26 de Marzo

Por la mañana zarpa de Leith el “Bahía Paraiso“, dejando a 14 soldados argentinos armados solo con fusiles, 

para proteger a los obreros. En Puerto Belgrano se preparan los buques argentinos para llevar a cabo una posible acción de recuperar las islas.

Desde Belice, en el Caribe, que era en su momento una colonia británica, empieza a bajar un destructor que estaba haciendo operaciones y ejercicios con los Estados Unidos.

El 26 de marzo, las autoridades de las islas informaron vía satélite a Londres, que militares argentinos habían desembarcado junto al grupo de chatarreros e izado la bandera de su país, noticia que causó verdadera conmoción y alarma en el Reino Unido. Pese a ello, el gobierno británico prefirió retener la noticia y mantener el asunto en secreto el mayor tiempo posible. Por esa razón, la opinión pública creía firmemente lo que la Cámara de los Comunes acababa de comunicar: 

solo quedaban entre 6 y 10 operarios en Leith y los restantes habían zarpado en el “Bahía Buen Suceso” mientras el “Endurance” navegaba hacia la zona.

Ahora con esa información, los argentinos tienen un problema grave, saben que, si no actúan, no solamente Georgias se pierde; el problema ya no es Georgias, Georgias fue problema hasta el 25, pero la fuerza que se ve venir, sumada a la declaratoria política de la Cámara de los Comunes, indica que 

Londres había cambiado su objetivo, que el objetivo era reforzar Malvinas, y no negociar nunca más, entonces la Argentina también debe cambiar el objetivo.

Por tanto, quien hostiga, amenaza e intenta utilizar la fuerza es Gran Bretaña, el Imperio mostraba una vez más su hilacha, para provocar el conflicto armado.

Ese mismo día por la noche se decide actuar. “Ahora Las Malvinas”… Recuperar las islas según el plan de febrero del 82, ya que: Gran Bretaña se negaba a negociar y estaba enviando refuerzos militares; la falta de honestidad con que llevó el Reino Unido el incidente de las Georgias; exagerar el incidente y aprovecharse de la situación para congelar el diálogo por la soberanía.

La Junta Militar ordenó poner en ejecución la Operación Azul, nombre en código del plan de recuperación de nuestras Islas Malvinas. La fecha para su ejecución (día D), fue fijada para el 1º de abril. El gobierno de ese momento consideraba a ésta la única opción que obligaría a Gran Bretaña a negociar sin más engaños y dilaciones la soberanía sobre Malvinas.

El 26 de Marzo se decide actuar. De otra forma si Argentina no actuaba perdería las islas y su reclamo por “inacción”, según lo expresado en el derecho internacional por la doctrina de Stoppel:

“Renuncia por parte de un estado, por inacción frente al acto soberano de otro, a todos los derechos alegados hasta la fecha con relación a un área en disputa”.

Ese día 26 de marzo a las 19,15 horas, se reunió el Comité Militar en el Edificio Libertador, a efectos de analizar los acontecimientos referidos a las Islas Georgias del Sur, considerándose las siguientes circunstancias no incluidas en el Acta:

  1. La evidente intención del gobierno inglés de reforzar las Islas Malvinas.
  2. La arbitrariedad en el manejo del incidente Georgias por parte de Gran Bretaña.
  3. El intento de exagerar el conflicto al máximo para justificar un pedido de congelamiento definitivo de toda conversación sobre la soberanía de las islas.
  4. La insistencia no cuestionada en el Parlamento británico en el derecho de autodeterminación de los isleños, junto con el pedido de establecimiento de una flota y tropas para la defensa de ese territorio “autónomo”.
  5. El envío del Biscoe y Bransfield y la actitud bélica del Endurance.

Lo expresado en el párrafo anterior puede ser analizado en la siguiente forma:

  1. La evidente intención del gobierno inglés de reforzar las Islas Malvinas se vio respaldada por el parlamento y la prensa inglesa, donde recrudecieron los pedidos de reforzar Malvinas y enviar buques de la flota (…) Lo que no resultó tan evidente fue que esos refuerzos se llevaran a cabo, en la magnitud que luego se hizo, si el conflicto de las Georgias se hubiera resuelto diplomáticamente, pues no podía olvidarse la existencia de un plan británico en marcha, que debía cumplirse en breve plazo, para la reducción de las fuerzas navales de superficie.
  2. La supuesta arbitrariedad en el manejo del incidente Georgias por parte de Gran Bretaña fue una afirmación que no se ajustó TOTALMENTE a la realidad debido a que ha de reconocerse que también la hubo del lado argentino. (…)

Aparecía aquí la idea de la “Operación Militar” ya prevista, cuya factibilidad hubiese quedado anulada si Gran Bretaña concretaba una presencia naval en el Atlántico Sur (por lo menos en el corto plazo, es decir, durante la gestión de los entonces integrantes de la Junta Militar). Sin embargo, no se consideró la posibilidad de resolver el conflicto de las Georgias por vía de la negociación, que impediría a Gran Bretaña utilizar tal conflicto para justificar dicha presencia naval.

La decisión de ocupar las Islas Malvinas tenía por objeto:

  1. Afirmar y defender la posición argentina en Georgias.
  2. Impedir que Gran Bretaña militarizara las Islas y estableciera un sistema de defensa naval y aéreo en ellas.
  3. Impedir el refuerzo de la posición británica en la zona, ya que esto incidiría en forma negativa sobre los derechos, estrategias, posiciones y objetivos de Argentina en el Atlántico Sur y en Antártida.
  4. Activar las negociaciones y mejorar la posición negociadora Argentina.

Esta decisión no resiste un análisis lógico, pues la acción de “ocupar las Islas” no resultaba apta por sí sola para cumplir con el ambicioso propósito enunciado anteriormente. (…)

La decisión de “Ocupar las Islas Malvinas” fue tomada porque ya existía, desde diciembre de 1981, la idea de que para llegar a negociaciones exitosas con Gran Bretaña iba a ser necesario hacer uso del poder militar. La decisión se adoptó con rapidez puesto que ya estaba planeada la ocupación, lo que permitía cumplir la etapa inicial. Pero nunca se planificó cómo defender las Islas una vez ocupadas.

En definitiva, la decisión, que se mantenía latente, estuvo influida por aspectos políticos particulares, tal, por ejemplo, la conveniencia de producir una circunstancia significativa que revitalizara el Proceso de Reorganización Nacional (sin juzgar éticamente esta consideración), unida también a la poco manifiesta vocación negociadora de Gran Bretaña. Esta decisión se conformó, casi definitivamente, el 23 de marzo, cuando la Junta Militar pudo minimizar el hecho Georgias si hubiera tenido auténtica intención de hacerlo, e hizo eclosión el 26 de marzo, cuando la Comisión de Trabajo estableció (…), que la fecha más próxima en que la operación Azul podía realizarse mediaba, alternativamente, entre el 01, 02 ó 03 de Abril.

Obtenida de la Comisión de Trabajo la confirmación de que las FF.AA. podían realizar la operación de ocupar las Islas Malvinas a partir del día 01 de abril como fecha más temprana, la Junta Militar ordenó formalmente la ejecución de la Operación “Azul” en reunión del Comité Militar Nro. 4/82, del día 26 de marzo de 1982, fijándose el día “D” el 01 de abril (en horas nocturnas) con flexibilización al día 02 ó 03 de dicho mes.

Conclusiones

El incidente de las Islas Georgias del Sur se originó al desembarcar personal argentino en la Isla San Pedro, izar el pabellón nacional -por propia iniciativa- y no cumplimentar requisitos de inmigración exigidos por las autoridades británicas.

Este hecho se transformó en el elemento desencadenante del conflicto del Atlántico Sur, al producir una reacción británica considerada exagerada, y precipitar la decisión de la Junta Militar de adelantar la operación “Azul”.

En esta tesitura, por un momento, se estuvo a punto de lograr un entendimiento, pero éste se malogró por la intransigencia de nuestra cancillería ante un Foreign Office que hacía esfuerzos por dirimir la cuestión sin pasar a mayores, pero con fuertes condicionamientos especiales.

La toma de la decisión de la Junta Militar de adelantar la fecha de ejecución de la operación “Azul” fue desacertada, ya que:

  1. No se completó el planeamiento militar, según lo desarrollado en el Cap. III.
  2. No se justificó adelantar la operación en un “ahora o nunca”, ya que históricamente se podía seguir esperando hasta que la situación se tornara favorable a nuestras FF.AA., salvo que la Junta Militar deseara recuperar las islas durante su mandato (limitación de tiempo disponible para revitalizar el Proceso de Reorganización Nacional)
  3. La Junta no estuvo en condiciones de controlar los acontecimientos ni de medir la probable reacción británica, ya que la ocupación de las Islas Malvinas, con el propósito de encaminar favorablemente las negociaciones, concluyó en una escalada militar. Tal situación trajo una serie de medidas irreflexivas y precipitadas que la convirtieron en una aventura militar, sobre todo cuando se hizo efectiva la reacción bélica británica ya que no se tuvieron implementadas las alternativas diplomáticas para neutralizarla.
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