24 de Marzo

“El tiempo se les está acabando”, expresó el embajador británico Williams a las autoridades argentinas, el personal que se encuentra en Georgias 

“deben ir a Grytviken a sellar sus pasaportes”, recibiendo como respuesta, de parte del Ministro de Relaciones Exteriores argentino Nicanor Costa Mendez, que no hacía falta sellar pasaporte, puesto que los hombres poseían sus respectivas “tarjetas blancas” (documento válidado por el tratado de comunicaciones firmado en 1971 por ambos países) y que no se permitiría su evacuación por la fuerza.

El ARA Bahía Paraíso arribó a Puerto Leith en la noche del 24 de marzo y desembarcó al grupo de 14 militares comandados por el Teniente Astiz (Grupo Alfa), con armamento individual perteneciente al buque.

El ARA Bahía Paraíso permaneció en la zona y patrulló con sus helicópteros el área durante las horas subsiguientes. Las noticias procedentes del sur dieron cuenta de un inusual movimiento de buques de guerra de la Armada Argentina en el océano Atlántico Sur. Al llegar a Puerto Leith el HMS Endurance encontró anclado al ARA Bahía Paraíso, luego ambos barcos estuvieron persiguiéndose y escondiéndose alrededor de las islas hasta perder contacto entre ellos el 31 de marzo.

Ante la perspectiva de un posible conflicto militar, el Foreign Office buscó lograr algún tipo de compromiso. Lord Carrington propuso a su contraparte Costa Méndez indultar a los obreros presentes en Puerto Leith, darles la documentación apropiada, la cual podría incluir el sellado de permisos temporales en vez de pasaportes, lo que era una concesión crucial para la posición argentina.

La pretensión de la Argentina, sin embargo, era que la llegada de cualquiera de sus ciudadanos a las Georgias del Sur debería seguir los procedimientos acordados en el tratado de comunicaciones de 1971. El gobernador Rex Hunt rechazó fuertemente esa extensión del acuerdo, manifestando ser válido solo para las islas Malvinas, y transmitió su preocupación al gobierno británico.

Ese 24 de marzo se recibía en Buenos Aires una información procedente de Londres, relacionada con lo tratado en el Parlamento en la noche del 23 de marzo, referida con el compromiso de defender a los isleños con toda su capacidad y la concreción de la presencia de una Fuerza Británica en el área, además del HMS Endurance.

“En la mañana del día 24 llegamos a ciertas conclusiones, que fueron éstas:

a) Londres había atribuido una importancia desmedida y desproporcionada a los hechos;
b) Esto no nos parecía espontáneo, ni el producto de una actividad periodística casual;
c) Veíamos al gobernador Hunt como miembro y en ese momento conductor del Committee de las islas y como protagonista importante en dos aspectos: en señalar que el hecho era producto de una decisión del gobierno argentino y que constituía un anticipo de un invasión directa de las Malvinas; en indicar que era el momento para asumir una actitud de ira, para proclamar con más firmeza que nunca los derechos de los isleños y estimular sus sentimientos anti-argentinos y, finalmente, para militarizar las islas.

Por supuesto, poco sabíamos de las conversaciones y reuniones íntimas que tenían lugar en Londres. Podíamos intuir, y algunos artículos periodísticos nos daban la pauta, que los intereses vinculados a la Compañía habían movilizado al Comité de las Islas; que éstos, a su vez, habían tomado contacto con sus viejos y permanentes aliados y amigos.

El Parlamento, movilizado por estas fuerzas, estaba dispuesto a exigir la congelación de la disputa y el despliegue de fuerzas en el Atlántico Sur.”

Si Argentina hubiera querido una guerra en ese preciso momento, solo debía dejar que llegara el Endurance y que retirara al personal argentino por la fuerza, lo cual hubiese constituido un claro acto de provocación, dando pie a que Argentina realizara la Operación Rosario.

Gran Bretaña exageró los hechos y no le dio tregua a la paz desde el momento en que moviliza al Endurance con los Royal Marines a bordo.

Ya había zarpado el día anterior de Montevideo el navío RRS “John Biscoe” con una fracción de marines embarcados, con destino a Puerto Argentino (Puerto Stanley) como refuerzo y se le ordena al HMS Endurance que amarre en Grytviken a la espera de nuevas órdenes.

El gobierno argentino decide implementar la hipótesis planeada para desembarcar en Malvinas a fin de 1982, para llevarla a cabo lo antes posible.

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