tambalear. Las críticas en Reino Unido se hicieron más fuertes, así como también en el continente americano. Sin embargo, Estados Unidos fue uno de los países que restó importancia al hecho. En este contexto, el 3 de mayo Margaret Thatcher hizo un llamado a los líderes argentinos con el objetivo de retirar sus tropas de las Malvinas en los próximos días. La primer ministro buscaba “evitar una sangrienta batalla” en la capital, luego de que fuentes navales británicas dieron a conocer en diversos medios que  “la batalla final por el control de Puerto Argentino” podría comenzar esa misma noche. Según las fuentes británicas, los combates que se librarían “responderían a los esquemas clásicos de los encuentros de infantería, del tipo de la Primera Guerra, pero con los adelantos de armamentos modernos”.

Frente a esta propuesta de la primer ministro británica, Perú se comunica con el canciller Costa Méndez para que “haga lo posible” a fin de que la misma sea aceptada. En una entrevista, Costa Méndez le da a conocer a Bonifacio del Carril el texto de lo dicho por Perú, aunque la oposición a tomar la propuesta británica era muy grande, más aún luego del hundimiento del General Belgrano. 

Perú también se había comunicado con la Argentina directamente. El entonces presidente peruano Belaunde Terry mantuvo una conversación telefónica con el presidente Galtieri. El mandatario argentino niega seguir con las tratativas británicas luego de lo que significó el hundimiento del Belgrano. Para Galtieri, la noticia del crucero Belgrano “dejó de lado ya todo estudio y razonamiento para apoyarlo en este hecho que es trascendente, psicológica y políticamente, más allá de lo militar, para el público de la Nación Argentina”.

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El ataque al ARA Alférez Sobral y su heroico regreso al continente

Aún con el latente hundimiento del ARA General Belgrano, el 3 de mayo de 1982 Argentina enfrentó otra gran pérdida. El ARA Alférez Sobral se encontraba en misión de recuperación de un piloto de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), ya que el día anterior había sido derribado el Canberra MK-62, número 110 de la FAA por un misil supersónico Sidewinder. La orden del Sobral fue ir a su rescate, a un  punto situado a 180 km al norte del Estrecho de San Carlos.

Momentos después de llegar, un helicóptero Sea King británico notificó su contacto con una nave hostil, ordenando que se destaquen dos Sea Lynx con órdenes de atacar. Es allí cuando comenzó el ataque al ARA Alférez Sobral. 

El primer Sea King se encargó de lanzar dos misiles a ocho millas del objetivo, uno de los cuales logró impactar en una de las lanchas del Sobral. Al ver un resplandor, el helicóptero se alejó levemente, lo que dio tiempo al comandante del ARA Sergio Gómez Roca de ordenar a todo su personal que busque protección bajo cubierta, mientras que el Capitán de Navío Sergio Bazán, Segundo Comandante de la unidad, se encargaba de recorrer el buque. Solo Gómez Roca y Bazán permanecieron en el puente de comando y el cuarto de radio para preservar la vida del resto de la tripulación.

Al acercarse al blanco y notar que continuaba su rumbo, los británicos deciden llevar a cabo un segundo ataque, esta vez en manos de un helicóptero Lynx que lanzó dos misiles y que impactaron en el puente del buque. Pese a que el Sobral se defendió con sus cañones y ametralladoras a bordo, los misiles británicos Skua fueron predominantes y dejaron gravemente dañado al buque argentino. Esta operación fue la primera vez que el Reino Unido lanzó en combate los misiles Sea Skua, y en la cual el comandante del ARA Sobral, Sergio Gómez Roca, y tres marineros pierden la vida. 

Helicóptero Sea Lynx
En el ataque, ocho tripulantes resultaron heridos. El segundo comandante, Sergio Bazán, también herido, se dirige al puente, comprobando la enorme destrucción del buque: el Alférez Sobral se había quedado sin timón y girocompás, y privado de comunicarse. Luego de un incendio causado por un cortocircuito, Bazán ordenó detener máquinas para reparar el sistema y combatir el fuego.

El comandante de la Fuerza de Tareas 50.2 trató de comunicarse con el Alférez Sobral en repetidas ocasiones, pero no obtuvo respuesta ya que el ARA Sobral no tuvo posibilidad de comunicarse. Con el timón averiado, el puente y su instrumental (además de elementos de navegación) destruidos, ocho fallecidos y ocho heridos, Bazán asumió el comando del buque. Sin embargo, se enfrentó a una disyuntiva: partir hacia Malvinas o hacia el continente. Primó la segunda opción ya que solo sobrevivirían si lograban llegar al continente. 

Una vez reparado el mecanismo del timón, el ARA Sobral comienza a desplazarse con un rumbo estimado hacia el norte, aunque no logró notificar el aviso. Por ese motivo, el comandante del GT 50.2 le pide a COATLANSUR destacar pesqueros para la búsqueda y rescate de posibles náufragos del Alférez Sobral, desplazando al Narwal y el Constanza.

Ampliamente dañado y sin comunicaciones, el ARA Sobral navegó con rumbo al continente. Los días transcurrieron, y recién en la mañana del 5 de mayo el ARA Sobral logró establecer una ligazón con un equipo de emergencia accionado a manivela. Arribó a Puerto Deseado ese mismo día sin ser ubicado, ya que lo estaban buscando en una dirección más al norte. Un helicóptero de la FAA al mando del 1erTen Miguel Lucero lo encontró, lo cual posibilitó el rescate de la tripulación así como también su traslado a puerto. El destructor Piedra Buena inició el rescate. Para las 20 horas el ARA Gurruchaga embarcó a 365 hombres, el ARA Bahía Paraíso rescató 88 hombres, el ARA Bouchard 64, el ARA Piedrabuena 273, y el pesquero Belokamensk 3 hombres.

El accionar del ARA Alférez Sobral y su desempeño en el conflicto fue fundamental para la Argentina. Cabe destacar la disciplina y la valentía con las que el comandante y la tripulación acarrearon el ataque británico, logrando llegar al continente días después. En combate fallecieron el Comandante Sergio Gómez Roca, el guardiamarina Claudio Olivieri; el cabo principal Mario Alancay; los cabos segundos Sergio Medina, Daniel Elvio Tonina y Ernesto Del Monte; el marinero Héctor Dufrechou y el conscripto Roberto D’Errico.

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Comunicados del Estado Mayor Conjunto

Comunicado n° 15: El Estado Mayor Conjunto comunica que un submarino británico atacó al Crucero A.R.A. «General Belgrano» alcanzándolo con el impacto de un torpedo que le produjo averías.

Cabe destacar que el ataque se llevó a cabo al SE de la isla de los Estados y fuera de la denominada «zona de exclusión».

Buques propios se han destacado hacia el área para apoyar al Crucero en caso de ser necesario.

Comunicado n° 16: El Estado Mayor Conjunto comunica que, como resultado del ataque sufrido, en un punto situado a los 55 grados 24′ latitud Sur y 61 grados 32′ de longitud Oeste, por el Crucero A.R..A «General Belgrano», informado en el Comunicado N° 15, existen indicios que hacen presumir su hundimiento.

Comunicado n° 17: El Estado Mayor Conjunto comunica que un avión naval que sobrevolaba la zona donde fue atacado el Crucero A.R.A. «General Belgrano» avistó varias balsas salvavidas.

Unidades de la Armada se dirigen al lugar para rescatar a los náufragos.

Comunicado n° 18: El Estado Mayor Conjunto comunica que a las 01:30 horas del día de la fecha fue alcanzado por el fuego enemigo el Aviso A.R.A. «Sobral», que concurría en apoyo del piloto de un avión de la Fuerza Aérea Argentina, eyectado de su aparato el día anterior al Norte de Puerto Argentino y cuyo equipo radioeléctrico de señales para rescate lo ubicaban en esa zona. Como consecuencia del ataque, el mencionado Aviso recibió daños que motivaron la pérdida del enlace radioeléctrico con dicha unidad.

Comunicado n° 19: El Estado Mayor Conjunto comunica que los buques de la Armada destacados para la búsqueda y rescate de náufragos del Crucero A.R.A. «General Belgrano» han recogido a 123 tripulantes del mismo. Asimismo informa que continúan las tareas de rescate del personal que se encuentra en otras embarcaciones localizadas en la zona.

Comunicados de Gran Bretaña

Inglaterra, Mayo 3, n° 32: Ayer, aproximadamente a las 8 de la noche, hora de Londres, el crucero argentino General Belgrano fue alcanzado por torpedos disparados desde un submarino británico. Se cree que el crucero fue severamente dañado. El viernes 23 de abril, el gobierno de Su Majestad advirtió al gobierno argentino que cualquier aproximación por parte de naves de guerra argentinas, incluyéndose submarinos y naves auxiliares, que pudiera significar la posibilidad de interferir con la misión de las fuerzas británicas en el Atlántico Sur, encontraría la respuesta apropiada.

El crucero presentaba una amenaza significativa al mantenimiento de la ZET por la Fuerza de Tareas. La acción llevada a cabo fue decidida en total acuerdo con las instrucciones dadas al comandante de la Fuerza de Tareas, basadas en el derecho inherente de autodefensa según el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

El submarino británico no sufrió daños en la acción y ha reanudado su patrulla.

La acción fue en el límite de la ZET. Justo fuera de ella.

Inglaterra, Mayo 3, n° 33: Hoy aproximadamente a las 4 de la mañana, hora de Londres, dos patrulleras armadas argentinas, del tipo auxiliar de la marina, dispararon contra un helicóptero Sea King de la dotación del HMS Hermes.

Dos helicópteros Lynx de naves de la Fuerza de Tareas atacaron con misiles a estas embarcaciones. Una de ellas fue hundida y la otra fue, seguramente dañada.

La acción tuvo lugar al norte de East Falkland, unas 90 millas en el interior de la ZET. No se informó sobre daños a los helicópteros británicos. Otros detalles se proporcionarán tan pronto como estén disponibles.

Inglaterra, Mayo 3, n° 34: Como parte de los presentes planes, la 5ta Brigada de Infantería, luego de completar un período de entrenamiento, está siendo alistada para trasladarse al área del Atlántico Sur. La Brigada está estacionada en el Reino Unido y ya está designada para tareas en zonas alejadas. Se han dado las instrucciones necesarias para disponer el transporte de la Brigada.

Esta decisión se toma porque es prudente, cuando se contempla cualquier tipo de operaciones tan alejadas del Reino Unido, contar con reservas cerca del teatro de operaciones.

Entre las naves que están siendo requisadas figura el Queen Elizabeth II. El MOD (Ministerio de Defensa) lamenta, por supuesto, los inconvenientes causa- dos a quienes esperaban ser sus pasajeros, pero la rapidez, tamaño y facilidades con que cuenta el Queen Elizabeth II la hacen ideal para transportar un número sustancial de tropas, que deben mantenerse entrenadas y listas para operaciones, si es necesario.

Al mismo tiempo, estamos requisando dos ferries de carga rápida, el Baltic Ferry y el Nordich Ferry, y un buque contenedor, el Atlantic Causeway, que serán utilizados para transportar los helicópteros necesarios para el apoyo aéreo de la Brigada.

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