=Día a día lo que ocurrió en Malvinas y en el mundo durante el conflicto armado =La historia de Tom, el Perro Artillero =Los combates en Monte Harriet =Consecuencias =Batalla del Monte Dos Hermanas -La Batalla -Después de la batalla =Malvinas-Historia de Héroes: Oscar Poltronieri =La ingeniosa Instalación de Tiro Berreta en Malvinas -El ataque =Malvinas: Operaciones aéreas del 12 de junio -La situación en Malvinas -El primer lanzamiento de un misil Exocet desde tierra -Acciones aéreas enemigas -El accionar de la Fuerza Aérea Sur =El emotivo relato de un piloto de Malvinas =Comunicados del Estado Mayor Conjunto
Se producen las batallas de Wiliams, Wireless Ridge y Tumbledown. Las fuerzas británicas penetran las defensas argentinas, luego de arduos combates, y ráfagas de artillería superiores a las de la guerra de Corea. Los británicos lograron tomar Mte. Longdon y alrededores.
Comienza a nevar en las islas. Los combatientes argentinos se cubren de gloria, soportando toda adversidad para el bien y la defensa de los intereses nacionales. Los obuses de la defensa argentina del BIM 5 quedan inutilizados, y esta vez no por la acción del enemigo, sino por el gran uso sin precedentes del material, que se desgastó por la incesante tarea de hostigar al enemigo imperial.
Se pide apoyo, refuerzos tanto material como humano, pero el gobernador Menendez desiste en enviar la ayuda necesaria, que pudo haber cambiado el curso de los hechos.

Soldados británicos previo al combate
– Las tropas inglesas avanzan hacia Puerto Argentino en busca de la batalla final, tomando 400 prisioneros. Se producen más de 40 bajas británicas, por dichas batallas, 16 argentinas.
– Siendo la 01,30 hs el Segundo Jefe del Regimiento de Infantería 7 inicia un contraataque por el Norte de Monte Longdon para tratar de recuperar el sector Oeste.

Este logró sostenerse por un tiempo significativo, sin lograr el objetivo, pero estabilizó la situación.
Habiendo sufrido varias bajas y con su posición estaba siendo rodeada, recibe la orden de replegar. Esta acción se realiza con el desplazamiento de la fracción y la cobertura mediante un intenso fuego de artillería propia sobre Monte Longdon.
Se produce fuego de contrabatería enemigo que bate la Batería B del BIAC. muere en combate el conscripto clase 1962 Justo S. Falcón de la tercera pieza de dicha Batería.
El sector de Monte William, Monte Tumbledown y Wireless Ridge pasan a ser primera línea y es fuertemente hostigado por fuego terrestre y aéreo. El BIM5 se halla frente a las unidades terrestres británicas. La Artillería propia apoya el combate y retirada de los RI4 y B/RI7 del Ejército Argentino.
– Simultaneamente el Jefe del Regimiento de Infantería 4, que ocupaba la posición de Monte Harriet, informa que es atacado desde el Sur y el Norte, bajo un sostenido fuego naval. Se lo apoya con fuego de artillería propio. Continuó la presión del enemigo, quién al alcanzar la cima del Monte obligó el repliegue de los efectivos argentinos al sector Oeste. A las 02,45 hs se cortó el enlace con la Unidad.
Paralelamente, se desarrollaba otro ataque británico al Cerro Dos Hermanas previamente apoyado por intenso fuego de artillería
Combates nocturnos. El GAA 4 bate Dos Hermanas en apoyo del RI 4, hasta la retirada del OAV (Subteniente Tagle) con el resto de las tropas.

Al amanecer se dispara sobre Monte Longdon y las avenidas de avance británicas al oeste y noroeste para facilitar la retirada de las tropas argentinas del RI 7 y de la IM (agregada) hacia Wireless Ridge. Sobre Dos Hermanas caen unos 400 proyectiles argentinos, la turba del suelo minimiza los efectos sobre los británicos. El fuego de la Batería B de la IMARA sobre Harriet y Dos Hermanas es dirigido directamente por el jefe del RI 4 (Tcol. Soria) a través de contacto telefónico con el jefe del BIM 5 (Capitán de Fragata Robaccio).- Otro ataque británico, proyectado sobre el Cerro Dos Hermanas, previamente apoyado por intenso fuego de artillería se desarrolla en la madrugada del 12.
El Comandante del RI4 antes de ser capturado solicita al BIM5 que bata sus propias posiciones lo que realizó de inmediato. Parte de los efectivos del RI4, que se replegaban hacia Puerto Argentino, se unen al BIM5 y se integran a la Compañía Mar de dicho Batallón. La B/RI6 se repliega y ocupa posiciones a continuación de la 3ra Sección de la Compañía Nacar del BIM5 cerrando el valle del Moody, proximidades de la Casa Amarilla. Lo hace cumpliendo órdenes del Comandante de la Agrupación Ejército Argentino, en vez de reforzar el sector Norte de Tumbledown como se había coordinado previamente con el Comandante del BIM5.
Amanecer y mañana: Se produce la consolidación de las conquistas británicas sobre Longdon, Harriet y Two Sisters con un abrumador apoyo artillero.
– Puerto Argentino (03,00 hs) El sistema terrestre Exocet, apodado ITB (instalación de tiro Berreta) dispara un misil antibuque MM 38 contra el destructor HMS Glamorgan (D-19) inutilizándolo y causando 14 muertos y 12 heridos. Las coordenadas fueron facilitadas por el radar Rasit del GA 3, operado por el Sargento 1º Orcasitas. El cálculo de los datos de tiro, con una calculadora artillera HP, fue efectuado por el Teniente de Fragata Abadal. El Glamorgan apoyaba con sus dos cañones de 114 mm. el ataque de los Royal Marines sobre el Monte Dos Hermanas. El helicóptero Wessex Has.3 (versión naval antisubmarina) del 737% Esc., a bordo del buque, fue destruido. El sistema I’T’B disponía de otro misil Exocet adicional, pero nunca fue disparado y acabó siendo capturado por los británicos.
– El Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10, que se encontraba adelantado, próximo a la zona del Regimiento de Infantería 7, recibió la orden de replegarse llevando consigo personal del Regimiento 4 que se le sumó, a quiénes reorganizó y agregó a su organización.
– Se planifica el recupero por modo aéreo de efectivos de la Compañía A del Regimiento de Infantería 4 que habían quedado aislados al Norte de Freycinet.
A las 04.,00 hs se observan algunos efectivos del Regimiento de Infantería 4 que en su repliegue son reunidos en la zona de la Reserva del Batallón de Infantería de Marina 5, quien procura reorganizarlo y equiparlos nuevamente.

Otros efectivos del Regimiento que se replegaban por otro sector se confundieron con los efectivos de la Compañía B del Regimiento de Infantería 6, quién en pleno movimiento de un contraataque debió suspenderlo para reordenar la situación, a los fines de evitar complicaciones mayores, reubicándose al Norte del Cerro Tumbledown a las 05.45hs aproximadamente.
Monte Longdon. Sobre las 04,00 hs muere el OAV del GA 3, el Teniente Ramos, en la cima de Monte Longdon, donde tenía su posición de observación avanzada, acompañado del Sargento 1º Quinteros. Fue herido y se quedó cubriendo el repliegue con una ametralladora MAG, su cadáver nunca fue encontrado. Los dos grupos artilleros se centraron en la zona de Longdon. El GAA 4 disparó durante diez horas seguidas sobre sus objetivos predefinidos y sobre otros a petición del OAV y de algunos jefes de compañía de infantería, con resultado desigual. Sobre Longdon se dispararon proyectiles iluminantes para ayudar en el combate nocturno a la infantería, hasta la muerte del Teniente Ramos. En Monte Harriet es tomado prisionero el Subteniente Tedesco y sus dos compañeros del equipo VAV.
Siendo las 06,30 hs el Segundo Jefe del Regimiento de Infantería 7, que había resistido varios embates del enemigo, había sufrido varias bajas y su posición estaba siendo rodeada, razón por la cual recibe la orden de replegarse para reordenar su personal y equipo. Para apoyar esta acción se cubrió el desplazamiento de la fracción mediante un intenso fuego de artillería propia sobre Monte Longdon.

Puerto Argentino (madrugada). El Avro Vulcan XM607 bombardea el aeropuerto con otras 21 bombas Mk 17. Una de ellas impacta en la esquina este de la pista (al lado contrario de las otras dos misiones). El resto causan daños superficiales por metralla en las instalaciones. La mayoría de las bombas explotaron en el aire (espoleta de proximidad), buscando daños en el personal y no perforar la pista, ya que la guerra estaba acabando y se necesitaba el aeropuerto para desplegar los cazas Phantom FGR.2 previstos para la defensa de las islas, después de su captura.
Puerto Argentino. Esa mañana fallece por fuego naval el artillero Bellinzona del GADA 601, asignado al radar TPS 44.
(08,30 hs) El GA 3 realiza una acción de fuego con proyectiles fumígenos sobre Monte Kent, con el objetivo de cegar a los posibles misiles a.a. Blowpipe y permitir el ataque a la zona de tres aviones Pucará propios.
Entre las 08,30 hs y las 09,00 hs se había recompuesto el nuevo sistema defensivo apoyándose en Wireless Ridge el Regimiento de Infantería Mecanizado 7, en Tumbledown- Monte William el Batallón de Infantería de Marina 5 y entre ambas Unidades se emplazaban el Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada 10, la Compañía B del Regimiento de Infantería 6 y la Compañía Reserva del Regimiento de Infantería 3.

Durante la mañana se sucedieron combates, con particular incidencia de los fuegos de la artillería terrestre de ambas Fuerzas. Asimismo se encomendaron nuevas misiones a las distintas Unidades, a los efectos de lograr un mejor complemento entre las diferentes fracciones, frente a futuras acciones del enemigo.

Sapper Hill (09,15 hs) Dos Harrier Gr.3 del Primer Escuadrón de la RAF (HMS Hermes) bombardean con cuatro bombas CBU, de racimo Beluga, el asentamiento de los cañones CITER.
A las 09,30 horas, el Jefe de Regimiento y lo que resta de la Compañía B del Regimiento de Infantería 4 (unos

sesenta hombres) completamente rodeados por efectivos muy superiores y casi totalmente agotada su munición, cesan la resistencia después de diez horas y media de combate.
Este día 12 de Junio, aproximadamente a las 10,00 horas de la mañana, el dispositivo defensivo mantenía aún en primera línea al BIM 5 reforzado, y al RI-7. Este Regimiento, que había perdido su Compañía B, persistía en aferrarse a las alturas Wireless Ridge, con su puesto de Comando y la Compañía C en posición.
En las alturas del oeste, ahora en manos inglesas, la Brigada de Royal Marines (RM), compuesta por los Batallones RM 40, 42 y 45 se había apoderado de los montes Harriet y Two Sisters y se aprestaba a ser sobrepasada por la V Brigada del Ejército Británico, a tres Regimientos: uno Galés, otro Escocés y otro Nepalés (Ghurka), para lanzar la segunda fase de la batalla, sobre el BIM 5. En tanto, en Monte Longdon, se encontraba el Regimiento de Paracaidistas Ingleses nº 3 (Para 3) listo para apoyar el ataque del Para nº 2, sobre el RI-7.

Es interesante aprender las lecciones del enemigo, en el sentido de tener bien en claro, como iba disponiendo de sus efectivos en ambas fases de su asalto sobre las posiciones del sistema defensivo, siempre asegurando una clara superioridad numérica, de no menos de 3 a 1, tomando como una totalidad la magnitud de las unidades que se enfrentarían. La realidad es que en los puntos de contacto, en donde concentraban su ataque, esta superioridad fue muchísimo más elevada.
Dejando de lado su determinación para atacar casi exclusivamente en la noche, otros aspectos interesantes a destacar, es que permanentemente, los británicos que ya habían atacado eran sobrepasados por tropas frescas y se continuaba el ataque con el refresco (algo que nunca tuvo oportunidad nuestro sistema), como así también el empleo de sus abundantes y profusas comunicaciones radioeléctricas y el uso de señales pirotécnicas, en un claro contraste con nuestras fuerzas terrestres.
Sin mencionar el preciso y persistente bombardeo naval, y reduciendo el campo al apoyo artillero puesto en escena, ellos emplearon un Grupo de Artillería. Real, y los Grupos de Artillería 29 y 49, contra nuestros Grupos de Artillería N°3 (GA 3) y Aerotransportado n°4 (GA 4). El alcance de la artillería del enemigo era de 17 Kilómetros, contra los 10,5 Kms. propios.
10,00 horas: Se inician fuegos de artillería enemiga con espoleta VT sobre la artillería propia y Compañía de Ingenieros Anfibios.
11,00 horas: Comienza el fuego de artillería propia sobre Montes Two Sisters y Longdon.

Artillería Argentina

Durante el resto de la mañana la situación se mantiene estabilizada, aunque las unidades de primera línea continúan siendo batidas por la artillería británica y en algunos caos, deben combatir contra fracciones enemigas próximas (Monte Longdon).
(12,00 hs) El GAA 4, dirigido de nuevo por el OAV Tagle, efectúa 15 salvas de grupo en eficacia sobre la cima de Longdon, para proteger la retirada de los últimos defensores de la posición. Solamente 60 de los 300 infantes consiguen replegarse a Wireless Ridge.

Los británicos también realizan nuevos ataques aéreos y su artillería bate blancos en la profundidad del dispositivo argentino. A su vez, la artillería argentina bate el frente de ataque enemigo.
Hipódromo de Puerto Argentino. El UH 1H AF412 (Tenientes Cúndom y Sabín) es alcanzado por esquirlas de mortero o artillería cuando aterriza en el hipódromo de Puerto Argentino. Sufre daños menores y sigue en vuelo.
Este 12 de junio a la mañana los británicos tomaron el Monte Harriet. El Regimiento 4 de Infantería (RI 4), después de ser rodeado por efectivos superiores se había rendido. Así lo describe el general británico Julian Thompson:
“Nos encontramos con 300 prisioneros, incluidos el jefe del Regimiento de Infantería 4 y varios oficiales”. Esto muestra las mentiras de las informaciones de la prensa según las cuales los oficiales huían dejando a sus soldados conscriptos para que fueran masacrados o se rindieran como ovejas (…) Oficiales y suboficiales se batieron duramente.
(13,00 hs) La Batería B del GA 3 abre fuego sobre la ladera de Monte Longdon al observar un helitransporte de piezas Light Gun británicas a la zona. Los Sea King desisten de instalar los cañones allí ante el intenso fuego argentino.
A mediodía del 12 de junio, el Regimiento de Infantería Mecanizada 7 completa la reorganización de su dispositivo.
Mientras tanto algunos dispersos y fracciones replegadas llegan a Puerto Argentino donde son reunidos y enviados para descanso y reorganización al Apostadero Naval.

(14,00 h.s) La Batería C del GA 3, al mando provisional del Teniente Navone, repliega sus piezas a posiciones preparadas en la retaguardia bajo un intenso fuego enemigo, pasando a asentarse cerca de las posiciones del GAA 4. Los británicos estaban a unos cuatro kilómetros de su posición inicial y la habían batido durante 30 minutos con fuego de contrabatería.
Las piezas fueron arrastradas por el único vehículo disponible en el grupo. Los dos últimos camiones habían quedado inutilizados unas horas antes. Una de ellas (Cabo Duran) estaba tan enterrada en la turba que tuvo que ser desmontada en cargas para ser desplazada. La operación llevó una hora, con el barro hasta las rodillas, siendo dirigida por el Sargento Ayudante Andrada y los Sargentos Zambrano y González.
Durante la tarde del mismo día, el general Jofre dispone recuperar la Compañía A del Regimiento de Infantería 4 desde las alturas al Norte de Freycinet y asignarla al Regimiento de Infantería Mecanizada 7 para mejorar su dispositivo. Esto se realiza mediante helicópteros en horas de la tarde: Se efectúan dos vuelos que se complementan a primera hora de la mañana siguiente.

Esa tarde y el día siguiente se realizan tareas logísticas, especialmente de reabastecimiento, y se continúa con la reorganización de los elementos replegados del Regimiento de Infantería 4 y el Regimiento de Infantería Mecanizada 7: El personal presenta evidentes signos de agotamiento físico y anímico, muchos han perdido su armamento correspondiente y la mayoría han perdido su equipo individual.

Se estudian las posibilidades de retirar fracciones del Regimiento de Infantería 25, del Regimiento de Infantería Mecanizada 6 o del Regimiento de Infantería Mecanizada 3 para reforzar la primera línea relevándolas por efectivos recuperados o disminuyendo la densidad de tropas en esos lugares del dispositivo, llegándose a la conclusión que los efectivos y potencia de fuego disponible son adecuados, considerando el espacio y las posibilidades de lograr cubiertas y abrigos.
En cambio, se adoptan previsiones para desplazar nuevos medios para cubrir claros, bloquear y contraatacar, para lo cual se imparten órdenes preparatorias al Regimiento de Infantería 25, al Regimiento de Infantería Mecanizada 6 y al Regimiento de Infantería Mecanizada 3, de manera que estén oportunamente en condiciones de reestructurar el dispositivo, empleando incluso para ello las fracciones reorganizadas del Regimiento de Infantería 4.
Por la tarde: El enemigo hace fuego de artillería sobre el Puesto Socorro (pese a que está perfectamente identificado) del BIM5, por lo que se orden mantener en ese lugar un puesto de evacuación y crear un nuevo Puesto Socorro en otro sitio.
Fracciones del RI 6 y del RI 7, se habían replegado sobre Puerto Argentino después de combatir en los montes Dos Hermanas y Longdon, donde perdió la vida el observador adelantado del Grupo de Artillería 3 (GA 3) teniente Alberto Ramos.
El enemigo dedicó ese día a reorganizarse y adelantar su artillería. Mientras transportaban sus cañones de 105 mm enganchados en sus helicópteros, abrimos fuego con munición con espoletas a tiempo (hacen explotar los proyectiles en el aire) y uno de mis observadores adelantados informó que un helicóptero británico había caído en llamas. El fuego de contra artillería de los ingleses cesó de inmediato.

Heridos británicos en las últimas batallas de la guerra
Se esperaba el inminente ataque a los cerros Tumbledown, William y a Sapper Hill, situados a 7, 6 y 3 km respectivamente de Puerto Argentino, defendidos por el Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5), a órdenes del capitán de fragata Carlos H. Robacio.
Ese Batallón poseía un alto grado de adiestramiento adaptado al clima, tenía su dotación de hombres, material y armamento completos, y su sistema logístico no experimentó alteración alguna porque fue abastecido en forma directa por aviones de la Armada. Su asiento de paz era Río Grande, en la isla de Tierra del Fuego. Su batería de 6 obuses de 105 mm se incorporó al sistema unificado de control y dirección de fuego que operaba el Comando de Artillería del Ejército de la guarnición Malvinas.
Con el BIM 5 se realizaron coordinaciones estrechas que dieron resultado en los combates más intensos que se libraron en las últimas 48 horas. Operamos con una precisión e integración que parecía haber sido consecuencia de ejercitaciones previas en el continente, cuando en realidad nos conocimos el 15 de abril en Malvinas.
La situación recordaba la experiencia alemana en la Segunda Guerra Mundial, que con claridad lo expresó entonces el mariscal alemán Erich von Manstein en 1942 referido al cerco ruso en Stalingrado, como consecuencia de la inmovilidad, agotamiento y falta de apoyo aéreo y logístico:
“A pesar de una resistencia heroica, la lucha de los últimos días produjo irrupciones enemigas profundas, que hasta ahora solo pueden ser contenidas precariamente. Reservas ya no existen, ni pueden ser formadas tampoco. La munición alcanza apenas para tres días; combustible no hay más. Las armas pesadas ya no pueden ser movidas. Elevadas pérdidas y un abastecimiento deficiente, unidos a un frío muy intenso, han hecho descender considerablemente, además, la capacidad de resistencia de la tropa. Cabe prever que, si los ataques enemigos continúan con la misma intensidad, el frente probablemente no resistirá más que algunos días […].
Las condiciones impidieron nuevamente el abastecimiento por vía aérea, así como el empleo de la aviación de combate para aliviar al Ejército en su difícil lucha”.
Salvando las circunstancias de tiempo, modo, lugar y efectivos en pugna nuestra situación guardaba cierta relación con lo expresado.
A la tarde del 12 de junio, un avión Harrier, con su inconfundible sonido, sobrevoló a unos 300 metros de altura y abrió fuego con cañones y misiles sobre una de mis baterías de cañones de 155 mm ubicados en ladera este de Sapper Hill.

Se temió lo peor, pero solo tuvimos 7 heridos leves: el cabo primero Omar Livorio y 6 soldados. Los refugios para los operadores de los cañones preparados por el teniente primero Luis Daffunchio limitaron los efectos del ataque del avión. El adversario arriesgó un Harrier que cuesta más de 25 millones de dólares para neutralizar 2 cañones que no superan el 1% de esa cifra, prueba evidente que el fuego de los mismos los afectaba.
Uno de los Harrier (Capitán Mc Cleod) es alcanzado por fuego a.a. del GADA 601

y la explosión cercana de un misil Tigercat, regresando al Hermes con daños.
(Noche). La artillería argentina bombardea las montañas conquistadas por los británicos la noche anterior. Los OAVSs británicos de la 148ª Batería informan de proyectiles iluminantes y HE con espoletas MT explotando a alturas inadecuadas sobre las tropas británicas. Deducen que los OAVs argentinos no están regulando bien su fuego esa noche.
Se dispone que fracciones de comandos se ubiquen en diversos lugares para prevenir acciones de comandos enemigos o preparar intercepciones contra blindados o conjurar la amenaza de desembarcos o aerodesembarcos británicos.

También se imparten órdenes estrictas referidas a la alerta total a mantener durante la noche y la prohibición de iniciar cualquier repliegue sin autorización previa.
23,35 horas: Se inicia fuego naval sobre el área del BIM5 que se mantiene durante toda la noche y la madrugada del día 13.

Durante la noche del 12 al 13 la artillería argentina dispara unos 2.500 proyectiles sobre las nuevas posiciones británicas en Longdon, Harriet y Dos Hermanas. Las zonas previstas de concentración de tropas, en Bluff Cove, Port Harriet, Monte Kent y Goat Ridge, también son batidas. Los ingleses aprovecharon el mal tiempo reinante el día 13 (chubascos, nubes y nevadas ligeras) para adelantar sus piezas y situar a los batallones para la batalla nocturna del 13 al 14 de junio. En Longdon los británicos sufren 5 muertos y siete heridos por la artillería argentina.
La historia de Tom, el Perro Artillero
Relato del entonces cabo primero Omar Liborio del Grupo de Artillería 101

Omar Liborio es Excombatiente de Malvinas. Cuando tenía 22 años partió a la guerra y de allí no sólo volvió con secuelas físicas y heridas imborrables, sino que trajo consigo un recuerdo especial que tiene a un perro como protagonista. Omar atesora cada detalle de los dos meses junto a Tom, la mascota que los acompañó en combate y que, por su instinto animal, supo oír antes que nadie y poner en sobre aviso la proximidad de los ingleses. Omar llevará consigo esta historia hasta el final de sus días, es un sello de fuego en la memoria, porque Tom murió en el mismo momento en que él y sus hombres caían heridos en combate.
Omar, entre sus cosas, conserva la historia del perro Tom, que escribió pasada la guerra para recordar aquellos días difíciles, cuando el frío de Malvinas agrietaba la piel y la mirada triste se perdía en las trincheras devastadas.
Omar era cabo primero y durante los meses en las islas fue jefe de un cañón Sofma, tenía a cargo diez soldados “sirvientes de pieza”, como se denominaba a quienes operaban el arma. Pero aquel día de 1982 en que el Grupo de Artillería 101 partió a la guerra, un impensado soldado de cuatro patas se sumó al combate.
“Yo fui el último en retirarme de la batería porque era encargado del depósito de vestuario y equipos, pero como habían llegado a último momento las camperas que el ejército había comprado en Israel, no alcanzamos a entregarlas todas en el cuartel, entonces las íbamos a terminar de entregar en el andén del tren. Cuando salía con todas las camperas, se cruzó un perro de raza indefinida -que los soldados habían criado en la caldera- y me hizo tropezar; lo espanté, volvió y casi me hace caer, fue ahí entonces que lo levanté en mis brazos y se lo di al soldado Cepeda, que era mi auxiliar, ya nos estaban esperando con un camión fuera de la batería”, así comienza el relato que Omar escribió, siendo fiel a cada detalle, a narrar tal como había ocurrido.

“Entonces Cepeda me preguntó qué hacía con ese perro, le dije que casi me había hecho caer y que por esto nos lo llevábamos con nosotros a Malvinas. Me preguntó cómo se llamaba y le dije ‘no sé, pero desde ahora se llama Tom, porque vamos al Teatro de Operaciones Malvinas (TOM)”, continúa Omar Liborio, y agrega “nuestra querida mascota recorrió todos los lugares con nosotros, viajes en tren hasta San Antonio Oeste, donde hay puntas de rieles, luego en camiones vía carretera, pero siempre ocultando a Tom de nuestros superiores porque si lo veían yo terminaba preso y el perro abandonado en cualquier lugar, así que lo tapábamos con una manta, lo metíamos entre las camperas o dentro de un bolsón porta-equipo y solo se le permitía sacar la punta de su hocico para respirar porque si no, gritaba. Llegamos a Comodoro Rivadavia y desde allí a Comandante Luis Piedrabuena. Estuvimos unos días y cuando llegó la orden solo dos piezas Sofma cruzarían a Malvinas, así que nos dirigimos al puerto de Santa Cruz, cargamos materiales, equipos y a nuestro Tom, así partimos en un Hércules C130 de la fuerza aérea a Comodoro Rivadavia”.
El relato continúa con la odisea de Omar Liborio y sus soldados para esconder al perro de los superiores. “En el aeropuerto internacional empezó la odisea de Tom, había oficiales de alto rango por todos lados y nosotros con un perro, pero tuvieron más habilidad los soldados para esconder a Tom, que los generales para descubrirlo” cuenta y agrega “así cruzamos a Malvinas y tuvimos que volver porque estaban bombardeando, luego hubo alerta roja, así que la tercera vez aterrizamos y, al instante, nos sorprendió un intenso bombardeo de las Fragatas, era de noche, estábamos en el medio de la nada, muy asustados nosotros. Y el perro ni hablar”.

“Desde entonces, siempre tiramos y fuimos bombardeados. Cuando nos dieron la posición, Tom era un soldado más del grupo artillería, pero con más oído que nosotros por su instinto animal.
Recuerdo que era de pelaje corto y en las noches frías temblaba a lo perro pelado, por eso los soldados le habían hecho un abrigo con pasamontañas, tipo pullover, y con una lata le habían hecho un casco”, recuerda Omar en su texto y agrega “él se paseaba por la posición, cuando empezaban a tirar los ingleses era el primero en escucharlos y cuando tiraba el Sofma se sentaba adelante como diciendo ‘tomen, ingleses’. Ahora, cuando se ponía la cosa peluda, era el primero en salir para el refugio, ladraba, se quedaba parado en la entrada y cuando entraba el último se tiraba arriba de cualquiera”. Omar recuerda que cuando alguien estaba triste, Tom parecía darse cuenta e iba a jugar con ese hombre.
La parte más cruda del relato de Omar conmueve hasta las lágrimas. “Así Tom pasó toda la guerra con nosotros,

hasta que el día 12 de junio, cuando dos aviones Sea Harrier nos atacaron desde atrás, arrojando todo el arsenal que traían, cayeron heridos cinco soldados, yo y nuestro querido Tom, pero él fue herido de muerte, lo recuerdo tirado en el piso, sus ojazos negros me miraban.
A nosotros nos evacuaron al hospital, a Tom alguien lo tuvo que sacrificar, nunca quise saber quién, pero él es el único ser no humano que murió de nuestro grupo y está ladrando en las tumbas de nuestros héroes”.
Los últimos minutos de Tom lo encontraron tendido sobre una piedra, inmóvil, con la mirada fija en los soldados, en un ambiente cubierto de humo y olor a pólvora.

El perro que advertía al enemigo antes que nadie, ahora callaba para siempre. Cuando Omar volvió al continente y se reencontró con su familia, decidió llamar Tom a todos los perros que fuera a tener a partir de entonces. “Hasta que se me murió el último y, como ya estoy un poco viejo, no quiero más perros, porque no quiero sufrir más”, cuenta.
El 1 de junio de 2014, se inauguró en Ascensión, provincia de Buenos Aires, el monumento a Tom. En la escultura se recorta la figura de un perro negro mirando al frente, sentado sobre las piedras, porque en Malvinas Tom pasaba mucho tiempo entre las piedras. También hay un casco, que simboliza a los héroes caídos en la guerra y una cruz de costado, que representa la muerte de un animal.
Perros de Guerra en Malvinas
De principio a fin de la Guerra de Malvinas, la Agrupación Perros de Guerra participó de forma activa enviando dos grupos de perros a la zona de conflicto. Hubo 18 canes en Puerto Argentino que, junto a sus guías, tuvieron una destacada labor.

Acercándose el final de la Guerra, alrededor del 12 de junio, ordenaron al Jefe de la Sección Perros de Guerra enviar a cinco guías con perros a una posición a retaguardia del Batallón de Infantería de Marina Nº 5 (BIM5), a efectos de detectar posibles infiltraciones en una determinada zona. Se situaron a retaguardia de la altura Sapper Hill donde estaba una fracción de la Compañía Mar de esa Unidad y efectivos del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 (GA Aerot 4) del Ejército Argentino.
Los conscriptos y perros destacados fueron: Carlos Del Greco con Ñaró, Raúl Andicochea con Negro, Luis Giuliani con Warner, Carlos Silvas con Xuavia y José Cruz con Vogel. Cuando se impartió la orden de destacarse al frente, ningún conscripto puso objeción o tuvo algún gesto contradictorio. Sólo tomaron su mochila, su fusil, su perro y avanzaron. Ese era el valor, el coraje y la decisión con que estaban imbuidos todos los integrantes de la Sección.
Una vez pasada la noche de la máxima resistencia (13 al 14 de junio), cuando las circunstancias ameritaron, en la madrugada del 14 los guías y perros debieron replegarse a Puerto Argentino bajo el fuego de la artillería inglesa. Durante el mismo, los perros Negro y Ñaró se distanciaron de sus guías. Nunca más supieron de ellos.
Vogel y Warner se replegaron con sus guías y Xuavia se alejó del suyo. Efectivos del Ejército relataron posteriormente al Médico Veterinario de la Sección que, durante el repliegue, Xuavia encontró un soldado herido en el campo de combate y se quedó junto a él, brindando su calor y protección; se replegó a la ciudad, una vez que ese soldado fue socorrido por los camilleros.
A partir del 15 de junio, los integrantes de la Sección permanecieron como prisioneros en el aeropuerto, rodeados de barro y con frío, pero con el suficiente espíritu se organizaron junto al resto de los integrantes de la Armada, ubicándose en carpas individuales o para más personas. Las actividades solo se limitaron al cuidado de los perros y a hacerlos caminar por la zona en la que estaba permitida la circulación.

La mañana del 15, Servicios para Apoyo de Combate (SPAC) de la Armada pudo cargar dos camiones con alimentos que fueron llevados al aeropuerto. En esa circunstancia, fue requerida la presencia de los perros para custodiar la mercadería, tarea que cumplieron en forma sobresaliente.
Finalmente, el 20 de junio por la tarde, la Sección en su totalidad salió del aeropuerto hacia Puerto Argentino. Todos sus integrantes fueron embarcados en el remolcador ARA “Yehuin” – que ya estaba tripulado por ingleses – y trasladados al rompehielos ARA “Almirante Irizar”, designado como buque-hospital durante el conflicto.
Subir al buque no fue fácil, los guías debieron sobrellevar su propio cansancio y subir a cada perro de un buque a otro, entre los cuales había una importante diferencia en altura. Para ello se empleó la escala real de una banda. Meritoria tarea de los conscriptos en asegurar no perder a ningún perro, los cuales tenían el temor habitual de estar en un medio anormal para ellos. Sólo la confianza mutua de guías y perros permitió realizar esta esforzada tarea.
El “Irizar” puso proa a Ushuaia y la Sección desembarcó allí el 22 de junio, permaneciendo a bordo la totalidad de los perros y dos conscriptos designados para su cuidado, Carlos Del Greco y Ceferino Cáceres. Los que desembarcaron fueron en avión a Río Grande primero y a la Base Aeronaval Comandante Espora después, para arribar finalmente al Batallón Seguridad de la Base Naval Puerto Belgrano (BNPB).

La llegada a la Unidad fue muy emocionante y aún está grabada en los recuerdos de sus Veteranos; todos los integrantes estaban formados en la Plaza de Armas.
La Sección Perros de Guerra, con la misma ropa embarrada que traían desde hacía varios días, cansados, desanimados, después de soportar varios días como prisioneros de guerra, formaron fuera de la Plaza de Armas, irguieron sus cuerpos y entraron desfilando. El silencio era absoluto y solo se oía el taco al unísono que clavaban los integrantes de la Sección, quienes además realizaron el mejor desfile que se hubieron imaginado. Bastó que el Comandante ordenara “Rompan filas”, para que todo el Batallón los recibiera con aplausos y abrazos.
Finalmente, el 27 de junio arribó a la Base Naval Puerto Belgrano el rompehielos con los 16 perros y los dos conscriptos restantes.
Condecoración
Por la actuación de la Sección Perros de Guerra en Malvinas, la bandera del Batallón Seguridad de la Base Naval Puerto Belgrano, recibió en 2009 la condecoración “Operaciones de Combate”.
La Sección Perros de Guerra cumplió un papel importante dentro de la Gesta de Malvinas, junto a otras unidades, secciones y grupos de los diferentes componentes. Conformada por santafesinos, tucumanos, bonaerenses y porteños, cumplieron con la misión asignada y supieron mantener la unión entre ellos para salir adelante en cada situación que se fue suscitando durante el conflicto. Los cuadros volvieron con todos sus soldados, hecho no menor para cualquier Jefe, con la tristeza propia de haber perdido dos perros en acción.

Actualmente todos los que participaron de la gesta patria están en contacto y se mantienen atentos a cualquier evento que le pueda ocurrir a su “hermano”; crearon su escudo de Sección, su heráldica y trabajan por la Causa Malvinas. Se mantiene siempre presente el recuerdo para los que ya no están: VGM Raúl Altamirano, VGM Carlos Silvas, VGM Ernesto Franco y VGM Luis Giuliani.
Sección Perros de Guerra en Malvinas
1. Teniente de Fragata de Infantería de Marina PAZ Miguel Alberto – Jefe de Sección.
2. Guardiamarina Médico Veterinario ROBLES Jorge Víctor – Jefe Sección Cría y Veterinaria.
3. Suboficial Segundo de Infantería de Marina FRANCO Ernesto – Encargado de Sección.
4. Conscripto Clase 62 ALTAMIRANO Raúl Alberto – Ayudante Veterinaria.
5. Conscripto Clase 62 BARRANOU Héctor – Ayudante Veterinaria.
6. Conscripto Clase 62 (Dragoneante) HERRERA Julio César – Ayudante Veterinaria.
Guía y Perro
7. Conscripto Clase 62 ALARCON José Ramón, NANDO
8. Conscripto Clase 62 ALBARRACIN Ángel Rolando, RANQUEL
9. Conscripto Clase 62 ANDICOECHEA Raúl, NEGRO (Desaparecido en acción)
10. Conscripto Clase 62 CACERES Ceferino, DUQUE
11. Conscripto Clase 60 CRUZ José Rubén, VOGEL
12. Conscripto Clase 62 DECIMA Silvano Pastor, ÑANCUL
13. Conscripto Clase 62 DEL GRECO Carlos Alberto, ÑARO (Desaparecido en acción)
14. Conscripto Clase 62 GIULIANI Luis Alberto, WARNER
15. Conscripto Clase 62 HERRERA Humberto, YOU
16. Conscripto Clase 62 (Dragoneante) IRIGOYEN Raúl Francisco, VOLF
17. Conscripto Clase 62 LOPEZ Ubaldo Darío, FRANKY
18. Conscripto Clase 62 MEDINA Jorge Alberto, FALU
19. Conscripto Clase 62 PEREZ Néstor Raúl, LONDON
20. Conscripto Clase 62 PEREZ Oscar Rolando, KENI
21. Conscripto Clase 62 PICON Martín Donato, ONIX
22. Conscripto Clase 62 RINALDI Jorge, NICK
23. Conscripto Clase 62 RIVADANEIRA Rubén Orlando, OLAF
24 Conscripto Clase 62 SILVAS Carlos Dante, XUAVIA
Fuente: Gaceta Marinera
Los combates en Monte Harriet
Un impresionante fuego de ablandamiento cayo sobre los montes Longdon, Harriet y Dos Hermanas el 11 de junio con bombardeos aéreos complementando la artillería de campaña británica lo que mató a dos soldados argentinos e hirió a más de veinticinco en el Regimiento 4 en el Monte Harriet. Posteriormente John Witheroe, uno de los corresponsales de guerra británicos, relató lo siguiente sobre el fuego de ablandamiento:
Estábamos involucrados en un ataque de noche en monte Harriet, con las Guardias Galeses viniendo como refuerzo. Esto supuso una marcha de varias horas durante una noche muy oscura, a través de un campo de minas. Fuego de artillería esporádicos ralentizaba nuestro progreso tremendamente. Finalmente llegamos a la base del monte Harriet, que era blanco de un increíble bombardeo desde una fragata en la costa. La montaña entera parecía estar a punto de estallar en llamas. Parecía imposible que alguien pudiera sobrevivir a un ataque así. Esto se prolongó por más de una hora, proyectil tras proyectil, silbando sobre nuestras cabezas y golpeando la montaña. Finalmente cesó y los infantes de marina avanzaron. Para nuestra sorpresa, parecía haber una cantidad increíble de lucha en marcha. Había un montón de fuego de trazadoras. La noche entera estaba iluminada por resplandores, que cubrían con un manto mortal e irreal a toda la escena.

Los argentinos respondieron de la misma manera, el capitán Fox junto con el teniente 1º Arroyo, que había sido entrenado como comando, dirigieron andanadas de artillería que cayeron entre los hombres de la Compañía B del 7º de Gurkas del Duque de Edimburgo en el área de bahía Agradable, hiriendo seriamente a tres gurkas, incluyendo el cabo Gyanendra Rai que casi se desangra. Rai, que fue condecorado con la medalla del Atlántico Sur, describió los primeros momentos al descubrir que estaba herido: «Estaba absolutamente convencido de que moriría. Tenía un dolor intenso. Era como si alguien me hubiera dado con un mazo de dos kilos en el costado.»
La Compañía K del capitán Peter Babbington cruzó su línea de salida y procedió a subir la montaña sin ser detectados, acuchillando a dos centinelas en su camino, según el historiador Hugh Bicheno. Seguían sin ser detectados hasta que llegaron a las posiciones del pelotón de morteros del subteniente Mario Hector Juárez y decidieron atacarlos rápidamente. Fueron asistidos en su avance por la fragata HMS ‘Yarmouth‘, además de artillería y morteros. Durante este enfrentamiento muere el cabo Laurence G Watts al entrar en una carpa y recibir un disparo en el corazón.

A unos 150 metros del puesto de comando de Soria, el cabo Steve Newland rodeó por detrás a los remanentes del Pelotón de Reserva del teniente primero Ignacio Benjamín Gorriti (ahora al mando del cabo Raul Andres Adalia y el teniente primero Jorge Alejandro Echeverría, oficial de inteligencia del Regimiento 4 y su guardaespaldas, el dragoneante Jose Luis Gorosito, quienes estaban preparando una emboscada adelante de la ametralladora pesada operada por soldado conscripto José Daniel Sánchez, mientras que los cabos José María González, Carlos Raúl Nieva y nueve conscriptos más cubrían otro camino al puesto de mando del RI 4.
Aunque estaban colocados más de veinte fusileros de los tres cabos argentinos para enfrentarse a cualquiera

que se acercara, Newland se colocó dentro del alcance de la ametralladora de Sánchez para silenciarla. Lanzó granadas de mano a dos soldados argentinos, pero recibió disparos en ambas piernas intentando llegar a la parte trasera de la posición de la ametralladora. Con la ametralladora argentina puesto fuera de servicio, los cabos Mick Eccles y Ward Sharky fueron capaces de barrer la posición con la ayuda del infante de marina Lingard. Por esta acción los tres cabos británicos fueron condecorados.
Relata el teniente primero Echeverría:
Los ingleses que intentaban avanzar estaban en el mismo cerro que yo, como en una saliente que quedaba enfrente de nosotros, que era como una mesetita más alta que el lugar donde estábamos. En el centro, había una gran roca en un pequeño vallecito. Los ingleses entonces se ponían ahí, porque les surtíamos por todos lados … Era un fuego disperso totalmente, la intensidad del combate había disminuido excepto al frente, donde estaba el teniente primero Carlos Alberto Arroyo con su compañía, desde donde se escuchaba un volumen de fuego mucho mayor. Se ve que pudieron cambiar de posición, porque estaban combatiendo muy fuerte … La cuestión es que seguí en el cerro, ya tenía los dos heridos y seguíamos resistiendo bien.

En ese momento teníamos tres soldados a la retaguardia, tres FAL más conmigo que cambiábamos de posición en unos quince metros de frente por cinco, y el cabo con el visor y los heridos. Era un pequeño lugar que dominábamos bien … La cuestión es que en ese lado ya no se combatía, pero en Dos Hermanas sí se veía el entrecruzamiento de disparos. Yo, como dije, no me imaginaba qué había pasado con mis tres soldados de la retaguardia y me preguntaba qué había ocurrido con esos changos mientras combatía hacia el frente. Después desgraciadamente, incluso a través de los ingleses, comprobé que estaban muertos.
Un número creciente de soldados argentinos empezaron a rendirse, principalmente los agotados conscriptos del Pelotón de Reserva del RI 12, Pelotón de Morteros y Pelotón de Exploración del RI 4, pero el comandante de la Compañía B del Regimiento 4 y varios oficiales, suboficiales y conscriptos continuaron luchando. Los recientemente llegados refuerzos de la Guardia Presidencial también continuaron combatiendo.
La Compañía L británica del capitán David Wheen cruzó su línea de partida poco después de la Compañía K y casi de inmediato se encontraron bajo fuerte fuego de ametralladoras del Pelotón de Fusileros del subteniente Pablo Andrés Oliva (ahora coronel) que defendía la saliente sur. Estas armas no serían silenciadas hasta ser alcanzadas por varios misiles pesados antitanque MILAN y el fuego de seis piezas de artillería de 105 mm disparando desde el monte Challenger. Les tomó a los infantes de marina de la compañía británica seis horas en avanzar 600 metros debido a la fuerte resistencia argentina que incluyó parte del Pelotón de la RGC a órdenes del sargento Jorge Alberto Rivero y el Pelotón de Fusileros del subteniente Eugenio César Bruny del RI 4, siendo disparados por al menos siete ametralladoras argentina en Harriet, fuego de morteros de Dos Hermanas y fuego de artillería, que hirió a catorce infantes de marina británicos, incluyendo el segundo al mando de la Compañía L y el comandante de un pelotón.

El subteniente Marcelo Llambías Právaz recuerda que:
Digamos que ese ataque no fue esperado. Los ingleses, muy hábilmente, entraron por los morteros pesados, ahí es donde el teniente 1º Echeverría reúne a la gente…, digamos que la principal fracción orgánica que combate es la compañía comando, o sea se agrupó al personal, prácticamente fue el personal de cuadros, más que soldados. El jefe del regimiento se ve obligado a abandonar el puesto de comando que es tomado por el enemigo.

Y se va con la compañía B. Ahí combaten a las órdenes del teniente 1º Galoy y el jefe de la sección de comunicaciones, que era el subteniente Duarte, y la acción se prolonga hasta las 4 o 5 de la mañana. Hubo mucho personal de cuadro herido, por ejemplo, el subteniente Bruny, que fue herido al frente de su sección. Allí se destacaron el teniente García y el teniente Pasolli.
El capitán Fox por su parte, relató:
Se comenzó a hacer insostenible la posición y el jefe del Regimiento decidió ir él personalmente hacia la Compañía B para organizar un contraataque allí arriba. Él había mandado a pedir ya una sección pero la cuestión es que el que fue a pedirla no llegó o se demoró. Ante la previsión de que el puesto de comando cayese, nos ordenó que quemásemos las claves; estábamos allí un suboficial radioperador y yo, que había estado colaborando con la dirección del fuego. Una vez que el jefe del Regimiento se hubo ido, el general Jofre quiso hablarle y pidió al suboficial que lo comunicara con él; yo le dije que había constituido el puesto de comando en la compañía B. Entonces el general le dijo al suboficial: “¿Y usted que hace ahí? ¡Vaya con su jefe que yo quiero hablar con él!” El suboficial le contestó: “Sí, mi general”, y salió con la radio. Y me quedé solo dentro de la cueva prendiendo fuego a la documentación.
Antes del amanecer la Compañía L recibió órdenes de proceder a Cordón de la Cabra (Goat Ridge) defendida por el Pelotón de Fusileros del subteniente Oscar Augusto Silva del RI 4. La Tropa 5 del teniente Jerry Burnell avanzó y pronto los marines reales se encontraron bajo el fuego del 3.er Pelotón del subteniente Jiménez Corbalán más los hombres de Silva y los remanentes de la Guardia Presidencial o RGC quienes cubrían la retirada argentina. Jiménez Corbalán perdería a dos conscriptos muertos en el combate (Juan José Acuña y Carlos Epifanio Casco) pero los comandos británicos sufrieron un herido y se vieron obligados a retroceder y pedir que le enviasen más ametralladoras.
La Compañía L abrió fuego con 15 ametralladoras y los hombres del capitán Wheen avanzaron de nuevo. Tomaron a seis prisioneros, aunque la mayoría de los hombres de Jiménez Corbalán se habían retirado. La fracción de Silva repelería un asalto más de la infantería británica hasta que la artillería británica les forzó a retirarse.
Justo antes del amanecer del 12 de junio, se produjeron los últimos combates con el cabo Roberto Basilio Baruzzo

y media docena de conscriptos, situados justo debajo la cumbre, quienes detuvieron a la Compañía L con disparos precisos, hiriendo a varios marines reales, hasta que el teniente primero Echeverría y el cabo González fueron gravemente heridos, y se le acabó la munición de su fusil M-16 con mira nocturna al cabo Baruzzo y fueron tomados prisioneros. En algún momento de la madrugada, mientras el 3.er Pelotón del subteniente Jiménez Corbalán se dirigía a nuevas posiciones en el monte William, el oficial quedó cegado temporalmente al accionar una trampa explosiva cuando dirigía a sus hombres a través de un campo de minas. El cabo Nicolás Odorcic también fue afectado por la onda expansiva. En cuanto a su herida, Jiménez Corbalán contó que “soy herido en el amanecer del 12 de junio, cuando encabezando un cambio de posición, me dirijo al Monte Williams y entró en un campo minado. Entonces piso un artefacto explosivo y volé por los aires, perdiendo el conocimiento y proyectado dentro del campo minado, por la onda expansiva. Hay dos soldados (Teodoro Flores y Carlos Salvatierra)… que deciden entrar al campo minado y me rescatan. Se arriesgan y me rescatan, hay que entender el valor superlativo por ello”.
Consecuencias
El ataque británico fue un clásico ejemplo del buen uso de artillería, planificación y sorpresa, en su avance hacia la capital malvinense, pero los marines reales reconocen que no pudieron capturar monte William esa noche como habían planeado. Los atacantes británicos tuvieron dos muertos y 30 heridos. Otros seis combatientes británicos más fueron heridos por el fuego de morteros y artillería argentina dirigidos desde monte Harriet en los días previos.
Monte Harriet y sus alrededores fueron duramente batidos por fuego de artillería argentina el 12 y 13 de junio y moriría un suboficial británico (cabo Chris Charles Thomas). Dieciocho combatientes argentinos murieron defendiendo monte Harriet, incluidos los muertos en las acciones de patrullas y por el fuego de ablandamiento en la semana y media previa al asalto final.

El subteniente Lautaro Jiménez Corbalán estaba al mando inicialmente de 45 hombres y cuenta «Tuvimos seis muertos en combate, un suboficial y cinco soldados y 14 heridos, entre los cuales estaba yo, pero todos hemos vuelto con alguna herida, en el cuerpo o en el alma». Algunos periodistas británicos en el furor de la victoria describieron a los soldados argentinos como conscriptos inexpertos que se rindieron tras los primeros disparos, pero el suboficial principal de los marines reales John Cartledge, que sirvió en la compañía L durante la batalla, los corrigió diciendo que los argentinos fueron buenos soldados que habían luchado bien:
Ellos usaron las tácticas que les habían enseñado sobre el principio muy bien, estaban bastante preparados para un ataque. Ofrecieron una fuerte resistencia del principio hasta el fin. Además estaban mejor equipados que nosotros. Nosotros teníamos visores nocturnos de primera generación, que eran grandes piezas de equipo pesado, mientras que los argentinos tenían visores nocturnos de segunda generación americanos que eran compactos y mucho mejores que los que teníamos nosotros. La deficiencia que expusimos es que ellos tenían planeado un ataque por el un extremo occidental de la montaña y por lo tanto, no se había molestado en ampliar sus posiciones defensivas hasta el extremo oriental, donde finalmente atacamos.
Un general británico señaló que contrario a las tácticas de las tropas de elite israelíes, los infantes de marina reales en Harriet prefirieron tomarse su tiempo para evitar costosos asaltos frontales:
«Lo que se necesitaba era velocidad, pero sin ser un maldito estúpido. Los israelíes lo habrían hecho mucho más rápido, pero con muchas más bajas.»
El Batallón de Comandos 42 capturó 300 prisioneros en monte Harriet, y por la valentía demostrada en el ataque, la unidad fue condecorada con una Orden del Servicio Distinguido, una Cruz de Guerra, cuatro Medallas Militares y ocho hombres recibieron Menciones en Despachos.

Batalla del Monte Dos Hermanas

La batalla de Dos Hermanas fue un enfrentamiento de la Guerra de las Malvinas durante el avance británico hacia la capital, Puerto Argentino, que se llevó a cabo el 11 y 12 de junio de 1982 en el monte Dos Hermanas.
Las fuerzas británicas, al mando del teniente coronel Andrew Whitehead y compuesta por 600 hombres, consistió en el 45º Batallón de Comandos de la Marina Real británica, apoyados por la Tropa Milán del 40º Batallón de Comandos además del apoyo de seis cañones de 105 mm del 29º Regimiento de Comandos.

El 2º Batallón del Regimiento de Paracaidistas 2 PARA, formó parte de la reserva. El apoyo de fuego naval fue proporcionada por dos cañones de 114 mm del crucero ligero HMS Glamorgan (D19). El 45 Cdo tenía experiencia reciente de combate, contra la guerrilla urbana católica irlandesa.
El Regimiento de Infantería 4 del teniente coronel Diego Alejandro Soria compuesto por 450 soldados originalmente ocupó los montes Kent, Challenger y Wall. La Compañía C del capitán Edgardo Humberto Marpegan, luego ocupó nuevas posiciones en Dos Hermanas donde los defensores llegarían estar bajo el mando del mayor Ricardo Mario Cordón, segundo jefe del RI 4 con el 1º Grupo subteniente Miguel Mosquera Gutiérrez y 2º Grupo subteniente Jorge Pérez Grandi apostado alrededor de la cumbre del Dos Hermanas Norte; y el 3º Grupo subteniente Marcelo Llambías Pravaz ocupando el Dos Hermanas Sur y el 1º Grupo de la Compañía A subteniente Juan Nazer y el Grupo Apoyo subteniente Luis Carlos Martella ubicado en la silla entre las dos alturas.
Las tropas bien entrenadas de la Compañía B Piribebuy del mayor Óscar Ramón Jaimet entrenador de comandos del Regimiento de Infantería Mecanizado 6 «General Viamonte» RI Mec 6 formarían parte de la reserva local, ocupando posiciones antitanques en el valle rocoso entre los montes Dos Hermanas y Longdon, y proveyendo apoyo de fuego de morteros durante la batalla. La proximidad a las posiciones de la unidad y su elevación permitían observación directa sobre las línea y todo el valle. El 28 de mayo llegó al puesto de mando de la Compañía B, la orden de preparar un golpe de mano sobre el Monte Simón.

El RI 4 tenía como antecedente el Operativo Independencia en la Provincia de Tucumán durante 1975 y 1976, llevando a cabo patrullas contra guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo en Lules, Concepción y Famaillá.
El 4 de junio las tres compañías del 45 Comando llegaron a Bluff Cove Peak, en las colinas del Monte Kent, y lograron ocupar la altura sin oposición, siendo recibidos por las exhaustas patrullas del Servicio Aéreo Especial (SAS) y Cuadro de Guerra de Montaña Y Ártico (M&AWC), quienes habían sufrido diez heridos en duros combates con patrullas de comandos argentinos en la zona de Kent.
En la noche del 29 al 30 de mayo, la patrulla del capitán Andrés Ferrero 3ª Sección de Asalto de la Compañía de Comandos 602 llegó a la base del Monte Kent, pero rápidamente se encontraron bajo fuego de ametralladoras y morteros de la Tropa de Aire (Air Troop) del Servicio Aéreo Especial. El sargento primero Raimundo Máximo Viltes fue herido de gravedad y la Tropa de Aire sufrió dos hombres heridos por disparos de fusil.
Los comandos argentinos permanecieron infiltrados dentro de las posiciones del Escuadrón D del Servicio Aéreo Especial durante toda la noche y a las 11:00 hora local del 30 de mayo, la 2ª Sección de Asalto del capitán Tomás Fernández trató de tomar la cumbre de Bluff Cove Peak, pero fueron rechazados por la Plana Mayor del Escuadrón D, resultando muertos dos miembros de la patrulla argentina, el teniente primero Rubén Eduardo Márquez y el sargento primero Óscar Humberto Blas.
El teniente primero Rubén Márquez y el sargento primero Oscar Blas habían mostrado gran liderazgo y coraje personal en Bluff Cove Peak y se les concedió a ambos póstumamente la Medalla al Valor en Combate. Durante este contacto, el SAS sufrió dos heridos al ser alcanzados por esquirlas de granadas de mano según el historiador estadounidense Martín Arostegui. Se supo después que los hombres del capitán Fernández habían tropezado contra la plana mayor del mayor Cedric Delves.

A lo largo del 30 de mayo los Harrier de la Real Fuerza Aérea estuvieron bastante activos sobre el Monte Kent. Uno de ellos, al responder a una llamada de auxilio del Escuadrón D, fue derribado por fuego de armas livianas, mientras disparaba contra una columna de camiones transportando al Regimiento de Infantería 4 (RI 4) a sus nuevas posiciones al este del río Murrell. Según el capitán Carlos Alfredo López Patterson oficial de operaciones del RI 4, que presenció el ataque con sus binoculares, el pelotón del subteniente Llambías Pravaz fue responsable de la destrucción del cazabombardero británico Harrier XZ963 piloteado por el mayor Jerry Pook derribado en la mañana del 30 de mayo.
Una espesa niebla se concentró a menudo sobre la zona del río Murrell, lo que ayudó a la Tropa de Exploración del Batallón de Comandos 45 alcanzar y a veces penetrar la posición del 3º Pelotón bajo el mando del subteniente Marcelo Llambías-Pravaz. El infante de marina real Andrew Tubb estuvo presente en estas patrullas:
Estábamos en realidad dentro de la posición argentina, así que terminamos bombardeándonos nosotros mismos. Hicimos un montón de patrullas hasta el Dos Hermanas… esa vez 6 de junio retrocedimos combatiendo durante unos 400 metros para escapar el sargento del 3º Pelotón, Ramón Valdez, había lanzado una contraemboscada con una docena de conscriptos., a través de las líneas argentinas disparando cohetes de 66 mm para abrirnos camino y reagruparnos. Usamos la artillería de nuevo para cubrirnos con humo. Nos tomó más de una hora para escapar y parecía que fuera unos pocos minutos. Matamos a diecisiete de ellos Dos conscriptos del Ejército, José Romero y Andrés Rodríguez, y tres zapadores de la Infantería de Marina fueron realmente muertos, y todo lo que tuvimos era un tipo con una herida superficial.
Por su acción de patrulla, el teniente Chris Fox recibió la Cruz Militar. En términos generales, los argentinos estaban bien atrincherados, a unos 6000 metros al otro lado del terreno de nadie. Los conscriptos y comandos argentinos minaron y patrullaron fuertemente las posiciones argentinas.
Durante este periodo, el capitán Carlos Alfredo López Patterson llegó para hacerse a cargo de los defensores en Dos Hermanas. Con el fin de fortalecer la moral y mantener a los defensores informados, el capitán López Patterson visitó regularmente a los pelotones a gran riesgo para sí mismo debido al fuego de la artillería británica:

En esas recorridas, una cosa que siempre me emocionaba era que, mientras saludaba al Subteniente Llambias Pravaz, los soldados de esa sección aplaudían y vitoreaban. Debió ser porque notaban que les reconocía el valor que estaban adquiriendo en ese lugar. Porque estaban muy solos, esperando al enemigo, sólo ellos y sus almas. O, tal vez, porque al ver al jefe que va a decirles dos palabras gesto fraternal de una persona joven hacia otras personas jóvenes sentían revivir sus ganas de pelear. Un día, se me acercó un chico y me dijo «Ya que nos ha tocado bailar en ésta, vamos a hacerlo bien. Vamos a apoyar al Subteniente que está enfermo y sigue igual con nosotros. Tenemos que ayudar al que se le congelen los pies, o al que se asuste. Porque de aquí salimos todos o no sale ninguno». ¿Qué podía contestarle?
El Pelotón 4 del teniente Ian Bickerdike de la Compañía B del 3 Para, reforzó la patrulla del cabo Peter Higgs (Compañía D) cerca del Puente de Murrell durante la noche del 3 de junio, pero fueron prontos descubiertos al amanecer por López Patterson y sus oficiales en Dos Hermanas Norte, quienes dispersaron a los paras con fuego de ametralladoras del subteniente Mosquera Gutiérrez y fuego de morteros Thompson-Brandt de 81 mm del teniente Martella.
Según Colin Charlton de la Compañía D, los paracaidistas británicos tuvieron la suerte de escapar vivos en el bombardeo argentino:
Vimos los proyectiles caer, pero la turba absorbió el impacto. Si hubiera sido concreto, habría habido muchos escombros
Aquel mismo día, los pelotones de fusileros de los Subteniente Llambias Pravaz y Pérez Grandi abrieron fuego contra una formación de helicópteros Sea King cerca del río Murrell, alertando a los pilotos quiénes pensaban erróneamente que se acercaban a posiciones de artillería británica en Monte Kent.
En la noche del 6 al 7 de junio, la patrulla bajo el mando del cabo Oscar Nicolás Albornoz Guevara del pelotón del subteniente Mosquera Gutiérrez, recibió instrucciones de explorar la zona del Monte Estancia, pero varias horas después de cruzar el río Murrell, se vieron obligados a retroceder al caer bajo fuego de morteros al ser descubiertos por los hombres del pelotón de morteros del 3 Para en alto estado de alerta después de perder Murrell Bridge en una contraemboscada de la Compañía de Comandos 601.
El 8 de junio un misil Blowpipe, lanzado por el Cabo Hugo MacDougall del grupo antiaéreo de la Compañía B Piribebuy del Regimiento 6, alcanzó el Harrier del piloto vicecomodoro Peter Squire que había partido del portaviones Hermes para bombardear la zona Monte Longdon-Dos Hermanas. Squire logró eyectarse y su cazabombardero hizo un aterrizaje forzoso en San Carlos y dañado sin reparación posible y canibalizado posteriormente.
Ese mismo día, los defensores del Regimiento 4 detectaron un puesto de observación del SAS de 4 hombres operando al otro lado del río Murrell y fuego defensivo de artillería dispersó esta fuerza que se retiró a las posiciones de retaguardia del Monte Kent portando a un herido.
Alrededor de 02,00 horas del 10 de junio, un pelotón reforzado del Batallón de Comandos 45 intentó penetrar y causar fuertes bajas en las posiciones defendidas por el 3º Pelotón, pero se toparon con 50 comandos del Ejército Argentino y la Gendarmería Nacional reforzados por una fracción adelantada bajo el mando del cabo Walter Ariel Pintos del pelotón de Llambías Pravaz. En el combate nocturno mueren los sargentos Mario Antonio Cisneros y Ramón Gumersindo Acosta y dos comandos más argentinos —gendarme Pablo Parrada y teniente primero Jorge Vizoso Posse— fueron heridos. El historiador militar británico Bruce Quarrie escribiría más tarde:
Se realizó una constante serie de patrullas en la noche para explorar y hostigar al enemigo. Típico fue la patrulla enviada en las primeras horas de la mañana del 10 de junio. El teniente David Stewart de la Compañía Rayo X, 45 Comandos, había informado a sus hombres durante la tarde del día anterior, y antes de la medianoche estaban listos. Fuertemente armados con dos ametralladoras por sección más lanzadores de cohetes de 66 mm y morteros de 2 pulgadas 81 mm, la Tropa se alejó sigilosamente en la noche iluminada por la luna hacia una loma a unos 4 km, donde se había observado el movimiento argentino. Manteniéndose bien esparcidos debido a la buena visibilidad, se movieron por el terreno rocoso aprovechando los numerosos cráteres de artillería como cubierta, y para las 04:00 de la mañana hora local estaban listos para cruzar el tramo final del campo abierto frente a las posiciones enemigas.
Usando un arroyo poco profundo como cubierta, se movieron hacia arriba la pendiente y se despliegan en su posición entre las rocas en frente de las trincheras argentinas. Con la ayuda de un visor nocturno de intensificador de luz, pudieron ver a centinelas moverse alrededor. De repente, una ametralladora argentina abrió fuego y los Marines lanzaron un par de destellos de su mortero, retornando el fuego con sus propias ametralladoras y fusiles En cuestión de segundos tres soldados argentinos y dos Marines habían muerto. Otras figuras podrían verse corriendo en la colina a la izquierda, y cuatro soldados argentinos más cayeron ante la precisión de fuego de los Marines. En ese momento, las tropas argentinas más arriba en la ladera estaban bien despiertos, y una lluvia de fuego obligó a los Marines agacharse en la cubierta de las rocas.
La situación se estaba volviendo decididamente insalubre y el teniente Stewart decidió retirarse, con el objetivo de matar y hostigar al enemigo realmente logrado. Sin embargo, una ametralladora a la derecha de los Marines estaba haciendo fuego sobre su ruta de huida, y Stewart envió a su sargento veterano, Jolly, con un par de hombres para eliminarlo. Después de un difícil acceso con poca cobertura, hubo una corta ráfaga de fuego y la ametralladora argentina quedó silenciado. Retrocediendo por secciones, la Tropa se retiró al arroyo, y para ese entonces el fuego argentino estaba cayendo corto y no hubo más bajas.
Según el capitán Hugo Ranieri de la 3.ª Sección de Asalto de la Compañía de Comandos 602:
Nos topamos allí con un enemigo realmente muy capaz, con muy buenos elementos de apoyo, armamento y visores. Lo cierto que es que ellos sorprendieron a un ala de nuestra emboscada. Entramos en un combate muy violento, con mucho fuego por parte del enemigo. Muchas bengalas que obligaban a agachar la cabeza un poco, hasta que pasaran. Debíamos también detectar de dónde venían los fogonazos. Esos primeros momentos son para organizarse un poco y ver de dónde viene la cosa. Había muchos gritos por parte del enemigo, dado que daban las órdenes en voz alta. Nosotros ya teníamos a todo esto dos muertos y dos heridos. El enemigo realmente estaba haciendo las cosas muy bien. El combate fue muy duro.
El sargento Mario Cisneros cayó muerto y a su lado el teniente primero Jorge Vizoso fue herido en sus posiciones, más abajo hacia la izquierda. Lo que sucedió con Vizoso es muy notable. Una granada o un mortero descartable de esos que tenían los ingleses hirió al teniente primero que quedó tendido boca abajo. Tenía varias esquirlas en el cráneo y quedó atontado por la explosión. Se arrimó el enemigo e intentó rematarlo con un tiro de FAL: esto le produjo una herida en el medio de la espalda en oblicuo ascendente hacia la izquierda…
Los ingleses lo dieron vuelta de una patada y él se hizo el muerto. En ese momento, estos ingleses se replegaron debido al fuego. El teniente primero, que ahora boca arriba los había visto, intentó manotear la MAG que tenía el sargento Mario Cisneros muerto a su lado. La ametralladora estaba partida por la mitad pero encontró su FAL y le vació un cargador a la columna enemiga que se movilizaba, matando a tres ingleses. Lo orientamos a gritos y subió a mi posición. A todo esto, yo estaba haciendo fuego de apoyo con un fusil calibre 300 Magnum con mira telescópica junto a un comando de gendarmería de los que operaron con nosotros. Estábamos en la posición más elevada con respecto al resto y se dominaba muy bien el combate, pero también recibíamos mucho fuego del enemigo. Atrás de una roca lo revisé y ya relaté sus heridas así como lo milagroso de la bala como detenida por el Rosario. Estaba semishoqueado pero entero y con mucha agresividad. Diría que estaba con bronca. Me pidió la habilitación para seguir el combate y luego tomó su fusil, cambió el cargador y siguió haciendo fuego.
Continuó el combate dándonos con todo por ambas partes. Duró esto entre veinte y treinta minutos o sea que fue un combate bastante largo. Hasta que culminó con la retirada del enemigo. En concreto, diría que les ganamos. Como nosotros teníamos coordinado el fuego de artillería, el mayor Aldo Rico ordenó la apertura del fuego y éste comenzó a caer sobre el enemigo en retirada. Nosotros indicamos que alargaran el tiro a medida que se iban, o sea los íbamos corriendo a cañonazos. Aprecio que esa noche tienen que haber muerto muchos ingleses porque el fuego de nuestra artillería era tremendo
De acuerdo a la versión oficial del Ministro de Defensa Británico, el sargento Robert Leeming, los cabos Andrew Uren y Peter Fitton y el marine real Keith Phillips perdieron la vida en la noche del 9 al 10 de junio y tres marines reales fueron alcanzados por las armas automáticas y esquirlas. El corresponsal de guerra británico Robert Fox pudo entrevistar a dos más de los británicos evacuados del combate, uno que sufrió pérdida auditiva debido a las numerosas detonaciones de armas antitanques, con estallido de tímpanos (aplastamiento de los órganos internos de los oídos) y otro que se torció la pierna cruzando el río Murrell durante el escape de los hombres de Stewart.
Al día siguiente, los hombres del subteniente Llambías-Pravaz recuperaron las mochilas y las armas que los marines reales se vieron obligados abandonar y estas fueron presentadas como trofeos de guerra a los periodistas argentinos en la capital malvinense, quienes filmaron y fotografiaron el equipo británico.

El Cuadro de Guerra para la Montaña y el Ártico también realizó patrullajes contra Dos Hermanas, salvando muchas vidas británicas cuando la patrulla del teniente Joseph Wassell y el sargento Fraser Haddow descubrieron con sus prismáticos desde su puesto de observación en Cordón de La Cabra (Goat Ridge) el 9 de junio, las poderosas trampas explosivas en la forma de barriles de minas enterradas por la Compañía B del mayor Jaimet, con la intención de detonarlos por control remoto entremedio los atacantes británicos.
La Batalla:
La Compañía X del capitán Ian Gardiner encabezó el ataque a Dos Hermanas, acompañado por el capellán entrenado como comando de la unidad, Wynne Jones. La Tropa 1 del Teniente James Kelly y Sargento George McMillan toma la parte más baja del Dos Hermanas Sur (‘Long Toenail’ o “Uña Larga de los Pies”), sin que tuvieron lugar combates. Sin embargo, a las 23:00 (hora local), la Tropa 3 del Teniente David Stewart y Sargento Peter Jolly se encuentra bajo fuerte fuego y aunque son apoyados por el Pelotón Antitanques del Capitán Steve Hughes (con cuarenta misiles Milan)y el Pelotón de Ametralladoras del Sargento Mayor Charles Bell (especialmente formado y equipado con siete ametralladoras Bren ligeras, cohetes antitanque M72 Law y visores nocturnos), los hombres de Stewart no pueden continuar con el avance hacia ‘Long Toenail’. Rechazados en sus intentos en desalojar el 3° Pelotón de Fusileros, la Tropa 2 del Teniente Chris Caroe y Sargento George Matthews se hacen cargo del avance y atacan con bayonetas a los defensores argentinos, pero el ataque es dispersado por el fuego de la artillería argentina. Llambías operó eficazmente una ametralladora MAG y un lanzacohetes Instalaza-M65, hiriendo a tres comandos británicos.
Durante casi cuatro horas, los marines reales de la Compañía X quedan inmovilizados en las laderas de ‘Long Toenail’.

Con los otros buques de guerra de apoyo británicos partiendo hacia el Estrecho de San Carlos para evitar quedar expuestos con la luz del día, el crucero británico HMS ‘Glamorgan’ se queda atrás disparando 145 proyectiles de grueso calibre contra los hombres de Llambías Pravaz. Para la sorpresa del Teniente Caroe, el 3° Pelotón de Fusileros continua resistiendo y los defensores argentinos no serán desalojados hasta cerca de las 03,00 hs (hora local).
El Capitán Gardiner expresaría más tarde su admiración por la feroz resistencia ofrecida por el 3° Pelotón de Llambías Pravaz en Dos Hermanas Sur:
Un cuadro duro de unos veinte hombres había quedado atrás y habían luchado, y fueron hombres valientes. Los que se quedaron y lucharon tenían algo. Yo por mi parte no desearía enfrentar a mis infantes de marina en combate.

Con la pérdida del Dos Hermanas Sur, el Subteniente Llambías Pravaz y el Cabo Pintos conducen a los remanentes del 3° Pelotón a nuevas posiciones en Tumbledown y Sapper Hill (Colina Zapador), a donde se encuentran con parte de los pelotones de Silva y Nazer. Llambías Pravaz más tarde se prepararía para el combate urbano en la capital malvinense buscando unirse a los hombres del Mayor Carlos Carrizo Salvadores que estaban preparando la defensa de la Casa de Gobierno y los edificios circundantes, pero que fue cancelado a último momento.
A eso de las 00,30 (hora local), las Compañías Yankee y Zulu atacan Dos Hermanas Norte (‘Summer Days’ o “Días de Verano”) y después de una dura lucha de horas de duración contra dos pelotones de fusileros y a pesar del fuerte fuego de las ametralladoras en ‘Summer Days’ y los morteros pesados del mayor Jaimet, logran capturar Dos Hermanas Norte con la ayuda de 1.500 proyectiles de 105mm de la artillería británica que satura a las posiciones argentinas.
Los subtenientes Mosquera Gutiérrez y Nazer son heridos defendiendo Dos Hermanas Norte y el Teniente Martella pierde la vida protegiendo la retirada de sus hombres.

El subteniente Pérez Grandi es gravemente herido conduciendo a sus hombres a nuevas posiciones al ser alcanzado por fuego de la artillería británica. Pérez Grandi es colocado debajo de un camión como cobertura y más tarde esa mañana el cabo Nicolás Urrieta junto con dos conscriptos vuelven en busca de su comandante y lo llevan al hospital de Puerto Argentino.
El cabo Virgilio Rafael Barrientos se hace cargo de los remanentes del pelotón de Nazer y los conduce a nuevas posiciones en Sapper Hill. Mientras tanto, los fuegos de apoyo de mortero del cabo Juan Antonio Barroso tendían un fuego infranqueable hacia el valle del Dos Hermanas Norte, lo que hizo posible la evacuación y luego el repliegue de los combatientes argentinos.
A las 03,00 los Marines Reales entran en el puesto de comando argentino en Dos Hermanas Norte, capturando al Mayor Ricardo Mario Cordón. A pesar de los informes bastante negativos en los principales diarios y canales de televisión argentina a lo largo de los años 1980 y 1990, se estableció más tarde que los argentinos había en realidad luchado bien en Dos Hermanas.
El Teniente Chris Caroe sostendría que los conscriptos fueron «una fuerza que tomar en serio porque fueron conducidos por oficiales y suboficiales bien capacitados». Antes de lanzarse al asalto, Caroe había pedido fuego de apoyo naval, que se inició casi simultáneamente con el choque, aislando el Dos Hermanas Sur de forma de impedir refuerzos desde el Dos Hermanas Norte.
En el documental argentino Malvinas: La guerra íntima de Ricardo Kon, el soldado conscripto Rubén Rada (presidente del Centro de Ex Combatientes de Rosario) dice, «El capitán nos reunió a todos y dijo: hay que replegar. Me va a juzgar el Ejército pero no Dios. No muere un pendejo más. Corran manga de hijos de puta, corran que yo los voy a cubrir.»
Recién a las 04,40 horas los comandantes de las compañías británicas informaron estar en posesión de Dos Hermanas Sur y Norte. Con la artillería británica habiendo quedado sin munición apoyando primero el ataque de la Compañía Zulu contra Dos Hermanas Norte y luego el ataque de la Compañía Yankee contra el Mayor Jaimet, los infantes de marina británicos no pueden como estaba previsto, continuar avanzando y capturar Monte Tumbledown.

El teniente Clive Dytor gana la Cruz Militar en la batalla al recuperar la iniciativa británica perdido debido al fuerte fuego argentino, cuando reúne a su Tropa 8 y los conduce adelante a punta de bayoneta para tomar Dos Hermanas Norte, cosa que motiva al resto de la Compañía Zulú en hacer lo mismo después de un largo estancamiento de dos horas. El teniente Martella, después de que sus hombres hubieran consumido prácticamente toda su munición en apoyo a los defensores de Monte Harriet, pierde su vida en esta acción conocida como ‘Dytor’s charge’, y el Subteniente Nazer cae herido (por segunda vez esa noche) a su lado y es tomado prisionero. Los infantes de marina británicos también pierden a dos comandantes de pelotón, heridos en los bombardeos de los morteros de 120mm del mayor Jaimet, con el infante de marina Chris Cooke más tarde recordando, «“Los tres oficiales en mi compañía se comprometieron en tomar una copa juntos en el otro extremo de la isla, pero solo uno lo hizo, los otros dos quedaron con heridas de esquirla.»
El subteniente Aldo Eugenio Franco y su pelotón de fusileros (junto con una fracción de paracaidistas recientemente llegados de Comodoro Rivadavia), después de cancelado el contraataque del Escuadrón de doce vehículos Panhard AML 90 planeado en apoyo al Mayor Jaimet (porque los hombres del Capitán López Patterson ya no poseían las cumbres), cubren la retirada argentina obligando a la Compañía Yankee frenar su avance y tomar cubierta entre las rocas.
El conscripto paracaidista Ramón Bustos del Regimiento Aerotransportado 17 dice «Yo fui incorporado en Catamarca, de allí fuimos llevados solo diez soldados hasta Comodoro Rivadavia y luego a Puerto Argentino. En Malvinas estuve en el cerro Dos Hermanas y mi rol de combate era apuntador de MAG … En mi último combate estaba a 150 metros de los soldados ingleses, peleamos toda la noche, nosotros aguantábamos en la pendiente ascendente de un cerro frente del pueblo, aguantamos hasta las siete de la mañana después de combatir toda la noche, nos quedamos sin municiones y tuvimos que replegarnos al pueblo.»
Cerca del amanecer, el cabo Barroso abandono con sus últimos soldados la posición Dos Hermanas. Dejaba a sus espaldas los morteros Thompson-Brandt de 120mm y cerca de ellos los 3 comandos británicos muertos causados por el fuego efectivo de artillería y morteros argentinos.

El fuego de artillería argentina en Dos Hermanas fue dirigido, hasta el momento del repliegue, por el Subteniente Eduardo Gavier Tagle.
Mientras tanto, el soldado conscripto Oscar Poltronieri se ofrece como voluntario para cubrir la retirada de Franco y sus hombres y detiene el avance de la Compañía Yankee con el disparo preciso de su ametralladora y fusil. En 1983 Poltronieri es condecorado con la Medalla Cruz Al Heroico Valor en Combate, la decoración militar más alta en Argentina.
Después de la batalla:
A la mañana siguiente el coronel Andrew Whitehead miró con asombro a las posiciones de fortaleza que los defensores habían abandonado. “Con cincuenta Marinos Reales”, dijo, “Yo podría haber muerto de viejo manteniendo este lugar.” (Max Hastings, Going To The Wars, p. 363, Macmillan 2000 ) Los historiadores británicos Christian Jennings y Adrian Weale en su libro Green-Eyed Boys: 3 Para and The Battle for Mount Longdon (Harper Collins, 1996) más tarde criticarían de igual manera a la compañía de infantes de marina (reforzada por la Compañía de la FIDF del Mayor Phil Summers) de los mayores Mike Norman y Gary Noote por no ofrecer una resistencia más larga el 2 de abril durante Operación Rosario. Aunque la unidad británica parecía haber obtenido una victoria fácil, los que realmente se enfrentaron con los pelotones argentinos claramente no están de acuerdo con la opinión de Whitehead que no pudo continuar su avance hacia Monte Tumbledown esa noche como estaba planeado.
La determinada resistencia de los hombres del subteniente Aldo Eugenio Franco significo que el crucero británico HMS ‘Glamorgan’ tuvo que permanecer por más tiempo de lo previsto apoyando a los infantes de marina británicos de la Compañía Yankee atacando la Compañía B Piribebuy del mayor Oscar Ramón Jaimet y el crucero fue consecuentemente alcanzado por un misil Exocet de la defensa costera al tratar de cortar el camino al Estrecho de San Carlos sufrienedo 13 marineros muertos y 30 heridos.
El Sargento Mayor George Meachin de la Compañía Yankee, más tarde elogiaría la aptitud de combate y el espíritu de lucha de los defensores argentinos en Dos Hermanas Norte:
Llegamos a estar bajo un montón de fuego efectivo de ametralladora Browning M2… Al mismo tiempo, los morteros estaban cayendo todo nuestro alrededor, pero la amenaza principal era de esos ametralladoristas que podían vernos a la intemperie debido a la luz de la luna. Había tres ametralladoras y trajimos abajo salvas constantes y eficaces de nuestro propio fuego de artillería sobre ellos directamente, 15 tiros a la vez. Habría una pausa, y ellos nos contestaban otra vez. Así que teníamos que hacerlo por segunda vez, en todas sus posiciones. Habría una pausa, y luego ‘boom, boom, boom,’ ellos volverían a contestarnos otra vez. Los conscriptos no hacen esto, los bebés no hacen esto, los hombres que están mal conducidos y de baja moral no hacen esto. Eran buenos y firmes soldados. Así los veo
Treinta años más tarde, el ex infante de marina Keith Brown (ahora un político británico) que participó en la batalla, confirmaría que Dos Hermanas Norte fue un duro combate:
Mi impresión de un ataque nocturno era que no era nada como yo esperaba que fuera… un asunto bastante ordenado, con gente corriendo y poniendo fuera de combate nidos de ametralladora. Fue enormemente confuso … un montón de explosiones y destellos y ruidos muy fuertes. Usted tenía la artillería naval y morteros y disparos de armas ligeras y pesadas. Fue aterradora, para ser honesto. No sé cómo se sintieron mis colegas. Estábamos prácticamente inmovilizados y llegamos a estar bajo el fuego directo de los argentinos. Hasta ese momento todo tenía que ver con la artillería y proyectiles de mortero, pero esto fue fuego directo y estaban utilizando lo que nos parecía ser trazadores.
Ocho infantes de marina británicos fueron muertos, y 17 más fueron heridos (incluyendo un oficial agregado de la artillería naval) en los combates en las laderas del Dos Hermanas. Otros diez comandos británicos de la SAS/M&AWC fueron heridos en los choques con las patrullas de comandos argentinos protegiendo el repliegue del Regimiento 4 desde Monte Kent a Dos Hermanas y Harriet.
Los británicos también perdieron a 13 marinos muertos y 17 heridos cuando el crucero HMS Glamorgan, habiendo terminado de apoyar el ataque a Dos Hermanas Sur, trato de cortar el camino al Estrecho de San Carlos y fue alcanzado por misil Exocet de la defensa costera como resultado. Veinte soldados argentinos murieron defendiendo Dos Hermanas, incluidos los caídos en las acciones de patrullas y debido al fuego de ablandamiento británico en la semana y media previa. Cincuenta argentinos fueron capturados en Dos Hermanas.

Prisioneros argentinos capturados por las compañías yankee y zulu en el lado norte de Dos Hermanas.

Bajas británicas en Dos Hermanas
Malvinas-Historia de Héroes: Oscar Poltronieri

Oscar Ismael Poltronieri (nacido el 2 de febrero de 1962 en Mercedes, Provincia de Buenos Aires, Argentina) es uno de los soldados que combatió en la Guerra de las Malvinas. Pertenecía al Regimiento de Infantería Mecanizado número 6 del Ejército Argentino, en la categoría de clase 62.

¿Que hizo que Oscar Poltronieri se convirtiera en un héroe?
Constituirse durante toda la campaña en ejemplo permanente de sus camaradas, por su espíritu de lucha sencillez y arrojo, ofreciéndose como voluntario para misiones riesgosas. En combates desarrollados en las zonas de los Montes Dos Hermanas y Tumbledown, operó eficazmente con una ametralladora deteniendo ataques enemigos. Fue siempre el último en replegarse, resultando sobrepasado en ocasiones por los ingleses. Dos veces se lo tuvo por muerto, pero logró reunirse con su sección y siguió combatiendo con igual decisión y eficacia.
Esto no alcanza para saber todo lo que realmente hizo Oscar Poltronieri, solo él puede explicarnos todo lo que pasó, desde su inquietante y humilde personalidad, dado que viene de un hombre que, con solo 19 años de edad, realmente demostró y cumplió ante todos sus compañeros y superiores, que lo de la eterna frase, «Yo por mis compañeros me las juego,» no es una utopía y él lo demostró sin dudar.
No se las jugó en un bar, en una contienda de barrio o en una cancha de fútbol, se las jugó ante unas de las primeras potencias del mundo y en una causa muy especial La Guerra de Malvinas, lejos de las intenciones políticas que rodean este tipo de conflictos, no era el problema de Oscar Poltronieri, Su problema era defender nuestra gran familia, Nuestro Gran Hogar, Nuestra Nación Argentina, que exponía a sus jóvenes hijos, a defender a la Patria.
«VAYANSE, QUE YO ME QUEDO SOLO»…
«Esto fue ya en Junio. Estábamos en el Monte dos Hermanas, una noche yo estaba de guardia en la posición adelantada y escucho unas voces raras. No eran de los nuestros, no entendía lo que decían. Le aviso al Teniente, que viene con visor nocturno; los tipos estaban a 50 mts. Los ingleses venían todos amontonados, tirando tiros por cualquier parte, gritando, tocando el tambor. Un soldado que estaba arriba del monte comenzó a tirales con su Ametralladora (MAG) Ahí nos vieron y comenzó el fuego cruzado. A mi lado cayo un compañero con la cara llena de sangre. a mí me dio impresión verlo, me dio más coraje, más bronca…»

…Yo le daba y le daba a la MAG. Ramón, el que había caído al lado mío, era mi compañero de arma. Él era MAG N° 2 y yo MAG n° 1. Éramos muy amigos, por eso me dio tanta bronca. Ahí me dije: «Si a él lo mataron a mí me van a matar también. ¿Por qué me la voy a salvar?». Entonces tenía que jugarme…
Era casi de día; yo tiraba y tiraba, mi abastecedor, el que le ponía las cintas a la MAG, estaba cansado, pero yo seguía y seguía tirando contra los tipos. No se la iban a salvar. En un momento parecía que todos los ingleses querían pararme, les jodía mi Ametralladora, sentía como pasaban las balas, a las trazantes se las veía clarito…
Atrás de unas piedras estábamos nosotros amontonados, y a la orden de retirada, todos mis compañeros comenzaron a salir de sus posiciones, se fueron replegando hasta que en un momento estoy con mi abastecedor y el ayudante apuntador. Entonces les digo a los pibes: «Váyanse, repliéguense, que yo me quedo solo». Ellos no querían, me decían: «Negro, vayámonos todos, a vos solo te van a matar, te la van a dar».

Yo les contesto: «No váyanse ustedes, tienen familia, amigos, todo». Yo también tengo familia, amigos, pero ellos siempre entienden. «¡Y váyanse de una vez, carajo, después voy a ir yo!».
Solamente quedaba cerca de mí un Sargento, pero yo sabía que la señora de él, justo ese día había tenido una nena. Le había llegado un telegrama. Le digo entonces al Sargento: «Mi sargento, usted tiene un nuevo hijo en el mundo y tiene que verlo. Repliéguese. Déjeme a mí solo. Yo soy soltero y prefiero morir yo, antes que usted. Me voy a arreglar». Y me arregle…
«…A lo lejos veía como peleaba la gente del RI7 de La Plata, en Monte Longdon atrás nuestro cerca de la playa. Llovían las balas sobre mí, estaba solo. Me repliego y tiro, me repliego y tiro, hasta que llegué al pueblo…
En Puerto Argentino les pregunto a unos soldados si sabían dónde estaba el RI6, yo quería volver con los míos, Ellos dijeron que habían pasado por ahí y que les dijeron que el punto de reunión del Regimiento era el cementerio.»

Cuando llego al cementerio ya habían pasado casi dos días, mis compañeros me ven y no lo pueden creer. Ellos pensaban que me habían matado los ingleses. Y yo les digo: «Que, ?¡ Esos tipos a mí no me matan, que va´cer, me salvé, no me la dieron…!» Todos empezaron a gritar, a abrazarme, se me tiraban encima, como en la cancha al que hace un Gol. Luego me levantaron, me llevaron en andas, tenían mucha alegría de verme. Entonces lloré… Después me enteré de que, al hacer el parte, me habían dado por muerto o desaparecido, pero el Sargento contó que yo me había quedado en la posición tirando con mi MAG. El Teniente no podía creer que yo hubiera vuelto, me agarra y me da un abrazo, y me dice: «¡Poltronieri!». «Que va´cer», dije yo, «El destino mío era volver. Acá estoy».
…De allí fuimos al puerto, tres días esperamos el Barco que nos iba a llevar, el «Bahía Paraíso» Ya éramos prisioneros, no podíamos salir de allí…
Uno de los nuestros sabía inglés. Por él nos enteramos de lo que hablaban de nosotros. Esos tipos dijeron: «A pesar de que son muy jóvenes, tienen buen entrenamiento.
«Yo pensaba, pensaba en lo que habíamos hecho y adonde íbamos, ahora…. yo estaba solo y lloraba de la bronca.»

Por su hazaña y heroísmo en la Batalla del Cerro de Dos Hermanas, recibió la máxima condecoración militar Argentina… «La Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate».
Diario de la guerra de Malvinas: el infierno del Longdon, la dura batalla de Puerto Argentino y el inminente final
Por Martín Balza
El combate cuerpo a cuerpo con bayonetas caladas, la noche más terrible para los paracaidistas británicos, las mentiras de los generales argentinos y la falta de armamentos y raciones.

Darwin- Pradera del Ganso (captura de YouTube)
La no realización de una batalla aeronaval y el previsible fracaso sobre las fuerzas británicas en el combate de Darwin–Pradera del Ganso llevaron a que a partir del 8 de junio la guerra tuviera su definición en la batalla terrestre de Puerto Argentino, que asumió las características de una clásica batalla de cerco, llamada también de aniquilamiento perfecto. A ello se llega cuando una fuerza está totalmente sitiada, sin posibilidades de romper el sitio, y no existe probabilidad alguna de que desde afuera una fuerza propia pueda lograr una conexión con la sitiada.
Salvando las circunstancias de tiempo, modo, lugar, ámbito geográfico y efectivos enfrentados, la historia militar moderna nos remite a casos parecidos: Stalingrado (1943), donde se rindieron 200 mil alemanes; Singapur (1942), en que los japoneses tomaron prisioneros a 80 mil británicos, y Dien Bien Phu (1954), donde los vietnamitas cercaron, derrotaron y se rindieron 12.000 franceses.
El día 10 de junio, en horas de la tarde, concretamos un ataque coordinado entre el GA 3 y tres aviones Pucará basados en el aeropuerto local. Así lo recuerdo: una de las baterías de la artillería británica nos tenía a maltraer, estaba ubicada cerca del monte Kent, fuera del alcance de nuestros cañones; solo podíamos neutralizarla con medios aéreos basados en el aeropuerto local. Hablé con el general Oscar Jofre y con el brigadier Luis Castellano, quienes estuvieron de acuerdo. Coordinamos el ataque con tres pilotos de la Fuerza Aérea, Juan Luis Micheloud, Marcelo A. Ayerdi y Carlos Murales. Una batería del GA 3 los “guiaría” con proyectiles fumígenos (humo blanco) en dirección al objetivo, al que no podíamos batir porque no entrábamos en alcance con nuestros obuses ya que nos faltaban unos 2/3 km. El ataque fue exitoso y la artillería británica fue, en ese momento, neutralizada. Fue la primera acción de cooperación en combate entre la artillería del Ejército y la Fuerza Aérea en nuestra historia.

Monte Longdon (AFP)
La noche del 11 de junio, aproximadamente a las 22:00 hs, el batallón de Paracaidistas 3 (Para 3) británico atacó el Monte Longdon, que estaba defendido por una compañía del RI 7 a órdenes del mayor Carrizo Salvadores. La sorpresa táctica se perdió como consecuencia de que un soldado inglés pisó e hizo detonar una mina antipersonal.
Así se inició un intenso combate que duró el resto de la noche, hasta que la compañía inició una difícil y confusa retirada hacia Puerto Argentino. Una de las características de la lucha fue que se llegó al combate cuerpo a cuerpo, con “bayonetas caladas”, algo bastante infrecuente en la guerra moderna. La lucha fue encarnizada, duró diez horas, pero el batallón británico era superior en número de hombres, en armamento, en equipamiento, en adiestramiento y contaba con visores nocturnos y apoyo de fuego naval.
En uno de sus pedidos de fuego, el observador adelantado del GA 3, teniente Alberto R. Ramos, asignado al RI 7, me informó: “¡Esto es un infierno! Hay ingleses por todos lados. Por momentos es difícil identificar si las explosiones de los proyectiles de fragmentación y de iluminación son nuestros o de los ingleses”. Su última transmisión fue: “Se inició la retirada hacia el este”.
Al día siguiente me informaron que no estaba entre los que regresaron. Se lo consideró como desaparecido hasta que en 2018 su cuerpo fue identificado y hoy descansa como tantos otros soldados en un lugar histórico de la Argentina: el cementerio militar de Darwin.
Para el corresponsal británico Leslie Dowd, el combate de Longdon “fue la noche más terrible de mi vida. El Para 3 británico tuvo 23 muertos y 47 heridos” (The Sunday Times Insight Team). El RI 7 tuvo 36 muertos y 148 heridos.

Batalla de Monte Longdon (Imperial War Museums)
El espacio entre Longdon y el cerro Dos Hermanas estaba a cargo del mayor Oscar Jaimet, con efectivos del RI 6, que evidenciaron un excelente comportamiento en los momentos finales de la batalla, pero que en la noche del 11 al 12 de junio no tuvieron una activa participación en los combates por la sencilla razón de que no recibieron un ataque directo de los ingleses. Posteriormente, Jaimet y sus hombres tuvieron una destacada actuación, su regimiento tuvo 13 muertos y 35 heridos.
El cerro Dos Hermanas estaba ocupado por una compañía del RI 4 a órdenes del segundo jefe del regimiento, mayor Ricardo Cordón, que no ofreció resistencia, y cedió en forma prematura la posición mediante una desordenada retirada hacia Puerto Argentino, sin que a mi juicio se hubiera hecho el esfuerzo para sostenerla. El enemigo se apoderó así de una de las más importantes alturas, sin mayores exigencias. El mayor Cordón fue pasado a retiro obligatorio después de la guerra.
La posición del Monte Harriet estaba a cargo del jefe del RI 4, teniente coronel Diego Soria, quien concurrió a la guerra dejando en el continente a un hijo adolescente que padecía una enfermedad terminal, y con su regimiento disminuido soportó con entereza el abrumador ataque británico conducido por el teniente coronel Chris Keeble, el mismo que con su Batallón de Comandos 2 había combatido en Darwin-Pradera del Ganso. El RI 4 fue sorprendido y rodeado, su desgaste en los días previos fue notorio y no pudo evitar el envolvimiento. Entre las 05.00 y 06.00 hs. del 12 de junio, los ingleses ocuparon Harriet. El RI 4 sufrió 22 muertos y 110 heridos.

Monte Harriet
Sobre ese combate, el general británico Julian Thompson dijo: “Nos encontramos con 300 prisioneros, incluidos el jefe del Regimiento de Infantería 4 y varios oficiales. Esto muestra las mentiras de las informaciones de la prensa, según las cuales los oficiales huían dejando a sus soldados conscriptos para que fueran masacrados o se rindieran como ovejas. Oficiales y suboficiales se batieron duramente” (Thompson J., No picnic, Ed Atlántida, pág. 168).
Entre los prisioneros estaba el pelotón de observación adelantada del GA 3, a cargo del capitán Tomás Fox. Por su parte, el corresponsal inglés de la IRN (Independent Radio News), Kim Sabido, que presenció las acciones en Harriet, entre otros conceptos, relató: “Los hombres que teníamos enfrente no iban a ceder si no era tras una lucha encarnizada” (The Sunday Times Insight Team, pág. 375).
Lamentablemente, en los días anteriores a la ofensiva final, el general Jofre hizo un empleo inadecuado de la Compañía de Comandos 602, a cargo del mayor Aldo Rico. En las pocas incursiones que esa compañía realizó en la profundidad del campo de combate –coordinadas y apoyadas por el fuego del GA 3– evidenciaron la profesionalidad que debe caracterizar a un elemento de fuerzas especiales, y aportaron su cuota de sangre.
Desde las primeras luces del 12 de junio, los cerros Longdon, Dos Hermanas y Harriet estaban ya en poder del enemigo. Sobre esas posiciones, nuestra artillería (GA 3, GA 4 y la batería del BIM 5) realizó fuego intermitente durante gran parte de la mañana: “Mientras nos reorganizábamos, el fuego de la artillería argentina, de los cañones pesados (155 mm) en su mayor parte, comenzó a caer sobre las posiciones que los argentinos acababan de perder. Los infantes de marina británicos se protegían entre las fisuras de las rocas, mientras los proyectiles argentinos explotaban a su alrededor” (Thompson J., No Picnic; Leo Cooper y otros, pág. 157).
Estaba claro que los siguientes y últimos objetivos del enemigo serían los cerros William, Sapper Hill y Tumbledown, ocupados por el Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5), a órdenes del capitán de fragata Carlos H. Robacio, distantes entre 3 y 7 km de Puerto Argentino. El BIM 5 poseía un alto grado de adiestramiento adaptado al clima, tenía su dotación de hombres, material y armamento al completo, y su sistema logístico no experimentó grandes variantes puesto que fue abastecido en forma directa por aviones de la Armada. Poseía una batería de obuses de 105 mm (a cargo del capitán de fragata Mario Abadal) que, como manifestó el contraalmirante Carlos Büsser, “…se incorporó al sistema unificado de control y dirección de fuego terrestre que operaba la artillería del Ejército de la guarnición Malvinas” (Villarino E., Batallón 5, Aller Atucha, pág. 13). Con el BIM 5 realizamos coordinaciones estrechas que dieron resultado en los combates terrestres más intensos de la guerra que se libraron las últimas 48 horas.

Cerro Dos Hermanas
En las primeras horas de la tarde del 12 de junio, y estando próximo a una de mis baterías, alguien a mi lado gritó ¡Cuerpo a tierra!, al tiempo que un Harrier nos sobrevoló a unos 300 m de altura. El fuego, con misiles y cañones de 20 mm, se dirigía hacia la ladera del cerro Sapper Hill donde estaba la batería de cañones pesados. Temimos lo peor, pero solo tuvimos heridos leves, el cabo primero Omar Liborio y 6 soldados. Uno de los cañones quedó fuera de servicio. Los refugios para los operadores de los cañones pesados preparados por el teniente primero Luis Daffunchio limitaron los efectos del ataque del Harrier. De inmediato el mayor Carlos A. Milanese concurrió al lugar y evacuó los heridos al Hospital Militar Conjunto de Puerto Argentino, a cargo del mayor médico del Ejército Enrique M. Ceballos. La labor de todo el personal de sanidad fue encomiable y abnegada; durante el conflicto se internaron 1.990 pacientes.
A todo esto, según el general Mario B. Menéndez, el presidente de la Nación, miembro de la Junta Militar y comandante en jefe del Ejército, general Leopoldo F. Galtieri, dijo en Buenos Aires: “Yo conozco todas las dificultades que tienen pero hay que aguantar. Los veo muy apegados al terreno. Hay que tener más movilidad” (Túrolo, C., Malvinas: Testimonios de su gobernador, Ed Sudamericana, Pág. 261).
Muestra clara de soberbia y desconsideración, no exenta de cobardía y desprecio por sus subordinados. Él, y sus presuntos asesores -principalmente los del área de logística, los generales Eduardo A. Espósito y Gerardo J. Núñez-, no podían ignorar que en esos días carecíamos del indispensable combustible, de la necesaria movilidad aeromóvil, y de munición de artillería terrestre y antiaérea; y que en algunas unidades el racionamiento diario se reducía a un magro desayuno (mate cocido y una rebanada de pan), con lo que muchos de nuestros hombres recibían solo alrededor de 2.000 calorías, cuando las necesarias en ese lugar para un combatiente eran de no menos de 5.000 calorías diarias. Además carecíamos de raciones de combate, nunca llegaron. Ignoraban que todas las tropas estaban expuestas a bajas temperaturas, lluvia, nieve esporádica, humedad y vientos helados.
No obstante, uno de los responsables de la desatención de los combatientes, el citado general Núñez, dijo en Buenos Aires a algunos familiares de los combatientes: “Soy responsable de la logística, no tienen problemas de abrigo y les aseguro que no pasarán frío y volverán más gordos”. Totalmente falso e insensible, rayano a una lesa profesionalidad.

(Foto: Eduardo Farré).
La ofensiva británica sobre Puerto Argentino continuaría hasta el 14 de junio. En ese lapso se desarrollaron las acciones terrestres más intensas de toda la guerra. Ante lo narrado hasta ahora en distintas entregas, es lamentable y triste escuchar a un exgobernador de una provincia y actual diputado de la Nación, al referirse tangencialmente a la Guerra de Malvinas en un programa televisivo a 38 años del conflicto, calificándola como “el fiasco de Malvinas”. Podría serlo para los políticos que concurrieron, junto con Jorge Rafael Videla, a la jura del gobernador Mario B. Menéndez, en Puerto Argentino, el 7 de abril de 1982; pero no para los que combatieron, y muchos de ellos murieron, por un sentimiento del pueblo argentino. Recordemos juntos la sentencia de nuestro Libertador: “Un derrota peleada vale más que una victoria casual”.
Fuente: Infobae
Últimos combates: El Batallón de Infantería de Marina Nº 5 en Malvinas
Esta Unidad, elogiada por los británicos, se destacó debido al heroico y aguerrido comportamiento en la batalla por el Monte Tumbledown, provocando numerosas bajas al Batallón de Guardias Escoceses, Galeses y Gurkas que atacaron esa posición. También apoyó a comandos argentinos y a camaradas del Regimiento 7 en la Batalla del Monte Longdon, combatiendo aún después de la rendición formal, hasta agotar la munición.

Sobre fines de mayo y los primeros días de junio, la Fuerza de Desembarco británica arribó a la zona del Puerto San Carlos, distante a 180 km de Puerto Argentino, e inició su campaña terrestre en aproximación hacia Puerto Argentino, la cual se concretó el 14 de junio con la caída de la capital.
Las primeras alturas que cayeron fueron Pradera del Ganso –distante del objetivo británico–, Monte Harriet y Monte Dos Hermanas, defendidos por el Ejército Argentino, y posteriormente entraron en el dispositivo de la Infantería de Marina que tenía como núcleo al Batallón de Infantería de Marina Nº 5 (BIM5), apoyado por la Batería “Bravo” del Batallón de Artillería de Campaña Nº 1 Ec.
Los combates principales en los que intervino la Infantería de Marina fueron Monte Longdon, Monte Tumbledown, Sapper Hill y Pony´s Pass; y en los días intermedios, se produjeron los combates de artillería y los ataques aéreos.

En la noche del 11 al 12 de junio, en el Monte Longdon, bajo responsabilidad del Regimiento de Infantería Nº 7 (RI7) del Ejército Argentino, con una Sección de Ametralladoras 12,7 de la Infantería de Marina se produjo un cruento combate. Tal fue la magnitud y la violencia del ataque que obligó a las tropas del RI7 a replegarse por esa fuerte presión.
Debido al tipo de armamento que tenían, las tropas de la Infantería de Marina no pudieron replegarse. El Cabo Segundo Carlos Colemil, que tenía que llevar el mensaje del Jefe de Sección de replegarse, fue herido y no pudo llegar a informar a las tropas el repliegue.
Heroicamente, la ametralladora Nº 4 del Batallón de Apoyo Logístico (BICO) –a cargo de los conscriptos de Infantería de Marina Jorge Inchauspe, Sergio Giuseppetti, Jorge Maciel y Luis Fernández– mantuvo su posición. Ellos cuatro detuvieron a toda una compañía británica de casi 120 hombres, lo que les costó la vida. Por su épico accionar el resto de la tropa pudo salvarse, teniendo seis bajas, pudiendo haber sido muchas más.
Durante la noche del 12 de junio la presión británica fue en aumento y se produjo un duelo de artillería cuyos fuegos se fueron incrementando, batiéndose con las consiguientes bajas y destrucción de posiciones. Esto anticipaba con mayor firmeza que se avecinaban los momentos más críticos.
El ataque principal lo sufrió la Compañía “Nácar” del BIM5, particularmente la Cuarta Sección a cargo del Teniente de Corbeta Carlos Daniel Vázquez, la noche del 13 de junio, por parte de la Guardia Escocesa, la Guardia Galesa y Gurkas.
Esta sección soportó tres intentos de avance enemigo en los cuales los ingleses no pudieron derribarlos ni sobrepasarlos. Pero en la mañana del 14 de junio, el Jefe de Sección visualizó la falta de reserva de munición y, como no llegaban los apoyos, no tenían capacidad de combate para responder otro asalto y había tropas heridas, por lo que decidieron rendir su posición. En este combate murió honorablemente el Suboficial Primero Julio Saturnino Castillo.

Paralelamente, la Compañía “Obra” del BIM5 sufrió ataques sobre Pony´s Pass donde se ofreció combate, pero la superioridad enemiga obligó a replegarse al Jefe de Compañía. Para el 14 de junio, el BIM5 concentraba prácticamente toda su unidad en inmediaciones de Sapper Hill, bajo una fuerte presión de ataque de artillería y ataques aéreos.
El Monte Tumbledown fue el último punto estratégico defendido por los argentinos antes de la derrota en la Guerra de Malvinas.
En la mañana del 14 de junio, con Puerto Argentino prácticamente rodeado, el Gobernador, General Mario Benjamín Menéndez, decidió la rendición de la Plaza. El BIM5 inició su repliegue, según las órdenes que había recibido, pero dejó una fracción en la retaguardia de combate en Sapper Hill, que era la última altura. Esta fracción, cubriendo la retaguardia del batallón que se replegaba, se enfrentó a una sección de Infantería Británica que desembarcó en helicópteros, desarrollándose el combate de Sapper Hill, donde se produjeron las últimas bajas.
A partir de ese mediodía del 14 de junio, dada la orden de deponer las armas, los infantes de Marina pasaron a condición de prisioneros de guerra de las tropas británicas que iban tomando las distintas posiciones. Inicialmente estuvieron bajo control de los paracaidistas británicos que fueron luego reemplazados por royal marines británicos, que no habían estado empeñados en combate.

La Infantería de Marina fue concentrada en el aeropuerto durante cuatro días, hasta que fueron transportados al transporte polar ARA “Bahía Paraíso” y al rompehielos ARA “Almirante Irízar”, buques hospital reconocidos por la Cruz Roja Internacional, para ser trasladados al continente. “Bienvenidos Infantes de Marina” rezaba un cartel en la cubierta del buque esperándolos.
Desde el 2 de abril hasta el 14 de junio de 1982, murieron 35 infantes de Marina en combate, sin considerar a los heridos. El primero en caer en la guerra y el último fueron infantes de Marina. Malvinas generó en cada integrante de ese componente de la Armada Argentina un sentimiento particular e íntimo.
Hoy, 39 años después, la misión sigue inscripta en sus corazones, que se convirtió en el campo de batalla más real y humano que todo hombre puede tener.
Fuente: Gaceta Marinera
La ingeniosa Instalación de Tiro Berreta en Malvinas
Lanzar un misil Exocet desde tierra era impensado en 1982. Menos para ellos, quienes cambiaron un poco el curso de la guerra.

La carencia de munición y medios ofensivos adecuados era crítica, y el ingenio debió suplir su falta:
“…en el más absoluto secreto, los argentinos montaron un misil Exocet sobre una precaria construcción terrestre y desarrollaron durante semanas la ingeniería necesaria para hacerlo operativo.
El sistema fue llamado humorísticamente “ITB”, sigla de “Instalación de Tiro Berreta” («berreta» significa “de mala calidad”).
“Porque era feo, improvisado… una berreteada”, cuentan Antonio Shugt y Luis Torelli, quienes lo idearon en sólo tres días, junto con el Capitán de Navío Julio Pérez.
Berreta, berreta, pero ese invento argentino dejó fuera de combate a un buque inglés, en los últimos días de la Guerra de Malvinas.
La “inventiva bajo presión” (así se lo calificó en un congreso internacional de historia militar en Europa), llevó a dos civiles de la Armada y a un militar ingeniero a desarrollar un lanzador de misiles Exocet nunca antes imaginado; y a ser usado con éxito en una de las batallas más cruentas del conflicto con Gran Bretaña, el 12 de junio de 1982, en el Monte Dos Hermanas.
En el Taller de Misiles, Antonio y Luis alcanzaron a conocer los Exocet como la palma de sus manos.
Antonio y Luis tenían 22 y 24 años cuando el Capitán Pérez, su Jefe en la División de Misiles del Arsenal Naval Puerto Belgrano, les encomendó una misión que parecía imposible: lograr disparar un misil Exocet Mar-Mar 38 desde la costa para contrarrestar el bombardeo británico sobre las defensas de Puerto Argentino.

Luis, Antonio y el Capitán Pérez, en 1982.
—Sí, se puede —dijeron ellos.
—¡Es para ya, eh! —les advirtió el jefe.
Luis llevaba 6 años como civil de la Armada y 3 como técnico electrónico en la División Misiles del Arsenal. Junto con Pérez y Shugt había estado en Francia, donde se fabrican los Exocet, cuando la Argentina los adquirió. Por eso su conocimiento sobre el arma.
Es así como en el más absoluto de los secretos se encerraron a principios de mayo en el Taller a tirar ideas, planos, cables…
“No existía ni en la Armada ni en ningún lado —dice Luis, que explica— el misil sólo no hace nada; necesita una instalación de tiro, que es una serie de equipamientos que le dan la orden al misil para ser lanzado, información de blanco, condición de tiro, situación de vuelo… Había que construir algo así, pero debía ser portátil, móvil, transportable.”
“El jefe quería diseñar un circuito totalmente nuevo, pero no teníamos tiempo. Así que nos pareció más práctico usar lo que ya existía: la instalación de tiro de un buque, que es un cuarto grande lleno de equipos que tarda un año en instalarse. Se usó la de uno de los destructores viejos. Había que desmontarla y reducir eso”, relata Antonio.
Al tercer día salieron del taller con la idea de hacer algo con los equipos más vitales, y al resto fabricarlos de manera más sencilla.
¡Fue una apuesta! Y dio resultados. Probaron el sistema con un simulador de misil en el destructor “Seguí”. En la cubierta habían armado una carpa para que no los espiaran los satélites enemigos, pero con el sistema y el misil solo no podían hacer nada. Había que pensar la rampa de lanzamiento.
“A alguien se le ocurrió ponerlas arriba de un acoplado. Así que sacaron las rampas del buque y se las puso sobre un carro. La parte electrónica se hizo con un sistema de alimentación de unos antiguos reflectores de arco de la Infantería de Marina que era móvil. Quedó el lanzador y una unidad de control y comando en otra unidad. Todo eso interconectado”, cuenta Luis.

Lo construyeron volando, trabajando todo el taller en dos turnos las 24 horas, de 6 a 19 y de 19 a 6. Los Talleres Generales hicieron la parte mecánica. Y quedó.
Fue todo urgente. A las 4 de la tarde lo probaron y a las 6 ya estaban en la Base Espora subiéndolo a un avión Hércules de la Fuerza Aérea para llevarlo a las islas y usarlo en batalla.
A Malvinas fue el Capitán Pérez. Él iba a operar la ITB con los tenientes de fragata Edgardo Rodríguez y Mario Abadal. Por ser civiles, a Luis y Antonio no los mandaron.
El ITB pudo llegar a las Malvinas el 31 de mayo, después de varios vuelos esquivando los radares británicos.

Cada uno de los dos carromatos pesaba 5.000 kilos. Desplazarlo en Malvinas era muy difícil. Solo se podía por la ruta que iba al Aeropuerto porque en la tundra se hundía.
Habían designado un sitio a 300 metros del mar frente al aeropuerto de Puerto Argentino, al sur del archipiélago (ver mapa). Los componentes estaban dispersos, lejos del lanzador, para evitar ser detectados. Se apostaban alrededor de las 18 cuando oscurecía. Dos horas tardaban en instalar la ITB. Y estaban hasta las 3 o 4 de la mañana en posición. De día la desmontaban para evitar que los vieran los satélites. Durante 12 días montaron y desmontaron todo el equipo, esperando el momento ideal.

(Emplazamiento de la ITB)
Con un radar del Ejército que operaba el oficial retirado Carlos Ríes Centeno, que había viajado como documentalista, se rastreaban los movimientos de los buques. Era un radar antipersonal que operaba con otro tipo de datos y había que convertirlos en información que les sirviera a los sistemas del Exocet. Combinada con la que enviaba otro radar de vigilancia se pudo determinar la derrota por donde pasaban todas las noches los buques ingleses.
Una madrugada, el Capitán Pérez y su gente hicieron el primer lanzamiento, pero el equipo tuvo problemas de conexión y el misil no salió.

“El único componente inglés que tenía la ITB falló: un diodo sin valor. Pero dio la casualidad de que la Artillería Antiaérea de la Infantería de Marina tenía exactamente el mismo que se nos había quemado”, contó el Capitán Pérez.
El segundo día hicieron otro lanzamiento. Esta vez falló por un error humano con los cálculos de los datos de radar.
A la tercera o cuarta noche ya no pasaban los buques ingleses. Nada cerca en los radares.
“Ya era cerca de la madrugada y a uno de los tenientes de fragata se le ocurre hacer algo que solían hacer de guardiamarinas en el terreno y les resultaba: bailar a lo indio alrededor de un árbol para invocar la lluvia. ‘¿Y si hacemos una vuelta?’, dice. Imagínese a dos tenientes y un capitán haciendo eso. Nos llegan a ver…”, dice Pérez.
Pero en un momento dado, Pérez les dice: “Ahora, que no nos ve nadie. Y en el medio de la oscuridad dimos dos vueltas al carromato cantando como los indios. Crease o no, a la media hora nos avisan que había un buque inglés en la zona”.
El ataque
12 de junio de 1982. La artillería británica abría fuego sobre las posiciones de la defensa en Puerto Argentino y esa misma madrugada, la Argentina disparaba por primera vez en el mundo un misil Exocet desde tierra contra un buque. Ingenio argentino, dos ingenieros civiles de la Armada lo habían ideado en Puerto Belgrano y ahora estaba en las islas, en el fragor de la batalla.
A las 3,00, el HMS “Glamorgan”, que apoyaba desde el mar la avanzada británica sobre el Monte Dos Hermanas, ya había descargado casi 4 toneladas de explosivos. Los royal marines agradecieron esa ayuda, pero cuando el destructor iba a tomar otra posición entró en el alcance del radar de la ITB.

A las 3,00 del 12 de junio un reducido grupo liderado por el entonces capitán de fragata Julio M. Pérez logró dispararlo con resultado eficaz.
“Actualizo rumbo. Tri, cinco, ocho, cero. Distancia 29.960 [metros]”, se oye a Ríes Centeno por el intercomunicador.
«Detectan un buque y lanzan»


A bordo del destructor misilístico clase County HMS Glamorgan, el oficial de navegación Ian Inskip detecta el misil en trayectoria y ordena lanzar contramedidas y virar el buque intentando ofrecer la popa.
“Nuestro radar alcanzaba a 30.000 metros nada más —explicó el Capitán Pérez—. Había poco tiempo para introducir los datos y efectuar el tiro. ¡Pudimos!”
Fogonazo en la madrugada seguido por una estela serpenteante y un sonido a turbina que se pierden en la oscuridad del horizonte.
Esa luz brillante que se aproximaba capturó la mirada de todos en el puente de comando del “Glamorgan”. Desde la costa también la vieron.

Eran las 3,36 y en los radares del Glamorgan tardaron nada en darse cuenta de que estaban siendo atacados por un Exocet. No alcanzaron las maniobras para evadirlo y el misil entró por la popa.
La tercera fue la vencida. ¡El Exocet dio en el blanco!
“3,37. ¡Boom! El buque se movió como si chocara contra el muelle. Nos quedamos sin luces. Fue un caos”, contó un tripulante del buque inglés.
El misil alcanza al buque por la banda de babor en el hangar de helicópteros, destruyendo al helicóptero Wessex, matando a trece hombres y provocando un fuerte incendio.
El Exocet MM-38 lanzado con la ITB había hecho blanco.

Los daños provocados por el Exocet argentino dejaron al buque británico fuera de combate.
“El helicóptero en el hangar del buque estalló y la noche se volvió día con llamas de 300 metros que sobrepasaban el mástil del buque”, relató el oficial británico que intentó evadir el misil argentino.

El impacto dejó un hueco de 4 metros de diámetro en la cubierta y de metro y medio en la galería inferior. La explosión se vio desde Darwin y Pradera del Ganso. Tardaron 4 horas en apagar los incendios. El “Glamorgan” tuvo 14 víctimas y una veintena de heridos.
Renqueante y echando humo, el destructor se aleja.
Sobrevivirá, pero la guerra acabó para él.

Un sentimiento muy parecido a la histeria recorre al almirantazgo inglés.
Si la aviación argentina ha conseguido más misiles Exocet, entonces la situación actual de toda la flota es muy peligrosa y lo que ya parece una inminente victoria puede tornarse en un nuevo desastre.
Londres mueve todos los hilos posibles para saber de dónde ha salido ese misil, pero nadie parece saber nada.
En realidad, la aviación argentina no ha conseguido ningún nuevo misil.
Tampoco es el primer Exocet que se dispara contra un buque británico desde Isla Soledad (el primero falló sin ser detectado).
“…Pero de momento, la acción contra el Glamorgan, detiene el ataque terrestre británico durante todo el día 12, pues el apoyo desde el mar ha quedado en entredicho.
La guerra de Malvinas terminó 2 días después, con la rendición argentina. Severamente averiado, tardaron un mes en reparar al “Glamorgan” para poder volver a su país. 4 años después fue desafectado del servicio y vendido a la Armada de Chile. Desafectado en 1998, se hundió en 2005 en el Pacífico cuando lo remolcaban para desguace.
¿Qué pasó con la ITB después de la guerra? ¿Dónde quedó?

Los restos del invento argentino no volvieron a verse en las islas, pero el legado perdura.
“No sabemos —dice Antonio—. Se lo llevaron los ingleses. Yo escuché de un francés que lo tenían en un museo de armas de guerra. Los ingleses hicieron una versión mejorada llamada Excalibur y la instalaron en el peñón de Gibraltar.” Se llama Excalibur, como la espada del rey Arturo clavada en la piedra.
“Se basaron en nuestros diseños. Sin dudas. Tendríamos que haberles cobrado la patente”, dice Luis, un poco en broma y un poco en serio.
Cuando terminó la guerra, el Capitán Pérez y los otros oficiales se preparaban con granadas de mano para volar la ITB, pero les ordenaron dejarla así, “para que los ingleses se enteren con qué les dimos”.
“Siento el orgullo de haber trabajado en algo que funcionó”, dice Antonio.
El accionar de los militares argentinos en la Guerra de Malvinas fue épico y heroico. Incluso los ingleses lo rememoran. Uno de los oficiales británicos que murió en el “Glamorgan” le contaba a su familia en varias cartas previas al ataque que “la valentía de los argentinos demuestra que tienen mucho más que un tibio interés en estas islas. Son mucho más patriotas con respecto a las Malvinas que nosotros”. Igual de épico y heroico fue el trabajo de estos civiles de la Armada para desarrollar un dispositivo nunca antes imaginado.

Malvinas: Operaciones aéreas del 12 de junio

La situación en Malvinas
Al comenzar el día, las fuerzas británicas iniciaron la embestida final. Avanzaron desde el Monte Longdon y Two Sisters; se produjeron recios combates cuerpo a cuerpo que ocasionaron bajas en ambos bandos. Los ingleses no sólo usaron su infantería, sino que también fueron apoyados por el fuego naval y la artillería de campaña. Por el norte, Drunken Rock, aparecieron treinta vehículos tipo Scorpion, en dirección a Monte Longdon.
Las fuerzas argentinas, en el frente oeste, se replegaron hacia Puerto Argentino, mientras la artillería mantuvo el hostigamiento sobre las posiciones de artillería enemiga en la zona norte de Monte Kent y North Basim. Batió, asimismo, un helicóptero enemigo, 16:00. Entre las 04:30 de este día y las 08:00 del siguiente, la artillería (EA) consumió, aproximadamente, 2.500 proyectiles y efectuó numerosos cambios de posición. La defensa terrestre se rehizo más atrás y cerró el dispositivo.
El avance enemigo, desde el sudoeste (Monte Harriet) logró progresos significativos tomando esa altura a mediodía. El BIM 5, duramente castigado, mantuvo su posición en Monte Tumbledown.
El primer lanzamiento de un misil Exocet desde tierra
En la madrugada, se lanzó un Exocet (03:42), contra uno de los buques que proporcionaba apoyo de fuego naval a la zona de combate. Esta vez funcionó el mecanismo y se produjo el impacto en la popa de la fragata HMS Glamorgan, a dieciocho millas al sur; destruyó el helicóptero, mató a trece tripulantes e hirió a diecisiete más.

Del libro “Cartas de un Marino Inglés“
En la noche del 11 al 12 de Junio, el HMS “Glamorgan” realizó un nuevo cañoneo desde una posición muy próxima a tierra, a no más de quinientos metros de la costa. A las 06,00 hs, como en oportunidades anteriores, los cañones cesaron el fuego y el buque se dispuso a alejarse hacia mar abierto.
Los argentinos habían montado un misil Exocet sobre un camión y eligieron ese momento para dispararlo. Desde el buque lo vieron cuando se aproximaba y para defenderse dispararon uno de sus propios misiles antimisil, pero falló en su propósito de causar la explosión del Exocet y solamente logró desviarlo un poco de manera que, en vez de producirse el impacto cerca de la línea de flotación – lo que hubiera logrado su hundimiento- dio de lleno en la cubierta de vuelo, antes de explotar hacia abajo afectando la cocina.

Trece hombres perdieron la vida; los que fueron entregados a las profundidades del océano en la posición 51º 50′ 50″ S / 53º 31′ 80″ O, a 288 kilómetros hacia el este de las islas Malvinas, en la tarde del 12 de junio.
Acciones aéreas enemigas
La aviación británica atacó a las posiciones de artillería argentinas y a la BAM Malvinas, y mantuvo algunas PAC de intercepción.

Hubo aviones que recibieron impactos de armas livianas por parte de nuestra infantería. Uno de ellos, el del Flt Lt (RAF) Murdo Macleod, retornó al HMS Hermes casi incendiándose, pero logró aterrizar quedando fuera de servicio (del libro “Air War South Atlantic”, pág. 203).
Un Vulcan, operando desde Ascensión (Flt Lt Withers), alcanzó Puerto Argentino y bombardeó la BAM Malvinas a las 05,50.
El accionar de la Fuerza Aérea Sur

Misiones de bombarderos Canberras MK-62
En las primeras horas, para satisfacer los requerimientos del Teatro de Operaciones Malvinas, la FAS lanzó dos secciones de Canberra MK-62. Misión: atacar con bombardeo horizontal posiciones de Bluff Cove.
Dos Canberra MK-62, indicativo “Tauro”, armados con cuatro bombas retardadas por paracaídas de 1.000 lbs.
Misión: ataque a objetivo terrestre en Bluff Cove.
Tripulación 1: Mayor Ramón Vivas, primer teniente Jorge Rocco.
Tripulación 2: Capitán Roberto Pastrán, Capitán Fernando Casado. Despegaron de Río Gallegos a las 21,30. Iniciaron navegación baja y a 35 MN antes de la isla San José, al eyectar los tanques externos se desprendió solamente uno en cada avión. Ambos aviones quedaron asimétricos. La sección debió retornar a Río Gallegos donde arribaron a las 02,30.
Dos Canberra MK-62, indicativo “Acuario”, armados con dos bombas MK-17.
Misión: ataque a objetivo terrestre en Bluff Cove. Tripulación (1) Capitán Juan Freijó, primer teniente Armando Dubroca. (2) Capitán Alfredo Bredeston, Ten Carlos Mondino. Despegaron de Río Gallegos a las 00,20 y a 10 MN el nº 1 regresó a Trelew por fallas en los instrumentos de navegación. Siguió sólo el Capitán Bredeston y su navegador, alcanzó el objetivo material a la 01,20 (el único de los cuatro Canberra) y lanzó sus bombas alcanzando el objetivo previsto.

Este avión, lamentablemente, no llevaba las cuatro bombas MK-17 ordenadas sino solamente dos, debido a las fallas en el servicio de armamento en su base de despliegue (BAM Río Gallegos), que no tuvo tiempo para configurar el avión de acuerdo con lo ordenado. La tripulación encontró sobre el objetivo material stratus a 700/800 metros. Estimó que lanzó su armamento a 5 MN al oeste del objetivo. A nivel de vuelo 1500 pies, dejaron la isla, pusieron 210º durante 60 MN, luego 280º y proa a Río Gallegos.
El emotivo relato de un piloto de Malvinas

El primer teniente Jorge Julio Segat vive en Menoza. Recordó los míticos vuelos nocturnos y al ras del mar en los aviones Canberra.
El 12 de junio de 1982, y pese a la crítica situación que se vivía en Malvinas, los aviones BMK-62 Canberra se destacaban con sus bombardeos nocturnos.
Durante una de las misiones, el avión tripulado por el capitán mendocino Eduardo Oscar García Puebla y el primer teniente Jorge Julio Segat, al volar al ras del agua, se desviaron del rumbo y se encontraron con la flota. Pegados al mar y en plena oscuridad, cruzaron entre dos fragatas sin ser vistos. Lograron llegar al objetivo y bombardearlo con precisión.
“El avión que volábamos nosotros, que era inglés, era comandado por el piloto mendocino García Puebla y por mí, que era el sub bombardero. Cumplíamos funciones combinadas”, comentó Segat, quien vive en Mendoza desde el año 2004.

“Yo operaba el armamento y las comunicaciones y la navegación para llegar al blanco. Tenía 31 años en ese momento. Todos los pilotos que combatían tenía, adiestramiento de combate, eso lleva muchos años de enseñanza”, contó.
“Cuando había mucho viento la bruma salpicaba en el parabrisas”
Segat recordó los míticos vuelos al ras del agua en el Canberra, y narró: “Por el tipo de avión solíamos volar bajo y a velocidad, por lo que sorprendíamos al blanco. Cuando había mucho viento la bruma salpicaba en el parabrisas”.
“Fue impactante”, dijo al referirse a la noticia de que debían partir a Malvinas. “Con García Puebla ya teníamos la idea de que los ingleses podían desembarcar y nos pidieron que nos preparáramos para salir. Ya estábamos con el equipo listo cuando a la tarde tuvimos que participar del ahora nombrado ‘bautismo de fuego’ del 1 de mayo”.
Segat también recordó el momento de la retirada, y contó: “En una maniobra sentimos un simbronazo en la parte de atrás del avión, seguimos volando rasante metidos entre las nubes para que no nos detectaran y no hubo más acción hasta que cayó la noche y volando rasante, entre llovizna y agua nieve, tuvimos que subir porque empezábamos a quedarnos sin combustible. Pedimos aproximaciones para volver a Trelew, llegamos de noche, nos recibieron quienes habían vuelto y nos enteramos que el primer día de combate ya nos habían derribado un avión. Murieron dos compañeros”.
“Moore dijo que quería saber cómo podíamos bombardear de noche y pegar en el blanco”
Los vuelos del Canberra y el heroísmo de los aviones argentinos en Malvinas dejaron impresionados a los ingleses. “En un comentario, el General Moore dijo que quería saber cómo podíamos bombardear de noche y pegar en el blanco”.
“Al volver teníamos que hacerlo rasante porque también nos veían los chilenos y avisaban”.

Según el ex comodoro, “fue todo parte del entrenamiento. Solíamos enviar soldados camuflados atrás de las líneas inglesas que informaban sobre la ubicación y su avance. Esa información llegaba a la Central de Operaciones. Una vez teniendo esa información salíamos rasantes en el despegue, tenía que ser así porque los chilenos les avisaban de estos despegues. Al volver también teníamos que hacerlo rasante porque también nos veían los chilenos y avisaban”.
“Nos habíamos convencido de que lo que estábamos haciendo era por una causa justa y una patria grande”.
Segat recordó qué es lo que se sentía el hecho de salir a volar en esas condiciones sobre el mar. “Se siente mucho miedo salir a volar sobre el mar sin saber si se vuelve. Pero solíamos encontrarnos en la cabecera de pista y rezar una oración y nos encomendábamos a Dios.
Nos habíamos convencido de que lo que estábamos haciendo era por una causa justa y una patria grande. Y lo hicimos, y de hecho los ingleses quedaron sorprendidos. Durante tiempo me llegaron cartas de soldados ingleses preguntándonos cómo hacíamos para dar en el blanco de noche. Les decía que era un secreto profesional”.

“Sabíamos que estábamos peleando contra una generación técnica mejor”
Segat también se refirió a la brecha armamentista entre ambos países, y dijo: “Sabíamos que estábamos peleando contra una generación técnica mejor. Pero había que hacerlo, estaba decidido. Peleábamos con tecnología de la década del 60, y se notó”.
El ahora “mendocino por opción”, tal cual dice él mismo, narró su vida en la actualidad:

“En el año 2004 me vine a vivir a Mendoza. Me retiré como Comodoro en el 2005 y nos vivimos a vivir con mi esposa y mi hija acá, que hoy tiene 31 años. Mi compañero me preguntaba cómo me iba a ir sin conocer Mendoza. Así que lo hice”.
“Pienso en Malvinas cuando veo cómo se desangra este país”
“Pienso en Malvinas cuando veo cómo se desangra este país, cuando uno piensa cómo se sacrificó y cuántos compañeros murieron… A veces pienso que si algo hubiera pasado hubiera sido en vano todo eso, pero no hay mejor hecho que el que un hombre defienda su tierra”.
Finaliza la Batalla del Monte Longdon y el HMS Glamorgan es impactado por un Exocet disparado desde la costa

12 de junio de 1982. La nubosidad del clima en el área fue el perfecto acompañamiento para los resultados de la Batalla del Monte Longdon.
Frente: Puerto Argentino

Al comienzo del día, aproximadamente a las 02:45 horas los británicos dieron una de sus últimas avanzadas principalmente desde Monte Longdon y Dos Hermanas, produciendo diversos combates cuerpo a cuerpo, en uno de los cuales desgraciadamente falleció el Teniente Ramos del Ejército Argentino. En añadidura al avance en el oeste, el enemigo se abrió paso junto a treinta vehículos Scorpion, también en dirección hacia Monte Longdon. Como resultado, nuestras fuerzas debieron replegarse hacia Puerto Argentino, exceptuando a nuestra artillería que mantuvo su accionar eficaz, batiendo contra un helicóptero británico alrededor de las 16:00 horas, sin parar. Se reporta que continúan firmes en sus posiciones aún ahora.

Regimiento de Infantería 25
Continuando con la historia desde la madrugada, para las 04:00 horas ya se supo que el frente terrestre cedería cada vez más: las tropas continuaron replegándose sobre el Monte Kent, para que además sufran un ataque en la zona de despliegue a las 06:00 horas. A las 08:00 horas, fue relvado el servicio de armas de la batería 20 mm. A espaldas del Regimiento de Infantería 25 y ya para las 15:00 horas, nuestra tropa reforzó la columna norte del otro lado de la bahía, a pesar de los intentos de ataque del enemigo. A modo de acompañamiento, el RI25 fue trasladado al frente oeste.
Ya para el mediodía, el avance enemigo desde el sudoeste, más específicamente desde el Monte Harriet, logró progresos significativos, aunque nuevamente nuestras posiciones se mantuvieron firmes junto al BIM 5, en Monte Tumbledown.
Fallecen tres civiles: Debido a los cañoneos navales que se sufrían en Puerto Argentino, un proyectil impactó en la casa vecina a la que servía de alojamiento al personal superior del gobierno militar, causando la muerte de los únicos tres civiles del área.
El HMS Glamorgan es atacado por un misil Exocet

A penas una hora después de reportar los avances enemigos en el oeste, nuestros combatientes lanzaron desde tierra un misil Exocet MM38 contra uno de los buques que proporcionaba apoyo de fuego naval al enemigo: el HMS Glamorgan. El impacto fue exitoso en la popa del mismo, destruyendo su helicóptero y causando la muerte de trece tripulantes, además de diecisiete heridos en total. El exitoso ataque a la fragata HMS Glamorgan demuestran la pericia y capacidad de los efectivos argentinos, lo cuales han improvisado en las Islas Malvinas la instalación de un sistema de defensa costera de misiles. En base a los reportes recabados, el sistema habría recibido la denominación de «ITB» por las siglas de Instalación de Tiro Berreta. El ingenio argentino, habría sido desarrollado por ingenieros de la Armada Argentina, para ser transportado en secreto a las islas a finales de mayo por Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina.

Impacto al HMS Glamorgan.
Ataques a la BAM Malvinas
La aviación del combatiente europeo ejecutó misiones de ataque hacia nuestras posiciones de la Base Aérea Militar Malvinas, además de mantener algunas PAC de intercepción. Por fortuna, nuestra infantería fue capaz de interceptar algunos sistemas de armas del atacante.
Además, para las 05:50 horas, un Vulcan bombardeó la Base con catorce bombas de explosión aérea.
Accionar de la Fuerza Aérea Sur
Se le requirió apoyo aéreo masivo durante todo el día que, sin bien no se había logrado precisar posiciones, posteriormente las mismas fueron fijadas en Puerto Harriet.
Dos secciones de MK62 partieron con la misión de atacar posiciones enemigas en Bluff Cove, armados con cuatro x 1.000 lb-BTR. La primera tripulación conformada por el My Ramón Vivas y el 1er Teniente Jorge Rocco partió a las 00:20 horas. La segunda tripulación, partió a las 21:30 conformada por el Capitán Roberto Pastrán, y el Capitán Fernando Casado. Arribaron a las 02:30 horas la primera, y a las 23:40 horas la segunda.

MK-62 Canberra
En posterior, dos MK-62 armados con MK-17 y bajo la misma misión, partieron a las 00:20 horas de GAL. El primero, junto a su tripulación conformada por el Capitán Juan Feijo, y el 1er Teniente Armando Dubroca, debió regresar por lo que únicamente continuó el segundo junto al Capitán Bredeston y el Teniente Carlos Mondino.
A medida que avanzaron las horas de la tarde y se lograba localizar al enemigo en sus posiciones de artillería, se realizaron operaciones de reabastecimiento mediante el empleo de los KC-130, y operaciones de exploración y reconocimiento empleando a los F-27; B-707; C-500; DHC-6 y IA-58.
Nos encontramos a la espera de nuevos avances de las posiciones argentinas en el Teatro de Operaciones.
Fuente: https://www.zona-militar.com/
Comunicados del Estado Mayor Conjunto
Comunicado n° 150: El Estado Mayor Conjunto comunica que en el día de ayer 11 de junio de 1982, a las 23,00 hs, fuerzas británicas iniciaron un bombardeo indiscriminado sobre la ciudad de Puerto Argentino, matando a dos mujeres de 46 y 30 años e hiriendo a otras dos de 30 y 35 años respectivamente, y a dos hombres de 35 y 32 años.
Todos los afectados son residentes de las islas, Kelpers que fueron sorprendidos por el bombardeo naval en sus hogares.
En relación con el hecho señalado, este Estado Mayor Conjunto señala con especial énfasis que durante todos los bombardeos navales realizados por las fuerzas británicas hasta la fecha, jamás se había atacado la población civil, que en este caso se convirtió en blanco prioritario.
Cabe consignar que los modernos sistemas de tiro que emplea el enemigo como así también su adiestramiento y experiencia descartan que lo sucedido pueda haber sido producto de un error.
Este ataque, realizado sobre inocentes pobladores civiles, unido al efectuado por aeronaves británicas sobre el buque hospital Bahía Paraíso, llama seriamente a la reflexión sobre la falta de respeto por los derechos humanos puesta en evidencia por Gran Bretaña, actitud que sin lugar a dudas, constituye un baldón para el mundo occidental.
Todo lo enunciado contrasta visiblemente con el accionar de las fuerzas argentinas que en todo momento han actuado con el máximo de mesura y humanidad, como lo prueba el hecho de que tomaron las islas sin producir bajas entre las fuerzas británicas, los habitantes ni afectar sus bienes y/o propiedades.
Comunicado n° 151: El Estado Mayor Conjunto comunica que en la madrugada de hoy, 12 de junio de 1982, fuerzas británicas iniciaron un ataque terrestre sobre las posiciones propias en el área de Puerto Argentino.
Actualmente se libran en la zona mencionada fuertes combates.
Comunicado n° 152: El Estado Mayor Conjunto comunica que en la madrugada de hoy, 12 de junio de 1982, la aviación propia atacó e incendió a una fragata británica que estaba bombardeando la población civil de Puerto Argentino.
El citado buque quedó fuera de combate y fue abandonado por su tripulación.
Comunicado n° 153: El Estado Mayor Conjunto comunica que en el ataque llevado a cabo por unidades navales británicas contra Puerto Argentino, durante el día de ayer 11 de junio de 1982, y como resultado de haberse concentrado el fuego sobre las casas de la población civil residente en la isla, se produjeron entre sus habitantes las siguientes bajas:
• Muertos:
o Susan Whitley: 30 años, ciudadana británica.
o Doreen Bonner: 46 aós, ciudadana malvinense, nacida el 24/10/1935, pasaporte nº 32490.
• Heridos:
o Mary Goodwin: 82 años, ciudadana malvinense, muy grave.
o Veronica Fowler: 38 años, ciudadana británica, casada, maestra, nacida en Escocia el 18/10/1944, pasaporte nº 085402, heridas leves.
o John Fowler: 39 años, ciudadano británico, casado, nacido el 17/10/1943, padre de dos hijos: Rachael de 2 años y otra recién nacida, heridas leves.
o Steve Whitley: 35 años, ciudadano británico, superintendente de educación, herido leve.
Los servicios sanitarios en la zona están extremando sus esfuerzos para salvar las vidas de los cuatro heridos.
Estos ciudadanos británicos y malvinenses, muertos y heridos por la metralla británica, son los mismos que el Gobierno británico pretende proteger y en defensa de cuyos intereses dice librar esta lucha por una tierra que ha usurpado y que por ende no le pertenece.
Comunicado n° 154: El Estado Mayor Conjunto comunica que el 12 de junio de 1982 se han llevado a cabo las siguientes acciones de combate:
1. A las 02,50 hs el enemigo comenzó el avance de sus tropas con un total aproximado de 4.500 hombres, muy bien equipados, con armamento de alta tecnología, aprovechando la línea de cerros en dirección a Puerto Argentino.
2. Las tropas enemigas conquistaron Monte Dos Hermanas y parte de Monte Harriet. En el frente, determinado por los Montes Longdon y Harriet, fueron contenidas por fuerzas argentinas. A posteriori éstas se reagrupan al Este del Monte Harriet ocupado actualmente por el enemigo a fin de estabilizar la situación que es la que se mantiene en la actualidad.
3. El enemigo en su avance ha penetrado 3,5 kms dentro del dispositivo de seguridad propio; esta situación no configura por sí un hecho determinante de éxito o fracaso, pues depende de la concepción operativa de la defensa.
4. La situación en la actualidad se mantiene sin variantes, continuando el combate con el empleo intenso de artillería y morteros por ambos bandos.
5. Durante la luecha fue derribado un Harrier inglés y averiado otro.
6. Como conclusión cabe consignar que el desarrollo de las acciones ha permitido comprobar el empleo masivo de las fuerzas inglesas con gran disponibilidad de medios y buenos elementos de apoyo. A esta actitud se opone una fuerza propia con un buen nivel técnico, adecuadamente equipada y con excelente espíritu combativo.