=Comienza la Operación Rosario que llevará a la reconquista de las Islas Malvinas. =Informe a Londres =La Armada Argentina = El accionar de la Armada = Testimonio del Cabo enfermero Ernesto Ismael Urbina = El Ejército Argentino = Accionar del EA = Dice en la página de la Infanteria del EA = Reflexión final = Capitán de Fragata IM Pedro Edgardo Giachino, primer caído de la Gesta = Comunicados de la Junta Militar
Comienza la Operación Rosario que llevará a la reconquista de las Islas Malvinas
Ya el 2 de abril, a primeras horas, se dio el desembarco de un grupo de comandos anfibios y de buzos tácticos con botes neumáticos para despejar posibles obstáculos o minas que hubiera en las playas para el arribo de los vehículos anfibios.

A la 1,30 hs, los hombres de Sánchez Sabarots se dividieron en dos grupos: el primero, comandado por él mismo, se dirigió a los barracones de la Real Infantería de Marina británica en Moody Brook para atacarlos; el segundo, bajo el mando del capitán de corbeta Pedro Edgardo Giachino, segundo jefe del Batallón de Infantería de Marina nº 1 (BIM 1), avanzó hacia Puerto Stanley con objeto de tomar las oficinas del gobernador y capturarlo. El cabo Jacinto Eliseo Batista integró el grupo inicial de comandos que desembarcó en Pembroke:
Pasamos a muy poca distancia del grupo de ametralladoras que nos estaba esperando en la playa. Pedimos autorización para tomarlos, cosa que fue denegada, primero porque no tenía que haber bajas y segundo porque no querían que se desvelase la operación.
A la 1,55, el submarino ARA Santa Fe salió a la superficie, frente a Punta Calebroña y lanzó sus buzos tácticos a unos 3000 m del faro San Felipe, que se encontraba apagado, alejándose después, a máxima velocidad en superficie, para regresar a su lugar de patrulla. Pero los británicos, sobre aviso, habían evacuado los barracones y estaban desplegados en posiciones de combate para defender la localidad.

A las 4,20, el destructor ARA Hércules izó su pabellón de guerra y comenzó su patrulla en Puerto Groussac, protegiendo el inicio de la fase de asalto, la aproximación del BDT ARA Cabo San Antonio y de la corbeta ARA Drummond.
A las 5,45, la Fuerza de Desembarco de Sánchez Sabarots abrió intenso fuego automático y de granadas de aturdimiento sobre los barracones donde suponían a los infantes de marina británicos. A los pocos minutos, descubrieron que nadie devolvía el fuego (estaban vacíos). El ruido, por el contrario, alertó al mayor Mike Norman —que dirigía a las fuerzas británicas— de que los argentinos habían llegado.
Cerca de las 6,00 se apagaron las luces de la bodega del BDT, se abrieron las compuertas de proa y se pusieron en marcha los enormes extractores de gases.

A las 6,22, llegó la orden «¡Primera ola al agua!» y, desde el portal de proa del ARA Cabo San Antonio, comenzaron a lanzarse al mar los vehículos anfibios, con tropas de élite integradas por el Batallón de Infantería de Marina nº 2 cuyo comandante era el capitán de fragata de IM Alfredo Raul Weinstabl y junto a ellos, una Sección del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino, a cargo del subteniente Roberto Reyes, embarcados también en uno de los anfibios. Uno a uno fueron zambulléndose al mar los tractores anfibios, orientándose solo con las balizas que habían colocado los buzos tácticos del submarino ARA Santa Fe.

La primera oleada fue la vanguardia de la Fuerza de Desembarco, integrada por efectivos de la Compañía Foxtrot del Batallón de Infantería de Marina nº 2 bajo el mando del capitán de corbeta (IM) Hugo Jorge Santillán como Comandante de la Vanguardia y el teniente de corbeta (IM) Carlos R. Schweizer como segundo comandante y jefe de la sección Foxtrot. Esa formación de avanzada llegó a tierra y enfiló hacia el aeropuerto.

Una vez que se llega a la cabecera de pista del mismo, el subteniente Reyes recibe la orden de despejar con sus tropas del Ejercito Argentino la pista principal que se encontraba obstaculizada con maquinarias y tractores.
La Vanguardia, constituida principalmente por elementos de infantería, morteros, ametralladoras y cañones sin retroceso de la compañía Foxtrot continua hacia la zona del itsmo que une el aeropuerto con Puerto Stanley sobrepasándolo rápidamente en dirección al poblado. Aproximadamente 400 metros antes de llegar al mismo, el vehículo anfibio que iba a la cabeza de la formación, a cargo del suboficial Quiroga, recibe un nutrido fuego de morteros por lo cual Santillán ordena desenfilada de casco para evitar que los tiros de morteros que reglaban los británicos, puedan dar en alguno de los anfibios y a la vez manda el desembarco de las tropas que rápidamente tomaron posición para repeler el ataque. De igual manera actuaron los dos vehículos que venían detrás, uno a cargo del capitán Hugo Santillán y otro a cargo del teniente Carlos Schweizer quienes tomaron posición desplegando a los infantes de marina en el terreno y comenzando a repeler el ataque que arreció cuando los ingleses abrieron fuego con ametralladoras y también con cañones sin retroceso Carl Gustav de 84 mm.
A raíz de esto el comandante de la vanguardia le ordena al suboficial Di Filipo, que haga fuego con sus cañones sin retroceso de 75 mm, cuidando de tirar muy por encima de las tropas británicas para evitar ocasionarle bajas al enemigo tal como fue la orden del contraalmirante Busser. Se efectuaron disparos de tiradores, de morteros y finalmente al hacerlo con los cañones sin retroceso de 75 mm impactando en la parte alta del galpón desde cuya base combatía un grupo de royal marines que optan por batirse en retirada ante la precisión de la infantería de marina argentina.

En estos primeros combates se produce el primer y único herido de la vanguardia, el infante de marina Horacio Tello. Las Compañías Echo y Delta desembarcaron poco después para ocupar el faro y continuar con las misiones planeadas.
A las 6:30, desde el Santísima Trinidad, se radió un comunicado en el que instaba a la población a no ofrecer resistencia para evitar derramamiento de sangre. A las 6:45 de la mañana del 2 de abril,

se realizó el izamiento del pabellón argentino en las islas, a cargo de Guillermo Rodríguez, suboficial mayor de Infantería de Marina y encargado de la Agrupación de Comandos Anfibios.
El grupo de Giachino, la avanzada de las fuerzas argentinas, se dirigió a la casa del gobernador, y le invitaron a la rendición. Al no recibirse respuesta, entraron al anexo de los sirvientes, donde se había atrincherado un grupo de marines reales, y se entabló un combate.
Comenzó un tiroteo generalizado, donde se produjo la primera baja del conflicto, el capitán de corbeta Pedro Giachino, que fue herido mortalmente; fueron también alcanzados por las esquirlas y resultaron heridos de gravedad, el teniente de fragata Diego García Quiroga y el cabo primero Ernesto Urbina.
El resto de sus hombres se replegaron, aunque mantuvieron el asedio sobre la sede del Gobierno británico, disparando desde una posición elevada ubicada al sur. Pedro Giachino murió después, convirtiéndose así en la primera baja de la guerra de las Malvinas y recibió post mortem la Cruz al Heroico Valor en Combate.

Los constantes cambios de posición de los comandos anfibios argentinos y el uso de granadas de aturdimiento hicieron creer a los defensores que estaban bajo el ataque de una fuerza numéricamente muy superior a la real, lo cual resultó decisivo para obtener su rendición. A los pocos minutos, aterrizó el primer C-130 Hercules de la Fuerza Aérea Argentina en el Aeropuerto de Puerto Stanley.
El grupo del capitán de corbeta Guillermo Sánchez Sabarots se encolumna y rápidamente sale para reforzar a los hombres del capitán Giachino, pero antes de llegar a la casa del gobernador, apareció un argentino de la población civil, que no había sido capturado, y avisa de la presencia de 25 milicianos en Drill Hall, por lo que los comandos anfibios entraron y los milicianos no ofrecieron resistencia.
Cuando la Compañía E del teniente de navío Carlos Aruani llegó a las proximidades del viejo aeropuerto, sufrió el primer ataque de la infantería de marina británica. Un blindado LVTP-7 fue averiado por disparos de una ametralladora de la 2.ª Sección del teniente Bill Trollope, pero la tripulación argentina resultó ilesa. El capitán de fragata Alfredo Weinstabl, comandante del BIM 2 recuerda:
Dispuse que la Compañía Delta del teniente de navío Di Paola desplegara para constituirse como base de fuego y la Echo del teniente de navío Aruani, sin desmontar de los vehículos a oruga, se lanzase hacia la ciudad, pero ya el capitán Santillán, con sus morteros, ametralladoras, el fuego de los fusileros y fundamentalmente con un eficaz disparo de uno de sus cañones sin retroceso había hecho que los ingleses cesaran en su acción, retirándose al interior de la localidad.

El contraalmirante Busser, responsable del desembarco, comenzó a preocuparse: las tropas blindadas aún no habían entrado en contacto con los comandos, y la resistencia británica era más intensa de lo esperado. Ordenó entonces que un pelotón de fusileros del Batallón del BIM 1 bajo órdenes del teniente de navío Oscar Oulton fuesen helitransportados a la costa.
A las 8,30, el gobernador Hunt y el mayor Norman, sitiados y bajo presión, debatieron qué hacer. Se sugirió dispersarse por el interior para iniciar una guerra de guerrillas, pero finalmente, creyéndose rodeados por una compañía reforzada de infantería de marina, decidieron que este plan de acción no tenía sentido. Hicieron traer a Héctor Gilobert, un argentino residente de las islas al que consideraban un espía, y le encargaron negociar el alto el fuego.
Poco después de la rendición británica, más de treinta ciudadanos argentinos que habían sido tomados rehenes en la capital malvinense fueron liberados.
El abanderado de la Flota de Mar, teniente de fragata Martín Cazaux, se trasladó desde el ARA Hércules hasta Puerto Stanley, en un helicóptero Lynx, para izar la bandera de la Argentina.

Cumplida su tarea por la fuerza de desembarco, algunas de sus fracciones se encontraban listas para el repliegue al continente, que comenzó el mismo 2 de abril.
En esas circunstancias, y ante la necesidad de brindar apoyo logístico a las unidades navales que operaban en el puerto de la capital de las islas, el comandante de la flota de mar dispuso la creación del Apostadero Naval Malvinas, designando como jefe al capitán de fragata Adolfo A. Gaffoglio.
Al día siguiente aparecieron en los periódicos británicos las fotos de los marines tendidos en el suelo boca abajo. Aproximadamente 120 defensores —incluyendo 42 miembros de la FIDF, 2 exmarines reales, 6 o 7 policías— fueron capturados por los argentinos en la acción.

Entre los 120 prisioneros tomados en la Operación Rosario, figuraban los cabos Gerald Cheek y Pat Peck y veinte de sus hombres de la Falkland Islands Defence Force capturados en las inmediaciones de la Casa del Gobernador.
Media docena de marines reales bajo el mando del cabo Stefan York evitaron ser capturados, pero pronto se vieron obligados a rendirse agotados a los pocos días de tomar refugio en Estancia House. Terry Peck, de la policía local tuvo más éxito, y pudo unirse a la fuerza de desembarco británico en San Carlos.
Informe a Londres
A las 16,30 (hora local) del 2 de abril tuvo lugar la última conversación vía teletipo entre un operador de las Malvinas y un operador en el Ministerio de Defensa británico, anunciando que las islas se encontraban bajo dominio argentino.

La Armada Argentina:
Desembarcan los comandos anfibios. El grupo principal rodeó y capturó el cuartel de la guarnición británica ubicado en Moody Brook, al oeste de la localidad poco antes del amanecer, provocando explosiones para que fuesen vistas por los defensores de Puerto Argentino y así entraran en pánico.
Casi simultáneamente otro grupo ocupó la casa del gobernador, y luego de intimar su rendición, comenzó un fuego intenso hacia la parte superior de las ventanas de la casa buscando quebrar la voluntad de sus defensores.

Allí se produce la acción heroica de Giachino, quien intentó entrar a la casa, pero fue herido de muerte.
Se constituyó la Fuerza de Tareas Anfibia Número 40 bajo el Comando del Contraalmirante D. Walter O. Allara. Esta Fuerza estaba integrada por los siguientes componentes:
A.- La Fuerza de Desembarco se integra con el Batallón de Infantería de Marina nº 2 (BIM2), una Agrupación de Comandos Anfibios, una Sección de Tiradores del Ejército, un Grupo de Comandos Anfibios y una Reserva.
B.- Un Grupo de Transporte, con el Buque de Desembarco de Tropas ARA Cabo San Antonio, el Rompehielos ARA Almirante Irizar y el buque Transporte Isla de los Estados.

C. Un Grupo de Apoyo Escolta y Desembarco, formado por las Fragatas Tipo 42, ARA Hércules y Santísima Trinidad, más las Corbetas ARA Drumond y Granville.
D. El Grupo de Tareas Especiales, constituido por el submarino clase Guppy ARA Santa Fe.
Las naves habían zarpado de sus apostaderos el día 28 de marzo, hallándose a bordo del ARA Santísima Trinidad, de acuerdo con lo resuelto por el COMIL, el Comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, general de división D. Osvaldo J. García.
Debido a las malas condiciones meteorológicas, la operación se demoró 24 horas, respecto de su fecha más temprana.
La Fuerza de tareas quedó dispuesta para el asalto final el día 1 de abril a última hora. La misión de la misma establecía la reducción de la resistencia armada de la isla, constituida por 68 Infantes de Marina del Destacamento de la Marina Real Nº 8901, más algunos irregulares voluntarios pertenecientes a la población local, la ocupación de Puerto Stanley, y la toma del aeródromo para permitir el abastecimiento de las Islas con medios aéreos propios. Y por último la instalación de un gobierno militar argentino en el archipiélago.
A las 00,30 hs del día 2 de abril se inició el desembarco en la zona de Puerto Enriqueta, 4 km al Sur de la capital de las islas donde los Comandos Anfibios de la Armada iniciaron su marcha hacia las barracas de los “marines” británicos en Moody Brook.

A las 00,30 hs del día 2 de abril se inició el desembarco en la zona de Puerto Enriqueta, 4 km al Sur de la capital de las islas donde los Comandos Anfibios de la Armada iniciaron su marcha hacia las barracas de los “marines” británicos en Moody Brook.
Tres horas más tarde hacían lo propio los buzos tácticos desembarcados del submarino ARA Santa Fe en las proximidades del Cabo San Felipe, con la tarea de tomar el faro de ese lugar y preparar el desembarco del Transporte Cabo San Antonio.
Este buque desembarcó en la playa York al BIM 2 y tropas del RI 25, los que debían tomar el aeropuerto y avanzar hacia Puerto Stanley en un movimiento de pinzas que convergía sobre la residencia del gobernador, desde el Este, mientras los buzos tácticos lo hacían desde el Oeste.
La maniobra resultó exitosa, ya que hubo solamente una débil resistencia, la cual se tradujo en tres bajas propias, aunque no se infringió ninguna baja al enemigo, tal como lo establecieron los criterios operacionales impuestos por el Comité Militar.

El cese del fuego y la rendición del gobernador Hunt se realizó a las 09,15 hs, ante el General de División García.
El accionar de la Armada:
Relato del Teniente de Fragata (Buzo Táctico) Diego Fernando García Quiroga, participante de la recuperación de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982, incluido en “Operación Rosario”, obra compilada por el Contralmirante IM (R) Carlos Busser.

“Habíamos desembarcado algo más al Este de lo previsto, lo que impidió que diéramos con el alambrado al que habíamos referido nuestro camino en la carta, por lo que prescindimos de su uso y nos dirigimos directamente hacia la sombra de Sapper Hill, que adivinábamos al frente. El camino era difícil, tanto más que no se veía nada. La vanguardia de exploración estaba compuesta por el Capitán Giachino, los Cabos Ortiz y Alegre, a quienes seguía el Cabo Flores como navegante. Atrás seguía el grupo Naranja, luego el Verde y cerraba la marcha el Teniente Alvarez con el grupo Azul.
Durante la marcha, tropecé en la turba y caí de rodillas sobre una saliente rocosa, golpe bastante doloroso que hizo que el Capitán Giachino me destacara a la cabeza de la patrulla luego de los exploradores, en razón de la lentitud a que me obligaba el dolor. Deteníamos el avance más o menos cada 50 pasos, hasta escuchar los dos silbidos de los exploradores, indicándonos el camino libre. A medida que nos acercábamos al objetivo y el reflejo de las luces del pueblo permitía ver mejor, estas distancias de 50 pasos fueron agrandándose, lo que hacía que los exploradores se ausentaran por lapsos de hasta 20 minutos, en razón de lo cual volví a ocupar mi puesto en la patrulla.
Justo antes de ascender Sapper Hill, pasó un jeep Land Rover por el camino que seguía la base de la montaña, obligándonos a ascender a marcha forzada hasta la cima, en la cual hicimos el alto más prolongado de la marcha. Desde nuestra posición se observaba claramente el pueblo, y planeamos el desplazamiento en el frío de la noche.
El último alto significativo antes del asalto final se realizó al pie de una antena de radio situada al Sudoeste de la casa del Gobernador, aproximadamente a 1.500 metros. Allí caímos en cuenta de que habíamos perdido 2 hombres de “Azul”, el Suboficial Mansilla y el Teniente Alvarez.
El tiempo apremiaba y seguimos adelante con esos hombres de menos, confiando en que se reunirían luego con nosotros, como afortunadamente sucedió.
El Capitán Giachino dio las últimas recomendaciones y recordó: “Usted Naranja (Lugo), ataca por la izquierda. Verde (yo): Déjeme llegar y venga conmigo.” Azul no figuraba más, por lo que los hombres que quedaban se plegaron a mis movimientos.

El Capitán Giachino se destacó y lo siguió el Teniente Lugo con su grupo. Habrían pasado unos diez minutos cuando, al ver que Rojo no volvía, inicié el descenso hacia la casa. Durante ese descenso empezamos a escuchar muchos disparos desde el lado de Moody Brook. El Capitán Sánchez Sabarots estaba atacando. Casi inmediatamente, se inició el movimiento de vehículos en el pueblo y 2 camiones (uno de ellos con Marines) estacionaron en la parte trasera de la casa.
A esa altura, aún me hallaba a 400 o 500 metros de la casa, con mi patrulla sobre una elevación. Ya se escuchaban tiros entre lo que yo suponía era la patrulla de Lugo y los defensores de la casa de quienes me llegaban, con el viento, los gritos y las órdenes. Aún estaba decidiendo por dónde aproximarme, cuando escuché los gritos del Capitán Giachino que me llamaba hacia el frente de la casa.
Tras breve vacilación (¿sería rehén, estaría herido?) bajamos a la carrera y cruzamos una arboleda para descubrir al Capitán Giachino y a su sección desplegados en abanico frente a la casa. Me acerqué, mientras a mis espaldas se destacaban el Suboficial Cardillo y el Cabo Urbina para marcar el helipuerto (un calzoncillo largo con las piernas abiertas para indicar la dirección del viento, como si fuera una flecha).
Me pegué a Giachino. Él me ordenó: -“Háblele.” Hice una bocina con mis manos y con toda mi voz grité el mensaje: “Mr. Hunt, somos marines argentinos, la isla está tomada, los vehículos anfibios han desembarcado y vienen hacia aquí, hemos cortado su teléfono y le rogamos que salga de la casa solo, desarmado y con las manos sobre la cabeza, a fin de. prevenir mayores desgracias. Le aseguro que su rango y dignidad, así como la de toda su familia serán debidamente respetados.”
No hubo respuesta. A una señal de Giachino, repetí el mensaje. No hubo respuesta.
“Tírele un granadazo”, me dijo y tiré una granada que explotó en el jardín. Una voz contestó: “Mr. Hunt is going to get out…”
Esperamos lo que habrán sido 2 minutos y el Capitán Giachino me dijo molesto: -“¡Apúrelos, c…!” Repetí el mensaje y esta vez contestaron con ráfagas y con voces que decían: “Don’t go (Mr. Hunt).”

El tiroteo se generalizó, y de pronto vi a los Cabos Flores, Alegre y Ledesma como cubiertos por una sábana color naranja. De inmediato comprendí que eran proyectiles trazantes que se originaban en el pueblo. Nos disparaban a través de la cancha de fútbol.
Nos tiramos al suelo con el Capitán Giachino y comenté: -“Jefe, si no entramos nos cocinan”. Él me miró y me dijo: “sí, hay que entrar”. Mientras lo decía, saltó una pequeña verja y llegó hasta la puerta. Atrás de él siguió el Suboficial Cardillo y luego los Cabos Flores, Ledesma y yo, pero no recuerdo en qué orden.
Derribada la puerta, nos enfrentamos a un pasillo largo y sin salida, salvo por una puerta lateral cercana a la entrada y que se hallaba cerrada. Cardillo trató de derribarla de una patada pero lo único que logró fue resentirse el pie, ante lo cual el Capitán Giachino rompió el vidrio con una granada y la abrió mediante el picaporte.
Esta puerta daba a una especie de sala aparentemente sin puertas, aunque luego los tres hombres que quedaron en la casa descubrieron en un rincón de la habitación una escalera que comunicaba con los altos.
A partir de este momento recuerdo todo como si fuera una película de cámara lenta: Giachino se dio vuelta y dijo -Por aquí no, hay que pegar la vuelta-. Salió con una granada en la mano (la que usó para romper el vidrio). Atrás de él, casi pegado, salí yo. Lo veía un poco más adelante, a mi derecha. Giró de pronto, como cayéndose. Gritó: -“Me dieron, Cristina, me dieron”.
En ese instante sentí que me arrancaban el brazo. Fue como un hachazo, luego un empujón leve, indoloro y un fuego en el abdomen. Pensé en hablar, no sé que dije, llamé a mi mujer y me caí contra un pequeño cobertizo contra el que se incrustaban las balas. Vi el cielo, creí que me moría y pensé: ¿Será así?
El tiroteo seguía. A mi lado, mi Jefe de patrulla gemía, despacio. Me pregunté si él también moriría. Me desabroché la parka. No sentía mi brazo herido, solamente un fuerte dolor que lo anulaba. Quise moverme. Grité. Grité porque me dolía mucho y porque quería escucharme vivo. Me di cuenta de que Giachino llamaba al enfermero y empecé yo también a llamarlo a gritos, mientras me soltaba el cinto y me aflojaba el pañuelo del cuello. No dejamos de llamarlo hasta que escuchamos el grito de respuesta de ese valeroso cursante, informando que no podía, que lo habían alcanzado también.
Esperé, consciente de un dolor que crecía en mi espalda. Sentía que algo se movía detrás mío, sobre mi cabeza y alcancé a ver a un grupo de gansos, lo que aumentó mi angustia al imaginar la posibilidad de que picotearan en mis heridas, de las que no alcanzaba a ver ninguna.
De a ratos arreciaba el tiroteo y yo bajaba una pierna que tenía encogida para aliviar el dolor, consciente de que otro balazo sería demasiado.
Aparentemente (y como comprobé luego por declaraciones del Suboficial Cardillo) empecé a hablar en inglés, porque uno de los ingleses que nos había baleado me gritó que ordenase a los nuestros un alto el fuego y ellos mandarían al médico. Le contesté que no tenía aliento suficiente para gritar.
De pronto el Capitán Giachino me dijo: -“Pibe, ojo por si me desmayo, que tengo en la mano una granada sin seguro”. Yo le pedí: -“Tírela, por Dios”. Y él me contestó que no podía. Algo deben haber entendido los ingleses porque el que me hablaba me dijo que aquél de nosotros que tenía una granada la soltara. Al explicarle que no tenía seguro, él me dijo: -“que la ate y la deje al costado porque si no lo hace disparo. Voy a contar hasta cinco”. Traduje ésto lo más rápido posible y el Capitán Giachino tomó vueltas a la granada con la correa de sus binoculares, la colocó en el suelo y giró para alejarse. Al girar, vi que tenía la espalda llena de sangre.

El resto de ese período que duró tres horas fue de una lenta espera por un helicóptero, cuyo ruido escuchamos más de una vez pero que nunca cruzó nuestro cielo. Yo escuchaba al radioperador de la casa (un inglés) pero acabé por no entender nada de lo que decía. Lloviznaba y pensé qué efecto tendría la lluvia en nuestras caras manchadas.
De pronto escuché un grito: -“Pedro, soy yo, Tito”. Escuché que el Capitán Giachino contestaba: “Tito, apurate que no llego”. Alguien se acercaba. Vi de pronto ante mí la cara del Almirante Büsser que me hablaba. Le dije: “El brazo no. Tengo un balazo”. Vi al Suboficial Cardillo y al Cabo Ledesma que se apresuró a inyectarme. Un Marine rubio me cubría con una manta (¿Por qué? -pensaba yo- si no tengo frío). Alcancé a ver un jeep. Lo alzaban a Giachino. “Llegamos Jefe”, creí decirle.

Me alzaron. Me metieron en un jeep. De nuevo el dolor. Una camilla. Los techos del hospital de Malvinas y dos médicos que me tijereteaban toda la ropa, haciendo caso omiso de mis quejas. Me dicen: “You’re through, baby”.
Luego el helicóptero. Ya todas son caras, algunas conocidas, otras no. El Rompehielos. La enfermería y más morfina. Comienza una sensación de asfixia que no me abandonará hasta el continente. Vuelvo a Malvinas y obtengo un pantallazo de los Buzos Tácticos con mi Comandante al ser subida mi camilla al avión. Quiero dormir.
Durante el trayecto, un hombre al que le debo la vida, me golpea constantemente la cara y me repite, a sabiendas de mi apellido: “Rodríguez, no te duermas”.
Llegamos a Comodoro Rivadavia, ciudad que conozco desde mi infancia. Me recibe el doctor Zeballos, del Ejército Argentino. Me pregunta cómo estoy. ¿Qué puedo contestarle? Tuve la suerte de estar allí, con un grupo de valientes y probablemente tenga la suerte de vivir para contarlo. “Estoy feliz”.”
Testimonio del Cabo enfermero Ernesto Ismael Urbina
“Me siento un hombre nuevo, como si hubiera vuelto a nacer. Llegué anímicamente decaído, me emocionaba fácilmente, dolía recordar. Pero aquí me mimaron y me ayudaron tanto, que el día que me den el alta tendrán que exigirme que me vaya…”

Involuntariamente, el cabo enfermero Ernesto Ismael Urbina se ha convertido en la estrella del Hospital Naval de Puerto Belgrano. Él no puede recordarlo, pero los médicos que lo atienden dicen que llegó el 2 de abril, sonriente y adormilado todavía por la anestesia. Un avión de la Fuerza Aérea lo trasladó desde Puerto Argentino inmediatamente después que le practicaron una operación abdominal que duró 3 largas horas. Urbina fue herido gravemente en el enfrentamiento con los marines en la casa del gobernador inglés, cuando corría a socorrer al capitán Pedro Edgardo Giachino.
“Elegí ser enfermero porque me gusta ayudar a la gente. Ingresé a la Marina el 2 de febrero de 1977. Ese día no lo puedo olvidar nunca, porque estaba solo y lejos de casa. En la Escuela de Mecánica de la Armada, en Buenos Aires, estuve 10 meses, y regresé a Puerto Belgrano para seguir el curso de enfermería. Aquí viven mis padres en Punta Alta, y están mis 3 hermanos mayores. Uno de ellos también es enfermero. Ahora estaba en la Base Naval de Mar del Plata, siguiendo el curso de comandos anfibios.
El jueves 25 de marzo me dijeron que haríamos un ejercicio, y a las 05:30 del sábado embarcamos en aviones hasta Puerto Belgrano. El domingo zarpamos en el buque “Santísima Trinidad”. A mí me designaron enfermero del grupo Techo, el que comandaba el Capitán Giachino.”
Con su voz pausada seguirá haciendo memoria y dará más precisiones: que desembarcaron a las 10 de la noche del 1° de abril, después de 3 días de navegación, en 21 botes de goma. Que al llegar a la playa tuvieron que sacarse el “traje seco” (un mameluco de goma color verde, que protege la ropa) e iniciaron la marcha divididos en 3 columnas. Que el grupo de Giachino se dirigió a la casa del gobernador.
“Giachino, el Teniente Lugo y 6 hombres fueron a reconocer la parte posterior de la casa. Llegó un camión con marines, se detuvo, apagaron las luces y descendieron varios de ellos. Se abrió el fuego inmediatamente. Nosotros teníamos orden de no atacar si no recibíamos fuego primero, pero Giachino ya intercambiaba los primeros proyectiles. Yo estaba con los otros hombres a unos 200 metros de la casa. Cuando el fuego amainó, avanzamos. El teniente García Quiroga gritaba en inglés que se entregaran, y hubo cese de fuego. Pero cada 5 minutos proseguíamos para que se rindieran.
Fui a marcar la zona de aterrizaje de helicópteros en una cancha de fútbol que había detrás de la casa, tal como estaba planeado, y cuando volvía empezamos a recibir fuego muy intenso. No hubo respuesta desde la casa, y el capitán Giachino decidió entrar por asalto. Momentos después cayó, alcanzado por el fuego. Yo escuché que pedía al enfermero, y comencé a bordear el cerco de ligustrines y chapas de fibrocemento que dividía el patio. Identifiqué enseguida a Giachino por su voz. Siempre se destacaba por su voz, había en ella arrojo, capacidad de mando. Traté de pasar por un boquete, donde faltaba una chapa de fibrocemento, y me sorprendieron un grupo de patos y gansos asustados por el tiroteo. No alcancé a llegar hasta una casilla de chapas, y fui alcanzado por las balas.”
Tiene una mirada atenta, directa y trasunta más madurez que la que corresponde a alguien de su edad (22). Ya puede recordar sin que el dolor se vuelva insoportable, sin que la voz amenace quebrarse.
“No pude llegar a socorrer al Capitán Giachino ni al Teniente García Quiroga. Estuve caído varios minutos, aturdido, hasta que me tranquilicé. El dolor era terrible. El instinto me llevó a abrir mi mochila, buscar las ampollas de Demerol (un calmante fuerte, similar a la morfina) e inyectarme. Sabía más o menos dónde estaba herido, me abrí la ropa y me coloqué un apósito. Después de operado supe que se trataba de una herida de abdomen con salida al exterior de las vísceras. Mis compañeros recibían fuego cruzado cuando perdí el conocimiento.”
El cabo enfermero Urbina permaneció en esas condiciones desde aproximadamente las 07:30 horas hasta una hora y media después. Con el cese del fuego fue trasladado al hospital de la isla y operado por el doctor Gattica, de la Fuerza de Apoyo Anfibio, y el cirujano Rosas, miembro del destructor Hércules, ayudados por el médico inglés. Cumplió rigurosamente 48 horas en terapia intensiva en el Hospital Naval, y le fue asignada la Sala de Recuperación, que todavía ocupa:
“Todos me ayudaron a superar mi estado emocional, fueron días difíciles. Giachino era un hombre recto, de mucha hombría, él me inscribió en el curso de comandos anfibios y fue quien me tomó el examen de ingreso. Su muerte fue un trago muy amargo.”
Ansía volver a su casa de Punta Alta, y a penas su salud lo permita, retornar al curso de comandos anfibios.
“Pero siempre seguiré siendo enfermero. Esa especialidad no la cambio por nada. En estos días he tenido mucho tiempo para recapacitar. Meditar acera de todo lo que sucedió. Jamás se me cruzó por la cabeza los momentos que tuve que afrontar, pero no estoy arrepentido; y tampoco me lamento. Ante todo, tengo en claro 2 cosas: que ése es mi camino, y que estoy orgulloso de haber contribuido a recuperar un pedazo de tierra que siempre fue argentina. Aunque para ello haya sido necesario derramar sangre de los nuestros.”

La fracción que había desembarcado en Mullet Creek se subdivide en dos, una al mando del Capitán de Corbeta Sánchez Sabarots, con la misión de tomar el cuartel de los Royal Marines en Moody Brook y la otra a cargo del Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino con la misión de capturar al Gobernador de las Islas que se encontraba en su residencia.
A las 05,30 hs del día 2 de abril y después de recorrer 8 km aproximadamente desde el Faro San Antonio, el primero de los grupos conquista el cuartel que se encontraba abandonado. A las 06,30hs, el segundo grupo, que había alcanzado la Residencia del Gobernador intercambió disparos con el personal de guardia, quién ofreció resistencia al no aceptar la intimación de rendición. Como resultado final, si bien se conquistó el objetivo sin bajas para los ingleses, del lado argentino el Capitán Giachino fue herido de muerte

Mientras se sucedían estos acontecimientos a las 06,30 horas, se inició la operación anfibia, previa acción de buzos de la Armada Argentina que previo asegurar la playa, permitieron el desembarco a las 06,37 horas de los primeros 5 vehículos –que transportaban la 3ra Sección de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25 a cargo del Subteniente Reyes junto con su Jefe de Regimiento el Teniente Coronel Seineldín, en la costa Norte de la península del aeropuerto encontrando una débil resistencia.

Los vehículos se desplegaron rápidamente para abrir el fuego en caso de ser necesario y la fracción de infantería se desplazó inmediatamente hacia las alturas que dominaban el aeropuerto desde el sector Sureste y que se encontraban a 1500 metros de distancia aproximadamente.
A las 07,30 horas y posterior a un arduo trabajo de despeje de la pista de aterrizaje, debido a la instalación de diferentes tipos de vehículos a modo de obstáculos, el Jefe del Regimiento de Infantería 25 informó que había logrado capturar el aeropuerto quedando preparado el mismo para el aterrizaje del primer avión que encabezaba el Escalón aéreo y que había despegado desde Comodoro Rivadavia a las 06,15 horas transportando al resto de los efectivos del Regimiento.

De esta forma este Regimiento cumplía con una de las fases de su misión original y se preparaba para asumir a posteriori, de las diversas acciones previstas en la Operación ROSARIO, la seguridad de Puerto Argentino.

A las 8,30, el gobernador inglés Hunt, después de analizar la difícil situación que vivían, había decidido parlamentar: se comunicó por radio con el destructor Santísima Trinidad y pidió encontrarse con el jefe de las fuerzas argentinas frente a la Iglesia Católica de Puerto Stanley. El Contralmirante Busser aceptó la invitación y partió acompañado de los capitanes Roberto Roscoe y Oscar Monnereau, los tres desarmados. “En ese momento -cuenta Busser- se acercó el Teniente Coronel Seineldín ofreciéndose voluntario para ir conmigo. Con todo gusto hubiera deseado llevarlo a Seineldín, no sólo por él, sino porque siendo un oficial del Ejército hubiera querido que me acompañara. Pero Seineldín estaba vestido como un comando, con su cara pintajarreada de negro y con un chaleco cargado de granadas. Su aspecto era lo menos tranquilizador que podía imaginarse. Le dije que por ese motivo no lo llevaba. Él lo comprendió”.
Busser, Roscoe y Monnereau se dirigieron entonces a la casa del gobernador portando bandera blanca y acompañados, a mitad de camino, por el vicecomodoro Gilobert y el secretario general de la gobernación británica.

“Tuve una extraña sensación –dice Busser, al entrar en la residencia del representante la Corona-, me parecía estar sentado en la butaca de un cine viendo una película con un tema colonial del imperio británico, una película del período colonial inglés en la India”.
Busser, Monnereau y Roscoe entraron en el despacho de Mr. Hunt, completamente desordenado por el combate y con las máquinas de cifrar y las claves destruidas. El gobernador se negó a darle la mano e intimó a Busser a abandonar las islas. “No pude menos que admirar -dice Busser- la sangre fría que demostraba este hombre y el perfecto adiestramiento que tenía para estas situaciones de crisis”.
Busser también fue preciso: “Desembarcamos -dijo- en la misma forma en que ustedes lo hicieron en 1833, y mis órdenes son desalojarlo a usted y a las tropas británicas para restituir el territorio a la soberanía argentina“.
Hunt hizo un gesto de duda; miró luego a los mayores Norman y Noot de la Infantería de Marina inglesa y las tropas británicas: la “Operación Rosario” había terminado con una victoria y las islas Malvinas volvían a la soberanía argentina luego de 150 años.
El Capitán Giachino moriría poco después en el hospital de Puerto Stanley, ahora y también gracias a él Puerto Argentino. García Quiroga Urbina, en muy grave estado, fueron evacuados hacia territorio continental.

¿Qué es lo que sorprendió del 2 de abril en términos militares? La capacidad de autocontrol de las fuerzas argentinas; del poder militar le exige usar la violencia, no evitarla. Omitirla, en otros términos, lo obliga a ir en contra de su propia naturaleza, lo que significa un éxito de orden superior. “Creo que al gobernador Hunt lo convenció el hecho de encontrarse ante una clase muy especial de guerreros -dice el capitán Monnereau de la Infantería de Marina argentina-; (…) ellos sabían de nuestra superioridad y sin embargo nuestros soldados habían arriesgado sus vidas para recuperar lo que era nuestro sin ocasionar daños ni muertes al enemigo. De esto no conozco antecedentes en ningún conflicto armado”.
El Ejército Argentino:
A las 00,00 hs comenzaron a ingresar a la unidad aérea, los efectivos del Ejército que serían transportados a Malvinas: el RI 25 del Ejército, a cargo del coronel Seineldín, la Compañía de Ingenieros de Combate 9 y elementos del Comando de la IX Brigada de Infantería.

A las 04,00 comenzó el embarque del personal y del material. Se iniciaba así, la ejecución de la fase “Asalto”, de la Orden de Operaciones Aries 82.
A las 07,00 hs Fue ocupado el aeropuerto, que se encontraba obstruido para el aterrizaje, con máquinas viales y vehículos volcados. El proceso de remoción pudo hacerse sin oposición activa. La tarea, realizada por una Sección de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25, (Comandado por Mohamed Alí Seineldín) con el apoyo de una Compañía del BIM 2, fue esforzada y, a las 07,30 estaba finalizada.
Horas antes, en las primeras de la madrugada del 2 de abril, la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia, tenía un movimiento inusitado. En la plataforma de la unidad, se hallaban estacionados tres Hercules C-130H y dos Fokker F-28. Poco después de la 01,00 arribó otro Hercules C-130H y un Hercules KC-130H.
La hora prevista originalmente para iniciar la operación, fue demorada por los ya citados obstáculos sobre la pista de Stanley y la redistribución de tareas en la operación de recuperación de las islas.
Por lo tanto, el Hercules C-130H TC-68, comandado por el comodoro Beltramone, despegó hacia Malvinas a las 05,15, trasladando al GOE, al Estado Mayor del Componente Aéreo del Teatro de Operaciones Malvinas (EMCATO), un Elemento Control Transporte Aéreo y el material para establecer una terminal de cargas en la nueva unidad aérea de combate.

El Hercules TC-68 se mantuvo en vuelo por espacio de una hora, orbitando al este de la pista de Stanley, mientras ésta era despejada de los obstáculos y, previo aviso, aterrizó a las 08,45, con los elementos que constituían el embrión de la BAM Malvinas que, pese a haber sido el primer blanco seleccionado por el enemigo, reconociendo su importancia vital para el sostenimiento de la guarnición argentina en las islas, resistiría cuarenta y cinco días bajo el fuego aéreo y naval y mantendría su capacidad operativa hasta el último día.
El cese de fuego y la rendición del gobernador Hunt se realizó a las 09,15 Hs, ante el General de División García. El GOE ocupó el aeropuerto y procedió a revisar sus distintas instalaciones. Verificada la ausencia de elementos que pudieran constituir riesgos para el personal y el material, fue entregando las dependencias a los encargados de establecer los servicios generales para el funcionamiento del aeropuerto y los especiales, que permitirían el control del espacio aéreo y de las aeronaves en operación, en el ámbito de Malvinas.
El GOE permaneció en la base, para proporcionarle seguridad y defensa, hasta que fue relevado por una compañía específica, destacada al efecto desde la I Brigada Aérea. Siguiendo escalonadamente al primer Hercules, se trasladó desde Comodoro Rivadavia al Estado Mayor de la IX Brigada de Infantería, la masa del RI 25, y la Compañía de Ingenieros 9, con el resto de los Hercules C-130H y los Fokker F-28, ese mismo 2 de abril, antes del mediodía.
De acuerdo con lo planificado por la conducción política, evacuó en los vuelos de regreso al continente, al personal del BIM 2, relevado a las 14,00 por el RI 25, el que quedó a cargo de la seguridad en Malvinas; actividad que cumplió hasta que fue relevado, a su vez, el 7 de abril de 1982.
Asimismo, se trasladó a Comodoro Rivadavia, al gobernador Rex Hunt, su familia y comitiva y a los Royal Marines británicos, todos los cuales fueron reembarcados en un Boeing B-707 que despegó de Comodoro Rivadavia a las 23,40, con destino al aeropuerto de Carrasco en la República Oriental del Uruguay.

El Comando Aéreo Estratégico ordenó el 2 de abril, el despliegue en Malvinas, de una escuadrilla de Pucará, de la III Brigada, que había arribado el día anterior a Río Gallegos. A las 16,00 hs, aterrizaron en Puerto Argentino, los primeros aviones de combate: cuatro Pucará despegados de Río Gallegos a las 14,00 hs. Su tarea: ejecutar las operaciones aéreas que le fueran ordenadas por el comandante del Componente Aéreo Teatro de Operaciones Malvinas, en el área de las islas.
La seguridad de Puerto Argentino, quedó a cargo de la Compañía de Policía Militar 181 que arribó el día 3 de abril de 1982, transportada en el Hércules C-130H TC-64.
Las operaciones predispuestas en el plan Aries 82 se estaban cumpliendo sin mayores dificultades y para el día 4 de abril, estaban completadas. Pero la situación político-estratégica había variado y los requerimientos que se sucedieron, incrementaron el esfuerzo del transporte aéreo, en una magnitud insospechada al inicio de las operaciones.
En los enfrentamientos iníciales, cae abatido por fuego enemigo el infante de marina Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino, el mismo 2 de abril.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, decide tratar la cuestión. En la Plaza de Mayo se realiza un acto popular, de adhesión a la recuperación de las Malvinas.

Oficialmente se informa que las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, están bajo soberanía Argentina. Londres advierte que se aplicarán sanciones económicas y resuelve el envío de la Task Force (fuerza de tareas), en acción punitiva, al Atlántico Sur.
Accionar del EA
El mismo día, a las 06,30 horas, se inicia la operación anfibia. Siete minutos después, los primeros 5 vehículos -en los cuales se transportaba la 3ra Sección de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25 (3/C/25) a cargo del Subteniente Reyes y el Teniente Coronel Seineldín a la cabeza- alcanzan la playa en la costa Norte de la península del aeropuerto, sin encontrar resistencia. Los vehículos despliegan rápidamente para abrir el fuego, en caso necesario. Mientras tanto, los infantes de la 3/C/25 se lanzan a la carrera hacia las alturas que dominan el aeropuerto desde el sector Sureste.
El aeropuerto se encontraba aproximadamente a 1500 metros de ese lugar. Teniendo siempre presente la consigna y orden referidas a no matar, ni tampoco usar la violencia, esta sección se desplaza hacia el objetivo con mucho ímpetu.
A las 06,15 horas del mismo día, despega, desde Comodoro Rivadavia, el primer avión que encabeza el Escalón aéreo con efectivos del R I 25. Durante esa mañana y a través de varios vuelos, se completaron los efectivos ya que, una vez conquistado el objetivo, el Regimiento quedaría a cargo de la seguridad de Puerto Argentino.
A las 07,30 horas el Jefe del R I 25 informa que ha logrado capturar el aeropuerto y que ha preparado el mismo para el desembarque de los escalones aéreos. Prácticamente no ha tenido oposición, pues los efectivos que protegían el sector se han replegado hacia la población, luego de ofrecer una débil resistencia. La tarea más complicada, como era la de despejar la pista -ocupada por aproximadamente 25 vehículos de distintos tipo (Camiones livianos y tractores)- se ha cumplido con esfuerzo, pero dentro del horario previsto. Una vez finalizada la limpieza de la pista, la sección se encarga de la seguridad de la misma, para permitir el desembarco, por modo aéreo, del resto del Regimiento.

Durante esta actividad, el Jefe del RI 25, el Jefe de la 1/C/25 y un grupo de 10 soldados se trasladan en un vehículo anfibio a Puerto Argentino, para reforzar a la vanguardia que se encontraba empeñada en combate con efectivos británicos. En su avance, la 3/C/25 captura 2 prisioneros, y cuando arriba a la residencia del gobernador -zona donde se encontraba la acción- la misma ya estaba cercada y los principales acontecimientos se habían producido. El Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino había fallecido en combate. Se pudo presenciar la rendición del enemigo.
A las 08,45 horas, aterriza el primer avión con efectivos del RI 25, continuando en forma ininterrumpida los arribos del resto de la Unidad. Rápidamente, los efectivos son desplegados hacia los lugares asignados.
A las 09,00 horas, el gobernador inglés solicita parlamentar y cesa todo tipo de resistencia.
A las 12,30 horas, en una significativa ceremonia, se produce, con las formalidades de rigor, el arrío de la bandera inglesa, y el izamiento, por primera vez desde 1833, de la enseña nacional.

A las 13,00 horas, el RI 25 inicia el relevo del Batallón de Infantes de Marina 2 y comienza un operativo de requisa de armas, asignándose sectores de responsabilidad a los Jefes de Compañía.

Argentina recupera las islas. Gran Bretaña ya tiene a la de “Flota de Avanzada” rumbo hacia la Isla Ascensión. La Real Fuerza Aérea, tiene desplazando a la gran mayoría de sus aeronaves, realizando un puente aéreo “Gibraltar-Ascensión”.
Dice en la página de la Infanteria del EA:
La recuperación de la Islas Malvinas ha resultado, desde el punto de vista táctico militar, brillantemente ejecutada por cada una de las fracciones que integraron la fuerza de recuperación. La única víctima de la jornada ha sido un infante de marina argentino que cayó durante el intercambio de fuego que precedió a la rendición del gobernador inglés. A esta muerte se sumó en los días posteriores, la muerte del Cabo Primero de la Marina Patricio Guanca y de los Conscriptos de Marina Mario Almonacid y Jorge Aguila, quienes mueren en la recuperación de las Georgias del Sur. Salvo estas acciones, no hubo otra violencia ni agravio contra los isleños. El objetivo se había logrado, sin que se produjeran bajas en el enemigo, ni en la población. La historia de la guerra de Malvinas recién comenzaba.

– Mediante un Comunicado de la Junta Militar se anuncia al país la recuperación del ejercicio de la soberanía en todo el Territorio de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
“La Junta Militar como Órgano Supremo del Estado comunica al pueblo de la Nación Argentina que hoy, la República, por intermedio de sus FF.AA., mediante la concreción exitosa de una Operación Conjunta, ha recuperado la Islas Malvinas para el patrimonio nacional. Se ha asegurado de esta manera, el ejercicio de la soberanía argentina sobre todo el territorio de las mencionadas islas y los espacios marítimos y aéreos correspondientes.

Quiera el país todo comprender el profundo e inequívoco sentido nacional de esta decisión, para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa y permitan, con la ayuda de Dios, convertir en realidad un legítimo derecho del pueblo argentino, postergado, paciente y prudentemente durante casi 150 años.”
– Londres: Naves de guerra británicas se encuentran ya en el Atlántico Sur alertadas para posibles “operaciones militares”, en relación con las islas Malvinas, ocupadas militarmente por la Argentina, dijo el secretario de Defensa, John Nott. Agregó que no esperaba una “guerra abierta” con la Argentina, pero no excluyó la posibilidad de que se produjera.
– Londres: El gobierno británico rompió sus relaciones diplomáticas con la Argentina y todos los diplomáticos argentinos serán expulsados de Gran Bretaña en el término de cuatro días.

– Washington: El presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, mantuvo por la noche una conversación telefónica con el presidente de la Argentina, General Galtieri, y le pidió que ejercitase la contención para “evitar hostilidades” con Gran Bretaña.
– Bruselas: Los ministros de relaciones exteriores de la Comunidad Económica Europea condenaron la acción armada del gobierno argentino y solicitaron el retiro de sus fuerzas de las Malvinas.
– Naciones Unidas: La Argentina informó al grupo latinoamericano de las Naciones Unidas sobre la recuperación de las Malvinas con el entendimiento tácito de que pedía la solidaridad hemisférica, dijeron fuentes diplomáticas.

– Roma: El secretario general de las Naciones Unidas, Pérez de Cuellar, expresó que “deplora los últimos sucesos” en las Malvinas.
– Washington: Estados Unidos anunció que no ha tomado una posición respecto a los reclamos de la Argentina y Gran Bretaña sobre las Malvinas, pero al mismo tiempo inició gestiones diplomáticas a fin de persuadir a los argentinos a que retiren sus fuerzas que ocuparon esos territorios.
– Gran Bretaña: solicitó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que “demande a la República Argentina el inmediato retiro de las islas Malvinas”. El representante argentino, Eduardo Roca, respondió a esa demanda: “Estamos dispuesto a negociar sobre los intereses de los isleños, sobre los intereses de Gran Bretaña, pero la soberanía no es negociable”.
– Washington: El presidente del Consejo Permanente de la OEA, Francisco Bustillo del Campo, informó que la OEA sigue atentamente los acontecimientos en el Atlántico Sur, pero que la Argentina no pidió la convocatoria de ninguno de los órganos del sistema interamericano.

– El General Mario Benjamín Menéndez, actual Jefe de Operaciones del Estado Mayor del Ejército, ocupará el cargo de Gobernador militar de las islas Malvinas, confirmó el ministro del Interior, general Saint Jean.
Reflexión final
La recuperación incruenta de las islas Malvinas había sido realizada con éxito. La premura con que tuvimos que ejecutar la operación y el poco tiempo disponible para redactar el plan no fueron obstáculo para que todo se desarrollara bien. A riesgo de resultar cargoso y reiterativo, ese resultado se debió a la calidad de todos los hombres que participaron en la operación, de la estrecha cooperación entre los distintos componentes de la Armada, al adiestramiento que tenían todos, hasta los escalones más bajos de la estructura. Se evidenció una capacidad de estrecha cooperación con el Ejército, uno de cuyos generales fue el verdadero comandante de la acción de recuperación de las islas, al que estuvieron subordinadas la Flota y la Fuerza de Desembarco.
El 2 de abril cesó la usurpación británica que comenzara en 1833. Los funcionarios coloniales británicos y las tropas que los respaldaban fueron enviados esa misma tarde al continente, y a la noche entregados a la Embajadora británica en Montevideo. No quedó en las Malvinas, y al día siguiente en las Georgias del Sur, el más mínimo vestigio de control británico.
La operación había sido un éxito. Pero los británicos anunciaban el envío de una fuerza de tarea al Atlántico Sur, por lo que debimos empezar a pensar de inmediato en la posible defensa de las islas, no sólo de las Malvinas, sino también de las Georgias, recuperadas el 3 de abril y de las Sandwich, donde teníamos una base científica. En esa defensa también intervino la Armada, con sus buques y aviones y con el envío de tropas de Infantería de Marina. Este último aspecto es otra historia sobre la que cabe reflexionar en otra oportunidad.
Cuando Thatcher decidió enviar la flota a Malvinas y la advertencia de Reagan a Galtieri: “Ella contestará con más fuerza”
Fuente: Infobae
Autor: Juan Bautista Tata Yofre
La Junta militar no escuchó. Y tomó pésimas decisiones. El fracaso del “Plan D+5″ que habían diseñado los comandantes para la recuperación de las islas. Los testimonios de quienes presenciaron el dramático instante en que la Primer Ministro británica declaró la guerra

Leopoldo Fortunato Galtieri con los mandos militares en 1982 (Foto: Víctor Bugge)
En la madrugada del 2 de abril de 1982 dentro de las redacciones reinaba el clima de los grandes momentos informativos, aquellos que marcan un antes y un después. La recuperación de las islas Malvinas era esperada por el periodismo que ya estaba al tanto a través de sus propios canales oficiales.
“Con las primeras horas del amanecer, la Argentina recuperará las islas Malvinas”, adelanto en su tapa el matutino Convicción, tan próximo a la Armada y al almirante (RE) Emilio Eduardo Massera. En su segunda edición llevaba como título catástrofe “Reconquista de las Malvinas” y aportaba detalles de cómo se realizaría la Operación Rosario.
Clarín salió con tres títulos no menos importantes: “Inminente Recuperación de las Malvinas (comenzaron a medianoche los operativos navales argentinos); El Consejo de Seguridad reclamó “moderación” y Preocupa a EE.UU. el conflicto”. La tapa de Crónica llevaba en su guarda superior la bandera argentina y el título fue: “Argentinazo ¡Las Malvinas recuperadas!”.
“Se inician operaciones en el Sur para respaldar la soberanía nacional”, fue el título de La Nación en su primera edición del 2 de abril de 1982. En la segunda, ya llevaba en su portada como todo título a seis columnas: “Desembarco argentino en el archipiélago de las Malvinas” y destacaba una foto sonriente del canciller Nicanor Costa Méndez.

Ronald Reagan le dijo a Galtieri que la señora Margaret Thatcher -amiga suya- era una mujer muy decidida y que ella tampoco tendría otra alternativa que dar una respuesta militar
A primera hora de la mañana Leopoldo Fortunato Galtieri presidió una reunión de su gabinete e informó lo necesario ya que sus ministros –salvo Costa Méndez- desconocían todo, incluido el de Economía.
En esa primera reunión ministerial se dieron anticipos -todos fallidos- de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas respaldaría a la Argentina.
Años más tarde el general Mario Benjamín Menéndez me rememoró lo hablado en esa reunión de gabinete, recordando que Costa Méndez dio un panorama optimista sobre el debate que se iba a realizar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: “El canciller dijo que las posibilidades en la votación eran favorables a la Argentina por nueve a seis y ocho a siete en el peor de los casos. Agregó que si así no lo fuere se esperaba el veto de Rusia o China para cualquier resolución que pudiera ser desfavorable para la Argentina”.
En la misma reunión en la Casa Rosada, Galtieri, con la grandilocuencia que lo caracterizaba, habló sobre la recuperación de las islas del Atlántico Sur y de su diálogo con Ronald Reagan la noche anterior.
No les contó a sus ministros las partes sustanciales de ese diálogo con el jefe de la Casa Blanca, que se resume así:
Reagan: Volvió a señalar que Gran Bretaña estaba dispuesta a dar una adecuada respuesta militar al desembarco. Que así se lo había hecho saber el Reino Unido. Que la señora Margaret Thatcher -amiga suya- era una mujer muy decidida y que ella tampoco tendría otra alternativa que dar una respuesta militar. Indicó que será un conflicto trágico con graves consecuencias hemisféricas.
Galtieri: Indicó que la Argentina no buscó ésta situación y volvió a referirse a los antecedentes y voluntad negociadora del gobierno argentino.
Reagan: Indicó que debía entender que Argentina mantendría su posición. Agregó que la relación sufrirá gravemente, que la opinión pública norteamericana y mundial adoptará una actitud negativa con la Argentina y el esfuerzo que él mismo había puesto para reconstituir la relación se vería gravemente afectado. Señaló que Gran Bretaña era un amigo muy particular de los Estados Unidos y que la nueva relación que mantiene hoy Washington (con la Argentina) -después de un largo esfuerzo ante la opinión pública norteamericana- se verá perjudicada […]

Galtieri en el balcón de la casa Rosada luego de la recupración de las Malvinas (Víctor Bugge)
“Conozco a la Señora Thatcher y sé que es muy decidida, contestará todo acto de fuerza con más fuerza. Sé que éste es un tema muy sensible para Argentina. Nosotros deseamos construir una relación duradera con Argentina, Brasil y México y como Usted sabe tenemos una relación muy cercana con el Reino Unido… estoy también en proceso de acercar los países de Centro América y esto lo hará fracasar. Sé que ha habido dificultades entre nuestros países, mi predecesor (James Carter) no manejó bien nuestra relación con Argentina, situación que he tratado de cambiar. Si usted procede en su ataque mañana y Gran Bretaña resiste con fuerza, como sé que lo hará, no podré evitar que mis conciudadanos no posibiliten el mantenimiento de nuestras relaciones. Le pediría a mi vicepresidente que viaje y trate de arreglar esta situación, pero por favor eviten el conflicto”, dijo el presidente de los Estados Unidos.
El “diálogo” de Galtieri con la gente en la Plaza de Mayo
El 2 de abril a la mañana, las radios argentinas comenzaron a martillar con el texto de un comunicado: “La Junta Militar, como Órgano Supremo del Estado, comunica al pueblo de la Nación Argentina que hoy a las 07.00, la República, por intermedio de sus Fuerzas Armadas, mediante la concreción exitosa de una operación conjunta ha recuperado las Islas Malvinas y Sandwich del Sur para el patrimonio nacional”.
En pocas horas mucha gente se fue agolpando en la Plaza de Mayo, haciendo recordar a 1978 cuando la selección argentina ganó la Copa Mundial de Fútbol o septiembre de 1979, el día que la selección juvenil gano la copa mundial en Japón. Galtieri salió a saludar y se limitó a observar y escuchar de la multitud los estribillos con tonalidades de cancha de fútbol.
“Que salga el Presidente, lara, lara, lara”.
“Todo el mundo sabe que Argentina esta de joda, la Reina llora, la Reina llora”.
“Ay, ay, que risa que se ve, ahora que se cuide, que se cuide Pinochet”.

La junta militar argentina, Galtieri, Lami Dozo y Anaya
Con el paso de las horas los reclamos de la multitud se hicieron más insistentes, resonaban en la plaza y Galtieri se vio en la necesidad de salir a hablar desde el balcón de la Casa Rosada. Antes llamó a sus colegas de la Junta Militar. “Vení a acompañarme”, le dijo por teléfono a Anaya, lo mismo que a Lami Dozo pero decidieron dejarlo solo en la ocasión.
Antes los tres se mantuvieron una conferencia telefónica:
Anaya le dijo: “Mirá Leo, te quiero recordar lo que dice el plan. No podemos ir a una guerra, no estamos en condiciones”.
Un testigo de la conversación sostuvo que su comandante lo prevenía al jefe del Ejército a que no se dejara llevar por el impulso, el imán, de los aplausos de la Plaza de Mayo. Cuando se habla de “el plan” se entendía al “D más cinco” que habían escrito Lombardo, García y Plessl que entendía que tras el día “D”, ocupación militar de Puerto Stanley, y luego de cinco días la Argentina retiraría sus tropas quedando solamente una recudida guarnición a la espera de una negociación diplomática con el Reino Unido.
Lami Dozo apoyó las palabras de Anaya: “Mi general tenemos que atarnos al plan”.
Su voz sonaba con extrema cautela. No tenía con Galtieri ni la misma antigüedad ni la amistad de Anaya, pero se permitió una graciosa sugerencia: “Leopoldo no levantes los brazos como Perón”.
Cuando salió al balcón –porque así lo pedía la gente – Galtieri intentó no dejarse arrastrar por los vítores y las consignas que partían de la muchedumbre, algunas con una alta dosis de picardía, otras inducidas por “infiltrados” de los servicios de inteligencia, tal como le reconoció al autor uno de los miembros de la Junta Militar.

Galtieri y el canciller Nicanor Costa Méndez
Las palabras presidenciales trazaron una línea para las futuras negociaciones (fallidas) con el Reino Unido, en las que el gobierno de la Administración Reagan haría de amable componedor:
“Pueblo de la Nación Argentina. Sé que este día 2 de abril de 1982 marca un jalón trascendente para la historia argentina del siglo que vivimos. En estos momentos, miles de ciudadanos hombres y mujeres en todo el país, en todos los pueblos, en las pequeñas granjas, en las ciudades, y en esta Plaza de Mayo histórica que ha marcado rumbos a través de la historia nacional, ustedes los argentinos están expresando públicamente el sentimiento y la emoción retenidas durante 150 años a través de un despojo que hoy hemos lavado.
El hidalgo pueblo argentino, repito, el hidalgo pueblo argentino, tiende sus manos al adversario pero no admite discusión sobre sus derechos que pacientemente y prudentemente hemos tratado de reivindicar por las vías diplomáticas […] Hoy 2 de abril recién hemos comenzado con nuestra actitud de recuperar las Malvinas y toda su zona de influencia…”.
El público respondió:
“Tero, tero, tero, tero, hoy le toca a los ingleses y mañana a los chilenos”.
La batalla diplomática en Naciones Unidas
El viernes 2 de abril por la mañana, el canciller Costa Méndez llamó al Encargado de Negocios en Londres, ministro Atilio Molteni, y por el teléfono en clave (“Carola”) le informó que las tropas argentinas habían desembarcado exitosamente en las Islas Malvinas. “Acá estamos muy bien”, dijo con la mayor naturalidad en medio de una conversación de tipo familiar.
Ya las fuerzas conjuntas habían tomado la casa del gobernador Rex Hunt, después de tres horas de intercambio de disparos. La Operación Rosario había sido un éxito.

Margaret Thatcher tenía estrecha relación con el presidente Reagan, así como todo el Reino Unido. En su conversación secreta con Galtieri el primer mandatario norteamericano la llamó “amiga”. El militar no supo escuchar (AP Photo, File)
Ese día, Molteni (por la ausencia del embajador Carlos Ortiz de Rozas), fue citado a concurrir al Foreign Office a las 17. Cuando llegó observó que estaban en la entrada del edificio las cámaras de las cadenas de televisión y el periodismo escrito y entró por una puerta del costado. Lo hicieron esperar cerca de media hora en la sala de ceremonias, un salón con escasa luz adornado por cuadros que reflejaban glorias del pasado del Reino Unido. Cuando fue invitado a entrar, el subsecretario del Foreign Office, Michael Palliser, le comunicó la ruptura de relaciones diplomáticas (y consulares) entre la Argentina y Gran Bretaña.
Los detalles de la entrevista el funcionario argentino los informó por cable Secreto Nº 872 del 6 de abril de 1982. El alto funcionario inglés le dijo que la medida se había decidido porque la Argentina había invadido suelo británico. Molteni respondió que la Argentina sólo había vuelto a lo que era de ella. El funcionario respondió que la cuestión se iba a discutir en las Naciones Unidas y “elsewhere” (otro lugar). El otro lugar era el campo de batalla.
Por la tarde, Galtieri pronunció un discurso desde su despacho por la cadena nacional explicando el hecho bélico, y al atardecer junto con algunos ministros (Roberto Alemann entre otros) caminó hacia el centro de la Plaza de Mayo para arriar el pabellón nacional. Cientos de personas lo vitorearon.

Margaret Thatcher decidió a puertas cerradas enviar la flota al Atlántico Sur (AFP)
En las horas posteriores a la ocupación de Puerto Stanley algunos directores de periódicos fueron invitados a conversar en la Casa Rosada. En la reunión participó el secretario de prensa Rodolfo Baltierrez un dirigente conservador que había pasado por la diplomacia. Cuando algunos se retiraban, hizo un aparte para solicitarles “colaboración”, al tiempo que les comentó: “No se preocupen por las reunión de Naciones Unidas. Ya tenemos asegurado el veto ruso”.
El viernes 2 de abril, Costa Méndez partió a Nueva York para participar en la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del día siguiente. Viajó acompañado por los embajadores Federico Erhart del Campo y Gustavo Figueroa, más sus secretarios Julio Freyre y Roberto García Moritán.
Durante el debate del 3 de abril se aprobó la resolución 502 que manifestaba la primera derrota diplomática argentina:
El Consejo de Seguridad de la ONU “profundamente preocupado por los informes acerca de una invasión por las fuerzas armadas de la Argentina el 2 de abril de 1982; declarando que existe un quebrantamiento de la paz en la región de las Islas Falkland/Malvinas”, dispuso:
“1) exige la cesación inmediata de las hostilidades;
2) exige la retirada inmediata de todas las fuerzas argentinas de las Islas Falkland/Malvinas;
3) Exhorta a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido a que procuren una solución diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.
El voto favorable a la resolución fue acompañado por diez países sobre los quince que integran el Consejo (uno más del mínimo necesario). Panamá votó a favor de la Argentina. La Unión Soviética y China (de quienes se esperaba un veto que favorecería a la Argentina), España y Polonia se abstuvieron. Entre los que votaron por Gran Bretaña se destacaban Estados Unidos y Francia. También votaron a favor de la Resolución 502, Irlanda y las ex colonias británicas Guyana y Uganda.
Se derrumba el plan original “D+5”
De acuerdo al cable Nº 864, del 3 de abril, el representante argentino en Londres, ministro Atilio Molteni, informó que la opinión pública británica se pronunció a favor de la guerra en un sondeo de la televisión estatal: 79% estaba de acuerdo con la declaración de guerra; 82% a su vez, opinó que el gobierno de Margaret Thatcher manejó mal el problema con la Argentina; 70% estimó que debe permitirse a la población de las islas ejercer la autodeterminación y 20% sostenía que debían usarse armamentos nucleares contra la Argentina.

La tripulación del HMS Hermes en viaje hacia las islas (Martin Cleaver/Pool/Getty Images)
Ante ese cable y otras informaciones, la Junta Militar emitió la resolución del Comité Militar (Acta 8 “M”/82) y se “procedió a ordenar no desafectar más medios en las islas Malvinas” y “retener las tropas necesarias y suspender el regreso de los medios de Malvinas”. Se comenzaba a derrumbar el plan “D+5”.
El domingo 4 de abril, la Argentina comenzó a reforzar las islas, y ese mismo día el Estado Mayor Conjunto, a través del Mensaje Militar Conjunto Nº 48 también informó que Gran Bretaña había sido autorizada por los Estados Unidos a utilizar la isla Ascensión como base de operaciones a mitad de camino de Malvinas y el general Mario Benjamín Menéndez partió hacia Puerto Argentino.
Antes de que se conociera la partida de la flota británica hacia el Atlántico Sur, Molteni envió el cable “S” nº 845 del 4 de abril. Manifestaba la primera “luz amarilla” sobre la ayuda chilena al Reino Unido: “Sunday Times’ comenta hoy como noticia de última hora que Whitehall (Ministerio de Defensa) no efectúa comentarios referentes a un supuesto ofrecimiento del gobierno chileno de demorar la toma del HMS Norfolk, ex destroyer de la marina británica que se encuentra en aguas chilenas y debía ser entregado formalmente mañana a marina chilena”.
La Operación Corporate
Tomando como base el relato del libro Señales de Guerra, escrito por Virgina Gamba-Stonehouse y sir David Lawrence Freedman, el historiador oficial británico sobre la guerra de las Malvinas (2006), se puede afirmar que la Operación Rosario tomo por sorpresa al gobierno y las Fuerzas Armadas del Reino Unido. La orden inicial dada por La Junta Militar, a los que instrumentaron el desarrollo del desembarco, había sido exitosamente cumplida: “Debe existir sorpresa en la ejecución de la misión”. En los niveles superiores del Reino Unido no esperaban que se concretara la ocupación.
El ministro Lord Carrington estaba de visita oficial en Israel; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante sir Terence Lewin, en Nueva Zelanda; el jefe del Estado Mayor General, general sir Edwin Bramall en Irlanda del Norte y el almirante sir John Fielhouse, comandante en jefe de la flota –el que debería dirigir la operación– navegaba desde Gibraltar.

Margaret Thatcher ay su marido Denis en una visita a las islas en 1983 (Keystone/Hulton Archive/Getty Images)
Tras varias horas de indecisión, dudas, análisis, y debates en el Parlamento y el gobierno británico, un jefe naval pidió entrar al despacho de Margaret Thatcher, en la Cámara de los Comunes, y le dio los argumentos que la decidieron a intervenir como lo hizo.
Se trataba del primer lord del almirantazgo sir Henry Leach, ex combatiente en la Segunda Guerra Mundial. Su testimonio: “Tuve una sensación inmediata y aguda. ¿Qué maldito sentido tiene una flota si no voy a usarla? Entonces corrí para entrar en acción inmediatamente. Me detuvo un policía en el lobby central (de la Cámara Baja), el secretario de Defensa estaba reunido con la Primer Ministro y me hicieron entrar. Ella buscaba datos positivos para tomar una decisión.
‘¿Podemos hacerlo a pesar de los riesgos que discutimos?’, preguntó la señora Thatcher. Y yo le dije que sí. Según mis planes podíamos hacerlo. Estaba en juego nuestro prestigio. Esto no era un asunto mío, era más bien un asunto político.
Entonces ella preguntó: ‘¿Por qué dice eso?’.
Respondí: ‘Bueno, porque si no lo hacemos, o lo hacemos mal y si no tenemos éxito deberíamos vivir en otro país. No quedaba otra alternativa'”.
Operación Rosario

2 de abril de 1982. Luego de semanas de tensiones diplomáticas entre la República Argentina y el Reino Unido, las Fuerzas Armadas argentina iniciaron lo que se ha denominado Operación Rosario. Desde horas de la mañana, luego de combates entre fuerzas argentinas y británicas, el pabellón nacional vuelve a flamear en las Islas Malvinas poniendo fin a casi 150 años de usurpación ilegal del archipiélago y espacios circundantes.
Luego de la exitosa recuperación de las islas Malvinas por medios y efectivos de la Armada Argentina y el Ejército Argentino, se ha comenzado a efectuar diversas operaciones para el transporte de personal al archipiélago con apoyo de la Fuerza Aérea Argentina. A continuación brindaremos un breve reporte de las operaciones realizadas por las Fuerzas Armadas Argentinas en este histórico 2 de abril de 1982.

Frente: Puerto Argentino
“Nuestra misión es la de desembarcar en las Islas Malvinas y desalojar a las fuerzas militares y a las autoridades británicas que se encuentran en ellas. Esto es lo que vamos a hacer. El destino ha querido que seamos nosotros los encargados de reparar estos casi 150 años de usurpación.”, extracto del discurso del Comandante de la Infantería de Marina de la Armada Argentina, Contraalmirante Carlos Alberto Büsser
El grueso de las acciones navales y anfibias de este 2 de abril de 1982, en el marco de la Operación Rosario (originalmente denominada “Azul”), han sido llevadas a cabo por la Armada Argentina junto a efectivos del Ejército Argentino. El grueso de medios de superficie, submarinos y anfibios ha estado agrupado en lo que se ha denominado Fuerza de Tareas 40.
Como hemos informado previamente, la Fuerza de Tareas 40 está conformada a su vez por cuatro Grupos de Tareas con funciones específicas. Entre las misiones que han llevado a cabo se encuentran el desembarco y transporte de medios y personal, cobertura de las operaciones a través de tareas de escolta y defensa aérea y antisubmarina (reportes de la prensa británica informaron del zarpe de un submarino el 1 de abril desde Escocia), como el despliegue de unidades especiales.
Según la información preliminar con la que se dispone las unidades de superficie argentinas abocadas a la recuperación de las Islas Malvinas partieron durante los últimos días de marzo. En este sentido los reportes desde Puerto Belgrano indican que buques argentinos han partido entre los días 28 y 29 de marzo, encontrándose entre ellos el portaviones ARA 25 de Mayo.
Primeras Operaciones: Desembarco de los Comandos Anfibios y Buzos Tácticos
Los primeros argentinos en tocar la turba malvinera fueron los integrante de la Agrupación Comandos Anfibios de la Infantería de Marina y la Agrupación Buzos Tácticos de la Armada. Aproximadamente a las 21:30 PM el Destructor Tipo 42 ARA Santísima Trinidad se ubicó en la posición señalada dentro del marco de la operación, fondeando a 1 milla sur de la costa de la Isla Soledad. Desde allí, los Buzos Tácticos y Comandos Anfibios desplegaron 21 botes hacía su localización designada. La partida compuesta por 92 hombres estuvo comandada por el Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez Sabarots alcanzaron la costa a las 23:45 PM, en las cercanías de la playa Lake Point.

Estas primeras partidas de comandos de Infantería de Marina y Buzos Tácticos de la Armada se dividieron en dos grupos para cumplir los objetivos de su plan de operaciones. El primero grupo liderado por Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino tuvo como objetivo la captura de la casa del gobernador; mientras que segundo, encabezado por el Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez Sabarots atacaría los barracones de los Royal Marines.
El 2 de abril, a las 01:55 AM aproximadamente con los hombres al mando del Capitán de Corbeta Guillermo Sánchez Sabarots en tierra, el submarino ARA Santa Fe salió a superficie a fin de desplegar un grupo de buzos tácticos con el objetivo de colocar balizas de radionavegación para guiar el inminente desembarco anfibio y ocupar el faro del Cabo San Felipe. El desembarco de estos efectivos se produjo a las 03:00 AM, aproximadamente al este del mencionado faro; mientras el ARA Santa Fe se alejo de la costa para emprender rumbo hacía su área de patrulla.
Inicio de las Operaciones de Desembarco
Aproximadamente a las 04:20 AM las unidades de superficie de la Armada Argentina comenzaron a tomar posiciones para efectuar las operaciones de desembarco anfibio y de apoyo a estas unidades. En este sentido, los reportes confirmaron que el Destructor ARA Hércules comenzó una patrulla a la altura de Puerto Groussac a fin de cubrir con fuego naval el inminente desembarco.

Por su parte, a bordo del BDT ARA Cabo San Antonio comenzaron a alistarse los vehículos anfibios del Batallón de Infantería de Marina N.º 2, al mando del Capitán de Fragata de IM Alfredo Raul Weinstabl. A esta unidad se sumó Sección del Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino, a cargo del Subteniente Roberto Reyes.
A las 05:30 AM, luego de una marcha en plena oscuridad, dando muestra las dificultades del terreno malvinero, el primer grupo de comandos de Infantería de Marina alcanza su objetivo en los barracones de Moody Brook. El Capitán de corbeta Sánchez Sabarots expresó:
“Estaba todavía totalmente oscuro. Íbamos a usar granadas de gas lacrimógeno para forzar a los británicos a salir de los edificios y entonces capturarlos. Nuestras órdenes eran no provocar bajas de ser posible. Esta fue la más difícil misión de mi carrera. Todo nuestro adiestramiento como Comandos había sido destinado a combatir agresivamente y causar al enemigo el máximo de bajas. Rodeamos los cuarteles con teams de ametralladoras dejando una única salida de escape a lo largo de la península al N. de la bahía Stanley, de manera que los que lograran escapar no podrían dirigirse a la ciudad y reforzar a los británicos allí en posición. Lanzamos las granadas de gas lacrimógeno dentro de cada uno de los edificios. No hubo reacción, los cuarteles estaban vacíos”.
Mientras la situación se desarrollaba en los alrededores de la casa del gobernador; a las 06:22 AM la primera oleada compuesta de cuatro vehículos de desembarco argentinos (Sección Foxtrot) tocaba las frías aguas del Atlántico Sur con destino a las playas de Bahía York. Aproximadamente a las 06:30 AM lo vehículos tocan tierra y enfilan su marcha en dirección sur hacia el aeropuerto de Puerto Argentino donde personal de la Compañía C del RIM 25 tomara posesión del mismo. Los informes indicaron que los Royal Marines abandonaron las instalaciones, dejando la pista bloqueada con diversos tipos de vehículos. A los cuatro vehículos de la vanguardia, le seguirían otros dieciséis (Compañías Echo y Delta), los cuales tocaron la playas sin reportar novedades.

Primeros combates: Casa del Gobernador y camino a Puerto Argentino
En la casa del gobernador, rodeada por efectivos argentinos, los Royal Marines abrieron fuego contra la patrulla comandada por el Capitán Giachino. Entre las ordenes recibidas, las tropas argentinas debían producir la rendición sin provocar bajas ni daños al oponente. Frente a la negativa para rendirse de los británicos Capitán Giachino “avanzó solo hacia el interior de la casa del Gobernador, derribó una puerta. Una ametralladora enemiga le hizo fuego a quemarropa, cayó hacia atrás. Gritó a sus hombres que se cubrieran.”
“Su segundo (Teniente de Fragata Diego García Quiroga) quiso sacarlo de la línea de fuego, recibiendo a su vez una descarga que lo hirió gravemente. El cabo enfermero Urbina intentó rescatar a sus dos jefes, siendo también herido; aun así, logró dar los primeros auxilios a los oficiales y a sí mismo. La presión de la situación general, motivó al Gobernador británico a ordenar la suspensión del fuego y pedir parlamento.”

Por su parte, en el avance hacia Puerto Argentino, la Vanguardia compuesta por tres vehículos (con un total de 71 hombres del BIM 2) fue atacada por fuego de ametralladoras y cañones sin retroceso de los Royal Marines. En el medio del fuego los infantes de marina respondieron el ataque con fuego de morteros y cañones sin retroceso de 75mm, que fueron disparados por encima del enemigo, cumpliendo las directivas impartidas por las Operación Rosario, provocando la retirada de los británicos. Repelidos los ataques, la vanguardia prosigue marcha para establecer contacto con los Comandos Anfibios que tenían por misión capturar los cuarteles de Moody Brook, el cual se estable a dos kilómetros del objetivo, siendo reportadas las novedades.
Rendición de las Fuerzas Británicas

Con la recuperación de las Islas Malvinas consumadas, el gobernador británico Rex Hunt ofreció su rendición formal la cual ha sido presentada al Comandante de la Fuerza de Desembarco, Contraalmirante Carlos Alberto Büsser.
La recuperación de las Islas Malvinas, usurpadas por el Reino Unido por espacio de casi 150 años, fue realizada con éxito; sin lamentar muertos entre la población civil y el enemigo, tal cual lo estipulado en las directivas de la Operación Rosario. Sin embargo, debemos lamentar el primer caído en combate.
El Capitán de Coberta I.M. Pedro Edgardo Giachino ha sucumbido a causas de las heridas recibidas por fuego enemigo, buscando una rendición incruenta y sin provocar bajas al enemigo evitando así un inútil derramamiento de sangre. Ha ofrendado su vida al servicio de la Patria y de la recuperación de las Islas Malvinas.
Entre los heridos también debemos citar al Teniente de Fragata Diego García Quiroga y al cabo enfermero Urbina quienes, a riesgo de perder también su vida, socorrieron al Capitán Giachino cuando fue alcanzado por fuego enemigo.


Reporte Final del 2 de Abril
El pabellón nacional flamea en las Islas Malvinas poniendo fin la usurpación de territorio argentino por espacio de casi 150 años. Con el hecho consumado, efectivos del Ejército Argentino comienzan a relevar a los de la Infantería de Marina para ocupar posiciones claves en Puerto Argentino y alrededores.
A su vez, con el aeropuerto en poder de efectivos del Ejército Argentino (siendo reportado a las 07:30 AM) desde la Fuerza Aérea Argentina han iniciado la Operación Aries. Debemos reportar que el primer Hércules C-130, matricula TC-68, a los mandos de la tripulación comanda por el comodoro Carlos J. Beltramone, arribó al aeropuerto de Puerto Argentino a las 08:45 AM; el cual ha pasado a ser denominado Base Aérea Militar Malvinas.

De esta forma aeronaves Hércules de la FAA están transportando a las islas al resto del Regimiento de Infantería 25, provenientes de Comodoro Rivadavia; serán seguidos por la Compañía 9 de Ingenieros. Próximamente brindaremos más detalles del despliegue de otras unidades del Ejército Argentino en las Islas Malvinas.
Desde la Fuerza ya han reportado también que los primeros cuatro aviones de ataque IA-58 Pucará (matrículas A-523, A-529, A-552 y A-566) de la III Brigada Aérea arribaron a las 16:00 PM. En su navegación hacia las islas, las aeronaves fueron apoyadas por el Hércules KC-130H matricula TC-70.

Frente: Georgias
El último reporte del día proviene de la Armada Argentina. Fuentes han indicado que en horas de la noche del 2 de abril, un destacamento de la fuerza ubicado en Leith, Georgias del Sur, estaría embarcado en el ARA Bahía Paraíso para fijar rumbo a Grytviken. Próximamente esperamos brindar más información sobre este hecho.
Capitán de Fragata IM Pedro Edgardo Giachino, primer caído de la Gesta

En el marco de la operación para la recuperación de las Islas Malvinas, el Capitán de Fragata IM Pedro Edgardo Giachino ofició como jefe de una patrulla integrada por personal de la Agrupación Comandos Anfibios de la Infantería de Marina y de la Agrupación Buzos Tácticos de la Armada, la cual tendría inicialmente como misión la captura de distintos puntos estratégicos. Junto con otros elementos de operaciones especiales, la patrulla del Capitán Giachino desembarcaría en las últimas horas del 1 de abril de 1982 desde el destructor ARA “Santísima Trinidad”, constituyendo la avanzada de las Fuerzas Argentinas que recuperarían las Malvinas el 2 de abril.

La patrulla “Techo”, compuesta por 4 Grupos a cuatro hombres cada uno, formó parte del desembarco iniciado desde el destructor ARA “Santísima Trinidad”, operación que se ejecutó con 21 botes neumáticos. Las patrullas que componían esta fuerza de desembarco estaban bajo el mando del CCIM Guillermo Sánchez Sabarots y del Capitán Giachino, teniendo como objetivos la captura del cuartel de los Royal Marines en Moody Brook y de la casa del Gobernador Rex Hunt, respectivamente. Vale aclara que, en vísperas del desembarco, la patrulla “Techo” vería cambiar la misión inicialmente asignada, ya que se consideró oportuno que una pronta rendición de la autoridad política británica de las islas aceleraría las operaciones.
La navegación hacia la playa asignada no sería sencilla debido a las condiciones reinantes, sin embargo, la patrulla “Techo” desembarcaría sin novedades, poniendo rumbo hacia el cerro Zapador (Sapper Hill). La marcha tampoco resultaría sin inconvenientes, ya que el terreno malvinense comenzaba a mostrar los desafíos que imponía a la hora de transitarlo.
Ya transcurridas las primeras horas de 2 de abril de 1982, la patrulla de Capitán Giachino inició la aproximación a su objetivo, acción para la cual dividiría a la patrulla por Grupo, cada uno con una tarea específica. En paralelo, el elemento del Capitán Sánchez Sabarots iniciaba su ataque al cuartel de los Marines, acción que no sería ignorada por las fuerzas británicas defendiendo la residencia del gobernador, las cuales abrieron fuego ante la presencia de los Comandos Anfibios y Buzos Tácticos.
Pese a la intimación de rendición realizada por el Teniente de Fragata BT Diego Fernando García Quiroga, los Royal Marines siguieron manteniendo la presión sobre la Patrulla “Techo” ahora también con fuego desde el poblado. Ante esta situación, Giachino y sus hombres avanzaron hacia la residencia, logrando ingresar a un pasillo de esta, hasta una sala aparentemente sin salida.
Es en ese momento cuando el Capitán Giachino recibe una descarga de fuego enemigo, cayendo también el Teniente García Quiroga. En un intento por asistir a su Jefe, también resulta herido el Cabo Segundo Enfermero Ernesto Ismael Urbina. Lamentablemente, la asistencia a los tres heridos recién llegaría con la capitulación de las fuerzas británicas, lo que tendría las consecuencias fatales ya conocidas pese al trabajo del personal sanitario.

Evacuación del personal herido
Biografía
Nació el 28 de mayo de 1947 en la provincia de Mendoza, donde realizó sus estudios primarios y secundarios. Ingresó a la Armada Argentina el 3 de febrero de 1964 como cadete del Curso Preparatorio de la Escuela Naval Militar. Se inclinó por la Infantería de Marina, destacándose rápidamente por su elevado espíritu militar.
Luego de finalizar el Viaje de Instrucción a bordo de la Fragata ARA “Libertad”, se recibió de Guardiamarina de Infantería de Marina el 30 de diciembre de 1967, integrando la Promoción 96 de cadetes navales. En febrero de 1968 realizó un intensivo curso de Comandos para Infantes de Marina en Tierra del Fuego. Su primer destino fue el Batallón de Infantería de Marina N°5.
Sus inclinaciones por el combate en circunstancias especiales, lo llevaron a realizar el curso de Reconocimiento Anfibio en el año 1970. En 1971 aprobó el curso de Comandos para Personal Superior en la Escuela de Infantería del Ejército Argentino, en el que sobresalió por sus condiciones profesionales.
Completó su formación como comando anfibio al calificarse como paracaidista militar en la Brigada de Infantería Aerotransportada del Ejército Argentino, en Córdoba.
Ascendió a Teniente de Navío el 31 de diciembre de 1975.
Luego, en el Batallón de Infantería de Marina N°1 fue Jefe de una Compañía de Tiradores. Posteriormente ocupó el cargo de Jefe de Operaciones de la Agrupación Comandos Anfibios y, más tarde, el de Ayudante del Jefe de Operaciones e Inteligencia de la Fuerza de Apoyo Anfibio. El 31 de diciembre de 1981, ya como Capitán de Corbeta, asume su último cargo: Segundo Comandante del Batallón de Infantería de Marina Nº1.
Fuente: https://www.zona-militar.com/
La Operación ARIES 82

Con la recuperación de las Islas Malvinas en ciernes, la Fuerza Aérea Argentina dio luz verde a una serie de iniciativas de planificación y alistamiento que tendría como misión final la de brindar apoyo a las acciones previstas. Una de las unidades que jugaría un rol central sería la I Brigada Aérea, la cual pondría a disposición la totalidad de sus Escuadrones.

El plan de operaciones fue concebido en el marco de una misión de aerotransporte, la cual tendría como objetivo la captura de un aeródromo mediante el desembarco de personal y material. Por la naturaleza de la operación, una de las primeras unidades en recibir la orden por parte del Comandante de Operaciones Aéreas fue el Grupo de Operaciones Especiales. Inmediatamente, el GOE pasa a la fase de planificación y alistamiento, conformando un grupo para actuar una vez que se iniciasen las acciones para la recuperación de las Islas Malvinas.
En paralelo, la I Brigada Aérea también avanzaba con los trabajos de planificación y coordinaciones necesarias para brindar apoyo a las tareas encomendadas, dando origen a ARIES 82. Este plan contemplaba comprometer al personal y material de los cuatros Escuadrones de Grupo 1 de Transporte Aéreo en cuatro etapas: alistamiento, despliegue, asalto aéreo y sostenimiento. Para ello se dispusieron de los cuatrimotores de transporte Lockheed C/KC-130E/H Hércules a cargo del desembarco inicial, los Fokker F-28 Fellowship para transporte de personal, IA50 G-II Guaraní en tareas de enlace y Fokker F-27 Friendship para búsqueda y rescate.
La IX Brigada Aérea con asiento en Comodoro Rivadavia se convertiría en el punto neurálgico de las operaciones aéreas ya que allí convergerían los aviones de transporte, el GOE, el Regimiento de Infantería 25, la Compañía de Ingenieros 9 así como otras unidades y diverso material que tenía que realizar el cruce hasta las islas Malvinas.
El 1 de abril, el G1T comienza a enviar con rumbo a la IX Brigada Aérea sus Hércules y Fokker F-28, teniendo en vista las operaciones que tendrían lugar en las primeras horas del 2 de abril. Llegado el momento, se activaría la Fase de Asalto Aéreo, habiéndose designado al primer Hércules encargado de realizar el desembarco inicial en el aeródromo de las islas.

Pasadas las 0500hs, desde la IX Brigada Aérea despega el C-130H TC-68, Indicativo “LITRO 1”. Su bodega aloja más de un centenar de hombres, los cuales participarían de una misión histórica. Este heterogéneo grupo estaba compuesto por efectivos del GOE, Elementos de Control de Transporte Aéreo, soldados del Ejército Argentino, personal del Componente Aéreo del Teatro de Operaciones así como dos vehículos del Ejército y material para una Terminal Aérea de Carga.
La tripulación de “LITRO 1” estuvo conformada por:
- Comandante: Comodoro Carlos Beltramone
- 1er piloto: Vice comodoro Alfredo Cano
- Navegador: Comodoro Roberto Mela
- Mecánicos de Vuelo: Suboficial Ayudante Juan Rydzik y Cabo Principal Mario Cemino
- Auxiliares de Carga: Suboficial Ayudante Roberto Carabajal, Suboficial Ayudante Roberto Pajón y Suboficial Auxiliar Carlos Salazano.
“LITRO 1” logra aterrizar después de las 0830, una vez que la pista fuera liberada de los obstáculos dispuestos por las fuerzas británicas y de que las fuerzas argentinas lograran asegurar las inmediaciones de la estación aérea. En ese momento, el control aéreo era ejercido desde el destructor ARA “Hércules” D-1.
Con el aterrizaje exitoso del TC-68, ARIES 82 continuaría con el puente aéreo manteniendo el siguiente orden:
C-130E TC-63, “LITRO 2”. Despega pasadas la 0600 transportando un centenar de soldado del Ejército. Arriba aproximadamente 0920, despega a 0950 y arriba a Comodoro Rivadavia a las 1150.
Tripulación “LITRO 2”
Cte: Vcom Alberto Vianna
2° Piloto: Cap Andrés Valle
Navegador: Cap Roberto Cerrutti
Mecánicos de Vuelo: S/Of Pr Pedro Razzini y Cbo Ppl Ricardo Figueroa Auxiliares de Carga: S/Of Aux Oscar Ardizoni , S/Of Aux Carlos Nazari y S/Of Aux Juan Marnoni
C-130H TC-64, “LITRO 3”. Despega a las 0655. Transporta personal del Ejército y un vehículo. Arriba a destino a la 0945. Inicia retorno al continente a la 1000, arribando a las 1200.
Tripulación “LITRO 3”
- Cte: My Rubén Oscar Palazzi
- 2° Piloto: Vcom Julio C. Sanchotena
- Navegador: Vcom Adrian Speranza
- Mecánicos de Vuelo: S/Of Aux Juan Romero y Cbo Ppl José Torres
- Auxiliares de Carga: S/Of Pr Américo Arévalo y S/Of Pr Carlos Sánchez
- Apoyo Técnico: Cbo Ppl Juan Reynoso
C-130E TC-65, “LITRO 4”. Decola a las 1755. Demorado por novedades. Transporta un radar Westinghouse AN/TPS-43F perteneciente al Grupo 2 de Vigilancia y Control Aéreo
Tripulación “LITRO 4”
- Cte: My Julio Dominguez
- 2° Piloto: Vcom Rubén Moro
- Navegador: My Jorge Valdecantos
- Mecánicos de Vuelo: S/Of Aux Roque Lozano y S/Of Aux Juan Hümöllrt
- Auxiliares de Carga: S/Of Ay Roberto Ovejero, S/Of Pr Domingo Farías y Cbo Ppl Horacio Gonzalez.

Fokker F-28 TC-51, “LITRO 5”. Despega a las 0815, transportando efectivos del Ejército. Arriba a destino a las 0945, iniciando retorno a las 1045. Arribaría al continente a las 1215.
Tripulación “LITRO 5”
- Cte: Brig Enrique Ramón Valenzuela
- 1er Piloto: Cap Agustín Miguez
- 2do Piloto Antonio Fazio
- Mecánicos de Vuelo: S/Of Pr Julián Rodríguez y Cbo 1° Gerardo Roldán
- Auxiliar de Cargas: S/Of Aux Carlos Martínez
Fokker F-28 TC-53, “LITRO 6”. Horario de partida: 0915. Transporta personal del Ejército. Arriba a las Islas a las 1050. Aterriza en la IX Brigada Aérea a las 1240.
Tripulación “LITRO 6”
- Cte: Vcom Oscar Bahamondez
- 1er Piloto My Carlos Gonzalez
- Mecánicos de Vuelo: S/Of Ay Héctor García y Cbo 1° Osvaldo Puñet
- Auxiliar de Cargas: S/Of Ay Enrique Prince
Fokker F-28 TC-52, “LITRO 7”. Despega a las 0930, retornando al continente a las 1250. Transportó soldados del Ejército.
Tripulación “LITRO 7”
- Cte: Raúl Echenique
- 1er Piloto My Héctor Pupek
- Mecánico de Vuelo: Cbo Ppl Juan Medina
- Auxiliar de Carga: S/Of Aux Carlos Verasay
- Apoyo Técnico: Cbo 1° Ramón Avendaño.
Fokker F-28 TC-55, “LITRO 8”. Despega a las 0945. Arriba a las islas a las 1105. Su llegada al continente es a las 2115. Transportó personal del Ejército.
Tripulación “LITRO 8”
- Cte: Vcom Eduardo Amores
- 1er Piloto Cap Ricardo Altamirano
- Mecánicos de Vuelo: S/Of Pr Roberto Verdú y Cbo Ppl Jorge Gamba
- Auxiliar de Carga: S/Of Aux Hugo Ochoa
Vale recordar que la Operación ARIES 82 también contempló el redespliegue de algunas unidades que participaron del desembarco y recuperación de las Islas Malvinas, así como el transporte al continente del gobernador Rex Hunt, su familia y personal de los Royal Marines.
Las actividades aéreas se concretarían sin mayores novedades, habiéndose logrado con ARIES 82 una operación no solo exitosa sino también histórica.
Fuentes consultadas: “El Accionar de la Fuerza Aérea en Malvinas”
Fuente: https://www.zona-militar.com/
Comunicados de la Junta Militar
Comunicado de la Junta Militar nº 1: La Junta Militar como Órgano Supremo del Estado comunica al pueblo de la Nación Argentina que hoy, a las 07:00 horas, la República por intermedio de sus FF.AA., mediante la concreción exitosa de una Operación Conjunta, ha recuperado las ISLAS MALVINAS y SANDWICH DEL SUR para el patrimonio nacional. Se ha asegurado de esta manera, el ejercicio de la soberanía argentina sobre todo el territorio de las mencionadas islas y los espacios marítimos y aéreos correspondientes.
Quiera el país todo comprender el profundo e inequívoco sentido nacional de esta decisión, para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa y permitan, con la ayuda de Dios, convertir en realidad un legítimo derecho del pueblo argentino, postergado, paciente y prudentemente durante casi 150 años.
Se lleva a conocimiento de la población que próximamente será difundido un mensaje de la Junta Militar referido a la marcha del conflicto que la Nación mantiene con Gran Bretaña por la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
Comunicado de la Junta Militar n° 2: La Junta Militar, como Organo Supremo del Estado, comunica al pueblo de la Nación Argentina que sus Fuerzas Armadas en una acción conjunta han recuperado para el patrimonio nacional los territorios de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
Poseídos por el mismo espíritu y valor que aquellos que hicieron nuestra Patria grande hemos de extremar nuestros sacrificios por la consecución del objetivo que nos hemos impuesto.
Que Dios Nuestro Señor, quiera bendecir nuestra empresa.
Comunicado de la Junta Militar n° 3: Ante versiones propaladas con la información de que el buque británico «Endurance» habría sido hundido, la Junta Militar comunica que en ningún momento se han producido acciones contra el mencionado buque.
Comunicado de la Junta Militar n° 4: La Junta Militar, ampliando la información referida a la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, comunica a la población que siendo las 06:35 horas del día de hoy, 2 de abril de 1982, el comandante del teatro de operaciones Malvinas interfirió la frecuencia de radio Stanley que servía de coordinación, enlace e intercambio de información entre gobierno y población de las islas difundiendo el siguiente comunicado, transmitido en idioma inglés:
«A las autoridades del Gobierno Colonial Británico en las Islas Malvinas, de las Fuerzas Armadas Argentinas en cumplimiento de directivas del Gobierno Argentino estamos ante vuestros ojos con una fuerza de tareas numerosa. Fieles a los principios rectores occidentales y cristianos y a fin de evitar derramamiento de sangre y daños a la propiedad de los pobladores malvinenses, esperamos actuéis con prudencia por el bienestar y seguridad de esos pobladores. Esta es nuestra preocupación».
Comunicado de la Junta Militar n° 5: La Junta Militar comunica que siendo las 10:20 horas de este 2 de abril de 1982, la ex radio Puerto Stanley emite como Radio Nacional Malvinas. Inició su transmisión propalando el Himno Nacional Argentino.
Comunicado de la Junta Militar n° 6: La Junta Militar comunica que siendo las 11:20 horas de este histórico 2 de abril de 1982, el comando del teatro de operaciones Malvinas informó que:
«El gobernador inglés de las Islas Malvinas se rindió incondicionalmente ante las Fuerzas Armadas de la Patria. Flamea nuevamente la bandera argentina en las Islas Malvinas. Misión cumplida».
Comunicado de la Junta Militar n° 7: La Junta Militar comunica que, de acuerdo a la información disponible, no se habrían producido bajas civiles ni militares por parte de los súbditos británicos que se encuentran en las Islas Malvinas.
Comunicado de la Junta Militar n° 8: La Junta Militar, para conocimiento de la Nación, transcribe el mensaje cursado al comandante del teatro de operaciones Malvinas, para todos los comandos y unidades en operaciones. Este es: «En nuestro carácter de comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas saludamos a oficiales, suboficiales y conscriptos de aire, mar y tierra que constituyen la avanzada de toda la Nación, que serena y altiva ha recuperado y redimido las tierras, mares, y espacio aéreo que legítimamente le pertenecen.
Dios y la Patria os bendigan.
Vistiendo el uniforme de la Patria para acompañaros espiritualmente, sentimos el pesar de no poder estar personalmente entre vosotros y participar del orgullo que ha de embargar a cada argentino que haya compartido vuestra gloria».
Comunicado de la Junta Militar n° 9: La Junta Militar informa que el Comandante del Teatro de Operaciones Malvinas, de acuerdo a las directivas recibidas, ha dispuesto la evacuación del personal y funcionarios británicos que tuvieron asiento en las Islas Malvinas. La misma se efectuará con medios de la Fuerza Aérea Argentina, desde Comodoro Rivadavia, a partir de las 20:00 horas, y serán entregados ante un embajador de Gran Bretaña en país sudamericano a determinar.