=Día a día lo que ocurrió en Malvinas y en el mundo durante el conflicto armado =Los Héroes de las Georgias
– Washington: Al proseguir las deliberaciones de los representantes de os países signatarios del TIAR, el canciller Costa Méndez anunció que Gran Bretaña se disponía a lanzar un ataque contra las islas Malvinas “en las próximas 24 horas”.

Urgió una resolución inmediata, y la constitución de una comisión de trabajo para redactarla, moción que fue apoyada por Panamá. La moción fue aprobada constituyéndose la comisión con los cancilleres de Brasil, Perú, Costa Rica y Honduras.
– La Comisión de Trabajo de la Conferencia de Cancilleres, que representaba a los países signatarios del TIAR, aprobó una resolución por 17 votos a favor y 4 abstenciones que respaldaba la soberanía Argentina en las islas Malvinas. Exhortaba a Gran Bretaña a cesar inmediatamente las hostilidades y pedía a las partes la reanudación de las gestiones para lograr una solución pacífica del diferendo.
Los países que votaron a favor de esa resolución fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Santo Domingo, Uruguay y Venezuela.

Se abstuvieron: Chile, Colombia, Estados Unidos y Trinidad y Tobago. En la misma resolución se especificaba “deplorar la adopción por los miembros de la Comunidad Económica Europea y otros Estados, de medidas coercitivas de carácter económico y político que perjudican al pueblo argentino y exhortarlos a levantarlas, ya que constituyen un grave precedente por cuanto no están amparadas en la Resolución 502 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y son incompatibles con la carta de la ONU, OEA y Gatt”.
Los hechos demostraron que el TIAR, más allá de la voluntad de los países firmantes, sólo fue útil a los intereses Norteamericanos, ya que al momento de imponerse una votación contraria a sus intereses estos desconocieron las resoluciones del TIAR y prestaron ayuda militar a la potencia agresora, con lo cual, el concepto del TIAR quedó desvirtuado y la intencionalidad norteamericana y chilena quedó al descubierto.
– El presidente Reagan presentó un plan de paz, entregado simultáneamente en Washington y Buenos Aires, por intermedio de su embajador Harry Shlaudemann. Un vocero de la misión argentina en la OEA afirmó que dicho plan “resulta inaceptable para el gobierno”.
El 27 de abril de 1982, según lo afirmado por el escritor e historiador Rodolfo Terragno, tuvo lugar una importante propuesta de paz de los Estados Unidos que habría podido cambiar para siempre la disputa por la soberanía. Consistía en que un representante del citado país se haría cargo de una “autoridad especial interna”, que duraría en las islas durante ocho meses. Antes del 31 de diciembre, la Argentina y el Reino Unido —sin participación de los Isleños— debían llegar a una solución definitiva del conflicto. Las islas dejarían de ser colonia, y su nuevo estatus sería acordado por ambos países, respetando los intereses, la forma de vida y los derechos de los Isleños; obviamente no los deseos.

Agregaba algo medular: se respetaría el principio de la integridad territorial de nuestro país e –implícitamente— los Estados Unidos y el Reino Unido reconocían que la disputa era bilateral sin la participación de los Isleños.
La miopía de la Junta Militar (general Galtieri, almirante Anaya y brigadier Lami Dozo) subestimó al adversario y rechazó la propuesta, como el 3 de abril lo había hecho con la Resolución del consejo de Seguridad de la ONU. Se cumplió a rajatabla el precepto que dice: los dos mayores errores de una estrategia son actuar antes de tiempo y dejar que la oportunidad pase de largo.
– Moscú: El gobierno soviético informó oficialmente a la Argentina que considera inadmisible el restablecimiento del estatuto colonial en las islas, Malvinas y que tomará medidas para impedirlo, se supo de fuente diplomática argentina.

Por su parte la agencia TASS señaló que mientras la Argentina es “agredida desde el exterior” los Estados Unidos hacen todo lo que pueden para impedir la aplicación de un tratado -el TIAR- que, en 1947, en la época de la guerra fría, los norteamericanos convencieron a los estados latinoamericanos de que lo firmaran, y según el cual “toda agresión contra un Estado americano cualquiera sería considerada como una agresión contra todos los estados americanos”.
– Londres: Ante la posibilidad de un ataque británico inminente contra las islas Malvinas, la oposición laborista quebró su solidaridad con el gobierno británico, por primera vez desde el estallido del conflicto argentino-británico en torno al archipiélago.
Cinco veces el líder de la oposición laborista, Michael Foot, exigió a la primera ministra británica Thatcher, que envíe a Nueva York al canciller Francis Pym antes de lanzarse a toda nueva escalada militar. Estimó Foot que Gran Bretaña debe ahora solicitar la mediación del Secretario General de las Naciones Unidas.
Por su parte el líder de la extrema izquierda laborista, Tony Benn, acusó a Thatcher de “no haber tenido nunca la menor intención de utilizar a las Naciones Unidas para adelantar una negociación”, y de “haber únicamente querido realizar una expedición militar”. La primera ministra le replicó: “Usted está diciendo cualquier cosa”.

La primera ministra aseguró al Parlamento y lo repitió en una entrevista por televisión que Gran Bretaña tenía mejores posibilidades de llegar a una solución pacífica si ejerciera una mayor presión militar sobre el gobierno argentino. Sus observaciones fueron interpretadas por la casi totalidad de la prensa británica como indicios de la inminencia de un asalto armado a las Malvinas.
Por su parte el contralmirante John Woodward, Comandante de la fuerza de tareas británica, declaró: “Mi grupo de batalla está adecuadamente formado y listo para la lucha.
“Estamos en las instancias previas del gran combate que, en mi opinión, deberá ser un triunfo”
– Mientras, en Londres, trascendió la versión de que las islas Georgias del Sur estaban totalmente en poder de los británicos, que habrían tomado 194 prisioneros.

– El coronel Mabragaña recibe la orden de trasladarse por helicóptero y barcos pequeños a Puerto Howard, con la misión de ocupar el sector y constituirse en parte del dispositivo de la III Brigada de Infantería.
El Regimiento de Infantería 5, una Sección de la Compañía de Ingenieros 3 y una Fracción del Escalón de Comunicaciones 3, (pertenecientes a la Brigada de Infantería III, con asiento en la Provincia de Corrientes), son trasladados en helicópteros a Puerto Howard donde se instalaría la Fuerza de Tareas “Litoral”.
Los Héroes de las Georgias
Por Alberto N. Manfredi (h)

Lo nuestro no es la apología de Alfredo Astiz sino difundir la verdad, una verdad que ha sido ocultada incluso hasta por sus mismos camaradas, temerosos de represalias. En las Georgias se luchó, se defendió la bandera y se mantuvo en alto el honor nacional. Nos guste o no, Astiz fue parte de ello y de ese capítulo apasionante y controvertido que es la crisis del Atlántico Sur
Introducción
La Argentina es un país donde las cosas se hacen carne y ya nada logra cambiarlas. Donde se hecha a volar una versión y se la toma como la verdad más absoluta, donde se cree lo primero que se escucha y se lo acepta sin el más mínimo análisis.
Así tenemos a los nazis entrando en París con la Marcha de San Lorenzo, a los aliados hablando de la Argentina en Yalta, a Churchill exclamando en el Parlamento que la caída de Perón era el mayor triunfo del imperio británico desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, que los italianos hicieron bien las cosas porque derrotaron a las Brigadas Rojas, que en la Argentina hubo 30.000 desaparecidos, que Hitler llegó en un submarino y murió en Bariloche, que los judíos pusieron las bombas que volaron la embajada de Israel y la AMIA, que a Maldonado lo mataron y un sinfín de otras sandeces que ya son parte del folklore nacional.
Y por más esfuerzo que uno haga por razonar con esta gente, por hacerle entender que está equivocada, diciendo cualquier cosa, que tal creencia es mentira o una simple fábula, continuará repitiendo lo mismo, sin temor al ridículo, muchas veces por estupidez, otras por simple necedad.

Grytviken, capital de las Georgias del Sur. En su extremo oriental, King Edward Point, residen sus autoridades
Desembarco en las Georgias
La crisis del Atlántico Sur es un capítulo que no hemos resuelto como sociedad, una cuenta pendiente, una herida abierta como la guerra antisubversiva y el período peronista. Un suceso que muchos se niegan a abordar y menos a profundizar (hablamos de nuestro país). Y como nuestra sociedad es simple y evasiva, opina de lo que no sabe o de cosas que apenas conoce.
Sobre Alfredo Astiz y su participación en la guerra se ha mentido a más no poder. Se lo ha difamado, se lo ha rebajado a la categoría de canalla, de ruin, de cobarde, de un pusilánime que se rindió sin combatir y humilló nuestra bandera con su actitud.
Todo falso, versiones sin sustento que se repiten y repiten sin solución de continuidad, como esa otra de que el hundimiento del “Gral. Belgrano” fue un genocidio, un crimen, un acto de piratería.
Pues si los argentinos no queríamos que nos hundieran el buque, no hubiésemos ido a la guerra y asunto arreglado. ¿O acaso nosotros podíamos disparar y ellos no? ¿Qué razonamiento es ese? Vamos, desembarcamos, abrimos fuego, iniciamos un conflicto armado ¿y cuando nos la devuelven son asesinos? Porque, por si alguien no lo sabe todavía, la guerra es eso, disparar y recibir.
También están quienes insisten con esas famosas 200 millas de exclusión marítima, demostrando una carencia absoluta de conocimientos.
Los ingleses establecieron ese espacio para que ningún buque penetrase en él antes de comenzar las acciones, pero cuando estas se inician, la guerra se extiende a donde sea. ¿O acaso nosotros no enviamos un grupo comando a Gibraltar para hundirles un barco? ¿Ahí sí era lícito accionar fuera del Teatro de Operaciones?

Así fue como las mentiras comenzaron a tomar cuerpo y se convirtieron en éxito de ventas: los gurkas degollando conscriptos, los “chicos de la guerra” abandonados a su suerte por sus superiores, los británicos trayendo armas nucleares, Galtieri borracho, Nicolás Kasanzew vendiéndole alimento a los soldados, el “Invinsible” hundido… todas falsedades que se difundieron durante el gobierno de Alfonsín con el objeto de desacreditar a los militares y de paso lucrar. Y el hombre común, siempre ávido de sensacionalismo, capitalizó esas historias y ahí se quedó.
De todo se hizo un circo, como de los desaparecidos y los “jóvenes idealistas” y aun hay quienes siguen repitiendo esas cosas pese a que el telón se fue descorriendo y la verdad comenzó a develarse. Lamentablemente, en lo que respecta a Malvinas, conocimos esa verdad gracias al enemigo, a lo que han escrito británicos, estadounidenses o autores provenientes de la OTAN.
Y fue gracias a ellos que supimos del increíble valor de nuestros pilotos, admirados en todo el mundo, tanto los de la Fuerza Aérea como los de la Aviación Naval; de la abnegación y el sacrificio de los conscriptos, luchando cuerpo a cuerpo contra soldados profesionales y mucho mejor entrenados, la determinación de oficiales y suboficiales combatiendo codo a codo con sus subalternos, tal como lo reconoció el general Julian Thompson. Nos maravillamos también del accionar de nuestros comandos, los submarinistas, los prefectos, los gendarmes y hasta esos civiles que integraron el valeroso Escuadrón Fénix para atraer sobre sí el fuego enemigo y posibilitar el paso de los cazas propios.
Fue entonces que el hombre común, o mejor dicho los pocos que se pusieron a indagar, descubrieron nombres increíbles como Pablo Marcos Carballo, Carlos Cachón, Carlos Rincke, Eduardo Carmona, Luciano Guadagnini, Alberto Philippi, Benito ítalo Rotolo, Rodolfo Castro Fox, Esteban Vilgré La Madrid, Ismael Oscar Poltronieri, Aldo Rico, Mohamed Alí Seineldín, Roberto Estevez, Horacio Bicain, Fernando Azcueta, Héctor O. Feldman y tantos más, imposibles de nombrar en su totalidad.
Pero ni las loas llegadas de diferentes partes del mundo como la emotiva carta el as de la Segunda Guerra Mundial Pierre Clostermann, el Corazón Púrpura del veterano de Vietnam Robert F. Pitt, la reseña del corresponsal español José María Carrascal y hasta las palabras de Margaret Thatcher llamando a los nuestros “enemigo casi suicida” 1, lograron sacar al argentino de su letargo. Expresiones impensables en décadas anteriores, que deberían haber generado toda una corriente de pensamiento, un reverdecer patriótico, orgullo genuino por nuestra tierra y nuestra gente, cayeron en el más profundo olvido y hoy, salvo honrosas excepciones, son completamente ignoradas
Tampoco las que llegaron después, como las del ex secretario de Marina de la administración Reagan, almirante John F. Lehman o las del analista británico Nigel West, experto en guerra fría y espionaje, revelando al mundo -al igual que otros-, que sin la ayuda de Estados Unidos y la OTAN el Reino Unido perdía la guerra.

Isla San Pedro, Georgias del Sur
Ahí están esas expresiones, ahí la admiración que la Argentina ha despertado a nivel internacional (y no supo explotar), y la valorización de nuestros hombres de guerra pero en lo que a nosotros se refiere, seguiremos produciendo películas denigrantes que nos ponen en ridículo ante el mundo, que hacen hincapié en el lloriqueo, el derrotismo, la flojera y la inoperancia; en el frío que pasaron los conscriptos, el hambre, las penurias y el sufrimiento, es decir en situaciones que han experimentado todos los combatientes del mundo en todas las guerras; nos seguiremos enfocando en la crueldad de oficiales y suboficiales, en los soldados estaqueados y llenaremos páginas teorizando sobre la incapacidad de quienes dirigieron nuestra política mientras el enemigo sigue hablando de batallas, de coraje, de los enfrentamientos, de la lucha y el profesionalismo de sus cuadros, una visión más digna, menos lacrimógena, menos latina.
De nada servirá insistir con que los gurkas no tomaron parte en ningún combate ni degollaron a nadie, que los “chicos de la guerra” pelearon como leones, que los oficiales estuvieron junto a ellos, que los británicos no trajeron material nuclear, que el crucero “General Belgrano” fue hundido lícitamente, pues estábamos en guerra (guerra iniciada por nosotros), que Galtieri no era borracho y Nicolás Kasanzew tuvo un comportamiento correcto.
La cobardía la mostraron otros, quienes no pelean de frente pero pasan información por detrás, cuando su enemigo enfrenta a potencias; los oficiales y suboficiales que salen corriendo a ponerse a cubierto no resultaron ser argentinos sino los de un ejército improvisado que por jugar a la guerra envía a la muerte a sus “niños soldados” en medio de una borrasca, en lo alto de un volcán o pilotos que por miedo e impericia confunden el blanco (una casa particular y un edificio vacío) y terminan bombardeando su propio hospital.
Inoperantes son esas fuerzas armadas que aunque bien pertrechadas y apoyadas por naciones poderosas, no pueden contra los carteles de la droga y les masacran en las narices 43 estudiantes de una manera atroz, solo por citar un caso.
Pero nada de eso bastará porque el argentino medio, cada vez más ignorante y resentido, seguirá repitiendo lo mismo. Y lo peor, seguirá renegando de su historia y olvidando a sus héroes.
La Guerra de Malvinas
Efectuado este introito, pasemos al tema que nos ocupa.
Hemos dicho al comienzo que sobre la participación de Astiz en la guerra se ha mentido descaradamente y vamos a demostrar por qué.
La gente, en su mayoría, cree que el conflicto comenzó el 2 de abril de 1982 y finalizó el 14 de junio del mismo año. Esa es otra falsedad. La crisis comenzó en las islas Georgias el 18 de marzo de ese año, con el desembarco de los 39 chatarreros en Puerto Leith, y finalizó en las Sandwich del Sur, con el desalojo de la Estación Científica Corbeta Uruguay, entre el 20 y el 21 de junio del mismo año.
El grupo de operarios llegó a bordo del ARA “Bahía Buen Suceso” (B-6), transporte de la Armada Argentina de 5000 toneladas de desplazamiento, a cuyo mando se encontraba el capitán de ultramar Osvaldo Marcelino Niella, que en la Marina ostentaba el grado de teniente de corbeta2.
Venían contratados por el empresario Constantino Davidoff para desmontar una antigua factoría ballenera propiedad de la compañía escocesa Christian Salvensen, cuyas oficinas centrales se hallaban en Edimburgo
El buque ingresó lentamente en la Bahía Stromness y atracó junto al muelle de la población, la segunda en importancia de la isla San Pedro, por entonces completamente abandonada.

Ni bien los motores se detuvieron y la nave quedó amarrada, los operarios comenzaron a descender precedidos por Roberto Caccace, técnico en desarmado de 39 años de edad y los hermanos Carlos y Antonio Patané, técnicos industriales y directores de obra.
Inmediatamente después bajó a tierra el Dr. Rubén Pereira, médico de la expedición y detrás suyo una sección de infantes de Marina luciendo uniformes de camouflage, a quienes encabezaba un joven apuesto, de buen porte, contextura robusta y cabellos rubios.
Eran los lagartos, grupo comando naval, quienes junto a su comandante, el teniente de corbeta Alfredo Astiz, conformaban el Grupo Alfa, avanzada argentina en la invasión a los archipiélagos australes.
Una vez en tierra, civiles y militares -incluyendo la tripulación del buque- se dirigieron al oxidado mástil que se erguía junto al edificio principal y formados en hilera procedieron a izar la bandera, la cual venía prolijamente plegada en un baúl que portaba Antonio Patané3.
Era un cuadro realmente de ficción. Aquel conjunto de hombres bajo ese cielo plomizo, rodeados por un paisaje tenebroso, enfundados en gruesos gabanes, gorros de lana, guantes de cuero y botas de goma, luciendo casi todos barba y bigotes, parecía salido de una novela de aventuras, de aquellas historias de Julio Verne, Jack London o Herman Melville que hicieron las delicias de nuestra juventud. Ni que hablar de la tropa, cuyo aspecto e indumentaria recordaban las viejas películas bélicas ambientadas en el ártico.
La enseña patria se agitaba con fuerza sacudida por los vientos helados, mientras se entonaba el Himno Nacional, los comandos en posición de firme y haciendo la venia. Ignoraban que eran observados desde los riscos por personal del British Antartic Survey (BAS) , quienes seguían atentamente sus movimientos a través de binoculares4.

Finalizada la ceremonia, los argentinos lanzaron vivas a la patria e inmediatamente después procedieron a reconocer el área, ubicando previamente sus pertenencias en los edificios. Poco después comenzaron a escucharse disparos aislados y eso decidió a los del BAS a abordar el jeep en el que habían llegado y partir presurosamente hacia Grytviken, para informar sobre la invasión5.

Constatada la presencia, el oficial Steve Martin, comandante del destacamento asignado al archipiélago, dio curso de la novedad a Londres y de esa manera se desató el incidente que desembocó en guerra.
El plan que la Armada elaboró en base al contrato firmado por Constantino Davidoff con la compañía Salvensen había dado resultados.
Por vía diplomática, el gobierno británico solicitó a Buenos Aires el paso de los trabajadores por la aduana de Grytviken a efectos de regularizar su situación, así como el retiro del destacamento militar y la bandera que flameaba en Puerto Leith.
Ninguno de los reclamos fue atendido y la crisis siguió su curso hasta la noche del 1 de abril, cuando dio comienzo el desembarco en Malvinas.
El día 3, las fuerzas argentinas se presentaron en las Georgias y luego de un intenso combate cuyo saldo fue de tres efectivos propios abatidos y un británico gravemente herido (terminó perdiendo su brazo derecho), redujeron a la guarnición local.
Los 22 royal marines fueron hechos prisioneros, los heridos evacuados y la población ocupada, quedando a su frente el capitán de corbeta Luis Lagos junto a su segundo, el teniente de fragata Guillermo Luna, comandante y subcomandante respectivamente, de las tropas apostadas en el archipiélago.
En este punto, comienza la campaña de negación contra la figura de Astiz.
Aclaramos que no nos mueve ningún interés y mucho menos ideales políticos sino el respeto a la verdad, único fin al que debe apuntar la Historia como ciencia. Si este señor cometió algún crimen deberá pagarlo y asumir las consecuencias pero que eso no lleve a sus detractores a mentir y manipular los hechos.
Tal actitud nos recuerda a esos pobres de espíritu que se desviven por minimizar la figura del Che Guevara argumentando que no era medico (falso, pues lo era de mucho antes de ser famoso), que era sucio, que no existen pruebas de que haya matado a alguien en combate (más falso aun)6, que era resentido, un mediocre, un incapaz y cosas por el estilo.

El Che fue un asesino, un psicópata homófobo, soberbio, posiblemente racista y extremadamente violento pero nadie puede poner en duda sus capacidades, su valentía y temeridad. Prueba de ello es su final en esa selva desierta, rodeado de montañas en medio de un paraje hostil, a donde había ido a combatir con apenas un puñado de hombres y unas pocas carabinas, enfrentándose a dos divisiones del ejército boliviano, a su aeronáutica, sus fuerzas de seguridad, la CIA, los asesores del Pentágono y el apoyo material enviado desde la Argentina. Un hombre que lo tuvo todo, que ocupó los sitiales más elevados, que reunió en su persona un poder ilimitado, número dos de la revolución cubana, un jerarca que pudo terminar sus días viviendo como un rey pero no dudó en meterse primero en las selvas del Congo para morir posteriormente en el rincón más recóndito de América.
Nosotros no pretendemos equiparar el accionar de Astiz con la temeridad suicida de Guevara pero en honor a la verdad, tampoco fue el pusilánime que nos han querido vender.
La batalla de Grytviken
Los sucesos de las Georgias han sido detallados en nuestro trabajo Malvinas, Guerra en el Atlántico Sur7, por lo que pasaremos por alto las incidencias y nos concentraremos en lo que sucedió en Puerto Leith.
La ocupación argentina duró hasta el 25 de abril, cuando una fracción de la Fuerza de Tareas británica se desprendió de su grueso y puso proa a Grytviken.
La noche anterior, el submarino “Santa Fe” emergió en aguas abiertas e ingresó en la Bahía Cumberland, bordeando lentamente los acantilados de Caleta Vago en busca de la estación del BAS, donde debía desembarcar refuerzos y suministros para la guarnición local.
Después de establecer contacto con el capitán Lagos, jefe de la guarnición argentina en las islas, el comandante del sumergible, capitán Horacio Bicain, ordenó enfilar hacia King Edward Point desde donde se aproximaba una lancha requisada al BAS a la cual debían transferir el equipo, los hombres y un cañón sin retroceso destinado al dispositivo de defensa, maniobra que se extendería por espacio de cinco horas.
Alrededor de las 4.15 a.m. las naves se separaron y el “Santa Fe” viró hacia el noreste, buscando aguas abiertas.


Salir de la caleta le llevó 50 minutos y fue entonces que impedido de sumergirse por la escasa profundidad, fue sorprendido por un Wessex HAS Mk.3 de la dotación del “Antrim”, que después de dar aviso al puente de mando, le arrojó dos bombas de profundidad, las cuales estallaron cerca de la proa, cortando las comunicaciones.
Inmediatamente detrás llegaron dos Wasp Mk.1 del HMS “Plymouth” y el HMS “Endurance”, listos para apoyar la acción.
Buscando desesperadamente el amparo de la caleta, el submarino inició un nuevo viraje en tanto personal de su dotación, encabezado por el cabo Héctor O. Feldman, corría hacia la vela para repeler la agresión.
El “Santa Fe” comenzó a navegar en zigzag tratando de eludir los proyectiles en tanto Feldman y su gente accionaban frenéticamente sus fusiles FAL y su ametralladora GARANT, manteniendo a raya a los helicópteros. Eso les negó (a los británicos) el ángulo de tiro y permitió esquivar dos nuevos torpedos que pasaron por la izquierda, a escasos metros del casco. Sin embargo, no pudieron evitar que un tercer Wasp aparecido de la nada, atravesase la cobertura de fibra de vidrio con un misil SS.11 y le arrancase la pierna derecha al cabo Alberto Macías, camarero de la dotación, quien en esos momentos disparaba desde el tren de amunicionamiento a la vela (por fortuna el proyectil no estalló).
A los Wasp y los Wessex se les sumaron los Lynx del HMS “Brilliant” que llegaron disparando sus Sea Cua aunque siempre a la distancia debido al fuego sostenido de la gente de Feldman.

Un Westland Wasp Mk.1 dispara un misil contra el submarino “Santa Fe” mientras recibe fuego de armas automáticas
De ese modo, en esas condiciones, el veterano Guppy alcanzó King Edward Point y guiándose por el periscopio logró atracar junto al muelle para dejar en tierra a sus hombres.
Impartida la orden de desembarco, la dotación saltó fuera cargando armas y municiones al tiempo que arrastraban entre varios al malherido Macías.
La tripulación cubrió a la carrera los 400 metros que la separaban de Grytviken en tanto los hombres de Lagos disparaban frenéticamente, intentando brindarle cobertura. Incluso lanzaron misiles antitanque Bantam que forzaron a los helicópteros a mantenerse a distancia.
Dos horas después, los británicos llevaron a cabo un helidesembarco en Hestesletten, cerca del fiordo Moraine, depositando efectivos del SAS y el SBS, los cuales, sin perder tiempo, se pusieron en marcha hacia la capital insular8.
A las 16.15, el HMS “Antrim” comenzó a accionar sus cañones de 4,5 pulgadas y diez minutos después hicieron lo propio el “Plymouth” y el “Brilliant”.
Con un destructor y dos fragatas bombardeando las posiciones, apoyados por dos buques logísticos, helicópteros y tropas de asalto, a los argentinos no les quedó mas remedio que cesar toda resistencia y deponer las armas. Habían cumplido su misión desviando una parte de la fuerza expedicionaria hacia ellos y ofrecido una resistencia que superaba sus posibilidades.
Antes de hacerlo, Lagos se comunicó con Astiz y lo puso al tanto de la situación. El comando naval y sus lagartos, así como los 39 chatarreros de Davidoff quedaban librados a su suerte, aislados y prácticamente sin contacto con el continente.
Al día siguiente, cuando el “Santa Fe” era trasladado hacia el muelle de Grytviken, un soldado británico ametralló al suboficial Félix Oscar Artuso, creyendo que intentaba sabotear la nave. Fue la única baja fatal del enfrentamiento9.

Bajo fuego en Bahía Stromness
La mañana del 26, todo era incertidumbre en Puerto Leith. El día anterior, civiles y militares habían escuchado el fragor del combate y esperaban la llegada del enemigo de un momento a otro.
En vista de ello, Astiz adoptó todas las precauciones con el objeto de poner a resguardo a los chatarreros y defender la posición. El oficial se dirigió a los hermanos Patané y en tono grave les ordenó llevar a su gente hasta el asentamiento de Stromness, un caserío ubicado más al sur, a mitad de camino entre Leith y el pueblo de Husvik, y mientras lo hacía les extendió un equipo de radio al tiempo que les indicaba mantenerse en alerta y no moverse del lugar, pasase lo que pasase.
Los comandos estaban tensos, muy concentrados, con sus rostros cubiertos de betún y su escaso armamento listo, colocando minas en torno a las posiciones.

Cumpliendo las directivas, los trabajadores se alejaron en grupos, caminando en paralelo a la orilla hasta desaparecer detrás de unos peñascos.
Así llegó la noche y para sorpresa de todos, lo hizo en medio de un clima bastante benévolo, con vientos leves y cielo despejado. Mientras tanto, en la Argentina se generaba toda una fábula en torno a los lagartos y su cinematográfica resistencia, destacando entre sus principales mentores a la desvergonzada revista “Gente” y el noticiero “60 Minutos” que dirigía el presentador oficialista José Gómez Fuentes.
El amanecer sorprendió a los argentinos preparados para la acción. Las comunicaciones con Grytviken estaban cortadas y no se recibían señales del continente. Aun así, permanecieron en sus puestos, esperando al enemigo, que apareció en el horizonte pasado el mediodía. Se trataba del HMS “Antrim” (D18), destructor clase County dotado de cañones de 4,5 libras y cuatro lanzaderas de misiles Exocet más un Westland Wessex HAS.Mk3, el mismo que se había utilizado para rescatar a los 16 efectivos del SAS accidentados en el glaciar Fortuna cuando ensayaban un desembarco el día anterior.
Los argentinos lo vieron en el horizonte, notando como su silueta se iba agrandando a medida que se aproximaba. Detrás apareció una fragata e inmediatamente después otra, seguida por al menos un buque de mayor calado.
Con la tranquilidad que le daba saber a los chatarreros a resguardo, Astiz miró su reloj y se dirigió a sus hombres, ordenándoles tener el armamento listo.
Para ese momento se tenían indicios de que los royal marines habían desembarcado y avanzaban sobre la posición, razón por la cual, el oficial desplegó a sus hombres dentro del perímetro defensivo y les indicó mantenerse en alerta.

Tropas de la Compañía M del Comando 42 avanzaban hacia Puerto Leith
Su decisión no estaba errada. Tropas de la Compañía M del Comando 42 avanzaban hacia ellos al mando del mayor Guy Sheridan, decididas a estrechar el cerco y cortar las vías de escape.
La idea de Astiz era atraerlos hacia el campo minado y acribillarlos cuando lo estuviesen atravesando. Y en ese sentido, ordenó batir el único sector por donde se presumía podían aparecer. Fue el primero en disparar, accionando con determinación su FN FAL 50-64, seguido inmediatamente después por el resto de la fracción.
Como los ingleses no se dejaron ver ordenó detener el fuego para observar con sus binoculares. En ese preciso momento, llegó a través de la radio la orden de rendición en perfecto idioma español.
Eran cerca de las 17 y comenzaba a caer una fina llovizna.
Comprendiendo su situación, viéndose amenazado por una fuerza inmensamente superior, el oficial naval decidió enviar aquel celebre radiomensaje y destruir el equipo de radio:
–La fragata está cerca. Se está poniendo oscuro. Está un poco lejos. Aparentemente son muchos. Creo que desembarcaron detrás de la loma y vienen caminando. Terreno preparado. Los civiles se destacaron. Van para Stromness. La fragata apunta hacia acá. Empezó el fuego. Rompo la radio y reviento los pacos (se refería a las claves). Julito, un abrazo y un beso grande para todos. Viva la Patria. 17.10
Sin dar curso al pedido de rendición, Astiz procedió a destruir el equipo junto con las claves y luego ordenó batir nuevamente el sector donde habían desembarcado los marines, en espera de respuesta.
En lugar de ello, un estampido rebotó contra las laderas cercanas haciendo temblar la tierra y casi enseguida una columna de fuego, humo y pedregullo se alzó fuera de Puerto Leith.

En ese mismo momento, el suboficial enfermero R. Ramos y el cabo principal Zamudio creyeron percibir movimientos a la izquierda y sobre ese punto concentraron todos el fuego, sin que nadie les respondiese.
Quienes sí lo hicieron fueron los buques, cuya artillería comenzó a batir la posición con mayor fuerza y precisión.
Desde el caserío Stomness, Patané y los suyos seguían las incidencias, escuchando a través de la radio las intimaciones que hacían los británicos.
–Yo escuché los bombazos porque entraron dos corbetas a la bahía y tiraban contra la factoría –relataría veinticinco años después Carlos Patané en el programa Telenoche de Santo Biasatti (Canal 13), desmintiendo lo que se venía diciendo hasta ese momento.
Su hermano Antonio refirió en la misma edición que uno de los comandos le narró las incidencias del ataque, explicando que al recibir proyectiles de todas partes, lo único que podían hacer era permanecer tirados en el piso, viendo como pasaban sobre sus cabezas.
Los lagartos permanecieron agazapados, sin moverse, aguardando la llegada de los británicos, conscientes de que el fuego naval reducía notablemente sus capacidades.
Fue en ese momento que los royal marines abrieron fuego, disparando desde la loma es decir, el mismo punto batido por los argentinos. Acribillaron instalaciones, edificios y defensas mientras los proyectiles navales detonaban aquí y allá.
Al cabo de un tiempo el fuego cesó y fue entonces que llegó el segundo mensaje, siempre en lengua española:
–¡Astiz, ríndase. No queremos bajas!
Tampoco en esa ocasión el marino respondió. Estaba determinado a resistir y en ese sentido intentó un cambio de posiciones pero el reinicio del cañoneo se lo impidió, forzándolo a mantenerse aferrado al terreno.
Eran el “Antrim”, la “”Brilliant” y el “Plymouth” batiendo la costa con el apoyo del “Tidespring” y las tropas que desde tierra reglaban el fuego. Y por segunda vez, una andanada de proyectiles estremeció la comarca como un terremoto, impidiendo a los lagartos responder.
El joven oficial comprendió que todo estaba perdido y que seguir resistiendo era inútil, razón por la cual, a la tercera intimación, aceptó parlamentar.
Los argentinos han gastado chorros de tinta detallando la toma de las Georgias y su recaptura por las fuerzas británicas, hablando de nuestros muertos, nuestros heridos, de los helicópteros averiados, de la inoperante corbeta “Guerrico” recibiendo impactos desde todos los ángulos, pero liquidan en dos renglones estas acciones, la del submarino “Santa Fe”, la de Grytviken y lo acontecido en Puerto Leith, cediéndole al enemigo el detalle de lo ocurrido.
Otro típico ejemplo de derrotismo latino que todo lo ve desde el punto de vista negativo.

Unidades navales británicas abren fuego sobre las posiciones de Astiz
Durante el parlamento que se entabló entre ambas partes, Astiz indicó la presencia de los civiles en Stromness, recalcando que de acuerdo a la Convención de Ginebra, se los debía asistir y evacuar. Luego se encaminó hasta el refugio y les ordenó (a los chatarreros) dirigirse a Leith con una bandera blanca delante y otra detrás.
Los trabajadores tomaron el camino de los renos, subiendo primero una loma para dejar a un lado el cerro, pasar junto a una pequeña laguna y descender la pendiente hasta donde se encontraban las fuerzas británicas. La Operación Paraquat había finalizado.
Este ha sido, a grandes rasgos, el combate de Puerto Leith. Como se podrá apreciar, nadie se rindió sin pelear, Astiz y sus hombres accionaron sus armas, estuvieron en dos ocasiones bajo intenso fuego naval y recién se entregaron cuando el enemigo hizo sentir el peso de su poder.
Tanto él como el capitán Lagos, tenían órdenes expresas del vicealmirante Juan José Lombardo, comandante del Teatro de Operaciones Atlántico Sur, de ofrecer resistencia solo a grupos reducidos que intentasen desembarcos aislados. Pero debían evitar el derramamiento de sangre frente a fuerzas inmensamente superiores como las que enfrentaron.
Astiz fue conducido al HMS “Plymouth” y una vez allí firmó el acta donde rendía la pequeña fracción a su mando.
La célebre fotografía en la que se lo ve frente al capitán David Pentreath y su estado mayor, la misma que dio la vuelta al mundo, no fue la capitulación de las Georgias como siempre se ha dicho sino la de sus 14 hombres. La guarnición argentina había depuesto las armas el día anterior, una vez finalizada la batalla de Grytviken.

Los prisioneros fueron llevados a los buques y de ahí a la isla Ascención, donde serían repatriados el 1 de junio junto a los sobrevivientes del “Narwal”.
Astiz permaneció detenido en calidad de prisionero de guerra. Francia y Suecia reclamaron su extradición para juzgarlo por secuestro y asesinato pero las autoridades británicas se negaron a entregarlo, invocando la Convención de Ginebra. Recién lo devolvieron el 11 de junio, vía Río de Janeiro.

Finalizadas las acciones Astiz es conducido al HMS “Plymouth” y de allí a la isla Ascención
Epílogo
Estos fueron los hechos y esta es la verdad. Los paladines de las “causas justas” se rasgarán las vestiduras al leer estas líneas y el pueblo argentino emitirá sus típicos juicios, repitiendo como autómata cosas que no comprende y escucha al pasar. Poco nos importa, por no decir nada, mucho menos viniendo de una sociedad como la nuestra, traicionera, acomodaticia, negadora e indiferente, esa que aun teniendo a su gente muriendo en el sur prefirió desviar la vista y sumirse en cosas vanas10.
Un pueblo así, que por abulia no se desasna y le hace el juego a sus políticos delincuentes, que denigra a sus fuerzas armadas y lo peor, reniega de su historia y su tradición, no inspira el menor respeto ni la más mínima consideración.
Notas
1. John “Sandy” Woodward, Los 100 Días, Editorial Sudamericana, Bs. As., 1992, “Prólogo”.
2. Llevaba como primer oficial al capitán Rodolfo Simian.
3. El Dr. Pereira llevó a cabo el izado luego de comprobar que el hilo del mástil circulaba sin inconvenientes.
4. Por fortuna, para bien de la posteridad, un equipo de cineastas franceses llegó en esos días a las islas para realizar un documental sobre la Antártida. Lo hicieron a bordo del velero particular “Cinq Gars Pour” encabezados por el director Serge Briez, a quien debemos imágenes inéditas de los hechos.
5. Los argentinos procedieron a cazar algunos ciervos, actividad vedada por las autoridades locales.
6. En los combates de Arroyo del Infierno y El Hombrito, acaecidos el 22 de enero de 1957 y el 28 de agosto de 1958 respectivamente, el Che Guevara abatió a dos soldados cubanos. Durante el ataque al cuartel de La Plata librado el 17 de enero de 1957, hirió de gravedad a un tercero.
7. https://guerraaltlanticosur.blogspot.com/
8. En otros intentos de desembarco efectuados en horas de la mañana, los ingleses perdieron dos helicópteros Wessex en el glaciar Fortuna además de varios gomones con gente a bordo, los cuales fueron rescatados luego de innumerables peripecias.
9. Artuso fue enterrado con los honores del ceremonial inglés. Su cuerpo yace en el cementerio de Grytviken, cerca de los de Lord Shackleton.
10. El 13 de junio de 1982, mientras nuestros soldados se enfrentaban al enemigo en las batallas más sangrientas de la guerra, sufriendo decenas de muertos, heridos y mutilados, el pueblo argentino se concentraba en la inauguración del mundial de fútbol que se disputaba en España. El lunes 15 de junio de 2009, History Channel estrenó el extraordinario documental Malvinas. La guerra desde el aire, del realizador bahiense César A. Turturro. Ese día, la ciudadanía sintonizó masivamente la final de Gran Cuñado, otra “perla” de nuestra televisión, creación de Marcelo Tinelli.
Fuente: lavozdelahistoria.blogspot.com
Los radares argentinos comienzan a detectar los primeros ecos británicos cercanos a las islas

Con la rendición de las fuerzas argentinas en Puerto Leith acontecida en el día de ayer, 26 de abril, las Fuerza Armadas del Reino Unido han concretado la reconquistas de las Islas Georgias. A su vez, el grueso de la Task Force continua con rumbo fijo hacía las Islas Malvinas, comenzando a ser detectado diversos movimientos gracias a los radares de la Fuerza Aérea Argentina emplazados en Puerto Argentino. En este marco, se han dado a conocer parte de la últimas gestiones diplomáticas para buscar una vía pacifica para la resolución del conflicto armado.
Frente Diplomático: Una nueva propuesta
Washington. El representante de los EE.UU. ante la OEA, William Middendorf, solicita de su par argentino, embajador Quijano, llevar a cabo una reunión entre Haig y Costa Méndez quien, previa autorización telefónica del presidente Galtieri, accede a tal encuentro.
El mismo se lleva a cabo en la oficina del titular de la OEA, Alejandro Orfila. El Secretario de Estado habla de la inminencia de una acción militar británica en las Malvinas y le informa que tiene una nueva propuesta y a su vez le expresa su voluntad de retornar a Buenos Aires, en caso de ser necesario, para discutirla con la Junta Militar.
Finalmente se ha acordado que el contenido de la propuesta será formal y simultáneamente entregado al embajador argentino en Washington, Takacs, mientras que en Buenos Aires hará lo propio el embajador Shlaudemann. Poco después, como anticipo de la entrega formal acordada, la delegación argentina toma conocimiento del contenido de la propuesta del Secretario de Estado.
A requerimiento del canciller argentino el representante ante la OEA, embajador Quijano, elabora un informe sobre la propuesta a la que se identifica como Haigh II. En el mismo, señala:
No opinan en coincidencia los tres jefes militares que acompañan al canciller, brigadier Miret, almirante Moya y general Iglesias. Realizadas las correspondientes consultas con sus respectivos mandos expresan que la propuesta Haig II contiene cláusulas “inaceptables” para la Argentina. Para Costa Méndez, como derivación de las consultas con el presidente Galtieri y la opinión de los representantes militares, surge nítidamente que el Gobierno argentino no formulará siquiera una contra oferta a la puesta sobre el tapete por el Secretario de Estado.
Por su parte, la Primer Ministro Margaret Thatcher ha defendido ante el Parlamento y la opinión pública su política de dureza previamente anunciada con la pretensión de buscar una solución mediante la vía diplomática, con una fuerte demostración militar, como una forma de hacer sentir la presión de las armas sobre la Junta gobernante de la Argentina que, a fin de cuentas, tal modo de acción está provocando una reacción opuesta, dado que lejos de amilanarse los militares se aprestan a combatir, atento que no puede haber pasado desapercibidos para la inteligencia británica, el desplazamiento de medios desde continente y su despliegue en las islas.
Frente: Islas Malvinas


En la jornada del día de hoy, se ha reportado la primera detección de helicópteros enemigos de la Task Force Británica gracias al radar móvil TPS-43 de la Fuerza Aérea Argentina en las Islas Malvinas. Los mismos fueron adquiridos entre 1978 y 1980, y cuentan con una antena del radar primario, radar secundario asociado, shelter técnico con dos consolas de operación con equipos de comunicaciones tierra-aire de VHF, cabina operativa con tres consolas de operación con sus respectivos equipos de VHF y HF, sistema de comunicaciones por microondas y 3 generadores Caterpillar con su cisterna de combustible.
Por su parte el regimiento de Infantería 5, una sección de la Compañía de Ingenieros y una Fracción de del Escalón de Comunicaciones pertenecientes a la Brigada de Infantería III, con asiento en la provincia de Corrientes, fueron traslados en helicópteros a Puerto Howard o Puerto Yapeyú. Desde allí se donde se instalarán en la denominada Fuerza de Tareas “Litoral” para contrarrestar una eventual ataque enemigo. En total, se estimada que 108 hombres de la Compañía B del Regimiento de Infantería 5 fueron trasladados en barco, siendo transportados a su vez víveres, municiones y minas antipersonales.
En lo que se refiere a movimientos navales, se reportó que el ARA Bahía Paraíso zarpó desde Puerto Belgrano fijando rumbo hacia la zona de operaciones, aún cuando todavía no se ha dado cumplimiento cabal a las correspondientes disposiciones para ser considerado como tal. Forman parte de su carga un helicóptero Super Puma del Ejército y un Aloutte de la Armada.
El buque Monsunen zarpó de Puerto Argentino con destino a Bahía Fox con el Regimiento de Infantería 8 perteneciente al Ejercito Argentino. Por la tarde, el A.R.A “Bahía Buen Suceso” finalizo alije del B/M “Formosa”, el cual será amarrado en el muelle comercial y el A.R.A “Bahía Buen Suceso” se amarrara en el muelle de combustible.
Cerca de las 16hs el “Forrest” comenzó la carga para Puerto Calderón con víveres, unciones y armamento para la Infantería de Marina. Mas tardes arribara a Puerto Argentino el Contralmirante Dn. Edgardo Aroldo OTERO, Comandante de la Agrupación Naval Malvinas.
Por último A las 20:03 el Comandante del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur, el vicealmirante Lombardo curso el siguiente despacho al Comité Militar ante la privación de medios de exploración:
“Aviones de exploración sustraídos a este Comando. Comando Aéreo Estratégico y Comando Aéreo de Defensa disponen y ejercitan Exploración y Ataque en jurisdicción este Teatro. Pido directivas sobre jurisdicciones y medios para posibilitar cumplimiento misiones respectivas. Acciones no coordinadas afectan efectividad para el combate, provocan interferencias mutuas”.
Frente: Atlántico Sur – La Royal Navy avanza con rumbo a las Islas Malvinas
El núcleo de la Task Force 317 sigue avanzando rumbo a la zona de exclusión, sin embargo, las austeras condiciones climáticas en las cercanías demoraron la navegación del grupo de portaaviones. Mientras tanto, los submarinos británicos mantuvieron su presencia sobre diversas zonas de interés en el Atlántico Sur: Por un lado, el HMS Conqueror navego rumbo al área noreste de las Malvinas, mientras que el HMS Spartan mantuvo su patrulla en la zona de exclusión. Por ultimo, el HMS Splendid continua en la búsqueda del rastro del portaaviones argentino ARA 25 de Mayo.
En los puertos británicos, el alistamiento de buques se mantuvo de manera constante, con el ferry “Norland” como uno de los buques pronto a zarpar luego de algunas demoras en su puesta a punto. Por su parte, como elemento integrante de la fuerza de buques LSL (Landing Ship Logistic), el RFA Sir Bedivere zarpa con rumbo a las Malvinas luego de haber completado carga. También lo hacen los pequeros de arrastre “Cordella”, “Farnella”, “Junella”, “Northella” y “Pict” luego de haber sido modificados para tareas de dragado. Los mencionados buques zarpan de Portland bajo la denominación 11th Mine Countermeasures Squadron.

Mientras tanto en el Reino Unido, el Major General Jeremy Moore y Sir John Fieldhouse realizaron la presentación formal en Downing Street sobre la estrategia por adoptarse para el desembarco anfibio en San Carlos, brindando detalles generales y respondiendo consultas de los funcionarios presentes.
Fuente: https://www.zona-militar.com/
Comunicados de la Junta Militar
Comunicado de la Junta Militar, N° 33: La Junta Militar comunica al pueblo de la Nación, que los detalles de las versiones difundidas desde Londres sobre la presunta rendición de la totalidad de los efectivos a cargo de la defensa de la Isla de San Pedro, son inexactas.
Informes posteriores a esas versiones indican que Fuerzas Especiales de la Armada han continuado sosteniendo sus posiciones en el área de Puerto Leith, pese a los esfuerzos desplegados por los atacantes, superiores en número.
Comunicado de la Junta Militar, N° 34: La Junta Militar comunica al pueblo de la Nación, que las noticias difundidas por agencias extranjeras acerca de un desembarco en Malvinas son absolutamente falsas. Esta acción de propaganda forma parte de una campaña desatada por Gran Bretaña con el fin de confundir a la opinión pública internacional, satisfacer necesidades de su política interna, influir en los foros internacionales donde se está debatiendo la crisis del Atlántico Sur y tratar de disminuir la voluntad argentina.